Marlene Solís | Del aula de clase a la acción ciudadana y por qué yo soy Ayotzinapa
“No se maquila conocimiento se crea conciencia” Estudiante Colef
Las aulas son reducidos espacios para los jóvenes de hoy; ellos nos proponen hacer un alto en la cotidianeidad, salir a las calles, reinventar consignas, todas acciones a través de las cuales se ejerce el derecho constitucional a manifestarse frente al mal gobierno. Desde hace mucho sabemos de las limitaciones de un modelo educativo centrado en la enseñanza en las aulas, sobre todo, en esta época de cambios vertiginosos, de acceso rápido a la información, creciente centralidad de la imagen y complejidad social. No hay nada que sustituya las experiencias de vida en el aprendizaje. La construcción de ciudadanía, como experiencia, es un proceso dinámico que implica interacción, construcción de nuevos territorios, reconstrucción del tejido social e implicación en el espacio público. Los jóvenes se encuentran comprometidos con este proceso de construcción de ciudadanía, nos lo dijeron hace muy poco con el movimiento yo soy 132: ¿cómo podemos pedirles que se queden en las aulas?
Alguien me decía los estudiantes son quienes nos pueden salvar, es cierto llevan la voz, la vanguardia tal vez, son los primeros en responder, en identificarse con los jóvenes desaparecidos. Sin embargo y reconociendo que Ayotzinapa es la punta del iceberg, los sucesos de los últimos meses nos compromete por igual y es una oportunidad para todos y todas. Es un llamado para la acción ciudadana y la reflexión académica. Siendo Ayotzinapa una de las violaciones más cruentas de los derechos humanos de los últimos tiempos en México, requerimos avanzar en el fortalecimiento de los principios de justiciabilidad y exigibilidad de los mismos. Exigibilidad quiere decir capacidad individual, institucional y social para exigir nuestros derechos, por ello creo que los jóvenes solamente nos pueden salvar si la sociedad civil responde al llamado y redobla su presencia y participación en el espacio público. A la sociedad civil le corresponde promover y llevar hasta sus últimas consecuencias la demanda por una reforma del Estado. Recordemos que cuando llegó la alternancia con Vicente Fox, algunos pensaron que ésta sería posible, pero después de doce años de panismo se transitó por otra vía hasta llegar a lo que hoy tenemos: una presencia perversa del Estado. Por eso, se requiere un gran esfuerzo para realizar los cambios que nos demandan las generaciones que vienen, los cuales van desde la escala personal hasta la macro-social. A nivel personal, es un momento de reposicionamiento, de mantener la sensibilidad y el compromiso que ha despertado el caso de los 43 estudiantes secuestrados. Porque se requiere sensibilidad para mantener la convicción por el cambio, para evitar que algo así pueda volver a suceder, es esta sensibilidad la que nos hace detenernos y dejar que nos invada el dolor de los estudiantes por vivir una experiencia de violencia y deshumanización, tuvieron que sentirse sólo cuerpos, cosificados por sus verdugos, quienes siguieron órdenes, arrebatados también de su humanidad para poder participar de este genocidio. Dejemos un momento nuestra condición de privilegio, de académicos atrapados muchas veces por la excelencia y el discurso de la productividad, para sentir el dolor de los padres, para dejar entrar a los otros despojados y marginados a nuestro mundo ya no de papel y letras sino de corazón y sangre. Preguntémonos como democratizar nuestras vidas, cómo ejercemos el poder en la familia, en los espacios de trabajo, en las aulas, en las comunidades a las que pertenecemos. Es cierto se requiere un nuevo andamiaje institucional, pero también se requieren formas distintas de relacionarnos en la vida cotidiana. Se requiere pasar de la cultura del agandalle a la cultura de la responsabilidad con los otros, se requiere pasar de la cultura de la simulación a la de la coherencia entre el decir y el hacer. Por eso se demanda la renunciar de Peña Nieto, su divorcio de televisa y que nos diga la verdad; sería un inicio que ayudaría a marcar un antes y un después de Ayotzinapa.
Es cierto nos toca debatir, proponer, “dar luz”, orientación sobre el qué hacer, qué instituciones, qué leyes, qué formas de gobierno, pero también nos corresponde acompañar al movimiento de las víctimas, nos corresponde somos profesores y nuestros alumnos han sido objeto de violencia cruel y se encuentran desaparecidos con la complicidad del Estado. Seamos una caja de resonancia del movimiento de los padres, acompañemos su proceso, mantengamos la esperanza y la presencia de cada uno de los 43 jóvenes.
Por último, si bien son parte del Plan para la Seguridad, la Justicia y el Estado de Derecho una serie de pálidas medidas para atenuar la desigualdad social entre regiones en el país. La reforma del Estado tiene que incluir de manera clara y contundente la importancia de los derechos sociales y económicos de la población. Me parece que es necesario enfatizar el problema de la desigualdad social como detonante de las violencias en México. Llevamos varias décadas de desvaloración del trabajo de las y los mexicanos y de empobrecimiento sistemático, hace falta nombrar este proceso como parte de las violencias, hace falta mayor reconocimiento de la violencia económica de la que hemos sido sujetos, entendiendo que ésta se refiere a toda acción u omisión del Agresor (en este caso el Estado) que afecta la supervivencia económica. Es evidencia de esta violencia la diáspora de los mexicanos hacia los Estados Unidos y la frontera norte de México ocurrida desde los años ochenta hasta parte del dos mil. Estos procesos fueron líneas de fuga que hoy en día se encuentran agotadas, por eso y más sigamos siendo Ayotzinapa.
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Hace más de un mes, quien esto escribe se quejaba que el Blog de COMECSO había tardado casi un mes en recibir las primeras colaboraciones reflexionando o analizando la tragedia/masacre de Ayotzinapa. Han pasado otras tantas semanas y debo reconocer que en las aportaciones compartidas en este Blog (perdón, Bitácora de las Ciencias Sociales) he encontrado análisis y reflexiones sumamente interesantes que no he encontrado en las tradicionales columnas de colaboradores de distintos periódicos. Todo un lujo.
Pues bien, tras el éxito del Blog de COMECSO, ya puestos a seguir provocando, uno esperaría que en los próximos meses el COMECSO organizara un simposio o un seminario para seguir ahondando en las reflexiones y análisis sobre Ayotzinapa. A sabiendas que habrán más hipótesis y preguntas que conclusiones. Pero México está viviendo un momento histórico donde las distintas disciplinas de las Ciencias Sociales tienen mucho que decir o que aportar y el reto se vislumbra como una gran oportunidad para acrecentar la credibilidad de las Ciencias Sociales mexicanas.
Por último, le diría a la Dra. Marlene Solís que se olvidó de denunciar a aquellos profesores que en un ejercicio de facismo (sic) puro y duro, el día del último paro nacional obligaron a los estudiantes a entrar en las aulas y oir al profesor de turno. Ese tipo de humillación hacia los estudiantes que a todas luces es impropia de las Ciencias Sociales se ha dado y no se ha denunciado suficientemente.
QUE ES LA DEMOCRACIA? QUE TAN APEGADO ES EL INFORME SE LA SEP CON RESPECTO A LAS NORMALES RURALES?Se quejan de una dmaccreoia normalista cuando ellos han tratado de pervertirla con sus agitadores (esquiroles) quienes en contubernio con las autoridades en turno utilizan las herramientas de coersion de la podrida dmaccreoia mexicana. Pero que es la dmaccreoia? Es la voluntad del pueblo que se manifiesta en la voces de los asambleistas quienes resposablemente externan en el espacio comunicativo su vision de la normal que desean El informe de la SEP esta escrito por personas incondicionales al sistema politico podrido de esta dmaccreoia ausente de Mexico, por tanto nunca diran la verdad por el contrario falsearan los fatos hasta crera un INFORME FICTICIO de la realidad normalista
Buenas tardes. Coincido con Guillermo, considero necesario realizar un seminario más que simposio, desde mi reflexión, donde diversas Instituciones Educativas manifiesten el cómo se ha vivido desde cada una de nuestras trincheras esta serie de acontecimientos y que acciones desde cada uno de estos espacios se están llevando a cabo.
Creo que no sólo el problema ocurrido en «Ayotzinapa» es un indicador de la debacle institucional ocurrida en muchas regiones de México. Masacres han sido muchas y, sólo hasta ahora se ha conmovido la opinión pública nacional. Baste contar las muertes violentas ocurridas en Tijuana, Cd. Juárez, San Fernando, Tam. Zacatecas, Tampico, Tam., Reynosa, Tam., Morelia, Mich., Tierra Caliente, Mich., Sinaloa, Veracruz, Tabasco, etc, etc.cabría intentar explicar esto y orientar la posibilidad de hacer propuestas para que nunca más ocurra este trágico fenómeno, generalizado pero también muy localizado.