Revista Albores, vol. 3 núm. 5

ALBORES, Revista de Ciencias Políticas y Sociales
 julio – diciembre, 2024

Editorial

En esta edición, Albores reúne un conjunto de artículos que estudian diversas problemáticas que las democracias modernas enfrentan en varias partes del mundo. Las causas de los problemas que aquí se abordan (cooperación internacional, conflictos bélicos, acción colectiva a favor del medio ambiente, inclusión educativa, regulación del trabajo y rechazo social), se pueden entender mejor desde la perspectiva analítica que nos ofrece la filósofa y teórica política Chantal Mouffe.

Para Mouffe la novedad de la democracia moderna es que el viejo principio democrático de que el poder debe ser ejercido por el pueblo, emerge dentro del marco simbólico configurado por el discurso liberal, sin embargo, los valores centrales de la tradición liberal (la importancia del Estado de derecho, la defensa de los derechos humanos y el respeto por la libertad individual), entran en tensión con los de la tradición democrática (la igualdad y la soberanía popular). Si bien actualmente la tendencia dominante identifica casi exclusivamente a la democracia con el respeto por el Estado de derecho y los derechos humanos, se ha ido dejando de lado la importancia de la igualdad y la soberanía popular al considerarlas valores obsoletos

Lo anterior, advierte Mouffe, ha generado un “déficit democrático” en la actualidad. De modo que la articulación de las distintas lógicas de la democracia y el liberalismo genera una “paradoja democrática” que, para Mouffe, nunca va a poder superarse, pero no por ello estamos obligados a renunciar ni a la tradición democrática ni a la tradición liberal. Solamente si comprendemos la naturaleza paradójica de la democracia moderna podremos aprehenderla, ya no como la búsqueda de un inaccesible consenso, sino como una confrontación entre interpretaciones conflictivas de los valores constitutivos de la democracia liberal.

En este sentido, los problemas que se abordan en los trabajos aquí reunidos muestran esta tensión entre las tradiciones democrática y liberal. Por ejemplo, en la acción colectiva en defensa del agua en Mexicali, Baja California, o en contra de la construcción del Tren Maya en la península de Yucatán, se puede apreciar la defensa de los derechos humanos y del Estado de derecho, así como en los discursos a favor de la inclusión educativa de las personas con discapacidad en Ecuador o la búsqueda de la regulación del teletrabajo en Nicaragua, es notable la intención de afirmar el principio de la igualdad.

Otra de las grandes aportaciones de Mouffe son sus concepciones sobre el antagonismo y el agonismo. El antagonismo surge cuando la relación entre un “nosotros” y un “ellos”, que hasta entonces había sido percibida como una simple diferencia, empieza a considerarse como la que existe entre un amigo y un enemigo. No obstante, la oposición amigo/enemigo no es la única forma que puede adoptar el antagonismo. Mouffe considera que es posible distinguir entre dos formas de antagonismo: por un lado, está el antagonismo propiamente dicho, que es la lucha entre enemigos, es decir, entre personas que no comparten un espacio simbólico común. Por otro lado, existe el “agonismo”, que es una forma distinta de manifestación del antagonismo ya que no implica una relación entre enemigos, sino entre “adversarios” o enemigos amistosos, es decir, entre personas que coexisten en un espacio simbólico común, pero que quieren organizar dicho espacio de un modo diferente. En otras palabras, el agonismo es la forma democrática que toma el antagonismo.

La forma que adquirirá el antagonismo depende de situaciones históricas concretas. Esto se puede apreciar en dos de los trabajos que aparecen en este número: los referentes al rechazo social hacia las trabajadoras sexuales en Ciudad Juárez y la cooperación internacional con Colombia.

Finalmente, cabe señalar que una de las grandes lecciones de Mouffe es saber que las tradiciones democrática y liberal pueden converger en una forma pluralista de la coexistencia humana en la que puedan ejercerse los derechos, donde la libertad y la igualdad puedan arreglárselas para coexistir de algún modo. Por consiguiente, la tarea que tenemos por delante es proporcionar a la democracia moderna un contenido que permita reorientar las pasiones políticas en la dirección de la lucha democrática entre adversarios y no entre enemigos. El gran valor que tiene la democracia liberal es que permite crear un espacio en donde la confrontación agonística se mantiene abierta, en donde las relaciones de poder están siempre cuestionándose y ninguna de ellas puede obtener la victoria final.

Mario Armando Vázquez Soriano