Reflexiones acerca del coronavirus (COVID-19)
Foro Consultivo Científico y Tecnológico
Presentación
La súbita aparición de la COVID-19 y su contagio por todo el mundo han provocado una pandemia como no se recuerda otra desde la gripe española (1918-1920), que cobró la vida de millones de personas en varios países, provocó cambios en los mercados de trabajo y afectó la legitimidad de diversos arreglos políticos internos e internacionales.
Las pandemias recientes, como el SARS (2002), el H1N1 (2009), el MERS (2012), el Zika (2014), el Ébola (2014-2016), no llegaron a paralizar la economía mundial como lo ha hecho la COVID-19. Se trata de un virus nuevo que el sistema inmune de los humanos no elimina, que es tan contagioso que puede llegar a saturar los servicios de salud, aún de los países altamente desarrollados. Es particularmente agresivo con quienes tienen su sistema inmunológico comprometido, sea por edad avanzada, obesidad, diabetes, hipertensión o dislipidemia. Como no existe tratamiento, el único remedio que ha quedado ha sido tomar medidas de distanciamiento social para reducir los contagios y el número de personas que podrían acudir a los servicios de emergencia al mismo tiempo.
El avance de la pandemia en México y el resto del mundo, los informes diarios acerca del número de contagiados, hospitalizados, recuperados y fallecidos, así como sobre las condiciones que prevalecen en clínicas y hospitales, no han permitido que cobremos cabal cuenta de que, apenas se rebase la emergencia sanitaria, que será superada, se presentará una emergencia económica de grandes proporciones. Si la COVID-19 ha causado la más extendida y grave emergencia sanitaria en un siglo, estamos en la antesala de la mayor emergencia económica desde la Gran Depresión de 1929. Por eso, urge que se tomen decisiones para salir de la emergencia económica cuanto antes e iniciar la recuperación.
Esa es precisamente la importancia de este oportuno informe preparado por Alfredo Camhaji, Alicia Acosta, Rafael Iñiguez y Santiago Molina del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A.C. Aquí se presentan datos y análisis sobre la emergencia económica que ya está entre nosotros, pero que aún no vemos en toda su magnitud. El personal sanitario está en el frente de batalla en clínicas y hospitales.
Científicos que estudian la vida están tratando de producir una vacuna para contener los contagios y un tratamiento para quienes están infectados. Toca ahora a las ciencias sociales anticipar lo que sigue en materia económica y recomendar qué medidas se deben adoptar para atemperar la emergencia. Del manejo de la emergencia económica dependerán las consecuencias sociales y políticas que vendrán a continuación.
Las medidas de sana distancia y el llamado a quedarse en casa han provocado la suspensión de las actividades no esenciales en las principales economías del mundo. Esto rompió las cadenas productivas en las que se encuentran engarzados otros países, provocando despidos y la consecuente reducción de los ingresos de las personas y las familias. La reactivación de la economía mundial dependerá de que las cadenas productivas se recompongan. Los países que salgan primero de la emergencia sanitaria presionarán a los demás para que reinicien su contribución a las cadenas de las que forman parte. La recuperación de la economía mundial tendrá que ocurrir simultáneamente en todos los eslabones de la cadena productiva. Ese es el desafío para la economía mundial y para las economías domésticas.
México entró en 2019 a una recesión económica (- 0.1% del PIB). En este año de la gran pandemia, 2020, se estima que la contracción de la economía mexicana fluctuará entre -3 y -8% del PIB. La recuperación económica empezará a percibirse hasta bien entrado el 2021, pero ello depende de lo que hagamos ahora. Como venimos de un año de vacas flacas, las pequeñas y medianas empresas no pueden financiar el paro de las actividades manteniendo la nómina porque no hay ventas ni flujo de capital, pero se mantienen compromisos previos como la renta de locales, mantenimiento, agua, gas, luz, impuestos, créditos. Esa situación puede llevar a la quiebra a las pequeñas y medianas empresas, que son las que generan la mayor parte del empleo en nuestro país. Las que no quiebren se podrían descapitalizar y endeudar. Los créditos a personas y a pequeñas empresas familiares hasta por $25,000 pesos que anunció el Gobierno Federal van a resultar insuficientes para pagar sus compromisos previos. Si un elevado número de pequeñas y medianas empresas quiebra, se descapitaliza o se endeuda, la recuperación de la producción y el empleo serán más lentas, parciales, difíciles y dolorosas.
Quienes perdieron sus empleos e ingresos en la economía formal, disminuyeron también su capacidad de pagar sus gastos diarios (alimentación, renta, gas, etcétera), y otros compromisos adquiridos (crédito hipotecario, crédito personal, etcétera). La pérdida repentina de ingresos podría provocar una crisis en el sistema de pagos y que los desempleados por la pandemia caigan en las filas de la pobreza. La emergencia sanitaria produjo un nuevo sector vulnerable que no es apoyado por ninguno de los programas sociales vigentes (como las pensiones para el bienestar de las personas adultas mayores, de las personas con discapacidad, el de apoyo para el bienestar de niñas y niños, las becas Benito Juárez, jóvenes construyendo futuro, etcétera). Estos programas atienden a otros grupos de la población y deben continuar haciéndolo.
En suma, para remontar rápidamente la emergencia económica se debe, de in- mediato: 1) apoyar a las pequeñas y medianas empresas para que no se descapitalicen, no se endeuden y que apenas se levante la emergencia sanitaria puedan reiniciar actividades y reponer los empleos perdidos; 2) apoyar a quienes perdieron su trabajo e ingresos con un seguro temporal de desempleo que les permita sufragar sus gastos y compromisos durante la emergencia sin que se endeuden, comprometan su patrimonio o caigan en pobreza.
Estas medidas requerirán, sin duda, de cuantiosos recursos, pero se debe considerar con toda seriedad y responsabilidad ese gasto extraordinario. Existen fuentes para su financiamiento, como suspender algunas de las grandes obras anunciadas por el Gobierno Federal (la refinería Dos Bocas es una buena candidata porque, con la caída de los precios del petróleo, lo que se invierta en ella no se recuperará), así como aumentar impuestos, crear nuevos e incluso contratar deuda. Pasada la emergencia sanitaria no habrá asunto más urgente que la reactivación de la economía nacional y los recursos que se destinen a ese fin redituarán con creces. Ahora bien, superadas la emergencia sanitaria y la emergencia económica, otros temas de gran importancia se deberán atender. Los menciono ahora porque no debemos perderlos de vista:
- La persistente desigualdad que prevalece en el país y que ha hecho que los costos de las emergencias sanitaria y económica se distribuyan de manera sumamente inequitativa.
- La violencia criminal que no se ha reducido.
- La gran mayoría de la población ha atendido los llamados de las autoridades, pero algunos sectores han recibido la pandemia con incredulidad, otros han agredido al personal sanitario y amenazado con quemar hospitales si llevan a ellos a pacientes con COVID-19. Resulta impostergable reconstituir la confianza en los llamados de la autoridad, particularmente en situaciones de emergencia.
- La ampliación de la cobertura del sistema de salud, asegurar la disponibilidad de medicamentos y equipos, y considerar como problemas urgentes de salud pública la obesidad, la diabetes, la hipertensión, la dislipidemia. Ello implica procurar la reducción del consumo de refrescos y azucares, grasas, sal y carbohidratos, y cambiar estilos de vida sedentarios y estresantes.
- Atender algunas situaciones que se agravaron durante el confinamiento, como la violencia doméstica y el alcoholismo, así como problemas de salud mental como el duelo, la ansiedad, la angustia, la depresión, el miedo, el insomnio.
- Mantener una capacidad instalada en el sistema hospitalario que sea superior a la demanda promedio a fin de que pueda atender las emergencias que se presenten en el futuro. Es muy probable que la siguiente pandemia ocurra en esta misma década y debemos prepararnos para enfrentarla.
- Se debe revertir el deterioro del medio ambiente, de otra manera la siguiente emergencia podría no ser sanitaria sino ambiental, resultado del calentamiento global y de la alteración de diversos ecosistemas. Con ese propósito, se deberá dar prioridad al uso de energías limpias en sustitución de energías fósiles.
- Se deben revalorar las actividades esenciales que durante la pandemia no se suspendieron, desde los servicios de limpia y recolección de basura a los servicios de atención médica y hospitalaria. Todos ellos merecen un mayor reconocimiento social, mismo que debe ir acompañado de mejores condiciones de trabajo, salarios y prestaciones.
- Estar vigilantes de que el malestar provocado por las emergencias sanitaria y económica no se traduzca en malestar social que pueda ocasionar estallidos sociales e inestabilidad política.
- Fortalecer nuestra democracia y asumir que es un fin en sí mismo, no solo un medio para acceder al poder o desplazar a quienes han perdido la confianza del electorado. La democracia se debe preservar: a) como una forma de tomar decisiones vinculantes, alejadas del autoritarismo y la violencia, b) como un régimen que descansa en diversas formas de representación social y política que reciben autorización y mandatos por vías electorales y no electorales, c) que descansa en la participación de los ciudadanos no solo el día de las elecciones sino de manera continua entre las elecciones, d) que requiere de procesos abiertos de deliberación mediante los cuales se examinen las motivaciones y fundamentaciones de las propuestas y decisiones de las autoridades públicas y se evalúen los resultados de sus acciones y omisiones, y e) de un entramado institucional que ponga coto a la arbitrariedad y al abuso, mantenga el equilibrio entre poderes y salvaguarde de vaivenes políticos y económicos actividades que por mandato constitucional el Estado debe garantizar, como la educación superior y la investigación científica, la organización de las elecciones, la protección de los derechos humanos, entre otras.
El diagnóstico, atención y solución de la decena de problemas enunciados antes requiere del concurso de la ciencia. La pandemia será superada cuando los científicos de la vida encuentren la vacuna o un tratamiento para la COVID-19 que no demande distanciamiento social ni amenace con saturar los hospitales. El diagnóstico y propuestas de solución del resto de los problemas enunciados requiere igualmente de la ciencia. Por ello es absolutamente imprescindible que la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación reciban el apoyo que requieren para desarrollar su potencial a plenitud y estar en mejores condiciones para contribuir con sus conocimientos y creatividad a solución de los problemas que agobian al país y que comprometen el bienestar de los mexicanos.
Dr. Jorge Cadena-Roa
CEIICH-UNAM
Secretario Ejecutivo del COMECSO
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