CONSEJO MEXICANO DE CIENCIAS SOCIALES

Ichan Tecolotl, núm. 374

Ichan Tecolotl núm. 374
Algunas reflexiones sobre  la «partería tradicional»
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Este número está dedicado a Doña Hermila Diego, médica tradicional y partera de Oaxaca, quien apoyó un número infinito de mujeres en dar a luz, a lo largo de una longeva y provechosa vida dedicada al bienestar y al buen vivir de nuestra gente.

Asimismo, lo dedicamos a todas las parteras y parteros que perdieron la vida durante la pandemia, estando, hasta el último, al servicio de las mujeres, los niños y también el resto de la población, en sus pueblos y regiones.

¡Que sus energías, sabidurías, entrega y espíritus sigan iluminándonos e inspirándonos en los caminos a seguir en defensa de la partería!

Presentación

Este número del Ichan Tecolotl centra sus reflexiones en “La partería tradicional”; un tema siempre vigente y que en los últimos meses ha ganado relevancia en el debate público en México por diversas razones; entre ellas, el reconocimiento de las contribuciones de las parteras en salud materna en sus pueblos durante la pandemia, las demandas para el acceso irrestricto a los certificados de nacimiento, y el debate alrededor de la propuesta de Norma lanzada por la Secretaría de Salud federal y que incluye a las parteras tradicionales. Del mismo modo, es un tema que aglutina la mirada antropológica y de otras ciencias sociales, la acción colectiva organizada, los deseos de las mujeres y el quehacer cotidiano de estas curadoras/es quienes forman parte del universo de la Medicina Tradicional.

La partería tradicional es un recurso crucial en la atención en salud materna y perinatal, así como en el cuidado y bienestar de las mujeres, sus hijos y las comunidades enteras. Integra saberes etnomédicos y populares que siguen presentando una gran vigencia, aun cuando se enfrentan a ingentes desafíos para su continua existencia. Vale recordar que la partería indígena forma parte de los derechos colectivos y culturales de los pueblos indígenas a preservar y utilizar sus sistemas médicos propios, como varias de las autoras mencionan en este número. Igualmente, los saberes y prácticas de las parteras negras/afrodescendientes han sido fundamentales para la reproducción de la vida colectiva de sus comunidades locales y diaspóricas en América Latina, como lo muestran dos de los artículos incluidos en este número.

El derecho de las parteras a atender y el derecho de las mujeres a decidir con quiénes atenderse, es sin duda fundamental. Sin embargo, hemos atestiguado políticas y acciones en salud materna que han atentado en contra de la partería, la cual está siendo amenazada en su propia supervivencia. En tal sentido, este número del Ichan invita a reflexionar sobre el papel actual de la partería, sus aportes, desafíos, experiencias de defensa, encuentros y desencuentros con el sector salud, alianzas diversas, los futuros posibles, las amenazas y también las contradicciones. Los trabajos recogen perspectivas y resultados de investigación en varios países de América Latina: México, Colombia, Brasil, Perú y uno de los textos nos presenta específicamente un panorama regional de la partería a partir de un diagnóstico recientemente realizado en cinco países latinoamericanos.

Un hilo conductor abordado en este número es el de las tensiones existentes entre el sistema hegemónico biomédico y la partería, o analizándolo desde una perspectiva histórica que permite comprender la construcción de la política global en salud materna y sus efectos en el debilitamiento intencionado de la partería; o bien desde abordajes actuales que muestran, mediante ejemplos etnográficos diversos, los desafíos actuales y posibles caminos estratégicos a seguir. La pérdida de saberes, la vulnerabilidad estructural y el racismo epistémico que enfrentan estas curadoras, son otros de los ejes centrales en los trabajos. El papel de actores como las iglesias evangélicas, el estado, el personal de salud, las mujeres, las organizaciones sociales, entre otros, son traídos en los textos como cruciales en un análisis relacional de la partería. Por supuesto, un análisis actual de la partería no puede obviar lo que significó la pandemia asociada al SARS-COV-2 y el papel de dichas curadoras en este contexto. Finalmente, otro hilo conductor a resaltar es la partería tradicional en contextos urbanos y como parte de procesos de reetnización y/o defensa de la identidad colectiva en contextos de desplazamiento y movilidad hacia grandes centros poblacionales.

El número se compone de 13 contribuciones de autoras/es que escriben desde sus propias experiencias o investigaciones. En la línea de incorporar contribuciones realizadas tanto por personas vinculadas a la academia como por organizaciones y sociales y las voces de las parteras; hemos incluido tres textos que presentan la perspectiva y las demandas de algunas organizaciones y redes de parteras.  En primer lugar, las organizaciones Chirapaq -Centro de Culturas Indígenas del Perú- y Kinal Antzetik de México elaboraron un mapeo sobre la situación de la partería tradicional indígena y sus procesos organizativos en el continente americano, profundizando en las experiencias de Brasil, Colombia, Guatemala, México, Perú; donde la presencia e importancia de la partería indígena son cruciales y en los que también hay experiencias organizativas que han contribuido a defender y promover la partería indígena. El mapeo provee así una primera fotografía continental que identifica similitudes en los retos, sobre todo en la transmisión de saberes a las nuevas generaciones, así como en las situaciones de hostigamiento, discriminación y hasta criminalización de la partería en varios países y regiones, y no sólo por parte del Sector Salud. Además, se reconocen diferencias importantes, muchas de las cuales derivan de los distintos niveles de amplitud, madurez y capacidad de hacer alianzas entre organizaciones y redes de distintos países, y también con otros movimientos afines; como el movimiento de parto humanizado o los feminismos.

Yuri Bohórquez toca un tema de crucial importancia en la América latina actual: la construcción de redes de parteras indígenas y afrodescendientes en espacios urbanos a raíz de los procesos dramáticos de violencia y desplazamiento forzado, como es el caso de la Red de Parteras en Bogotá, Colombia. Esta red se conformó unificando a parteras de distintos pueblos indígenas desplazados además de mujeres afrocolombianas, y atendiendo a mujeres y niños con los saberes, prácticas, recursos naturales y cosmovisiones propias. En una espacialidad compleja por las características difíciles de una megalópolis, estas parteras han logrado encontrar espacios para poder curar, atender y acompañar de acuerdo a sus ontologías, aun con las enormes dificultades que enfrentan en la cotidianidad y que van, desde el racismo, el clasismo y el sexismo estructural, hasta el rechazo y la discriminación desde la biomedicina hegemónica. Yuri nos aporta una lectura crítica del porqué en la experiencia colombiana la lucha para el reconocimiento de la partería tradicional se ha dado en el ámbito de la patrimonialización cultural, en lugar que con o contra la política en salud materna. Materia para pensar, pues.

El texto de Alba Ramírez nos lleva a la problemática actual de la desaparición progresiva de la partería tradicional en localidades indígenas del sur de Oaxaca. Ella identifica dos factores en este proceso: la falta de transmisión de los saberes a nivel intergeneracional (problema que no sólo se presenta en este pueblo mixe, sino que atañe a la partería tradicional en la mayoría de las regiones donde históricamente se ha ejercido en México) y el papel que han jugado las iglesias evangélicas, al asociar la partería y la medicina tradicional con dimensiones del mundo supra natural que la iglesia condena, al mismo tiempo en que promueve de manera deliberada y a rajatabla la biomedicina. Alba explora estos temas a través de una narración personal e íntima, aludiendo a su propia historia familiar y refiere hechos ocurridos en su propia comunidad, ya que su abuela fue la última a ejercer la partería en la localidad. El suyo es un ejemplo vivido de la influencia negativa de las iglesias evangélicas sobre la partería indígena, un problema también mencionado en el artículo de Chirapaq/Kinal en otras latitudes del continente americano.

Beatriz Nogueira revisa el racismo y sexismo epistémicos[1] inherentes en la devaluación del conocimiento y la instrumentación del trabajo de las parteras indígenas Cora y Wixarika en Nayarit por parte del programa IMSS-Bienestar al que están afiliadas como “voluntarias”. Las parteras indígenas ejercen trabajo gratuito para el personal de salud de la unidad médica rural (UMR) de esta institución, al mismo tiempo en que: la UMR ofrece servicios de salud inadecuados y de pésima calidad, el personal se ausenta continuamente de la región y la clínica no tiene medicamentos, entre otras graves carencias. La autora sostiene que se trata de un proceso de institucionalización de la partería indígena, ya que ésta resuelve problemas de salud de todo tipo a nivel comunitario que la biomedicina no resuelve. Lo hace como si fuera parte de la institución, pero de manera “voluntaria”, o sea, gratuita. Al mismo tiempo, el IMSS-Bienestar les exige, las hostiga y, sobre todo, menosprecia de manera sistémica sus saberes y prácticas como inferiores con respecto a la biomedicina y el conocimiento científico, por no tener las parteras un certificado profesional escolarizado y por no reconocer la adquisición de conocimientos valiosos y efectivos por parte de ellas a través de la experiencia: lo que la autora llama “cuerpo a cuerpo”. Este fenómeno de jerarquía y devaluación de saberes se define precisamente como racismo epistémico, aportando una dimensión de análisis insoslayable al análisis actual de la partería tradicional.

Nosotras nos enfocamos en dos aspectos de la partería tradicional que nos han llamado poderosamente la atención a partir del diagnóstico que hemos llevado a cabo en el proyecto “Situación actual de la partería indígena en México”; proyecto apoyado por el Conahcyt y que hemos venido coordinando del 2021 a la fecha.

Lina Berrio enfrenta la situación de “excepción” que representó la pandemia por Covid-19, donde se relajaron las reglas y se modificó temporalmente el lugar asignado a la partería tradicional y a los partos hospitalarios en el orden jerárquico institucional establecido por el Sistema de Salud en México. Este artículo y la investigación que lo sustenta demuestran que las parteras respondieron a la pandemia atendiendo a las mujeres, sus hijos y la comunidad entera, no obstante los riesgos que ellas mismas estaban corriendo; aumentó el volumen de su atención; varias fallecieron o se enfermaron, pero la gran mayoría no dejó de atender porque las mujeres las buscaban, ya que no querían atenderse en hospitales por el temor a contagiarse. Berrio enseña cómo ese estado de excepción terminó por ser funcional al sistema de salud, ya que permitió relajar reglas de manera discrecional cuando esto fue oportuno y estuvo resolviendo problemas, para, después de la pandemia, apretar nuevamente las tuercas y regresar al control, el hostigamiento y la implementación de políticas, programas, servicios, articulaciones y tratos hacia las parteras que las subordinan, discriminan, debilitan y, finalmente, coadyuvan hacia su desaparición.

Paola Sesia ofrece una panorámica de la construcción de la política global en salud materna desde el siglo pasado, enseñando cómo la partería tradicional pasó de tener un papel protagónico —a uno siempre subordinado— en la promoción de la atención primaria a la salud y en el nivel comunitario, para ser eliminada a finales del siglo pasado de las estrategias en pro de la reducción de la mortalidad materna. Enseña cómo, no obstante los argumentos de los documentos técnicos emitidos por los organismos multilaterales e interagenciales a cargo de esas políticas, la transición no se sostuvo desde la “evidencia científica”, sino respondió a otras razones, como la influencia gremial de profesionales de la medicina y su visión ideológica que considera como inefectiva la partería tradicional a priori, llegando al extremo de descartar evidencia contraria. Se revisa brevemente la aplicación de dicha política en México y los efectos devastadores hacia la partería indígena, permitiendo afirmar que, más que hablar de “desaparición progresiva”, tendríamos reconocer que ha habido estrategias deliberadas de eliminación de la partería tradicional en nuestros países.

El segundo texto construido desde las organizaciones y redes, presentando la voz de las parteras, está ubicado a la mitad del número y es elaborado por el Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim, el cual reúne alrededor de 600 parteras, dando cuenta de su configuración, sus demandas e interpelaciones. De manera muy clara el documento señala las violaciones a derechos de las cuales son objeto tanto las mujeres como sus recién nacidos en Chiapas, y hace un llamado a la defensa de la partería y el territorio.

Mayra Chávez-Courtois nos transporta a la Sierra Norte de Puebla, donde las parteras tradicionales tienen una larga trayectoria de presencia y trabajo, además de haber colaborado con el sistema institucional de salud durante muchos años. A partir de su propia investigación, la autora remarca cómo hay una tensión intrínseca y, finalmente, imposible de resolver, entre los mecanismos de reconocimiento comunitario y entre parteras maestras y parteras aprendices en sus procesos de iniciación y aprendizaje, por un lado, y el reconocimiento otorgado por la institución pública de salud a través de la certificación; en este último caso, siendo un reconocimiento siempre parcial, utilitarista y condicionado a las exigencias, necesidades y discrecionalidades del sistema de salud. La pandemia, con el aumento temporal de la atención por parte de parteras, es un ejemplo de este reconocimiento parcial; un punto que este artículo comparte con el de Berrio.

El texto de Coral Mendoza se produjo a partir de su participación en el proyecto “Situación actual de la partería indígena en México” como investigadora asociada, al igual que el artículo que nos aportan Edgar Delgado y Aidé Rodríguez. Coral refiere a su experiencia de trabajo de campo en Chiapas, principalmente durante la pandemia en 2021y en él reflexiona sobre la importancia indiscutible del trabajo de las parteras en esas circunstancias, donde las parteras chiapanecas estuvieron sosteniendo una enorme carga de trabajo en sus comunidades, atendiendo aproximadamente la mitad de los nacimientos ocurridos y registrados en esa entidad para ese año. La autora trae a colación un aspecto de la iniciación de la partería que no siempre se reconoce desde perspectivas más culturalistas: que hay parteras que se han vuelto parteras por necesidad, de manera pragmática y para responder a una situación de emergencia, situación que también ocurrió durante la pandemia; por lo que la idea del iniciarse a la partería por haber recibido el don encuentra su límite.

Edgar Delgado y Aidé Rodríguez dedican su texto a la vulnerabilidad estructural y a lo que denominan “sufrimiento social”, como una situación de corte colectivo que padecen parteras tradicionales indígenas que entrevistaron en los estados de Veracruz y Yucatán en el 2022; sobre todo se refieren a aquellas parteras ya grandes en edad que siguen ejerciendo la partería sin estructuras sólidas de apoyo a nivel familiar y/o comunitario, en condiciones, muchas veces, profundamente precarias a nivel de vida y de trabajo, y sin apoyos institucionales para por lo menos recibir los insumos que necesitan para su trabajo. Nos ilustran cómo es común entre parteras indígenas mayores, sufrir por condiciones de salud muy precarias y sin un acceso real a servicios de salud resolutivos; además, desarrollan su trabajo desde la “desprotección institucional”, por lo que solicitan condiciones más dignas para ellas por parte del Estado, ya que cumplen con una función social y etnomédica clarísimas en el entorno comunitario.

El trabajo de Caroline Amanda Lopes, originalmente presentado en una mesa del Congreso de ERIP coorganizado por el CIESAS el año anterior, nos lleva a Brasil, particularmente a Rio de Janeiro, para analizar desde una perspectiva histórica las experiencias relacionadas con la reproducción femenina y el arte de partear en esta ciudad a inicios del siglo XX, posterior a la declaración de la abolición de la esclavitud. Plantea el vientre como categoría de análisis para la comprensión de los propósitos perseguidos por los portugueses a través de la empresa colonial en Brasil, incluyendo el desmantelamiento de las sociedades africanas mediante el control de la reproducción de las mujeres africanas, criollas y libres. El texto da cuenta del desplazamiento de las parteras por parte de los médicos, posterior a la llegada de la Corte portuguesa a Rio, mostrando como la hegemonía de las parteras en la atención obstétrica fue limitada mediante los actos administrativos orientados a fortalecer la escuela de medicina. El texto finaliza con la apuesta por la “Sankofa[2] de vientre” como parte de los legados afroindoamericanos que la autora rescata y propone.

El texto de Esperanza Ignacio sobre la partería tradicional de la Sierra Otomí Tepehua del estado de Hidalgo, ilustra cómo la desaparición de la partería tradicional se ha dado de manera acelerada en estos municipios indígenas. Se argumenta que el desplazamiento se ha dado como consecuencia de la aplicación de las políticas globales de salud materna en este contexto, lo cual va en sintonía con lo que se expresa en el artículo de Sesia; además de mencionar la “restricción de baja intensidad” operada por el IMSS-Bienestar, el proceso de envejecimiento de la población y de las parteras mismas y la ausencia de una perspectiva intercultural en las políticas y servicios de salud. La autora recurre al concepto de injusticia epistémica, que opera desde el rol hegemónico del sistema institucional de salud en dos vertientes: la testimonial y la hermenéutica. Finalmente, hace hincapié, aun si con una mirada crítica, sobre cómo el desplazamiento se ha dado en el momento del parto, pero no en la atención prenatal o posparto, donde se mantienen espacios rituales y prácticos de intervención de las parteras con las embarazadas, parturientas y los recién nacidos.

Para finalizar la sección temática del número se incluye desde México, la  primera declaración realizada en 2019 por la Red de Parteras denominada Agenda Nacional por la Defensa de la Partería. Dicha Red, ha venido sumando diversos grupos de parteras de varios estados del país, organizaciones de la sociedad civil y algunas instancias académicas, en torno a la apuesta de visibilizar y defender la partería tradicional. Aunque han elaborado varias declaraciones desde entonces, optamos por incluir la primer Declaración en tanto presenta de las problemáticas identificadas y también las exigencias que la Agenda hace al Estado mexicano. El documento hace un llamado contundente a garantizar “el  derecho a seguir ejerciendo la partería tradicional sin amenazas, prohibiciones, coerciones de instituciones públicas, dando cumplimiento a los marcos normativos nacionales e internacionales que reconocen el derecho de los pueblos al uso de la medicina tradicional”.

Finalmente, es importante mencionar la sección Cinemantropos de este número, donde Cristina Alfaro reseña algunas películas dedicadas a la partería, resaltando el imaginario o los imaginarios que estas películas evocan a través de la pantalla grande. Por otro lado, Guillermo Monteforte, de Ojo de Agua Comunicación, presenta los cinco audiovisuales que esta organización ha realizado con parteras indígenas y ha producido en colaboración con el CIESAS-Pacífico Sur en el marco del proyecto “Situación actual de la partería indígena en México” en 2021 y 2022 en seis estados de la república.

Este número del Ichan ofrece una panorámica a vuelo de pájaro sobre la situación actual de la partería en México y en algunos otros países de América latina. Hay muchos vacíos no cubiertos, entre ellos dar a conocer las estrategias en curso de redes de parteras tradicionales que, en este momento y de manera organizada, están defendiendo sus derechos y visibilizando sus aportes; además de no incluir muchas otras situaciones regionales en México y de otros países del continente americano. Sin embargo, estamos confiadas que este primer acercamiento da mucha materia para pensar y ofrece contenidos poderosos para involucrarse o seguir participando en el movimiento en defensa de la partería tradicional.

Paola Ma. Sesia y Lina Berrio
CIESAS Pacífico Sur

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  1. A los cuales nosotras le añadiríamos también el clasismo, ya que en México el clasismo y el racismo están profundamente imbricados en las relaciones que la sociedad y las instituciones hegemónicas establecen con las poblaciones, comunidades, médicos tradicionales y parteras indígenas.

  2. Sankofa se puede traducir con “volver a las raíces”. Es un concepto filosófico originario del pueblo Akan y “se refiere a la idea de que, rememorando el pasado podemos comprender el futuro. Se ha adoptado también en la cultura afroamericana y el resto de la diáspora africana” (Wikipedia).

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