Educación y pandemia. Una visión académica
Presentación
Hugo Casanova Cardiel
La repentina aparición en China de la covid-19, en diciembre de 2019, y su ulterior expansión por todo el mundo durante los meses siguientes, ha representado, por su gravedad y alcance, un reto global sin precedentes. Si bien todos los ámbitos de la vida social e individual padecieron los efectos de la emergencia sanitaria, el campo educativo resultó severamente trastocado pues, aunque diversos fenómenos —de orden natural o social— habían implicado cierres e interrupciones en los sistemas educativos nacionales y locales, en ningún otro momento de la historia se habían visto suspendidas las actividades de más de 1,215 millones de estudiantes, de todos los niveles educativos, en el planeta entero.[1]
Hoy la amenaza del nuevo virus se ha extendido a lo largo y ancho del globo, afectando a todas las naciones y a los más disímiles grupos sociales. Se trata de una enfermedad que pone en riesgo a personas de todas las edades y transita desde los lugares más privilegiados hasta los más modestos; se hospeda lo mismo en quienes están al margen de las letras, como en aquellos que se distinguen por su saber, e infecta de manera indistinta a quienes cultivan los más altos valores, como a quienes hacen gala de su desapego a ellos.
Ante tal escenario, hoy la universidad está movilizada y en estado de alerta. Se trata de un hecho histórico que ha generado una vigorosa sinergia entre instituciones de todas las geografías y todas las identidades políticas. Baste acercarse a los portales electrónicos de cientos de universidades—públicas, privadas, locales, nacionales o internacionales— para constatar el concierto académico en torno a un mismo problema: la pandemia provocada por la covid-19. En este sentido, los especialistas de las ciencias médicas, biológicas y químicas; de las ciencias sociales y humanísticas, así como de otras disciplinas e interdisciplinas, coinciden en el estudio de los múltiples factores que acompañan el surgimiento del nuevo virus, así como en su afán de enfrentarse a un adversario hasta ahora irreductible.
Es el caso de la UNAM, que tiene como una de sus tareas centrales responder, a través del conocimiento, a los grandes problemas del país. Y no podría negarse que la covid-19 constituye no sólo una grave problemática nacional, sino que se ha convertido en un asunto vital para la humanidad entera. Así, a través de todas sus facultades, escuelas, institutos, centros y programas de investigación, la UNAM —al igual que muchas instituciones educativas del país— se encuentra participando en este gran esfuerzo investigativo global en torno a la pandemia.
En ese marco general, en el IISUE nos hemos dado a la tarea de reflexionar, desde diversos campos disciplinarios e interdisciplinarios, acerca de los efectos y problemas ocasionados por la emergencia sanitaria en el campo educativo. Así, en esta obra se integran 34 trabajos que abordan la muy amplia temática de la educación y la universidad. Se trata de reflexiones estrechamente relacionadas con los proyectos de largo alcance del cuerpo académico del IISUE y son, a la vez, ejercicios analíticos surgidos en el marco coyuntural de la pandemia. Interpretaciones académicas que, centradas en seis ámbitos temáticos, ofrecen una mi- rada general —y sin afanes de exhaustividad— acerca de los grandes temas educativos durante la pandemia. Se trata de la visión plural e independiente de investigadoras e investigadores, quienes ofrecen sus escritos desde la libertad de pensamiento que caracteriza a la UNAM.
Una de las primeras cuestiones que surgen en torno a la pandemia y sus efectos en la educación se relaciona con el inevitable riesgo de contagio y el subsecuente cierre de las instituciones educativas. Bajo la emergencia sanitaria se ha dado paso, además, al surgimiento de prácticas pedagógicas de carácter emergente. Así, se ha experimentado un singular tránsito desde el aula y los espacios de recreo y descanso, hasta la sala y el comedor de casa y, en el caso de la educación básica, se ha requerido de la participación de madres y padres de familia para atender problemas de orden académico. Todo ello partiendo del supuesto de que habrá un televisor y una computadora con acceso a internet, así como las capacidades humanas necesarias para asesorar en temas científicos, humanísticos y artísticos. ¿Es posible extender la escuela hasta el espacio privado de la casa? ¿Cuenta el currículo con una condición móvil y transferible? ¿Cuentan las madres y los padres de familia con el conocimiento básico para aconsejar a la niñez en el cumplimiento de sus tareas? ¿Se han aprovechado las enseñanzas —muchas veces trágicas— de vivir una pandemia? Son algunas de las interrogantes que se plantean en el primer bloque temático de esta obra que se titula “Educación, escuela y continuidad pedagógica”.
El segundo tema del libro se denomina “Educación superior” y aborda una serie de problemas específicos y complejos de ese ámbito educativo. La intensa actividad de jóvenes—mujeres y hombres— súbitamente detenida por el cierre de las instituciones universitarias, representa profundos retos para la educación superior. El campus ha sido desplazado mayormente por estrechos espacios habitacionales donde los universitarios atienden, a través de una pantalla, las actividades propuestas por sus docentes. Asimismo, las tareas de investigación y extensión se han visto modificadas de una manera radical por el cierre de las instalaciones físicas y por el supuesto general de que la vida académica puede transcurrir entre pantallas, chats y correos electrónicos (o más claramente entre Zoom, WhatsApp y Google Classroom). En el caso de la UNAM, se ha vivido, además, una gran efervescencia por la movilización de las estudiantes y por el contexto del cierre de diversas facultades y escuelas. En todo ello, las preguntas se multiplican. ¿Cuáles son las tensiones que caracterizan a la emergencia que se vive? ¿Cuáles son las condiciones de los universitarios ante la educación en línea? ¿Qué experiencias existen en otras latitudes? ¿Cuántos alumnos universitarios continuarán sus estudios y cuántos se verán obligados a iniciar la vida laboral? ¿Se puede transferir a la pantalla la convivencia académica? ¿Al concluir la emergencia, con qué recursos financieros contará la educación superior? No hay por ahora respuestas a todas las preguntas, pero una primera opción es poder plantearlas.
Y justo uno de los temas que aparece de manera reiterada a lo largo de los diversos textos es el referido a la “Educación, tecnología y conectividad”. Es un hecho que la apuesta explícita de nuestra época ha estado centrada en las tecnologías como herramientas fundamentales para enfrentar —o aminorar— los intensos efectos del cierre de las instituciones educativas y el confinamiento de millones de estudiantes de todos los niveles. Los problemas tratados en este rubro tienen diversas entradas: pertinencia y disponibilidad de las tecnologías, alfabetización mediática y digital, entre otros. Y las preguntas también adquieren una gran singularidad: ¿Cuál es la relación entre la brecha digital y las grandes asimetrías que se viven en México? ¿Cuáles son las condiciones reales de la sociedad en términos de acceso a la tecnología? ¿Qué beneficios y qué efectos no deseados traen las políticas para la educación centradas en el uso de las tecnologías?
En el mismo sentido, el tema “Educación, desigualdad y género” constituye una línea que cruza en forma transversal prácticamente todo el libro. Sin duda la condición de desigualdad social es característica de América Latina y el Caribe, pero especialmente visible en México. Así, pese a que el sistema educativo nacional da cabida a más de 36 millones de estudiantes, lo cierto es que la sociedad mexica- na se caracteriza por sus profundas asimetrías. Baste decir que, si bien México forma parte de las 15 economías más poderosas del mundo, sus avances en materia de educación pública dejan mucho que desear. Así, con respecto a las tecnologías de acceso a la información, conviene recordar cómo, de un total de 173,000 establecimientos de educación básica, 125,552 escuelas (82.1 por ciento) no cuentan con servicios telefónicos; 76,383 (48 por ciento) carecen de computadoras o no funcionan, y 123,511 (80.8 por ciento) no tienen acceso a internet.[2] En breve, la línea de la marginalidad educativa en México resulta absolutamente coincidente con la de marginalidad socioeconómica. ¿Cómo contender con las desigualdades sociales y educativas?
¿Cómo aminorar las brechas en las poblaciones vulnerables? Y en el tema de las vulnerabilidades, ¿cómo tratar las violencias de género en tiempos de pandemia? Son algunas de las interrogantes que se abren en este apartado.
Uno de los temas abordados en el IISUE desde su fundación, hace más de cuatro décadas, es el referido a la dimensión histórica de la universidad y la educación. En el apartado denominado “Educación y cultura. La dimensión histórica” se aborda el tema de esta pandemia proporcionando información relevante en torno a los fenómenos que han caracterizado a la salud pública en las épocas colonial, decimonónica y contemporánea. Es bien sabido que un factor con gran presencia durante la Conquista y la Colonia fue el constituido por epidemias tales como el tifo, la viruela, el sarampión y la salmonela. El estudio de diversas crisis epidémicas muestra los progresivos avances en el tratamiento de flagelos que diezmaron a las poblaciones del México más temprano. ¿Es posible extraer alguna lección de aquellas experiencias? ¿Cuáles fueron los primeros tratamientos ante lo que se consideraba un castigo del cielo?
¿Cómo se expresaban las epidemias en un ambiente urbano e insalubre? ¿En la incipiente función educativa nacional, cuáles fueron los primeros pasos para construir fundamentos normativos acerca de la salud pública? Y mucho más recientemente, ¿cuál fue el tratamiento político y científico ante la epidemia de influenza A (H1N1)? Preguntas que acaso pueden contribuir a entender el aquí y el ahora de la pandemia que vivimos.
La obra cierra con un conjunto de textos agrupados en el apartado “La educación hacia el futuro”. Bajo el escenario de la pandemia de covid-19 se habla de un antes y un después, de una época que terminó y no volverá. También existen voces que refutan la idea de la transformación radical y aseguran que todo volverá al ritmo perdido hace unos cuantos meses. En la perspectiva del futuro que viene, destaca un reto múltiple. ¿Cómo construir una efectiva educación para la salud? ¿Cómo dar continuidad pedagógica a lo que se desplazó desde el aula hasta la casa y regresará una vez más al aula? ¿Cómo armonizar al hecho educativo con los retos de la salud social e individual? ¿Cómo conciliar los retos de la educación con las demandas de la economía y el trabajo? ¿Cómo reconocer los riesgos del ambiente y la sustentabilidad? ¿Cómo construir respuestas políticas e institucionales diferenciadas y pertinentes? ¿Cómo preparar a los ciudadanos ante el riesgo y ante las múltiples situaciones calamitosas que pueden surgir? Son algunas de las interrogantes formuladas en este apartado, pero, ante todo, se trata de temas que demandan una urgente atención de quienes nos dedicamos a las múltiples dimensiones de la educación y la universidad.
Como estudiosos de la problemática educativa y universitaria, con esta obra pretendemos, antes que lanzar mensajes definitivos, sumarnos desde la investigación social, pedagógica e histórica, a la urgente interpretación y análisis de la pandemia en términos de sus efectos para un campo tan relevante en la sociedad como el educativo. Se trata de un primer acercamiento, necesariamente inacabado, que ponemos a la consideración de nuestros colegas académicos y dedicamos de manera especial a una sociedad que demanda y merece la mejor educación posible.
Ciudad de México, 15 de mayo de 2020.
[1] UNESCO, “Interrupción educativa y respuesta al covid-19”, <https://es.unesco.org/covid19/educationresponse> , consultado el 13 de mayo, 2020.
[2] SEP (2015), “Diagnóstico ampliado del programa de la Reforma Educativa UO82”, México, <https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/50174/Diagno_stico_Ampliado.pdf>, consultado el 13 de mayo, 2020.
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