Continuidades y fracturas de la política indigenista mexicana
El Instituto Indigenista Interamericano. Continuidades y fracturas de la política indigenista mexicana: la “modernización” del indígena
Guillermo Castillo Ramírez[1]
Resumen
En el marco de la política indigenista del gobierno mexicano de Ávila Camacho, este artículo argumenta que el proceso de “modernización”, en tanto cambio cultural de corte exógeno diseñado y llevado a cabo por la antropología indigenista aplicada, fue el eje del programa de trabajo del Instituto Indigenista Interamericano (III) (1942-1948). El objetivo principal de dicho instituto era la “modernización” como vía para mejorar las condiciones de vida de los grupos indígenas e “incorporarlos” a la sociedad nacional. Primero, se aborda el papel del Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas (DAAI) y del Congreso Indigenista Interamericano (CII) (1940), como antecedentes de la conformación y programa de trabajo del III. Después se explora el papel del III en relación con el Estado mexicano y sus acciones y programas indigenistas. Finalmente, las contribuciones de este trabajo son dos: el análisis histórico político de ciertos elementos ideológicos y conceptuales centrales del III que provenían del DAAI y del CII; sobre todo y principalmente, hacer visible que uno de los principales ejes del programa del III fue la “modernización”, como estructural cambio de la cultura material y simbólica del modo de vida de los pueblos indígenas.
Palabras clave: indigenismo; antropología mexicana; modernización; Instituto Indigenista Interamericano.
1. Introducción: el Instituto Indigenista Interamericano en el marco del indigenismo oficial de los años de 1940.
Con el sentido de destacar la especificidad histórica de los diversos regímenes políticos y de abordar de manera detallada una institución en particular (como reflejo de las tendencias indigenistas de la época), este trabajo indaga cuáles fueron las condiciones socio-históricas de la fundación (1942), programas y labores iniciales del Instituto Indigenista Interamericano (III) (1942-1948), considerando específicamente las relaciones entre este Instituto y los gobiernos mexicanos de Ávila Camacho (1940-1946) y Miguel Alemán (1946-1952). Este ejercicio se plantea particularmente desde una perspectiva histórico-genealógica que recupera los contextos históricos y políticos previos de la acción indigenista en el cardenismo, particularmente con el antecedente del Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas (DAAI), y los inicios del régimen de Ávila Camacho. Y esto en el marco de la consideración de la relación de previa influencia y determinación que diversas instituciones del Estado mexicano de la década de 1930 tuvieron con el III.
La hipótesis de trabajo del presente texto es que, teniendo en cuenta que algunos de los más relevantes componentes del ideario y el programa del III se encontraban ya en el DAAI y en el Congreso Indigenista Interamericano de 1940, las dinámicas de “modernización”, concebidas como transformaciones de la cultura material y del modo de vida de los indígenas[2], fueron una de las principales líneas de acción del programa de trabajo y las políticas indigenistas del III. Una de las contribuciones del presente trabajo es mostrar, a través del análisis de los discursos, políticas y prácticas del III, las complejas relaciones entre la antropología aplicada, la política y el Estado mexicano.
Desde una lectura histórica puede considerarse que la política indigenista del Estado mexicano durante una gran parte del siglo XX fue de asimilación, ya fuera mediante la versión integracionista o la incorporacionista, y pretendía insertar, forzada o voluntariamente, en el proyecto de una sociedad nacional homogénea a los pueblos indígenas. También es cierto que, dependiendo del gobierno, hubo diversas particularidades, rupturas y contrastes en las acciones políticas destinadas a los grupos étnicos y su relación con el Estado y sus instituciones. La importancia que le dieron al “problema indígena” los diversos presidentes de los regímenes posrevolucionarios fue variable y desigual.
Para la elaboración de este texto se han utilizado dos estrategias de consulta de fuentes. Por un lado, la revisión de una serie de estudios sobre la historia de la antropología en México, para desarrollar la parte de los antecedentes institucionales y el contexto histórico del surgimiento y consolidación del III. Con especial énfasis se recurrió a los trabajos de Olivé (2000), Comas (1964), Beals y Kemper (1993), Hewitt (1988), González (1987), Portal y Ramírez (2010), Aguirre (1976, 1992), Bonfil (1995), Medina y García (1983), Matos (1983), Castillo Ramírez (2015, 2019), Vázquez (2003, 2014), Rutsch (2007),
Ruíz (2016), Del Val y Zolla (2014), López (2010) y, por supuesto, Gamio (1966, 1987, 1992). Por otro lado, y de mayor relevancia, para abordar el ideario, programas de trabajo y acciones del III se consultaron los documentos oficiales de dicho instituto que conforman la obra Consideraciones sobre el Problema Indígena (CSPI) (Gamio, 1966). Dicho texto fue publicado por el III en 1960 y, además de que representa la postura institucional del III en términos de políticas indigenistas, fue una vasta compilación de diversos textos de dos de sus principales revistas–América indígena y Boletín indigenista–.
Este trabajo se organiza en tres partes. Tras apuntar el propósito del texto en la introducción, en las siguientes tres secciones se abordan los antecedentes históricos del III, principalmente las experiencias del DAAI y del Congreso Indigenista Interamericano (1940). En la sección posterior, se aborda la fundación e ideario del III en México. En la penúltima sección se aborda la modernización, en tanto cambio cultural material y simbólico, como eje de trabajo del III. El trabajo cierra con una serie de reflexiones finales, mostrando cómo los procesos de construcción históricos de ciertas instituciones y programas indigenistas nacionales e internacionales interamericanistas están determinados por ciertas dinámicas de corte político, relacionadas con los gobiernos mexicanos de las décadas de 1940 y 1950.
Finalmente, antes de concluir esta sección, es conveniente señalar que una de las principales contribuciones del artículo es proponer que el III puede ser visto como un organismo promotor de la “modernización”, concibiéndola como una serie de cambios culturales de orden material y simbólico. Estos cambios abarcaban diversos ámbitos de la vida social de los pueblos indígenas, desde la tecnificación de la agricultura indígena, la industrialización de buena parte de las actividades productivas y la consolidación y avance hacia una economía mercantil-capitalista, hasta las dinámicas de urbanización, la regionalización e incorporación a la economía nacional de los mercados y procesos de producción locales. Justo esta reflexión se plantea como el eje argumental que atraviesa el discurrir del presente artículo y que, en el marco del desarrollo planteado y en el contexto del México posrevolucionario (1942-1948), pretende indagar las complejas relaciones entre los grupos indígenas, el indigenismo (junto con la antropología en su vertiente aplicada) y la construcción del Estado nacional.
[1] Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México
saudadegris@yahoo.com; gcastillo@igg.unam.mx
[2] En el contexto de finales de la primera mitad del siglo XX y desde instituciones indigenistas como las abordadas en este trabajo, los procesos de “modernización” de los grupos indígenas se concibieron desde la antropología aplicada gubernamental como unas complejas dinámicas de cambio de la cultura material y simbólica (Vázquez, 2014; Olivé, 2000, Beals y Kemper, 1993), cuya finalidad era la “mejoría” de las condiciones materiales de vida de los grupos étnicos. Ahora bien, la “modernización”, como un vasto programa de diversas acciones y políticas, era conceptualizada, definida y realizada por ciertas instituciones del Estado mexicano posrevolucionario (Castillo Ramírez, 2015; 2019). La “modernización”, en tanto mejoría material de la vida, abarcó diferentes acciones de orden social, político y económico, que pretendían impactar en los más diversos ámbitos: la educación, la medicina, las prácticas religiosas, las dinámicas productivas, estructuras de organización social y política, entre otras (Gamio, 1966; Castillo Ramírez, 2019).
https://doi.org/10.5209/raso.74615
https://revistas.ucm.es/index.php/RASO/article/view/74615/4564456556778
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