Artemisia Gentileschi, la pintora que visibilizó la violencia de género

Ricardo Mansilla

Encontrarás el espíritu de César en el alma de una mujer
A. Gentileschi

Susana y los Ancianos es un relato bíblico[1] que engloba los ingredientes arquetípicos del acoso sexual contemporáneo: la joven Susana, se baña en su jardín mientras dos hombres mayores que la espían deciden abordarla súbitamente exigiéndole que se someta a una violación pues, si se resiste, arruinarán su reputación alegando que la atraparon con un amante. Este pasaje ha inspirado numerosas obras pictóricas. Japoco Robusti (mejor conocido como Tintoretto) representó la escena varias veces. También Pedro Pablo Rubens, Giuseppe Cesari (conocido como Cavaliere d’Arpino) y Ludovico Carracci elaboraron versiones de la historia.

Artemisia Gentileschi, nacida en Roma en 1593, propuso una muy diferente visión del abuso. A los 17 años pintó su versión del relato bíblico. En su composición se observa una ejecución y percepción psicológica notablemente sofisticada para una joven adolescente. M. Garrard en su libro sobre la artista,[2] hace notar que es la primera vez que se encarnaba la depredación sexual desde el punto de vista del abusado. Con esta pintura y con otras muchas de sus obras posteriores, Artemisia reivindicó la resistencia de las mujeres a la opresión sexual como un tema de arte legítimo.

Hija de Orazio Gentileschi, un reconocido pintor especializado en la elaboración de escenas históricas y mitológicas, Artemisia fue violada por un amigo de su padre, el artista Agostino Tassi un año después de pintar su versión de Susana y los Ancianos. Los temas con frecuencia salvajes de sus trabajos posteriores han sido interpretados por muchos especialistas como la expresión de su catarsis.[3] Tal es sin duda el caso de Judith decapitando a Holofernes, pintado entre 1612 y 1613, en el cual se observa una musculosa Judith cortando la cabeza del general asirio. Como dato curioso, Artemisia consultó a Galileo, a quien le unía una cordial amistad sobre la forma que deberían tener los chorros de sangre que salen del cuello de Holofernes en el cuadro, a lo cual el científico toscano le confirmó que deberían ser parábolas.[4]

El pasado 3 de octubre se inauguró en la Galería Nacional de Londres una exposición sobre la obra de esta artista. Es la primera vez que en los 196 años de esta institución cultural británica se hace una exposición mayor totalmente dedicada a la obra de una mujer. El mundo del arte se ha visto sin duda conmocionado por este evento. G. Finaldi, directora de la Galería Nacional comentó con los medios: “Ella [Artemisia] logró superar situaciones difíciles con pura fuerza de voluntad y talento … y creo que hay algo de eso en la forma en la que trabajamos en la exposición”, refiriéndose a la curaduría de la misma.[5]

Artemisia no pudo beneficiarse del enorme poder de las redes sociales en la búsqueda de un desagravio, pero ha tenido un lugar destacado en el imaginario digital de la lucha contra la violencia de género. Cuando Brett Kavanaugh fue propuesto por el presidente Trump como miembro de la Suprema Corte de Justicia de los EEUU a pesar del testimonio de la profesora Christine Blasey Ford, que afirmaba que Kavanaugh la había agredido sexualmente cuando ambos eran adolescentes, imágenes de Judith decapitando a Holofernes, inundaron internet acompañando a comentarios sobre el incidente.[6]

La ubicua presencia de las redes sociales en nuestras vidas ha sido un elemento toral en la visibilización de la inequidad y la violencia de género, así como un valioso instrumento para la exigencia de la justa reparación de los abusos. Sin embargo, como ocurre con buena parte de los acontecimientos que suceden en el mundo digital, las denuncias de hechos y las justas demandas de resarcimiento pueden ser presas de la infodemia, esto es, la rápida propagación de (des)información relacionada con un evento y que por su eventual impacto sobre una cierta comunidad resulta peligrosa para la misma. Las frases “¿qué hacía sola de noche?, “tenía una falda muy corta”, “se vestía muy provocativa”, implícitamente aluden a un falso canon ético, que es la base en estos casos del hecho infodémico.

Otra faceta del fenómeno es la descalificación a través de las redes sociales y los medios de comunicación masivos de la legitimidad de las protestas por medio del procedimiento de desautorizar al mensajero cuando es imposible acallar al mensaje. La actual estigmatización pública que busca amordazar a quienes protestan contra la violencia de género o intentan reivindicar sus derechos tiene objetivos similares al chantaje emocional de que fue víctima Susana en el pasaje bíblico.

Si bien existen muchos sitios de verificación de fakenews,[7] no existe ninguno orientado de forma determinada a desenmascarar la desinformación que intentan desacreditar los debates por la equidad de género.[8] Sería muy oportuno avanzar en esa dirección.

[1] Incluido en el Libro de Daniel (capítulo 13) por las iglesias católica romana y ortodoxa.

[2] M. D. Garrard. Artemisia Gentileschi: The Image of the Female Hero in Italian Baroque Art. Princeton University Press. 1989.

[3] Agostino Tassi solo fue condenado a un «breve período de exilio”, que no cumplió en lo absoluto.

[4] M. Livio, Galileo and the Science Deniers, Simon & Schuster, 2020, pag. 6.

[5] https://www.smithsonianmag.com/smart-news/national-gallery-exhibits-work-artemisia-gentileschi-180975971/.

[6] https://www.newyorker.com/magazine/2020/10/05/a-fuller-picture-of-artemisia-gentileschi

[7] https://www.snopes.com/

https://www.politifact.com/

https://www.factcheck.org/

https://www.propublica.org/

https://www.opensecrets.org/

[8] Ver por ejemplo: https://timeforequality.org/news/top-50-gender-equality-blogs-and-websites/