Alfredo López Austin. In memoriam
DOCTOR ALFREDO LÓPEZ AUSTIN
In memoriam
Un incansable autor de obras de gran erudición y de difusión, una persona que siempre nos brindó su indivisible amistad, un universitario comprometido con las causas progresistas y de protección a los grupos indígenas marginados, un profesor con una larga carrera que fue premiada con el emeritazgo, un esposo y padre ejemplar… todo esto fue la vida del doctor Alfredo López Austin (Ciudad Juárez, 12 de marzo de 1936-Ciudad de México, 15 de octubre de 2021). Para los que tuvimos la gran suerte de compartir su presencia y sus conocimientos por largo tiempo, nos resulta bastante difícil aceptar su partida. Su vida siempre estuvo acompañada de la familia López Luján, que siempre nos brindó gran afecto: su esposa Martha Rosario y sus hijos Alfredo Xalapil y Leonardo Náuhmitl, quienes han procreado familias que acompañaron a Alfredo en sus numerosas actividades y correrías dentro y fuera del país.
Sumamente difícil sería hacer una mención completa del trabajo académico de Alfredo. Sus contribuciones en varios campos de la historia, la etnohistoria y la antropología son vastos. Una lista detallada fue publicada en 2017, bajo el título de Alfredo López Austin. Vida y obra. El volumen, acompañado de fotografías personales, formó parte de una obra que compiló una serie de trabajos monográficos sobre diversos temas –muchos de ellos inspirados en los ecos de sus propuestas— y que se dio a conocer en 2017: Del saber ha hecho su razón de ser… Homenaje a Alfredo López Austin, en dos volúmenes coordinados por Eduardo Matos Moctezuma y Ángela Ochoa (México: Secretaría de Cultura, INAH, UNAM, Coordinación de Humanidades, Instituto de Investigaciones Antropológicas).
De sus numerosos estudios podríamos escoger los que marcaron particularmente su larga carrera. Por ejemplo, su tesis de licenciatura en Derecho, intitulada: La constitución real de México-Tenochtitlan, publicada en 1961. En 1969 presenta su examen profesional de licenciatura en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en torno al estudio del método de investigación de Fray Bernardino de Sahagún y sus cuestionarios. La obra de este importante cronista franciscano del siglo XVI iba a ser objeto de numerosos trabajos posteriores. Fue una de sus fuentes de información favoritas. En 1973 se publica su tesis de maestría en el Colegio citado: Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl. El doctorado en historia por la UNAM lo obtiene en 1980. Ese mismo año el Instituto de Investigaciones Antropológicas da a conocer la tesis: Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas. En los años siguientes labora sobre temas como Los mitos del tlacuache. Caminos de la mitología mesoamericana (1990), Tamoanchan y Tlalocan (1994), El pasado indígena (1996), Mito y realidad de Zuyuá (1999) y Monte sagrado-Templo Mayor (2009). Estas tres últimas obras fueron redactadas en colaboración con su hijo Leonardo Náuhmitl, arqueólogo con reconocimiento internacional. Alfredo también nos legó obras sobre asuntos particulares de las culturas mesoamericanas que no se habían tratado con seriedad como Una vieja historia de la mierda, un texto acompañado con ilustraciones de Francisco Toledo (1988 y 2009). La compilación de breves relatos de corte etnohistórico y etnográfico intitulado El conejo en la cara de la luna (1994 y 2012) es una de sus obras de mayor éxito y difusión. En tiempos recientes, Alfredo expresó la idea de ampliar la iniciativa de dedicarse a estudiar la cosmovisión mesoamericana con una máxima amplitud temporal, a partir de su profunda experiencia con los nahuas del Posclásico tardío. También tomó la sabia decisión de utilizar medios que pudieran llegar a un público más amplio. Un ejemplo de ello se dio a conocer en tres números especiales de revista Arqueología mexicana: “La cosmovisión de la tradición mesoamericana” (nos. 68-70, 2016), ampliamente ilustrados y con cuadros y mapas.
Además del importante legado de investigación, Alfredo siempre mantuvo una constante atención a su trabajo en las aulas, con jóvenes estudiantes, particularmente de la UNAM. Hace algunos años tomó la iniciativa de crear y organizar el “Taller de Signos de Mesoamérica”, junto con el doctor Andrés Medina, en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Durante largo tiempo, el Taller fue un lugar exposiciones de colegas sobre diversos temas, que se complementaban con una comida donde, de manera más informal, se seguían las discusiones e intercambio de puntos de vista.
Queda ahora como un trabajo futuro, y como un merecido homenaje, revisar su obra, analizarla, utilizarla, criticarla, si es necesario. Alfredo siempre fue consciente de que nunca tuvo la última palabra. Sin embargo, las palabras que nos heredó son fuertes, vigorosas y llenas de erudición. Estimado Alfredo, descansa en paz, y que siempre te acompañen nuestros recuerdos de tu sabiduría y tu amistad.
Dr. Xavier Noguez
El Colegio Mexiquense
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