La violencia contra mujeres, expresión de desigualdad

Mirtha Hernández
Nov 25, 2019

El fenómeno de la violencia hacia las mujeres es una de las tantas manifestaciones de la desigualdad entre ellas y los hombres, y aunque se ha avanzado en el establecimiento de leyes y políticas, aún no se logra eliminar, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).

“Los gobiernos y los organismos internacionales han tomado conciencia de que no es un fenómeno natural, es un delito, una forma más de sometimiento que hay que erradicar. Tenemos una serie de instrumentos que muestran que daña la dignidad de las mujeres y a la sociedad en su conjunto. Se requiere de muchas medidas, pero sobre todo, transformar el comportamiento de los hombres”, subrayó.

En el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora hoy, la académica dijo que las alertas de violencia de género o medidas como los vagones o autobuses exclusivos en el transporte público son acciones necesarias para contener la violencia y proteger a las mujeres, pero no ayudan a tomar conciencia de esta problemática ni a transformar la lógica de la misma.

“Los gobiernos, las instituciones, las universidades tienen que trabajar de manera integral en el avance de muchos aspectos: que las mujeres no ganen menos que los hombres, que no tengan más dificultades que ellos para lograr puestos de toma de decisiones, que puedan participar en espacios considerados masculinos como las ciencias exactas, las ingenierías, que tengan autonomía económica. Porque estos problemas de desigualdad están vinculados unos con otros, son parte de un sistema general de subordinación de las mujeres”, expresó.

El aspecto sexual

La violencia contra las mujeres, expuso Buquet Corleto, es un fenómeno universal y estructural, ocurre en todas partes del mundo y se inserta en el funcionamiento de la sociedad.

Su manifestación más grave en nuestro país son los feminicidios, pero hay muchas otras formas de violencia como el acoso y el abuso sexual.

El acoso, explicó la titular del CIEG, es una amplia gama de comportamientos que inician desde los piropos. “No es entendible que un hombre en la calle aborde a cualquier mujer sin conocerla, para opinar sobre su aspecto, su vestimenta. Allí hay un problema cultural, y en este imaginario de que esos dichos son agradables tendríamos que trabajar mucho para que se sepa que las mujeres no vamos por la calle para que opinen sobre cómo nos vemos o cómo estamos”.

De esta idea parten otras acciones como los manoseos, abusos, violaciones, una violencia que se ha naturalizado, como si los hombres no pudieran contenerse y tuvieran que expresar sus intenciones sexuales cuando se acercan a las mujeres.

Se requiere, prosiguió, educar a los niños indicándoles que decir piropos a las mujeres no es un halago y que las niñas crezcan bajo el entendido de que las mujeres tienen el mismo valor y dignidad que los hombres.

Buquet Corleto, psicóloga y doctora en estudios políticos y sociales, aseguró que una explicación de la violencia contra las mujeres es “disciplinarlas”, pues a lo largo de la historia han tenido que pelear por cada uno de sus derechos.

También se relaciona con el sentido de identidad, pues hay muchos hombres que comprueban su masculinidad frente a sus pares ejerciendo violencia hacia ellas o dañando a otro hombre a partir de agresiones a su compañera, como si fuera su objeto sexual.

Sin embargo, concluyó Buquet, no todos los hombres son violentos ni todos ejercen violencia. “Es un problema muy complejo, que requiere de cambios culturales muy profundos, de intervenciones institucionales muy decididas y poderosas, para ir previniendo y transformando la cultura y para poder sancionar cualquier acto de violencia contra las mujeres.”

[Texto e imágenes tomados de Gaceta UNAM]