La teoría y el debate conceptual en México
¿Cómo se concibe la producción teórica en el contexto de las ciencias sociales en México? Mi experiencia con el trabajo en distintas instituciones me deja la impresión de que esta respuesta varía de acuerdo al lugar desde donde se conteste. Mientras algunos centros de investigación (como el Departamento de Sociología de la UAM-Azcapotzalco o el Centro de Estudios Teóricos e Interdisciplinarios en Teoría Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM) presentan a su producción como eminentemente teórica, otras sedes académicas como el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y algunos centros regionales como El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), consideran que sus investigaciones tienen un corte más empírico o aplicado y que, consecuentemente, allí “no se hace suficiente teoría”.
Desde esta perspectiva, parecería que la autoconcepción de varios centros del país sobre el tema responde a una noción demasiado estricta y reducida de la teoría que a menudo se vincula con la concepción de un aparato o sistema deductivo lógico a partir del cual se derivarían premisas explícitas.
Esta percepción que domina en la distribución de las tareas de las ciencias sociales en México, no deja de sorprender sobre todo en nuestra época donde cada vez se hace más evidente, que la reflexión teórica ya no puede entenderse como una aspiración a construir grandes narrativas que en su momento fueron prevalecientes en las ciencias sociales -como lo fue el funcionalismo de tipo parsoniano, el marxismo o la teoría de la dependencia para el caso de América Latina.
Si, en oposición a esta visión, la teoría se entiende dentro de una aproximación más real vinculada con la formulación y definición de categorías y conceptos que permiten abordar el estudio de la realidad, entonces podríamos observar que en casi todas las instituciones que operan con el debido rigor académico, de alguna forma se hace teoría y que el problema más bien consiste en la falta de reconocimiento de la misma.
Por estas razones, considero que nos hace falta promover una reflexión más abierta y consciente por parte de los investigadores(as) sobre sus propias prácticas de tal forma que, más allá de la difusión de sus hallazgos empíricos, estén en posibilidades de reconocer, debatir y visibilizar las perspectivas teóricas y los conceptos que utilizan a lo largo del proceso.
De hecho, como lo ha apuntado Margarita Olvera (“Sociología, cambios conceptuales y temporalidad” en Gina Zabludovsky, Sociología y cambio conceptual, UNAM, México, 2007) “una de las prácticas más frecuentes de nuestras comunidades disciplinarias es la constante redefinición, re-semantización, revisión y reinterpretación de las categorías y conceptos que forman parte del patrimonio de conocimiento de las ciencias sociales en general y de la sociología en particular” y que no pueden ser concebidas como algo fijo e inmutable.
La necesidad de reformular los conceptos resulta especialmente pertinente en la actualidad, cuando nos encontramos ante una realidad que nos rebasa constantemente, y frente a la cual, como lo señala Ulrich Beck, muchos de los términos de las ciencias sociales se han convertido en “categorías zombies” que ya no son útiles para el análisis de la sociedad contemporánea. En las condiciones actuales de una creciente globalización e individualización, tenemos que cuestionar de forma constante varias de las nociones que utilizamos con regularidad como son las de “estado”, “soberanía”, “sociedad civil” y “familias”, por mencionar sólo algunas.
De hecho, el trabajo de definición y re-elaboración conceptual forma parte de la práctica cotidiana de muchos estudiosos(as) preocupados(as) por la precisión y pertinencia de las categorías. Sin embargo, en la medida en que las reflexiones en torno a éstas tienden a llevarse a cabo como parte de proyectos más extensos con otros objetivos prioritarios, las aportaciones que se hacen al debate teórico-conceptual no llegan a ser suficientemente visibilizadas por los propios académicos(as) ni entran en los canales debidos de comunicación comunitaria.
En la medida en que no se ve obligada a sistematizar y compartir el significado de sus conceptos, la planta académica de muchos centros de investigación en México, tienden a considerar que en su institución “no se hace suficiente teoría.”
Para cuestionar esta percepción, y contribuir de forma más amplia a los grandes debates sobre el estado de las ciencias sociales a escala internacional, sería muy importante procurar una presentación, profundización y sistematización del debate en torno a la producción teórico-conceptual y los nuevos desafíos para el futuro del lenguaje científico de nuestras disciplinas. La mayor apreciación y difusión de este tipo de trabajo, y los esfuerzos para presentarlo de una forma más sistemática y explícita, permitirán trascender los resultados concretos y locales de las investigaciones y redimensionar los hallazgos para poder incidir en el debate de las ciencias sociales a nivel internacional.
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Estimada Gina:
Quizás la pobre importancia que despierta la discusión teórica en los distintos centros de investigación resida en varios aspectos:
1) Requisitos para publicación en revistas especializadas que son evaluadas.
2) Fuentes de financiamiento muy precarias para el apoyo del desarrollo teórico de las ciencias sociales
3) Huida del trabajo de investigación empírica seria por lo que esto supone, y refugio en el diletantismo de las publicaciones periodísticas.
4) Obsolescencia de discusiones teóricas macro en detrimento de las micro (más actualizadas)
5) Etc
Héctor Capello:
Gracias por tus enriquecedores comentarios. Creo que sería bueno encontrar un espacio para profundizar en ellos.
Gina:
Otro aspecto que no ayuda mucho es la falta de grupos de investigación con amplios alcances, a través de los cuales se aliente la discusión sobre aportes teóricos, sobre nuevas categorías analíticas y sobre la re-elaboración de esquemas conceptuales.
Las tesis doctorales abren esta posibilidad pero no he visto hasta ahora un espacio donde se abra el debate a los aportes de nuestros tesistas.
Los congresos mundiales aunque tienen como objetivo discutir las fronteras teóricas, difícilmente logran conformar nuevos grupos de investigación. Y en el mejor de los casos las ponencias magistrales dan alguna luz sobre los avances, pero no permiten el debate sobre la contrastación. Los miles de asistentes se quedan al margen de las «grandes» discusiones.
El celo también es disciplinario, ya que no estamos abiertos a trabajar con antropólogos, historiadores, sociólogos, economistas, o politólogos.
Al interior de las instituciones poco se trabaja en equipo y supongo que ello no abona a discutir sobre los alcances teóricos desde perspectivas complementarias y comparadas que se merecen las ciencias sociales hoy día. Es necesario reunificar, no separar.
Finalmente creo que la producción teórica se alimenta de la investigación empírica y viceversa, y de la complementareidad entre diversas perspectivas. Cómo lograrlo es es el reto que bien señalas.
Hola Gina:
Te felicito por este blog porque considero que la reflexión teórico-conceptual es imprescindible para el quehacer de las ciencias sociales en México debido a dos cuestiones fundamentales: el primero consiste en la situación de dependencia intelectual de los académicos nacionales para incorporar creativamente ya no teorías, como bien dices, sino conceptos acordes para dar cuenta de los cambios en nuestras latitudes, (la mayoría nos empantanamos en modas intelectuales que no permiten un avance de nuestro propio quehacer). La segunda es la falta de visión para construir corrientes fuertes a partir de la investigación a partir del componente teórico (la mayoría de los trabajos originales no tienen una vigencia más allá del próximo congreso o la próxima elección. Debemos mantener la rigurosidad teórico-conceptual pero desarrollar investigaciones que expandan líneas de producción teóricas no únicamente coyunturales.
saludos
Uno de los principales obstáculos que a los estudiantes de maestría nos impide profundizar y plantear discusiones teóricas y conceptuales es el poco tiempo (de 4 a 6 meses) que se dispone para nuestro trabajo de tesis. Como recién egresada, me hubiera gustado tener mayor tiempo para pensar, reflexionar y madurar la teoría, las categorías y conceptos que utilicé en mi trabajo de investigación.
Gracias por abrir este espacio de diálogo.