Idalia Vázquez Sánchez1 y Beatriz Adriana Servín Herrera2
Palabras clave: resiliencia; violencia; género
En esta ponencia pretende describir en un primer momento los antecedentes del desarrollo del concepto de resiliencia como un nuevo concepto en sus diferentes enfoques, disciplinas y ámbitos, esto con la finalidad de demostrar que el concepto es útil para su aplicación en las ciencias sociales como una perspectiva teórica metodológica. En un segundo momento los antecedentes de la resiliencia en la violencia contra las mujeres explicando que en su mayoría se
1 Lic. Trabajo Social. Mta. Desarrollo Regional. Estudiante del 5 sem del Doctorado en Ciencias Sociales con Orientación en Desarrollo Sustentable
2 Profesora – investigadora de tiempo completo de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Doctora en Filosofía con orientación en Trabajo Social y Políticas Comparadas de Bienestar Social. Líder del Cuerpo Académico “Perspectivas Sociales, Sustentabilidad y Políticas Públicas”. Líneas de investigación: Políticas públicas, trabajo y salud de las mujeres, políticas de igualdad de género.
han realizado en Estados Unidos, España, Colombia, Perú, Nicaragua, Chile. En México son pocos los estudios sobre resiliencia y de los que existen pocos abordan la violencia contra la mujer ejercida por su pareja. La violencia contra la mujer representa una de las formas más extremas de desigualdad de género y una de las principales barreras para su empoderamiento. Cada año, niñas y mujeres sufren algún tipo de violencia a manos de familiares, personas ajenas a la familia, agentes de seguridad o combatientes armados. Porque se ha podido verificar que a través de un análisis transcultural, en todas las épocas en donde ha existido el humano, la mujer ha sido víctima de humillaciones tanto físicas como emocionales y que el rol que la ha definido en la historia es de una subordinación por parte del hombre. Ante este panorama y a partir de que la violencia contra la mujer es un fenómeno que se ha buscado conocer más desde diferentes investigaciones disciplinarias, la información ha sido insuficiente para apreciar la magnitud del problema. Es por esto el interés académico por investigar la violencia a la mujer desde la perspectiva resiliente considerándola como una herramienta teórica metodológica contemporánea que permita contribuir a través de un proceso resiliente nuevas posibilidades para que las mujeres violentadas salgan fortalecidas, vivan bien, se desarrollen positivamente a pesar de las condiciones de vida adversa (Vanistendael y lecomte 2002).
El propósito de este apartado de los antecedentes es aportar ideas críticas al uso, y origen del concepto de resiliencia actualmente difundido en estudios sobre el proceso de riesgo-desastre abarcando todas sus fases, desde la prevención hasta la recuperación, tanto en las ciencias naturales, en las ingenierías, así como en las ciencias sociales, esta última con la finalidad de demostrar su utilidad en el ámbito de las ciencias humanas, a pesar de que la realidad humana de la resiliencia es bastante diferente a la resiliencia física.
El término resiliencia es una castellanización de la palabra inglesa resilience, o resiliency, y se refiere a la “capacidad de un cuerpo para recuperar su tamaño y forma original después de ser comprimido, doblado o estirado”, o bien a una “capacidad para recuperarse o de ajustarse fácilmente al cambio de la mala fortuna” (Mish, 1989, p. 623).1 En el campo de la psicología y la psiquiatría, el primer artículo publicado que usó dicho concepto fue el de Scoville en 1942. La autora utilizó este término para referirse al hecho de que situaciones peligrosas para la vida no
afectaban a los niños y niñas, mientras, que si lo hacia el desarraigo de la familia.
Sin embargo, no fue hasta la década de los 70 que el termino adquirió mayor uso (Masten, 2001). El interés inicial estuvo básicamente orientado a las características de los niños y niñas que salían adelante desde condiciones diversas. Sin embargo, la mayoría de los investigadores o investigadoras no utilizaron el termino resiliencia, sino que se refirieron a esta cualidad describiendo a dichos niños y niñas como invulnerables o invencibles, en el sentido de que eran resistentes al estrés (Losel, Bliesenser, y Koferl, 1989). Uno de los primeros estudios sobre Resiliencia fue el realizado por el Dr. Werner (1982) con 700 niños en la isla de Hawai, desde su nacimiento hasta los 40 años. Estos niños vivían en situaciones de alto riesgo, pertenecientes a familias disfuncionales caracterizadas por el alcoholismo de los padres, peleas permanentes, enfermedad mental y ausencia de los progenitores. Observó que aquellos niños que tuvieron al menos una persona o familiar que los aceptó tal y como eran, independientemente de su aspecto físico, temperamento o inteligencia, fueron creciendo con un alto nivel de autoestima, y resultaron ser personas sobresalientes que lograron sobreponerse a dichas circunstancias y salir adelante.
Según Quintero (2000) el concepto de resiliencia se ha ido infiltrando en el lenguaje académico hasta ser utilizado en diferentes disciplinas como:
Ecología: Capacidad de las comunidades de soportar perturbaciones.
Sociología: Capacidad que tienen los grupos para sobreponerse a los resultados adversos.
Derecho: Capacidad de las personas dentro del marco general, de los derechos humanos, de recuperar su estado original de libertad, igualdad, inocencia etc.
Antropología: Recoge las tradiciones ancestrales de las comunidades latinas y preserva lo autóctono de las costumbres comunitarias étnicas y regionales.
Psicología: Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
Trabajo social: ha puesto un cambio en la investigación y en las prácticas profesionales al tratar de conocer los aspectos saludables, de éxito, y crecimiento en las personas, familia y comunidad para mejorar su calidad de vida.
Todos estos constructos van encaminados a que los profesionales inspirados por la
resiliencia han intentado repensar ciertas realidades y prácticas en diferentes ámbitos cada vez más abiertos, como por ejemplo: las adicciones, la pérdida de un ser querido, divorcio, migración, cáncer etc., y el interés primordial de esta tesis las violencia en las mujeres ejercida por su parejas.
Sin embargo en la actualidad, no debe sorprendernos que la resiliencia inspire una reflexión que integre muchas ideas, teorías, prácticas incluso vacíos epistemológicos con el concepto de resiliencia, sobre la que no hay un completo acuerdo en la academia. Cuando nos referimos a este concepto asumimos que implica competencia o un positivo y efectivo afrontamiento en respuesta al riesgo o a la adversidad (Luthar y Cushing, 1999).
Con base a Becoña (2006) se revisa la información que existe sobre su definición, características, factores de riesgo, protección, estilo, competencia, vulnerabilidad y recuperación del concepto de resiliencia.
Richardson, Neieger, Jensen y Kumpfer (1990) define la resiliencia como “el proceso de afrontamiento con eventos vitales desgarradores, estresantes o desafiantes de un modo proporcional al individuo, protección adicional y habilidades de afrontamiento que las que tenía previa a la ruptura que resulto desde el evento.
Garmezy (1991) que la define como la capacidad para recuperarse y mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad al iniciarse un evento estresante.
Werner (1992) quien a partir de un estudio epidemiológico social que tuvo lugar en la isla de Kauai (Hawái), observó cómo niños que se encontraban sometidos a condiciones de vida de pobreza, estrés, disolución del vínculo parental, alcoholismo, abuso entre otras, lograban sobreponerse a las adversidades y construirse como personas.
Bartelt (1996) considera a este concepto difícil de expresar, así como de especificar empíricamente y muy relacionado con medidas de éxito y fracaso institucional. Se considera que la resiliencia es “un rasgo psicológico, que es visto como un componente que capacita para el éxito en condiciones de adversidad y que puede ser desgastado o, paradójicamente, reforzado por la adversidad”
Masten (1999) considerar un rasgo relativamente global de la personalidad que le permite a la persona una mejor adaptación a la vida, un fenómeno caracterizado
por buenos resultados a pesar de las nuevas amenazas para la adaptación y el desarrollo.
Braveman (2001) dice que es difícil definir la resiliencia, un modo fácil de entender a qué nos referimos cuando hablamos de ella es considerarla como el fenómeno de desarrollo exitoso de una persona bajo condiciones adversas.
Castillo y Haz (2003) exponen que se usará el término resiliencia para describir los mecanismos psicológicos e interrelacionales de las personas que han sido capaces de enfrentar esta adversidad o evento traumático durante su infancia.
Para Walsh (2004) el concepto de resiliencia familiar se evidencia en los procesos de superación y adaptación que tienen lugar en la familia como unidad funcional, mediante los cuales se disminuye el impacto del estrés, posibilitando la capacidad de la familia de reorganizarse, avanzar, y adaptarse, resistiendo las crisis y problemas que puedan resistir en el tiempo, garantizando la estabilidad y el bienestar de la familia.
Fergus y Zimmerman (2005) indican que la resiliencia se refiere al proceso de superar los efectos negativos de la exposición al riesgo, afrontamiento exitoso de las experiencias traumáticas y la evitación de las trayectorias negativas asociadas con el riesgo. Para que aparezca la resiliencia tiene que estar presentes tanto factores de riesgo como de protección que ayuden a conseguir un resultado positivo o reduzcan o eviten un resultado negativo.
Seligman, Rashid y Parks (2006) consideran que las personas que tienen la mayor carga psicopatológica, se preocupan por muchas cosas más, además de aliviar su sufrimiento. Las personas con sufrimientos buscan mayor satisfacción y alegría, pretenden tener vidas llenas de significado.
Gaxiola y Frías (2007) dicen que la resiliencia se define como la capacidad para presentar respuestas adaptativas ante condiciones adversas.
Ramognini (2008) agrega el autor que la resiliencia es referida a la esperanza ante el dolor y el sufrimiento, confiando en un mejor futuro. Esta visión es un hilo conductor para entender que el ser humano más allá de los efectos negativos que le puedan ser generados por un determinado acontecimiento de la vida, es una persona capaz de sacar provecho de la adversidad y, y dar un paso a una mejor calidad de vida.
Gómez (2010) considera que la resiliencia, sea que se manifieste a nivel individual o familiar, resulta fundamental en la educación de los hijos, implicando la protección en el proceso del desarrollo expresado en aspectos como: cubrir sus necesidades básicas, prepararlos para la vida, apoyarlos y brindarles afectos y procurarles la búsqueda de la felicidad.
González, Arratia, Valdez, y González (2011) indican que la compresión conceptual y empírica de la resiliencia no has llevado a considerar que existen dos componentes generales afectivo y cognitivo. Afectivo en el sentido de los sentimientos y emociones que despierta una situación adversa el cognitivo consta de las percepciones del individuo sobre la situación en concreto.
González Arratia, Valdez, Oudhof, y González (2012) entienden que la resiliencia es el resultado de la combinación o interacción entre los atributos del individuo (interno) y los propios de su ambiente familiar, social y cultural (externos) que lo posibilitan para superar el riesgo y la adversidad de forma constructiva.
Cyrulnik Boris (2016) indica que la definición de resiliencia es simple y ampliamente aceptada, pero lo que resulta más difícil de descubrir son las condiciones que permiten iniciar un nuevo desarrollo después del trauma. Ninguna especialidad puede, por sí sola, explicar el retorno a la vida. Hace falta, por tanto asociar a los investigadores de disciplinas diferentes y reunir sus datos con la perspectiva de descubrir los factores, heterogéneos pero no obstante integrados que hacen posible un proceso de neo desarrollo.
Para estos autores lo fundamental es como de lo sustancial de cada disciplina o campo en que se aplica la resiliencia surge una aplicación como herramienta de intervención.
Uno de los estudios más recientes es el realizado por Gutiérrez y Rodríguez (2015) en la ciudad de Estelí, Nicaragua. La estrategia de investigación fue cualitativa, aplicando entrevistas a profundidad. Para la exploración del tema se realizó un grupo focal y el método de abordamiento se enmarca en relatos de vidas cruzadas y paralelas. Se profundizó en los aspectos que motivan a las mujeres a salir de la violencia, cómo logran fortalecerse personalmente, a pesar de todas las
condiciones de riesgo a las que se enfrentan y qué mecanismos ponen en práctica en el acto de salida de la violencia, el objetivo de la investigación pretende determinar por qué algunas personas consiguen aprender de sus experiencias e incluso encontrar beneficios en ellas, aun siendo estas situaciones muy adversas, de exclusión, pobreza o traumáticas por algún motivo, mientras que otras personas, en situaciones similares, no lo hacen.
Los resultados obtenidos mediante la interpretación de los procesos de construcción de resiliencia de mujeres sobrevivientes de violencia, a través de los componentes de resiliencia identificados por Walding y Young (1993): confianza en sí misma, ecuanimidad, perseverancia, satisfacción personal y sentirse bien sola. En este trabajo se identificó que las mujeres deben fortalecer sus mecanismos de protección, manejar adecuadamente sus emociones y sentimientos, enfrentarse positivamente a situaciones de riesgo, fortalecer sus capacidades de afrontamiento, tomar decisiones solas, tener confianza en sí mismas, capacidad de respuesta a la adversidad y tener un manejo adecuado de la soledad y el miedo.
Entre las conclusiones del estudio entre Gutiérrez y Rodríguez (2015) se menciona que las mujeres que desarrollan resiliencia y que son sobrevivientes de violencia, muestran convicción de desarrollo personal, reconocen que vivieron violencia, confían en sus capacidades, se enorgullecen de sus logros, cuentan con capacidades para enfrentarse a situaciones estresoras, pueden sobreponerse a la adversidad, canalizan positivamente el miedo al agresor, manejan adecuadamente sus emociones, fortalecen sus mecanismos de auto – protección y su autoestima.
Otra investigación realizada por Arango (2004) en Medellín, Colombia. “Proceso de Salida de las mujeres de la violencia doméstica” su objetivo es comprender el proceso de salida de las mujeres de la violencia doméstica. Metodología: estudio cualitativo, basado en la Teoría Fundamentada; se entrevistaron en profundidad a 18 mujeres adultas, residentes en Medellín Colombia y que llevaban como mínimo un año de haber salido de la violencia doméstica. Resultados: fue un proceso liderado por las mujeres; soportado en la introspección y la autoconciencia. Implicó superar el miedo, revisar el tradicional estereotipo de género y abandonar la identidad de víctima, para reconstruir la identidad. En interacción con la red social de apoyo las mujeres desarrollaron factores resilientes, imprescindibles estos para la salida exitosa del maltrato, se destacan: responsabilidad, persistencia en la determinación de salir del maltrato, autoestima, autoconfianza, sociabilidad, optimismo, curiosidad y espiritualidad.
Conclusiones: La salida es una decisión personal; un proceso difícil, largo, doloroso y complejo. La resiliencia promueve el desarrollo humano. Las mujeres se fortalecen como sujetos de derecho, reconstruyen la identidad y ganan libertad. La solidaridad social es indispensable para generar comportamiento resiliente. De las 18 mujeres participantes, solo tres 16.6% tuvieron parejas que cambiaron su comportamiento, solicitando y recibiendo ayuda terapéutica. Es improbable que los hombres violentos cambien su conducta sin buscar ayuda.
Los factores resilientes fueron progresando en la interacción de las mujeres con la red social de apoyo, constituida por: terapeutas psicólogas, psicoanalistas, familia especialmente hermanas y madres-, amigas/os, vecinas, organizaciones no gubernamentales de mujeres, empleadoras, maestros, algunos religiosos y, con menor relevancia, ciertas instituciones del Estado, ya que la intervención de algunas Comisarías de Familia y Fiscalía resultó ineficaz, pues funcionaba si las mujeres llegaban con heridas visibles y graves. Se consideró el factor resiliente relacionado con la responsabilidad. La responsabilidad es un “valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos”. En este sentido, las mujeres asumieron preservar su vida y la de sus hijos, lo que implicó ponerle límites al abusador y terminar con el maltrato.
En este sentido se argumentó que la salida de las mujeres de la Violencia doméstica se da gracias a su comportamiento resiliente producto de procesos interactivos, desarrollados a través de la vida, donde se conjugan sus recursos personales o intrapsíquicos y del ambiente o red social. En dicha interacción esos recursos personales logran mayor progreso y se ponen al servicio de la salida, constituyéndose en factores resilientes, tales como: responsabilidad, persistencia en la determinación de salir del maltrato, autoestima, autoconfianza, optimismo, sociabilidad, curiosidad y espiritualidad.
Otro estudio fue el realizado por Guillen y Villarraga (2013) en Cajicá, Colombia, cuyo objetivo fue proponer una técnica de intervención sustentada en los principios de la terapia narrativa desarrollada por Michael White Trabajador Social y David Epston Antropólogo, modelo de análisis sistémico/ecológico en el marco de los factores políticos económicos y demográficos, se utilizó la técnica de la casita de la resiliencia, la cual consiste en una representación gráfica de los diferentes pilares de la resiliencia, desde el enfoque de la Psicología. Los resultados en esta investigación fue realizar la terapia narrativa que permitió
identificar las características propias de cada eje y romper mitos alrededor de cada uno de ellos, siendo uno de estos la idea que encaja la resiliencia como una característica que se posee y permite generar una intervención dirigida a la promoción de factores internos a nivel familiar e individual.
Otro estudio de Salvador (2015). En el Hospital de Medina del Campo en Valladolid, España se realizó una investigación bibliográfica con la intención de aplicarla en la violencia de género, el objetivo fue destacar y potencializar sus propias capacidades para afrontar la violencia. Como se ha comentado son pocos los estudios sobre violencia de género desde el punto de vista de la resiliencia. Lo que se ha investigado, sobre todo, son las cualidades en resiliencia que tienen las mujeres que han salido de vivencias de maltrato en la pareja sin aportar estrategias para ayudarlas reforzando estas cualidades.
La violencia contra la mujer por parte de su pareja es la mayor contribución a producir un detrimento importante de la salud física y psicológica de las mujeres que la sufren. Y aunque el propio maltrato puede dañar muchas de sus capacidades de resiliencia, se puede trabajar para potencializarlas y recuperarlas. La resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, aprender de ellas, superarlas e inclusive, ser transformados por estas. Y es que la cualidades de la resiliencia individual (basado en Erikson, 1989; Wolin,1993; Melillo,2002, citados en Forés y Grané, Grotberg, 2006) serian:1.- la Confianza de la persona en sí misma y en los demás, es la base de los otros pilares y la clave principal para promover la resiliencia 2.- La autoestima que es reconocer los propios logros y aceptarse a una misma 3.- la introspección que es conversar con una misma y darse una respuesta honesta 4.- La independencia y autonomía saber figar límites entre una misma y el medio con problemas 5.- L a capacidad de relacionarse se trata de la habilidad para relacionarse y establecer vínculos e intimidad con otras personas 6.- Sentido del Humor y las emociones positivas permite evitar sentimientos negativos y soportar situaciones desagradables 7.- La Creatividad que es la capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden. Así la mujer se va empoderando. Se va siendo más consciente de su situación, y estará más preparada para las dificultades.
La revisión científica que se realizó sobre el tema “Violencia contra las Mujeres y Resiliencia” es muy escasa, existen estudios en su mayoría sobre resiliencia enfocados a niños, adolescentes; temas sobre: rendimiento escolar, edad adulta, vejez y migración. Algunos autores los han relacionado más con la resiliencia y sus emociones positivas y la capacidad de recuperarse del estrés diario y las circunstancias adversas a la vida.
Por lo tanto se iniciará definiendo el concepto de resiliencia y violencia hasta llegar a la utilización de este concepto en las ciencias sociales. Hay múltiples definiciones de resiliencia de las que destaca la de Grotberg (1995) “la resiliencia es la capacidad del ser humano para ser frente a las adversidades de la vida, aprender de ellas, superarlas e inclusive ser trasformados por estas” este concepto forma parte del proceso evolutivo y debe promoverse desde la infancia.
La violencia contra la mujer por parte de su pareja es la mayor contribución a la mala salud física y psicológica de la mujer en el mundo (Salvador, 2015). Las mujeres que sufren violencia de género, sufren deterioro en su autoestima, de su iniciativa, de su capacidad de reflexión en lo que les está pasando, se sienten culpables, desconfían de sí mismas y de los demás, sienten mucho miedo, impotencia, vergüenza. Muchas de ellas pueden presentar un aislamiento familiar y social que las dificulta acceder a los apoyos familiares y sociales (Walker, 2012; Jiménez, 1999, citado por Salvador, 2015). Lo que se ha investigado en la violencia contra las mujeres desde la resiliencia es resaltar las cualidades de la resiliencia que tienen las mujeres que han salido de vivencias de maltrato en la pareja (Anderson, 2012, citado por Salvador, 2015). En esta misma idea se analizará la violencia en las relaciones de pareja la cual inicia por lo regular durante las relaciones de noviazgo, y en la mayoría de los casos se acentúa en la vida conyugal (Castro, 2006).
El objetivo de esta investigación es analizar las fuentes de apoyo (recursos internos y externos) de los procesos resilientes en mujeres violentadas por sus parejas y sus impactos en la mejora de su calidad de vida, la propuesta se enfoca en obtener una comprensión profunda en la violencia contra las mujeres desde el enfoque de la resiliencia
Es un método esencialmente cualitativo el cual lo define Denzin y Lincoln (2005)2 como
una actividad localizada en un cierto lugar y tiempo que sitúa al observador en el mundo, en este nivel la investigación cualitativa implica un acercamiento interpretativo y naturalista del mundo
Esta investigación asume su postura desde el estudio de casos a través del enfoque ecológico propuesto por de Bronfenbrenner (1989). La idea que guía este modelo, es que el individuo se encuentre inmerso en una ecología determinada por diferentes niveles que interactúan entre sí. El estudio de casos se concebirá en el presente trabajo como una estrategia que permite el acceso profundo a un fenómeno como lo son los procesos resilientes de las mujeres violentadas por sus parejas. En este contexto, el estudio de una entidad en particular se emprende para alcanzar una comprensión más desarrollada de algún problema más general o para desarrollar una teoría (Tarrés, 2004) que en esta investigación no es su propósito por el momento, también es un estudio se casos ya que pueden concebirse como pesquisas de tipo empírico que investigan fenómenos presentes en contextos de vida real, especialmente cuando las fronteras entre fenómenos y contextos no son claramente evidentes (Yin 1994).
Los niveles que conforman el marco ecológico van desde un micro sistema que es el individuo o nivel ontogénico, en este se avanza en las etapas de la vida, el macro sistema abarca la relación del hombre con la familia y con la comunidad que impone sus normas. Y finalmente el ecosistema donde aparecen las instituciones que favorecen la promoción de la resiliencia (Rodríguez, 2009). El verdadero aporte de este modelo es la relación entre los sistemas es decir que un sistema depende del otro.
Según Bronfenbrenner (1979), el Mesosistema comprende las interacciones de dos o más entornos en los que las personas en desarrollo participan activamente (familia, trabajo y vida social). Es decir el Mesosistema está representada la interacción entre los distintos ambientes en los que está inmerso el sujeto. Por eso, este espacio de influencia tiene especial relevancia al hablar de procesos de reiliencia (Puig y Rubio 2011). En este mismo sentido uno de los enfoques que proporciona esta visión más holística es el Enfoque Ecológico para la Atención de la Violencia instituido por Heise (1998) a partir de la propuesta de Bronfenbrenner (1979). Parte del supuesto de que cada persona está inmersa, cotidianamente, en una multiplicidad de niveles relacionales (individual, familiar, comunitario y social) en los cuales se pueden producir distintas expresiones y dinámicas de violencia. El planteamiento de Heise fue asumido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 20033
Recursos externos: redes, y grupos sociales, salud, educación,
Recursos externos: CJM, IM, HG, ONGS
sociedad (macrosistema)
instituciones (mesosistema)
Recursos externos: conflictos de pareja, redes y apoyos
Familia (microsistema)
Individuo
Recursos internos: autoestima, confianza, carácter, actitud,
Fuente: Elaboración propia
Las técnicas seleccionadas de recogida de la información son observación participante en la investigación cualitativa (Taylor y Bogdan 2002) la cual permite observar desde la primera visita el ambiente interno de la institución (políticas públicas de atención, promoción y prevención). Características de las mujeres (edad, nivel, educación, tipo de violencia) y el externo (domicilio, rutas de acceso, colonias colindantes, comunidad).
Otra de las técnicas que se utilizará en esta investigación es la entrevista en profundidad y de la cual se tiene una guía de entrevista por lo tanto esto conduce a decir que es una interacción verbal cara a cara entre el investigador y el informante, encuentros dirigidos hacia la comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, tal como las expresan con sus propias palabras, el propio investigador es el instrumento de la investigación (Taylor y Bogdan 2002)
La muestra se determinará de manera inductiva partiendo de cuestiones generales en este caso son las instituciones que atienden la violencia contra las mujeres como los son el Centro de Justicia y Empoderamiento de la Mujer, el Instituto de la Mujer, Hospital General, ONGS (MUSAS), para después llegar a las mujeres a través de la técnica bola de nieve en donde las unidades muéstrales van escogiéndose, sucesivamente, a partir de las referencias aportadas por
los sujetos a los que ya se ha accedido. Como, a su vez, los nuevos casos identifican a otros individuos en su misma situación, la muestra va aumentando, como una "bola de nieve" (Ancona 1996). Las mujeres seleccionadas para esta muestra son de 10 entrevistas en profundidad entendiendo que exista la posibilidad de más entrevistas.
Para la selección de las mujeres entrevistadas se requerirá de algunas características como, ser mujer de 15 años y más, residente en la región lagunera, estar o haber estado en una relación de pareja o conyugal a lo largo de su vida, tener o haber tenido una experiencia de violencia por parte de su pareja o ex pareja, ser usuaria de servicios de atención prestados por los CJM, ONG, Instituto u Hospitales que presten las atenciones de violencia contra las mujeres.
Ruta de inserción al campo
Considerando que el tema de la violencia contra las mujeres es un tema privado y que no es posible detectarlo a simple vista, se consideró como estrategia de investigación o como una primera etapa acercarnos a instituciones que atienden la violencia contra las mujeres en el Municipio de Torreón Coahuila, de las cuales se considera el Centro de Justicia para la Mujer, Instituto Municipal de la Mujer, ONGS, (MUSAS) siendo estas las que más representatividad tienen en el municipio, la ruta de inserción al campo se inicia en el Centro de Justicia.
Fuente: elaboración propia
Algunos resultados de la primera etapa en la inserción al campo
Estos son algunos resultados del primer acercamiento al campo en el cual se desarrolló una monografía del Centro de Justica y empoderamiento para la mujer resaltado algunos datos importantes en la entrevista realizada a la directora del centro se destacan algunas categorías de las mujeres sobrevivientes a la violencia de género
Categorías: (toma de decisiones, empoderamiento, introspección, autoestima), resaltando que el empoderamiento inicia cuando las mujeres toman desciciones, otro de los problemas muy recurrente es que las mujeres no quieren trabajar “yo quiero que me mantengan” esto frena el empoderamiento.
En la monografía lo que resalta desde luego en esta acción es la evaluación por ONUMUJERES califico a los Centros de Justicia y Empoderamiento para las Mujeres de Coahuila con un 98.3 al revisar su funcionamiento, infraestructura, manuales y protocolos destacando así Coahuila como el Estado referente a nivel nacional en la atención de la violencia contra las mujeres.
Coahuila es el estado con más Centros de Justicia ( Torreón, Saltillo, Acuña, Frontera, y Matamoros los cuales dependen de INMUJERES por el gobierno federal y un Instituto de las mujeres a nivel Municipal. El centro de justicia sale de una iniciativa del Gobernador y su Esposa de atención a las mujeres violentadas.
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Notas
1 Citado por Kalawski (2003)
2 Citado en Najmias (2007)
3 Citado por Olivares y Incháustegui (2009)