Salvador Nambo1, Adelina Arredondo2, Sergio Tobón3 y Verónica
Giles-Chávez4
Palabras clave: Seguridad escolar; estudiantes de secundaria; políticas educativas; gestión escolar; violencia escolar
Desde la década pasada, en el municipio de Cuernavaca, capital del estado de Morelos en el centro
de México, se hizo común escuchar sobre la implementación de estrategias de seguridad escolar en las escuelas de nivel básico: Operativos Mochila, DARE (Drug Abuse Resistance Education, por sus siglas en inglés, traducido al español como Educación para Resistir el Abuso de las Drogas), Escuela Segura, entre otros (González y Rivera, 2014). El principal objetivo de estos programas era el de prevenir la violencia y la drogadicción dentro y fuera de las escuelas de nivel básico, debido a la proliferación de pandillas y denuncias de padres de familia, estudiantes y maestros sobre la venta de drogas afuera de las instituciones educativas; además del incremento de actos vandálicos y criminalidad en colonias populares consideradas como puntos rojos por parte de las dependencias federal, estatal y municipal de seguridad.
Estas acciones se realizaron de forma constante en las escuelas primarias y secundarias del municipio y fueron impulsadas por las autoridades encargadas de la prevención del delito. En 2005 se aplicó en Cuernavaca el programa “Mochila Segura” (Hernández, 2014), el cual prevé la vigilancia policíaca en los circuitos escolares y la revisión de mochilas a los estudiantes en coordinación con padres y madres de familia y profesores; en 2007, inició el DARE, el cual contempla el uso de policías como instructores regulares en aulas de educación básica (Nambo, Arredondo y Giles, 2014); y en el 2008 el Programa Escuela Segura (Nambo y Arredondo, 2014), al cual se le dio seguimiento hasta el 2016, que cambió de nombre y objetivos al ser nombrado como el Programa Nacional de Convivencia Escolar (Secretaría de Educación Pública, 2016).
La escuela, en general, se había convertido en una zona de riesgo. Para entonces había ya varios estudios relacionados con el entramado de la violencia escolar (Carra y Mabilon-Bonfils, 2012; Carra 2009; Debarbieux, 2012; Furlan, 2003; Furlán, Pasillas, Spitzer y Gómez, 2010; González, 2011; González y Rivera, 2014; Sposito, 2001, 2003). La discusión sobre este tema mostraba que la violencia escolar que se genera dentro y fuera de la escuela, en varios de los casos estudiados, es producto de factores sociales que rebasan a la escuela y un resultado de las interrelaciones entre la escuela y la sociedad. Es decir, la situación de la violencia escolar depende mucho del contexto en el que se da y de las personas que la aborden.
En este sentido, la Constitución Política Mexicana establece que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas, lo que implica garantizar la vida y la libertad de las personas (Universidad Nacional Autónoma de México, 2017). Es decir, el estado moderno tiene la
obligación de preservar la vida y la seguridad de las personas, sobre todo en las instituciones que administra como es el caso de la escuela pública.
El problema de investigación de este trabajo surge a partir de la exploración realizada al programa denominado Escuela Segura (Nambo y Arredondo, 2009). Lo anterior permitió observar, como lo menciona Michaud (1999), que la violencia no son solamente los hechos, sino también las maneras de aprehenderlos, de juzgarlos, de verlos y de no verlos. Por lo tanto, se considera una dimensión relativa de la violencia: la subjetividad y el contexto específico son determinantes de lo que puede entenderse por violencia, de lo que es o no violento, de lo que es más o menos violento, y del impacto de la violencia sobre la persona, la institución, el entorno inmediato, la sociedad. Es decir, para explicar y para comprender la violencia, hay que relativizarla al sujeto que la experimenta, al contexto en que sucede, al momento histórico-social.
En este sentido, Carrá (2009) considera que los estudios sociológicos abordan la violencia escolar a través de un prisma de adulto que construye una representación de violencias en el medio escolar. Pero, se pregunta la autora: “¿Qué dicen finalmente los alumnos de eso que ellos viven en la escuela?” (p.1). Lo anterior permite razonar que la perspectiva de los sujetos, sobre todo hablando de la violencia escolar, es imprescindible. Por lo tanto, es preciso tomar en cuenta los puntos de vista de los maestros, padres de familia y otros miembros de la comunidad inmediata de la escuela, pero de manera especial, la de los alumnos.
Es importante destacar que durante la realización de este proyecto hubo un incremento de la violencia armada (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2010) en el estado de Morelos y del municipio de Cuernavaca. Lo anterior, hizo que fuese necesario analizar la relación entre violencia social y escolar en el contexto local, poniendo especial énfasis en la percepción de los alumnos de zonas consideradas de riesgo delictivo. Por lo tanto, sólo los estudiantes podrían guiar la forma de trabajo, para lo cual se establecieron las siguientes preguntas de investigación: ¿Qué les daba inseguridad? ¿Cómo percibían la violencia? ¿Cómo veían las formas de intervención para prevenir la violencia? Esta investigación retoma desde un punto de vista sociológico la gestión de la violencia, principalmente aquella que se genera contra la escuela y los alumnos, sin ahondar en la función de la escuela como promotora de los derechos humanos o como formadora de ciudadanos, así como tampoco sobre el papel que juega ante violencias generadas por grupos criminales.
Cabe destacar que los resultados de las investigaciones realizadas en el estado de Morelos sobre la seguridad escolar, han tenido un impacto especifico en las políticas públicas ya que se han puesto en marcha actividades relacionadas con la seguridad escolar y la prevención de la violencia en las escuelas.
Se llevó a cabo un estudio mixto (Miles y Huberman, 1994), en el que se van articulando procesos cualitativos y cuantitativos, mismos que permitieron redimensionar los enfoques preexistentes sobre las formas violentas, principalmente aquellas registradas contra la escuela. Es decir, se asumió una visión epistemológica de construcción del conocimiento que tiene que ver con delimitar y definir claramente el objeto de estudio para identificar y jerarquizar todos los elementos que lo constituyen, estudiarlos por separado y buscar las relaciones que se dan entre ellos; al final de este proceso, se busca explicar cómo es ese objeto, reconstruyendo sus elementos, explicando qué son, en qué consisten, cuál es su relación y cuáles son las causas por las que son como son, considerando una rigurosa investigación documental y la construcción de un instrumento que pase por un proceso de validación y confiablidad.
La forma como se recuperaron las opiniones o percepciones de los alumnos acerca de la violencia escolar fue a través de la entrevista, la observación directa, el panel, el grupo focal y la encuesta (Duverguer, 1996; Canales y Peinado, 1999); mientras que la manera en la que se abordó la política educativa fue a través del trabajo documental (Arias, 2006; González, 2010) y el análisis hemerográfico (Thompson, 1998).
En primera instancia se llevó a cabo un grupo focal con diez jóvenes de los tres grados en una escuela secundaria general pública. Las características solicitadas de los jóvenes era que fueran víctimas o agresores (a criterio de la propia autoridad escolar), pertenecer a la comunidad y no tener nexos familiares. Dicho trabajo fue contrastado con otros dos grupos focales realizados en dos secundarias técnicas públicas de la localidad. Las sesiones de preguntas fueron organizadas de la siguiente forma:
La inseguridad en torno a la escuela. ¿Qué incidentes ocurren?
¿Quiénes los propician? ¿Cómo me afectan? ¿Cómo los evito o me protejo de ellos?
¿Cómo participo o contribuyo a su creación o reproducción?
Las acciones para protegerme de la inseguridad en torno a la escuela. ¿Cómo me ayudan mis padres para protegerme? ¿Cómo me ayudan mis compañeros? ¿Cómo me ayudan mis autoridades locales? ¿Cómo me ayudan mis profesores o directivos?
Cómo crees que sería mejor tu escuela en los siguientes aspectos: actividades de seguridad; relación entre tus compañeros; relación con tu comunidad; relación con tus autoridades locales.
Derivado del anterior trabajo, ya que los grupos focales fueron sometidos a un análisis de contenido, se realizó una encuesta para estudiantes: El Cuestionario sobre seguridad escolar para alumnos de secundaria, el cual fue administrado previo pilotaje, en cuatro escuelas secundarias del municipio de Cuernavaca a jóvenes de primero, segundo y tercer grado.
Cabe mencionar que la manera como se trabajó con los conceptos principales fue a través del análisis documental y el análisis hemerográfico. Este último sirvió para hacer bases de datos que permitieran hacer un diagnóstico de la situación de la violencia que existe en la entidad, pero también para hacer un análisis de la difusión de la violencia en los medios de comunicación, tal como si se tratara de publicidad diaria y constante y que afecta el cotidiano de las escuelas y de los adolescentes, ya que “se basa en la lógica de una asociación o un desplazamiento simbólico, en los cuales se promueven las mercancías al asociarlas con objetos deseables, personas con autoridad, etcétera” (Thompson, 1998, p. 414).
El Cuestionario sobre seguridad escolar para alumnos de secundaria se hizo con el análisis de los grupos focales, 12 entrevistas a directivos, además de entrevistas realizadas a profesores, padres de familia y otros actores escolares de escuelas secundarias y primarias del municipio de Cuernavaca. Asimismo, se consultaron, retomaron o adaptaron algunos reactivos de diferentes encuestas (Barona, 2010; Carra, 2009; Espinosa, 2007; Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, 2002; Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, 2006; Secretaría de Educación Pública, 2009, 2010). Cabe mencionar que la encuesta de Carra (2009) sirvió de base
para confeccionar el cuestionario, siguiendo la forma como ellos lo hacen para generar empatía con los estudiantes. Asimismo, el procesamiento se llevó a cabo mediante el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 15. Para la creación de la base de datos se construyó una variable por cada reactivo del cuestionario, ya sea de tipo numérico o de cadena. Cabe mencionar que fue a través de un trabajo colectivo con especialistas que se logró diseñar una escala, valida, confiable y estable a nivel teórico y empírico (validez de constructo y
validez ecológica), para medir la percepción de inseguridad, la violencia y la seguridad escolar.
El cuestionario se dividió en cuatro partes: La primera comprende datos generales. La segunda contiene reactivos que permiten conocer lo que hemos denominado como factores de protección en el hogar y en el entorno. La tercera tiene que ver con la violencia escolar, la percepción de inseguridad dentro y fuera de la escuela y las estrategias de seguridad. La última contiene factores de riesgo en el hogar y entorno en el que viven los jóvenes.
La encuesta se aplicó a 122 estudiantes de una zona considerada por los informantes de riesgo delictivo. Se recurrió a datos proporcionados por autoridades de la Secretaría de Seguridad del municipio de Cuernavaca para hacer un mapeo de las escuelas y su ubicación en las cuatro diferentes zonas de seguridad. Este trabajo refleja la teoría de los círculos concéntricos de Ernest Burguess (citado en Cajas, 2009), quien desarrolla una cartografía básica para la investigación urbana en la que divide la ciudad de Chicago espacialmente en cinco círculos concéntricos: el primero coincide con el sector céntrico de la ciudad, un segundo con los barrios peligrosos, un tercero con las áreas de vivienda, el cuarto con una zona residencial y el quinto con el lugar de tránsito. Es en el segundo círculo “el espacio típico donde florece el ‘bajo mundo’, los barrios peligrosos, la prostitución y el tráfico de drogas. Posee índices altos de criminalidad. No hay control policiaco. La competencia es despiadada” (p. 97). Y, en efecto, este segundo círculo fue de especial atención en el municipio de Cuernavaca, donde pudimos ubicar y visitar las escuelas más atendidas por las autoridades de seguridad debido al índice delictivo.
En los grupos focales los jóvenes dijeron sentirse seguros en su entorno, catalogado por la
Secretaría de Seguridad Pública del municipio de Cuernavaca como inseguro, como un foco rojo o una comunidad de riesgo. Afirman que la banda, como ellos nombran a los jóvenes que se juntan en las esquinas y principalmente en las calles aledañas de la escuela, los protegen, ya que algunos de sus familiares forman parte de ellas, los esperan a que salgan y los llevan a sus domicilios. Es decir, permanecían intactas las complejas formas de convivencia de los estudiantes con el entorno y con ellos mismos. En la Tabla 1 presentamos los porcentajes de aquellos estudiantes (hombres y mujeres) que dijeron haber sido víctimas, además de los incidentes ocurridos dentro de la escuela.
Tabla 1. Estudiantes víctimas de alguna agresión dentro de la escuela
En el último año has sido víctima de una agresión DENTRO de la escuela TOTAL | Sí (20.5%) | No (79.5%) |
HOMBRE | Sí: 16 (28.1%) | No: 41 (71.9%) |
MUJER | Sí: 9 (13.8%) | No: 56 (86.2%) |
Q u é p a s ó ? | HOMBRE | MUJER |
empujándome y me hartaba porque era fastidioso y ahora me ve bien feo, como si me |
físicamente, pero mis compañeros muestran sus partes íntimas en frente |
quisiera pegar o algo así
Verbalmente, con una profesora | de todos
|
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
La dinámica de la violencia es variada. Los hombres señalan haber sido agredidos por profesores, se insultan en grupo, se ponen apodos, se pelean. En cambio, hay pocos incidentes que reportan las mujeres; algunas de ellas hacen referencia a agresiones relacionadas con su sexualidad. Sin embargo, aunque se reportan situaciones de violencia, se observa que está poco representada dentro del contexto escolar, ya que solo un 20.5% dicen que si han sido víctimas de
agresión. Esta dinámica es similar cuando se hace referencia al exterior de la escuela como mostramos a continuación en la Tabla 2.
Tabla 2. Estudiantes víctimas de alguna agresión alrededor de la escuela
En el último año has sido víctima de una agresión ALREDEDOR de la escuela TOTAL | Sí (14.8%) | No (85.2%) |
HOMBRE | Sí: 9 (15.8%) | No: 48 (84.2%) |
MUJER | Sí: 9 (13.8%) | No: 56 (86.2%) |
Q u é p a s ó ? | HOMBRE | MUJER |
|
no pasa de ahí. |
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
En apariencia la dinámica de la violencia es mayor dentro que afuera. Los estudiantes tienen poca interacción con el exterior, aunque las mujeres son a quienes se agreden más al exterior y no se percatan mucho de otros incidentes violentos como destacamos en la Tabla 3:
Tabla 3. Testigo de formas violentas dentro y alrededor de la escuela
¿Has sido testigo de alguna de las siguientes situaciones? DENTRO de la escuela | |||||
TOTAL | Golpizas entre compañeros (63.1%) | Pandillerismo (23.8%) | Ninguna (18.9%) | ||
HOMBRE | Golpizas entre compañeros: 37 (64.9%) | Pandillerismo: (35.1%) | 20 | Ninguna: (17.5%) | 10 |
MUJER | Golpizas entre compañeros: 40 (61.5%) | Pandillerismo: (13.8%) | 9 | Ninguna: 13 (20%) | |
¿Has sido testigo de alguna de las siguientes situaciones? ALREDEDOR de la escuela | |||||
TOTAL | Golpizas entre compañeros (39.3%) | Pandillerismo (30.3%) | Balaceras (18.9%) | ||
HOMBRE | Pandillerismo: (42.1%) | 24 | Golpizas compañeros: (40.4%) | entre 23 | Balaceras: 9 (15.8%) Golpizas entre vecinos: 9 (15.8%) |
MUJER | Golpizas entre compañeros: 25 (38.5%) | Ninguna: (23.1%) | 15 | Balaceras: (21.5%) | 14 |
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
También hay riesgos en el hogar de los estudiantes y en el entorno. En la siguiente tabla se demuestra la preocupación de los jóvenes por el aumento del pandillerismo en sus colonias, además de que afirmaron, en su mayoría no tener problemas de violencia en su casa:
Tabla 4. Factores de riesgo en el hogar y en el entorno escolar
¿Qué situaciones se presentan en tu hogar? | En la colonia donde vives ¿Cuáles de los siguientes delitos han aumentado en el último año? |
Tienes discusiones continuas con tus padres (19.3) | Pandillerismo (47.9) |
Tu familia te ha prohibido relacionarte con alguien (19.3) | Robos (de vehículo, a casa habitación, a la escuela) (37.8%) |
Otra (ninguna) (11.8%) | Asaltos (robo a mano armada) en vía pública (31.9%) |
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
Según la encuesta aplicada, el 83.6 por ciento de los estudiantes quieren seguir estudiando. En ella se realizó la pregunta ¿Cómo te ves en el futuro con relación a los siguientes tres aspectos?: trabajo, estudios y familia. Debido a que los estudiantes vivían en zonas de alto riesgo en el que una de las actividades delictivas que se desarrollan es el de la venta de drogas, suponíamos que alguno de los estudiantes diría que una de sus opciones de vida es el narcotráfico. Ninguno de los estudiantes lo hizo, por el contrario, la mayoría de los que contestaron se vieron con una familia, un trabajo o negocio y estudios de licenciatura o posgrado como se muestra a continuación en la Tabla 5:
Tabla 5. ¿Cómo te ves en el futuro?
HOMBRES | MUJERES | |
r a |
| 1. Ser una grande chef, tener varios diplomas y saber más de 4 idiomas |
b a j o | encontrar trabajo
|
|
HOMBRES | MUJERES | |
s t u d i o |
|
|
HOMBRES | MUJERES | |
a i l i a |
m hijos |
esposo |
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
En la encuesta se realizó una pregunta para conocer quién cuida la entrada o salida de la escuela (Tabla 6) y las estrategias de seguridad que se realizan en las escuelas (Tabla 7), como se muestra a continuación:
Tabla 6. En tu escuela ¿Quién cuida la entrada/salida?
Un maestro/a (50.8%)
Policías (30.3%)
Otro (prefectos o conserjes) (27.5%) El director/a (14.8%)
Nadie (10.7%)
Padres de familia (9%)
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
Tabla 7. Estrategias de seguridad dentro y fuera de la escuela según los alumnos
¿Conoces alguna estrategia que se esté aplicando en la escuela para atender la seguridad escolar? | ||
Sí (34.4%) | No (63.9%) | No contestó (1.6%) |
Algunas estrategias mencionadas |
Convivencia | Disciplina | Contra la violencia | Evitar riesgos |
peto |
ectura ortes |
|
elación |
Fuente: Elaboración propia a partir del Cuestionario sobre seguridad escolar para
alumnos de secundaria
Uno de cada cuatro estudiantes conoce alguna estrategia de seguridad, las cuáles están encaminadas a mejorar la convivencia, aplicar la disciplina, evitar la violencia y los riesgos. En
este sentido, es importante destacar que las autoridades escolares han tomado decisiones para evitar que las integrantes de la comunidad escolar sean afectadas por la violencia. Sin embargo, muchas de esas decisiones podrían representar un acto que violente la integridad de los estudiantes, los profesores e incluso de los padres de familia, debido a la falta de información y al no tomar en cuenta el capital social con el que se cuenta. Lo que ocurre ante la multiplicidad de formas violentas en la escuela y el contexto puede derivar en estrategias concretas, específicas, o bien a la perpetuación de la violencia a través de la ilegalidad o la inacción y, de esta manera, alcanzar la normalidad.
En este sentido, Tani Adams (2012) propone una iniciativa colaborativa que conjunte esfuerzos de actores internacionales, nacionales y locales para desarrollar enfoques más efectivos por medio de la investigación, la reforma de políticas públicas y la acción social para evitar lo que señala como violencia crónica.
Por su parte José Vicente Tabares-dos-Santos (2009) afirma que con el propósito de hacer eficientes las distintas acciones que se han desarrollado en la escuela, resulta necesario una actuación multisectorial de la administración pública, tanto municipal como estatal. En el caso de Porto Alegre, Brasil, destaca, desde la década de 1990 un conjunto de acciones públicas, la participación de la Brigada Militar y de la Policía Civil; algunos avances legislativos se hicieron sentir, tal como la institucionalización de la acción contra la violencia en la Escuela como política pública. También la ley municipal ya exige la apertura de las escuelas en los fines de semana para actividades comunitarias; la participación de los Consejos Escolares, entre otros.
En México se han implementado este tipo de programas en la última década con mayor fuerza. Sin embargo, al margen de estas políticas, los integrantes de la comunidad escolar han desarrollado prácticas creativas, prácticas que de momento se han denominado como “prácticas creativas de seguridad”, para evitar ser afectados por la violencia que se vive en el entorno escolar. Es decir, hay prácticas que se realizan para evitar la inseguridad y que no han sido parte de una política específica sino por el simple hecho de sobrevivir a una colonia considerada peligrosa. Acciones como pertenecer a un grupo social específico o mantener lazos afectivos con los compañeros de la escuela, pueden sugerir mayor seguridad entre los estudiantes.
En la investigación realizada es frecuente escuchar a los estudiantes manifestando que en la escuela se sienten seguros. La violencia escolar es parte de un proceso que involucra actores y espacios en un momento histórico determinado que al entrar en conflicto provocan nuevas historias de continuidad y cambio. En este sentido, es importante decir que los integrantes de la comunidad escolar han desarrollado lo que podemos llamar “prácticas creativas de seguridad”, para impedir ser afectados por la violencia que se vive en el entorno escolar. Es decir, los jóvenes de estos entornos de riesgo trabajan de manera colaborativa con sus padres, maestros y vecinos, en la resolución de los problemas en el contexto local con una visión global, influenciados por la sociedad del conocimiento (Tobón, González, Nambo & Vázquez, 2015).
De esta manera, los agentes sociales se apropian y resignifican los recursos y orientaciones culturales existentes, más que ocuparse de vigilar a quien pueda ser peligroso en la escuela. Es decir, hay prácticas que se realizan para evitar la inseguridad y que no han sido parte de una política específica sino por el simple hecho de vivir y sobrevivir a una colonia considerada peligrosa.
Los estudiantes de secundaria experimentan su realidad condicionados por su época, el contexto social, pero, sobre todo, en función de sus condicionantes más próximas, como son la escuela, la manera en que se organiza e interactúa, la zona urbana en la que se encuentra, la comunidad inmediata a la escuela, la familia y los valores que comparten. En una época en la que todo pareciera empeorar en materia de inseguridad, principalmente por la difusión que ha tenido la violencia directa, explícita, en los medios de comunicación, es pertinente preguntarnos ¿Cómo preparar a los alumnos de educación básica para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de deberes civiles y sociales?
El aporte que ofrece esta investigación al estado del conocimiento radica en el abordar a la violencia escolar desde quien es sujeto de atención y la forma como percibe el problema y sus formas de solución. Un estudio que ayude a ver la manera como los estudiantes están percibiendo las acciones para mejorar su seguridad y de esta manera pueda proponer alternativas de solución a lo que ve en un espacio que valora y considera como suyo: la escuela.
Cabe preguntarse también si ¿La violencia y la atención de la violencia están impidiendo las funciones y las acciones propias de la escuela? Lo que se puede concluir de este estudio es que no. Las labores de la escuela transcurren más allá de los riesgos generados por el ambiente de
inseguridad social. Le escuela aporta las herramientas a los estudiantes para conocer y vivir en sociedad y saber qué es lo que pasa en su alrededor. Están más al pendiente de lo que pasa y se asumen como parte de una sociedad al analizar qué le corresponde a cada quien en la intervención para solucionar la violencia, es decir, se forman como ciudadanos.
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