La acción colectiva desde la fe: las comunidades eclesiales de base de Río Blanco, Veracruz


The collective action from the faith: the ecclesial communities of base de Río Blanco, Veracruz


Manuel Hernández Pérez1, Rocío Andrade Cortes2 y Ricardo Sosa

Evangelista3


Resumen: Las Comunidades Eclesiales de Base de Río Blanco se comenzaron a promover a mediados de la década de los setentas del siglo XX por el padre Ricardo Zapata. Se inició el trabajo con grupos pertenecientes a diferentes sectores sociales del municipio, sobre todo obreros, trabajadores de la construcción, mujeres y campesinos. El objetivo principal de este trabajo es dar a conocer la influencia socio-política que tuvieron estos grupos, ya que participaron en diferentes luchas en contra de caciques sindicales, lucha por reparto de tierras, defensa de derechos humanos y por la misma renovación de las estructuras eclesiales.


Abstract: The Ecclesial Communities of Base of Río Blanco began to be promoted in the mid-seventies of the twentieth century by Father Ricardo Zapata. Work began with groups belonging to different social sectors of the municipality, especially workers, construction workers, women and peasants. The main objective of this work is to make known the socio-political influence of these groups, since they participated in different struggles against trade union bosses, struggle for land distribution, defense of human rights and for the same renovation of structures Ecclesial


Palabras clave: acción colectiva desde la fe; Comunidades Eclesiales de Base; Teología de la Liberación; participación política.


Las Comunidades Eclesiales de Base a través del tiempo

Para comprender a las Comunidades Eclesiales de Base (CEB´s) es preciso entender todo el


1 Doctor en Historia y Estudios Regionales. Profesor e investigador de la Facultad de Sociología-SEA de la Universidad Veracruzana, región Córdoba-Orizaba, Líneas de investigación: Movimientos sociales, identidades

colectivas y participación política. E-mail: mhpsal23@hotmail.com.

2 Alumna del sexto semestre de la Facultad de Sociología-SEA de la Universidad Veracruzana, región Córdoba- Orizaba, Líneas de investigación: Movimientos sociales, identidades colectivas y participación política. E-mail:

rocioandradecortes@gmail.com.

3 Alumno del cuarto semestre de la Facultad de Sociología-SEA de la Universidad Veracruzana, región Córdoba- Orizaba, Líneas de investigación: Movimientos sociales, identidades colectivas y participación política. E-mail:

suela_bago@hotmail.com.


contexto histórico del surgimiento de la Teología de la Liberación (TL), una corriente teológica- pastoral dentro de la Iglesia católica que surge en los años sesentas en países de Sudamérica y que tiene como centro de su pensamiento la opción preferencial por los pobres, a México llega en los años setentas y comienza a tener presencia sobre todo en el sureste del país. Pero dicha corriente no sólo tiene aceptación entre seminaristas religiosas, sacerdotes, obispos y laicos, sino también en muchos dirigentes sociales que ven en esta corriente teológica una herramienta de lucha en contra de las fuerzas opresoras por parte de los pobres y desposeídos. En la parte central de Veracruz, las Comunidades Eclesiales de Base (la parte popular de la TL) tuvieron mucha presencia en zonas rurales y colonias populares de varias ciudades, de allí la influencia en las luchas que estamos describiendo.

La TL surge en un contexto específico de explotación por parte de las oligarquías y grupos de interés que controlan el poder en los países de América Latina. El Concilio Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII (1962-1965) dio la oportunidad para que al interior de la Iglesia se dieran cambios y un nuevo tipo de reflexión teológica sobre los problemas sociales. En dicho documento se da una importancia central al contexto socio-económico y cultural para la acción pastoral. Es decir, la acción pastoral de la Iglesia ya no se organiza y planifica en lo abstracto, sino teniendo como referencia las circunstancias de vida de las personas y las comunidades. También se le da un lugar importante a la acción de los laicos para su participación activa en los trabajos de evangelización y promoción social que realiza la Iglesia en la sociedad, en el mundo.

Otro de los elementos que se deben tomar en cuenta, son las reuniones de obispos de América Latina en Medellín y Puebla, allí se elaboraron documentos que profundizaban e intentaban contextualizar al ambiente latinoamericano lo planteado por el Vaticano II (Medellín, 1984; Puebla, 1984).

Existe un marco histórico en que se desarrolla la TL en América Latina, como bien lo plantea Juan José Tamayo (2000). Tamayo parte de las dos ilustraciones que se dan en los siglos XVIII y XIX: La primera Ilustración tiene que ver con la liberación de la tutela religiosa, el fin del autoritarismo, la voluntad popular, el reencuentro con la subjetividad y las libertades individuales y colectivas, el reconocimiento de los derechos humanos y el triunfo de la razón científica (Tamayo, 2000:30). El objetivo central de esta primera ilustración fue quitar las


cadenas del despotismo y emancipar al hombre de toda dependencia divina. Pero muchos filósofos e intelectuales promovieron un eurocentrismo impregnado de racismo y discriminación hacia los indígenas y lo que tenía que ver con el Tercer Mundo.

La segunda Ilustración, se dio con la aparición del socialismo y del marxismo en el siglo XIX, su objetivo principal era liberar la sociedad y a las subjetividades. Se buscaba un cambio profundo y radical en las relaciones de producción, una transformación del sistema capitalista, pues allí estaba el verdadero principio de la opresión (Tamayo, 2000:31). Esta segunda oleada de pensamiento en contra de la opresión provocaría grandes movimientos obreros, campesinos y por los derechos humanos, allí entraría la TL, como parte de un pensamiento crítico en contra del capitalismo que tiene a la ganancia y la explotación como sus motores principales.

Pero mientras esto sucedía en Europa, en los países del Tercer Mundo, aunque se habían dado las independencias en los países latinoamericanos, no fue posible liberarse de la lógica de la dominación colonial. Pero a partir de los años cincuenta del siglo pasado, la situación comenzó a cambiar, ya que los oprimidos tomaron conciencia que su situación podía ser diferente y se generaron fuertes movimientos de liberación. Un ejemplo de estos movimientos lo representa la Democracia Cristiana, que en un primer momento surge como una opción de cambio, pero que con el tiempo se pervierte y apoya la propuesta desarrollista en América Latina. Con el paso del tiempo dichas políticas desarrollistas fracasaron, quedando como consecuencia una yuxtaposición de sociedades desarrolladas y subdesarrolladas dentro de cada país.

La teoría de la dependencia será la propuesta alternativa a la teoría del desarrollo, su aporte principal será desenmascarar al imperialismo y su papel opresor en los países subdesarrollados.


Según esta teoría, el subdesarrollo de los países pobres se entiende como resultado de un proceso histórico, como subproducto del desarrollo de los países ricos. Desarrollo y subdesarrollo no son, por lo tanto, dos fenómenos socioeconómicos yuxtapuestos sin más, entre ellos se da una relación causal: hay países subdesarrolados porque hay países desarrollados, y estos generan a los otros. (Tamayo, 2000:33).


La teoría de la dependencia considera a los países de América Latina, como sociedades


dependientes desde la colonización española y portuguesa y que en muchos aspectos sigue presente en la época actual.

Dicha teoría fue aceptada en muchos sectores se comenzó a utilizar para explicar de los problemas de los países latinoamericanos y se comenzó a visión la concepción desarrollista y se comienza a generalizar el concepto de liberación. Ya la II Asamblea general del episcopado latinoamericano (CELAM), que se celebró en Medellín en 1968, hace una fuerte crítica al desarrollismo y desplaza el acento del desarrollo a la liberación, retomando muchos elementos de la teoría de la dependencia, al momento de hacer sus análisis de la realidad latinoamericana.

Aquí también juega un papel importante la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, ya que dicha pedagogía busca que el pueblo se concientice y rompa los moldes fatalistas de la realidad y pase de una posición política pasiva a una activa.

Existe un segundo factor determinante en el nacimiento de la teología de la liberación, que fue la presencia activa de sectores significativos de cristianos en los procesos de liberación. Dicha presencia fue de múltiples maneras. Los cristianos en los países latinoamericanos estuvieron presentes en los movimientos populares, pero siempre ligados a su experiencia religiosa, es decir, a la fe de la que surgieron y a la que nunca renunciarían, a diferencia de lo que sucedía con otros cristianos que al involucrase en procesos de luchas sociales iban abandonando su fe en aras de otros principios (Tamayo, 2000:34).

Otra de las características de esta participación, es que no son grupos minoritarios o secundarios, sino que es una parte muy relevante de la iglesia latinoamericana que opta por las mayorías oprimidas. “La irrupción de los pobres en la historia, los movimientos populares de la liberación, la teoría de la dependencia y la inserción de los cristianos, como actores conscientes de gran importancia, en los procesos sociopolíticos de liberación, constituyen las condiciones de posibilidad de la teología latinoamericana de la liberación, con la originalidad que la caracteriza en el conjunto del pensamiento teológico posconciliar” (Tamayo, 2000:35).

Leonardo Boff plantea en su libro Como hacer Teología de la Liberación (1986) que los tres pies o niveles de la TL son la teología profesional, la teología pastoral y la teología popular. Las luchas sociales siempre han existido en nuestros países de América Latina, pero a partir de los años sesentas, comienza esta nueva forma de reflexionar sobre los problemas que padecían los pueblos y comunidades latinoamericanas y al interior de la Iglesia se opta por los pobres y


desposeídos.

Las comunidades Eclesiales de Base están compuestas por laicos de las comunidades rurales, de las colonias pobres y favelas de las grandes ciudades de los países latinoamericanos, son personas que a partir de una reflexión crítica de la realidad iluminada por la lectura de la biblia, toman conciencia de sus problemas y buscan la forma de superarlos y cambiar esa realidad de presión y desigualdad, muchas de estas personas son y serán líderes sociales de luchas y movimientos que impactarán de forma significativa en sindicatos, colonias, partidos y en la misma estructura de la iglesia que estaba paralizada y lejana de las necesidades de las comunidades.

El Concilio Vaticano II y los Documentos de Puebla, ya plantean que la participación e involucramiento de los laicos en la vida de la Iglesia y sobre todo en la sociedad donde viven, es fundamental para cambiar las estructuras que están en contra de su dignidad digna y una vida justa.

En la Constitución Pastoral Gaudium et Spes (sobre la Iglesia en el Mundo) del Concilio Vaticano II, se menciona que para que la Iglesia pueda realizar una mejor evangelización y salvación de los hombres, debe acercarse a las realidades del mundo para entenderlas. Dicho documento, aborda la situación del hombre concreto, el acercamiento y comprensión de las diversas culturas, también se convoca a promover una cultura de la paz para que se da una convivencia más fraterna (GS: 177-297).

En los Documentos de Puebla se hace una explicita opción preferencial por los pobres por parte de la iglesia (haciendo eco del Concilio Vaticano II y de otros documentos de anteriores encuentros de los obispos latinoamericanos), también se asienta la necesidad de que la iglesia realice una pastoral más cercana a las comunidades, es especial con aquellas que sufren pobreza e injusticias, se hace una crítica a las estructuras explotación y opresión que existe en las sociedades de América Latinas y el papel más activo que deben de asumir los laicos dentro de la sociedad (DP:174-184;227-231).

En los Documentos de Puebla se detalla cual será el método de trabajo que debe utilizar la Iglesia para su trabajo y que consiste en tres pasos: Ver, Juzgar y Actuar. En un primer momento se debe realizar un análisis de la realidad y del contexto de las comunidades donde se desea trabajar, para ello se pueden echar mano de herramientas como los diagnósticos, para conocer los


problemas y potencialidades de dichas comunidades, en un segundo momento se hace un juicio mediado por una lectura crítica de la biblia y el tercer paso, consiste en la búsqueda de un cambio de la realidad de injusticia y desigualdad a través de la construcción de ciertas estrategias, que pueden ir desde la creación de cooperativas y proyectos productivos financiados, pero también a través de la participación en luchas y movimientos sociales.

Ahora retomaremos la reflexión sobre cómo se hace TL en América Latina, comenzaríamos con el primer nivel de la teología profesional y que tiene que ver con el trabajo de reflexión de los teólogos, desde una postura crítica acerca de las realidades latinoamericanas, todo mediado por una lectura histórica de la biblia. Uno de los primeros textos escritos en esta línea Teología de la Liberación. Perspectivas (1999) del peruano Gustavo Gutiérrez y que es considerado como el primer trabajo sistemático desde la perspectiva de la Teología de la Liberación latinoamericana. Sobre esta nueva forma de hacer teología, Gutiérrez opina:


La teología debe ser un pensamiento crítico de sí misma, de sus propios fundamentos. Sólo eso puede hacer de ella un discurso no ingenuo, consciente de sí misma, en plena posesión de sus instrumentos conceptuales. Pero no es únicamente a este punto de vista, de carácter epistemológico, al que aludimos cuando hablamos de la teología como una reflexión crítica. Nos referimos, también a una actitud lúcida y crítica respecto de los condicionamientos económicos y socioculturales de la vida y reflexión de la comunidad cristiana; no tenerlos en cuenta es engañarse y engañar a los demás. Pero, además y sobre todo, tomamos esa expresión como la teoría de una práctica determinada. La reflexión teológica sería entonces, necesariamente, una crítica de la sociedad y de la Iglesia, en tanto que convocadas e interpeladas por la palabra de Dios; una teoría crítica, a la luz de la palabra aceptada en la fe, animada por la intención práctica e indisolublemente unida, por consiguiente, a la praxis histórica (Gutiérrez, 1999:67).


El segundo nivel de la TL, tiene que ver con la práctica pastoral realizada por los obispos, los grupos de religiosos y religiosas, los seminaristas, es un trabajo más clerical pero con un compromiso social. En el tercer nivel en la elaboración de la TL se encuentran las Comunidades Eclesiales de Base, es decir son las comunidades que se organizan, que entran en


acción y buscan superar sus condiciones de explotación y opresión, que a través de sus grupos de reflexión (ver, juzgar y actuar), toman conciencia de su situación, la cual no se debe a la mala suerte, ni por designio divino, sino a estructuras históricamente construidas por grupos o clases que detentan el poder político y económico. En un primer momento podemos definir a las CEB´s como:


Teológicamente explican y valoran bajo nueva luz elementos bíblicos y aspectos de la tradición y de la doctrina de la Iglesia. Pastoralmente crean y agilizan un proceso de evangelización y desarrollo de la fe y de la vida cristiana que responde a las necesidades de la mayor parte de la población. Institucionalmente representan un paradigma de organización eclesial que se distingue de los modelos anteriores y que tiende a repercutir cada vez más en la totalidad institucional de la Iglesia (Azevedo, 1994:245).


Este nuevo modelo de participación debe ser entendido dentro del discurso que plantea que los pobres irrumpen en la vida de la iglesia y de la sociedad, no es que se les invite o aparezcan accidentalmente, sino que pasan a jugar un papel histórico desde los años sesentas en la vida de muchos pueblos latinoamericanos. Las CEB´s son un nuevo modo de ser cristiano comprometido con las causas populares

A la pregunta ¿qué son las Comunidades Eclesiales de Base? No se puede responder con una definición única,1 ya que sus características depende de cada país o región varían y sus contextos históricos y culturales, pero podemos acercarnos a una caracterización general de sus rasgos característicos que están contenidos en el propio sentido de su nombre: Comunidades Eclesiales de Base.

En primer lugar, debemos de tener en cuenta que son Comunidades: “Tienden a un estilo de vida cristiana que está en nítido contraste con el cuño individualista y egoísta, privatizado y competitivo, que marca tanto la cultura occidental moderno-contemporánea como la fisonomía eclesiástica que se ha ido afirmando en dicho contexto hasta hace bien poco tiempo (Azevedo, 1994:247-248). Además, el sentido de participación y toma de decisiones en forma asamblearia, le dan a estos grupos una distinción en relación con las decisiones verticales que se toman en el seno de la burocracia clerical.


Las CEB´s son Eclesiales: “Aunque abiertas al diálogo ecuménico, la experiencia de las comunidades eclesiales de base ha mostrado lo importante que es el partir de una misma fe para el crecimiento consciente de las comunidades de fe. Este rasgo es fundamental por el alcance e importancia de la palabra de Dios y de la lectura, reflexión y oración bíblica en las comunidades eclesiales de base, como veremos. Al subrayar, por otra parte, la ligazón con os pastores y con la realidad visible de la Iglesia, como un dato de su eclesialidad, las comunidades quieren invertir el modelo hostil, reivindicativo y en pie de confrontación, que caracterizó a las comunidades de base de los años sesenta, especialmente en países como Italia, Francia, o la underground church en Estados Unidos” (Azevedo, 1994: 248). Aunque hay que considerar que también existen tendencias más radicales dentro de las CEB´s de cada país, para nuestro caso en Río Blanco, veremos que había dos ala, la más moderada, ligada a las estructuras eclesiales y una más radical que tenía una postura más independiente, ligada más a las luchas y movimientos sociales.

Las CEB´s son parte de la Iglesia, en ningún momento se presentaron o presentan como una escisión o secta distinta al cuerpo general de la Iglesia, aunque si critican las posturas conservadoras y en ocasiones colaboracionistas de ciertos sectores del clero con las dictaduras y regímenes totalitarios en América Latina.

Las CEB´s son de Base: “Siendo predominante una activa comunidad de laicos, éstos se entienden como “base”, desde un punto de vista eclesiástico, en relación a la estructura jerárquica de la iglesia. Pero en América Latina, las comunidades eclesiales de base son de base también en na perspectiva social y sociológica. Sus varios millares o millones de miembros son personas pobres. No se trata de una postura excluyente sino de un fenómeno comprensible. Los pobres sienten con mayor fuerza la necesidad de mutuo apoyo y de la comunidad. En su sencillez son menos exigentes y sofisticados a la hora de entablar, modelar y cultivar relaciones interpersonales” (Azevedo, 1994: 248-249).

Los pobres que se integran las CEB´s, están llamados a ser sujetos naturales e inmediatos del cambio social, porque sufren las consecuencias directas de la realidad de injusticia y desigualdad. Las CEB´s, por las características que hemos descrito renglones arriba tienen una dimensión e influencia socio-política.


En efecto, su fe vivida lleva consigo el imperativo de una inspiración evangélica de cara a


la estructuración y organización de la sociedad y del bien común de sus miembros y la exigencia de una presencia activa en la construcción de este proyecto. De esta íntima vinculación entre fe y vida, entre fe y acción entre fe y su proyección ética, entre proyecto evangélico y acción transformadora de una sociedad opresora e injusta, emerge la importancia de la praxis liberadora de las comunidades eclesiales de base en el contexto de una realidad que es violenta y que oprime (Azevedo, 1994:249-250).


Para finalizar este punto relativo al análisis y contexto histórico de las Comunidades Eclesiales de Base, quisiera enumerar algunos rasgos importantes de dichos grupos para tener una idea más clara de su dimensión eclesial, social y política y que están retomados del texto de Clodovis Boff Comunidades Eclesiales de Base y prácticas de liberación (Boff, 1981).

Las Comunidades Eclesiales de Base son vehículos de concientización popular, son instrumento de movilización popular autónoma, son un lugar de reconstrucción del tejido social y humano, por último, la liberación en la CEB´s es vivida como un proceso dialéctico (Boff, 1981: 9-29).


Origen y desarrollo de las Comunidades Eclesiales de Base de Río Blanco

La promoción de las CEB´s en Río Blanco, comenzó a mediados de la década de los setentas del siglo pasado, sobre todo en la parroquia del Sagrado Corazón por el padre Ricardo Zapata, en cierta forma fue una continuación de la promoción de estos mismos grupos que se iniciara en México a principios de esa misma década en la diócesis de Cuernavaca por el obispo Sergio Méndez Arceo.

Las personas que integraban las CEB´s de Río Blanco provenían de diferentes sectores de la sociedad local, sobre todo obreros, trabajadores de la construcción, mujeres, jóvenes y campesinos.

El trabajo se inició en el año de 1976, cuando las autoridades eclesiásticas de la diócesis de Xalapa (a la cual pertenecía la parroquia de Río Blanco) encabezadas por los obispos Emilio Abascal y Sergio Obeso, dan un giro en el trabajo pastoral que se venía realizando hasta entonces inspirados en los cambios del Concilio Vaticano II, deciden comenzar a realizar visitas pastorales a las diferentes regiones (decanatos) de la diócesis. Durante todo ese año se llevó a cabo un


trabajo de preparación para la visita pastoral que se efectuaría el año próximo. El trabajo se llevó a cabo creando pequeños grupos de reflexión de entre 10 y 20 personas, que se reunían para formarse no sólo en cuestiones bíblicas y pastorales, sino también para analizar y conocer los problemas sociales de su comunidad, de la región y del país a través del método ver, juzgar y actuar [Documento de la historia de las CEB´s en la diócesis de Xalapa, Veracruz (DCEBSX), s/f, pp.1-2,] (entrevista con el padre José Antonio Reyes, realizada el 19 de octubre de 2017).

La visita pastoral se realizó de marzo a mayo de 1977 y durante ese tiempo se dio un intenso dialogo entre autoridades eclesiales y grupos parroquiales, donde se planteó la situación tanto en los aspectos religiosos como sociales de la región. A partir de ese entonces se da un fuerte impulso al trabajo crítico de las CEB´s, no sólo en la ciudad de Río Blanco, sino en toda la región que comprendían diez parroquias del decanato llamado Citlaltepelt, aunque hay que destacar que el centro de dicho trabajo se concentraba en este lugar y era coordinado por el padre Ricardo Zapata, que había llegado en a dicha ciudad en 1970.

Para reforzar el trabajo se solicitó el apoyo del equipo de CEB´s del estado de Tabasco y también llegaron dos religiosas de las misioneras Cruzadas de la Iglesia, quienes llegaron a Río Blanco el 6 de enero de 1977.


El día 8 de octubre de ese año nace el equipo interparroquial “Citlaltepelt”, integrado por cuatro parroquias: Loma Grande, Ciudad Mendoza, Río Blanco y María Auxiliadora, con sus párrocos Ramiro Frías, Lino Larios, Ricardo Zapata, Antonio Reyes y las religiosas Carmen Vega y María Elena Torres, además de dos laicos por cada parroquia (DCEBSX, pp. 1-2).


Dicho equipo se reunía cada mes para planear el trabajo de los grupos de las CEB´s, todo de acuerdo con los lineamientos que marcaban las autoridades eclesiásticas, para ello se plantearon el siguiente objetivo: “lograr que los laicos tomen conciencia de su función de cristianos, en la iglesia y en la sociedad, para formar una comunidad fraterna donde celebren la fe y se comprometan a transformar la realidad”. Todo este planteamiento sería como la cara moderada de las CEB´s, muy ligadas a la institucionalidad eclesial, pero como veremos más adelante, con el paso del tiempo se volvió una dependencia que fue limitando, en muchas


ocasiones asfixiando la creatividad y libertad de los grupos y su participación política en las luchas y movimientos sociales.

Los primeros años de la formación de las CEB´s de Río Blanco y la región se concentró en la integración y formación de los primeros grupos, que en cierta forma no fue difícil porque muchos de los que se fueron integrando eran personas que ya militaban o participaban en partidos políticos, agrupaciones sindicales y organizaciones sociales, pero que a su vez eran creyentes católicos y por supuesto laicos que se fueron concientizando en los cursos de formación y capacitación eclesial.

Las principales luchas en las que participaron las CEB´S: en 1978 ante la exclusión de 168 obreros de la fábrica textil San Lorenzo de Nogales y que apoyaban al nuevo comité elegido legítimamente por los líderes charros, los integrantes de las CEB´s los apoyaron y participaron en una marcha hacia la ciudad de Río Blanco y se les apoyo con alimentos pues permanecieron durante más de un mes sin trabajo, al final de una lucha de más de tres meses los trabajadores de planta fueron reinstalados, pero 62 trabadores eventuales perdieron su trabajo.

La lucha se continuo a pesar de todos los altibajos del movimiento y un tiempo después llegó el laudo a favor de los 62 obreros eventuales, con lo cual se logró un triunfo en contra de los caciques sindicales y se pudo demostrar que unidos los diferentes sectores sociales se podría cambiar la injusticia y la corrupción.

Ese mismo año los grupos de CEB´s de Santa Rosa, Río Blanco y María Auxiliadora, apoyaron el paro de labores, que organizaron los padres de familia de la escuela Niños Héroes de Chapultepec de la congregación Vicente Guerrero, exigiendo la destitución del director, ya que maltrataba a los niños, indebido manejo de los recursos y maltrato a los padres de familia. El director fue cesado y se consiguió dar un paso más en la lucha por mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esta región.

En el año de 1979, integrantes de las CEB¨s participaron en una marcha en la ciudad de Córdoba, en apoyo del campamento Tierra y Libertad, ubicado en la localidad de Santiago Huatusco en el municipio de Carrillo Puerto, para exigir la liberación de 14 campesinos, encarcelados por el latifundista Rafael Molina. La lucha de estos campesinos inicio en 1975 con la toma de 600 hectáreas de un predio del terrateniente antes mencionado. A través de la presión social, poco tiempo después los campesinos fueron liberados (DCEBSX, p.6; López et al,


1989:388; entrevista Lucio Espinosa, realizada el 1 de septiembre de 2017).

Ese mismo también se apoyó económicamente a los grupos de CEB´s y a la población de Loma Grande, para que pudieran introducir, agua potable, la construcción de un puente, un aula y una cancha en la escuela local. El 20 de noviembre de 1979 se inauguraron todas esas obras muy al estilo popular de las CEB´s, sin la presencia de autoridades estatales, fue una fiesta popular por lo logrado a través de la lucha social, donde los cristianos comprometidos jugaron un papel importante (DCEBSX, p. 6).

Como resultado del intenso trabajo que desplegaban las CEB¨s de la región de Río Blanco, en 1980 fueron cede del Encuentro Nacional en la ciudad de Nogales. También en ese año, un 20 de abril, se dio la matanza de Tehuipango en la sierra de Zongolica, donde más de 20 indígenas fueron asesinados en la plaza del pueblo por pistoleros a sueldo enviados por el cacique José Cerezo, quien no acepto nunca que la población se organizara para quitarle el control del ayuntamiento y se instalara un consejo municipal basado en usos y costumbres indígenas. La lucha por la autonomía había comenzado desde 1975 y durante varios años lograron cambiar muchas cosas, pero a partir de la represión, entró el ejército y desarticulo el movimiento (Aguilar et al, 2016: pp. 144-145). Algunos integrantes de las CEB´s, entre ellos el padre Ricardo Zapata, apoyaron la lucha por la autonomía municipal en Tehuipango, visitando la comunidad para llevar víveres, Después de la matanza las CEB´s de Río Blanco sacaron una carta de protesta, participaron en una marcha para exigir al gobierno estatal el esclarecimiento del crimen, pero también se realizó una colecta con apoyo de las CEB´s a nivel nacional para recolectar dinero para apoyar a las viudas de los indígenas fallecidos y para salvar la vida de 7 perseguidos que fueron enviados a otras partes del país (Entrevista a Juana Jorge García, 18 de agosto de 2017).

En 1981fue asesinado el exlíder obrero y expresidente municipal de Nogales Carlos Bonilla Sánchez, las CEB´s levantaron la voz a través de un manifiesto dirigido al presidente de la república, ya que dicha persona era cercana al trabajo de estos grupos.

En 1982 se dará una nueva lucha para desconocer el cacicazgo de Mario Martínez Déctor al frente del sindicato de la Compañía Industrial de Orizaba SA (CIDOSA) en Río Blanco durante los últimos 20 años, imponiendo secretarios generales, presidentes municipales, controlando las finanzas del sindicato y de todos los negocios de la organización. Dicho líder tejió toda una red de compadrazgos que iban desde Porfirio Muñoz Ledo cuando fue secretario


del trabajo y de Alberto Juárez Blancas dirigente de la CROC durante muchos años.

Un grupo de obreros del Sindicato de Trabajadores Revolucionarios de la fábrica de Río Blanco, que pertenecían a la corriente Frente Auténtico Revolucionario Obrero (FARO) fueron de los que encabezaron la oposición y desconocimiento de Mario Martínez Déctor. Ya desde octubre de 1981 los obreros exigían una asamblea para que se rindieran cuentas de las finanzas del sindicato. Dicha asamblea no se realizó sino hasta tres meses después en enero de 1982. El movimiento se desencadeno el 27 de enero durante una asamblea general del sindicato donde se daría a conocer el dictamen de la comisión de honor y justicia y que tenía como soporte el informe que la comisión de fiscalización había elaborado, donde se señalaba un fraude por más de 3.5 millones de pesos, cometida en la línea de autobuses propiedad del sindicato. Aunque el líder claro Martínez Déctor quiso manipular la asamblea, al final la mayoría de agremiados se impuso y se cambió la directiva y se procedió a nombrar una comisión para que trasladara a la ciudad de México a notificar a la Secretaría del Trabajo, pero de nueva cuenta los dirigentes de la CROC dieron largas para el reconocimiento de los acuerdos (DCEBSX, pp. 9-10).

La respuesta por parte de los obreros llegó el 3 de febrero de ese mismo año, cuando decidieron cerrar la fábrica para presionar a las autoridades. “Alrededor de las 15 horas se comenzó a congregar al pueblo de Río Blanco y se organizó una tumultuosa manifestación de apoyo al movimiento” (DCEBSX, p.11). Fueron cerca de 2,700 personas las que participaron en esta movilización por las calles de la población, entre ellos iban muchos integrantes de las CEB´s. La mayoría de quienes participaron en esta marcha fueron mujeres, que siempre participaron en las diferentes etapas de la lucha, no sólo apoyando a sus maridos obreros, sino tomando el micrófono para expresar sus ideas, repartiendo propaganda e informando a la población, las que eran integrantes de las CEB´s buscaban concientizar a más creyentes para que se dieran cuenta de la realidad de injusticia y corrupción que imperaba en los dirigentes charros y la clase política.

El sábado 6 de febrero, se realizó una nueva marcha, donde participaron cerca de 5,000 personas, con esta demostración de fuerza, con esto basto para que las autoridades de la Secretaria del Trabajo y la dirigencia de la CROC, legalizaran al nuevo comité sindical. Los logros de la lucha se debieron sobre todo a la unidad y apoyo de la población para con los obreros, mujeres, ancianos y jóvenes apoyaron la causa. Lo que no se había podido logra antes, allí jugo un papel importante el trabajo realizado por las CEB´s y los curas partidarios de la


Teología de la Liberación y la opción preferencial por los pobres, que habían venido realizando un trabajo de concientización y capacitación entre la población de esta región fabril.


Fue notable el apoyo del equipo de evangelización de la parroquia, elaborando guiones, haciendo convivencias, retiros, etc., todo con un fin concreto: tomar conciencia de que estamos viviendo una situación de injusticia, atropello a los derechos humanos, abuso del poder, corrupción, lo cual ellos mismos estaban viviendo claramente al ser traicionados por sus mismos compañeros de clase (DCEBSX, p. 14).


Durante el resto de la década de los ochentas del siglo pasado, las CEB´s de Río Blanco, continuaron con el trabajo de concientización y de apoyo a las causas sociales de la región, en 1988 fueron sede del encuentro Latinoamericano y Nacional de dicha experiencia organizativa, pero con el tiempo y los vientos neoliberales que comenzaron a soplar tanto en lo político como en lo eclesial, las CEB´s comenzaron a perder fuerza y dinamismo, la muerte de muchos curas que fueron pilares de este trabajo y las tendencias de derechización de la iglesia en el mundo, también impacto de forma significativa en la estructuración de este tipo de trabajo eclesial.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo pasado, se dieron algunas luchas obreras en la región fabril de Río Blanco-Nogales-Ciudad Mendoza, las CEB´s dieron su apoyo, pero la lógica neoliberal estaba en su apogeo con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari que había iniciado cambios y reformas de fondo que dieron un giro total en la relación que tenía el Estado con la sociedad. En 1993 muere el padre Ricardo Zapata, referente central de la iglesia de los pobres en dicha región, con lo cual también se cierra un ciclo dentro de las luchas y movimientos en el centro de Veracruz.


Consideraciones finales

El desarrollo de las CEB´s a lo largo y ancho de América Latina, contaron con ciertas similitudes en cuanto a la metodología de trabajo y enfoque teológico-pastoral, pero dependió mucho de cada uno de los lugares y contextos socio-políticos específicos para que adquirieran características muy específicas que les daban una cara propia, su propia identidad, dependiendo del país, la región, la lengua, la cuestión étnica, de clase o grupo social o iglesias locales a las que


pertenecían. La identidad para Alberto Melucci son sistemas de acción que comprenden la capacidad de los actores para elaborar expectativas y evaluar las posibilidades y límites, es la capacidad para definirse a sí mismo y su ambiente:


El proceso de construcción, adaptación y mantenimiento de una identidad colectiva refleja siempre dos aspectos: la complejidad interna del actor (la pluralidad de orientaciones que le caracterizan) y las relaciones del actor con el ambiente (otros actores, las oportunidades y restricciones). La identidad colectiva proporciona la base para la definición de expectativas y para el cálculo de los costos de la acción. La construcción de una identidad colectiva se refiere a una inversión continua y ocurre como proceso. Conforme se aproxima a formas más institucionalizadas de acción social, la identidad puede cristalizar en formas organizacionales, sistemas de reglas y relaciones de liderazgo. En las formas menos institucionalizadas de acción, su caracterización es la de un proceso que debe ser activado continuamente para hacer posible la acción (Melucci, 1999:66).


El proceso de constitución de las CEB´s en la región de Río Blanco y su participación social en las luchas, se dio todo un proceso de construcción de redes entre grupos eclesiales, estructurales de la iglesia, organizaciones sindicales y campesinas y con otros grupos de la sociedad civil, pero a pesar de estar vinculadas a todo este entramado de relaciones siempre mantuvieron su identidad como lo plantea Melucci, aún hoy día, aunque debilitadas, siguen actuando en la sociedad local. Pero dicho autor también nos dice – y que tiene que ver con nuestro estudio de caso- que la acción colectiva no debe ser vista como un actor unificado, homogéneo, que tenga la capacidad de cambiar la sociedad en que se manifiesta; en segundo lugar podemos ver que las acciones colectivas surgen y desaparecen o se transforman y que están constituidas por muchos actores que actúan de diferentes formas y que actúan de forma conjunta aunque tengan objetivos diversos; en tercer lugar podemos decir que los que participan en estas acciones colectivas no lo hacen de forma permanente y esta participación solo es una parte de toda su experiencia vital y por último los actores sociales no sólo existen cuando se hacen visibles públicamente, sino también en los momentos de latencia en los que se refuerzan los lazos y relaciones sociales, se construyen redes en su vida cotidiana y también se crean valores como la


solidaridad, el servicio y el respeto por los demás, entre otros muchos, esto lo podemos ver ahora que se acercan los festejos de los 50 años de su creación en México, parece ser que las CEB´s de Río Blanco, están tomando cierto impulso (Melucci,1999:25-54).

Otro de los elementos que encontramos en las CEB´s de Río Blanco y la región, es aquel calificativo de profetas que le da Melucci a los movimientos sociales contemporáneos y se podría decir con cierta razón que las diferentes luchas en las que participaron y de cierta forma construyeron las CEB´s ya estaban prefigurando lo que dicho autor llama nuevos movimientos sociales, no sólo porque son multisectoriales, sino también por la forma en que actúan y la diversidad de luchas en las que participan:


Los movimientos contemporáneos son profetas del presente. Lo que ellos poseen no es la fuerza del aparato, sino el poder de la palabra. Anuncian los cambios posibles, no en el futuro distante sino en el presente de nuestras vidas; obligan a los poderes a mostrase y les dan una forma y un rostro; utilizan un lenguaje que parece exclusivo de ellos, pero dicen algo que los trasciende y hablan por todos nosotros (Melucci, 1999: 11).


Nos podríamos preguntar ahora el porqué del debilitamiento de las CEB´s en la región de Río Blanco y la respuesta iría en dos vertientes, por un lado la que plantea que dentro de la lucha de los movimientos sociales se dan ciclos y con la llegada de la ola neoliberal hubo un debilitamiento de las luchas sociales y México no está exento de ello. En el año de 1982 inicia el sexenio de Miguel de la Madrid y también se comienza a implantar el modelo neoliberal en la economía y las políticas públicas, este proceso se profundizará con la llegada de Carlos Salinas de Gortari y el control que tendrá sobre las organizaciones sociales y la represión de los movimientos sociales. Por el otro lado estaría la explicación que dan algunos analistas (Tahar, 2007) que se centra más en la lógica de trabajo que tuvo la iglesia católica con los grupos que surgieron a su interior, entre ellos las CEB´s. El hecho de que las CEB´s estuvieran sujetas a la doctrina de la iglesia y a la autoridad de los obispos, párrocos y grupos de religiosas, tuvo como consecuencia que al ir muriendo aquellos clérigos de tendencia más progresista se sustituían por otros de tendencia más conservadora para desmovilizar y contener el crecimiento de dichos grupos. También tuvo que ver con las contrarreformas que se dieron al interior de la iglesia, sobre


todo a partir de la llegada del papa Juan Pablo II, quien nunca estuvo de acuerdo con la Teología de la Liberación.

Quizás algo de estas dos interpretaciones tengan relación con las CEB´s de Río Blanco y su accionar social, sobre todo en las décadas de los setentas y ochentas del siglo pasado, pero una cosa que no podemos negar es que fueron luchas y movimientos sociales que marcaron este periodo de la historia contemporánea del estado de Veracruz.


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Notas


1 Además de que existen posiciones críticas desde las ciencias sociales, que plantean que las CEB’s fueron muy dependientes de las estructuras clericales de la iglesia, sobre todo de los obispos, sacerdotes y teólogos partidarios de la Teología de la Liberación y que al paso del tiempo fueron perdiendo fuerza en tanto los sectores progresistas de la iglesia fueron reprimidos y desarticulados por el Vaticano, sobre todo a partir del papado de Juan Pablo II. Este punto será abordado con más amplitud en el siguiente apartado del presente trabajo.