Metodologías participativas y discapacidad. Una experiencia en proceso Participative methodologies and disability. An experience in process

Xóchitl del Carmen Escobedo García1


Resumen: El texto se deriva de una investigación de corte participativo cuyo propósito es construir propuestas pedagógicas que respondan a las necesidades de actores implicados en la discapacidad en San Cristóbal de las Casas, Chiapas a la vez que potencialicen sus propias acciones y que se compone de tres fases: exploratoria, autodiagnóstico y propuestas. Se da cuenta del proceso puntualizando en los avances alcanzados en la segunda, cuyas técnicas de recogida y análisis son la fotovoz, la entrevista semiestructurada y el análisis del discurso de tipo operativo, respectivamente. Los resultados se pondrán al servicio de la última fase.


Abstract: This text is derived from a participative research; its purpose is to construct pedagogical proposals that respond to the necessities of the implicated actors in the disability in San Cristobal de Las Casas, Chiapas, at the time those actors strengthen their own actions, this one through three phases: exploratory, auto-diagnosis and proposal.

This paper give an account of the process, especially of the advances of the second one, whose data and analysis collection techniques are the photo-voice, the semi-structured interview and the operative discourse analysis, respectively. The results are going to be placed at the service of the last phase.


Palabras clave: investigación participativa; discapacidad; redes de acción; transformación social


¿Por qué y para qué una investigación participativa sobre discapacidad? Algunas informaciones relevantes de la problemática y el espacio de la investigación

La discapacidad es una construcción histórico-sociocultural situada en contextos específicos en los que se manifiesta como fenómeno de acuerdo a los mismos; esto ha conllevado transformaciones en el modo es que es concebida, estudiada e intervenida, teniendo sus implicaciones en las relaciones sociales, políticas públicas, estrategias de intervención en distintos ámbitos, como la salud y la educación, los que constituyen los mayormente atendidos


1 Maestra en Estudios Culturales, estudiante del doctorado en Estudios Regionales de la Universidad Autónoma de Chiapas en la línea de formación “Problemas educativos regionales”. Correo electrónico: escobedoxochitl10@gmail.com.

hasta ahora.

Tales transformaciones se hacen evidentes en medida que se ha venido constituyendo como una temática que ha cobrado mayor relevancia social y política (si bien no la suficiente); hemos sido testigos de cómo, de manera global desde hace ya algunas décadas, ha existido una mayor visibilidad del sector, poniéndose en marcha acciones que han intentado revertir las condiciones de desigualdad en las que se encuentra. Muestra de ello es la Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad celebrada en 2006, la cual ha sido ratificada por México y en lo general por países latinoamericanos, lo que nos habla de progresos sobre todo a nivel jurídico en materia de derechos humanos.

Si bien en este sentido parece ser nos encontramos asistiendo a la emergencia de un cambio de paradigma (de perspectiva más social), lo cual supone ya avances que es necesario reconocer, existen diversas críticas que nos advierten de la ausencia de transformaciones sustanciales en las condiciones de vida de las personas con discapacidad; se advierte también acerca de la persistencia de modelos medicalizantes, patologizantes, asimilacionistas, desarrollistas, patriarcales, reduccionistas, por mencionar algunas características, que se manifiestan desde ámbitos como la investigación y/o la intervención hasta la vida cotidiana de las personas, de muy distintas maneras y en diversos espacios, tanto en lo público como en lo privado, lo que da cuenta de los procesos de discapacitación ejercidos en las sociedades capitalistas contemporáneas.

Se estima que 10% de la población mundial se encuentra en situación de discapacidad y que 80% radica en los países denominados “subdesarrollados”, existiendo en América Latina alrededor de 50 millones de personas con alguna discapacidad; cerca del 82% de éstas vive en pobreza según datos aportados por el Banco Mundial (no obstante se hable en lo general de un subregistro) (Estudios Críticos en Discapacidad CLACSO, s.f.). En México se estima la prevalencia de 6% en el 2014 (INEGI, 2016).

Para el caso particular del municipio de San Cristóbal de las Casas, el cual se compone por un total de 185,917 habitantes, se registran 3,931 personas identificadas dentro del rubro de discapacidad, como personas que tienen dificultad para el desempeño y/o realización de tareas en la vida diaria, lo que representa 2.48% (Banco de Información INEGI).

A estos datos vale la pena agregar que este municipio, cuya población se concentra en un

85% en la capital (la cual constituye el espacio en el que se realiza la investigación), se encuentra según SEDESOL (2013) en un grado de marginación medio, siendo el único municipio que alcanza este nivel en la región tsotsil-tseltal, encontrándose 66.11% en situación de pobreza; no está de más mencionar que 41,917 habitantes del municipio (26.52%) son hablantes de alguna lengua indígena, lo cual le sitúa como una región con sus particularidades y complejidades muy propias.

De la mano con lo expuesto, encontramos el panorama de San Cristóbal de las Casas como ciudad turística en la que convergen y contrastan su historia colonial, multiculturalidad étnica, creciente inmigración internacional, diversidad de propuestas culturales y artísticas, prestación de servicios alternativos, activismo desde distintas vertientes, evidente desigualdad social, que son solo algunas de las características de esta ciudad considerada cosmopolita (Paniagua, 2010).

Si bien se habla de la persistencia de prácticas socioculturales excluyentes y separatistas a causa de las diferencias sobre todo étnicas, tal cosmopolitismo ofrece posibilidades de cambio, como ejemplo se puede encontrar la presencia de organizaciones y colectivos de diversos sectores cuyo propósito es desarrollar herramientas orientadas hacia el cambio social enmarcadas en valores como la justicia y la equidad. Es así que se pueden encontrar organizaciones y colectivos de apoyo de/para personas de origen indígena, feministas, para el desarrollo sustentable, psicoemocional y más recientemente orientadas a la atención en distintas esferas de las personas en situación de discapacidad, por mencionar algunas.

Situándose en el sector particular que nos ocupa y sin dejar de advertir que la persona con discapacidad, al igual que toda persona, es atravesada interseccionalmente por múltiples condiciones relacionadas al género, la edad, el origen étnico y cultural, el estrato socioeconómico, es importante mencionar que en San Cristóbal se han venido gestando organizaciones y actividades diversas desde el segmento organizado de la población, tales como Grupo Visión, Ángeles de Amor A.C., EQUITACH, Olimpiadas Especiales, los cuales presentan como punto en común su preocupación y ocupación por el tema buscando proveer de algunos espacios y necesidades a esta población ya sea desde el intercambio de experiencias, la gestión y provisión de apoyos médicos y rehabilitatorios, así como de servicios recreativos.

Como se ha referido líneas arriba, gran parte de la población con discapacidad en América

Latina vive también en situación de pobreza; Chiapas y San Cristóbal evidentemente no son la excepción; a esta condición pueden sumarse importantes desventajas no solo en salud, educación y recreación, sino en cuanto a accesibilidad laboral, urbanística y cultural y a problemáticas referidas a la violencia sexual principalmente contra niñas y mujeres en situación de discapacidad, la institucionalización y el encierro y (como algo que desde la investigación se asume como elemento clave de investigación) el silenciamiento e invisibilización en los mecanismos de participación en diversas esferas, por mencionar algunas.

Esta situación generalizada en los países de nuestra región latinoamericana requiere de plantear acciones para revertirle tanto desde la investigación como la intervención y es a la luz de esta reflexión, de la mano con lo que los datos y las características del espacio de estudio (la ciudad de San Cristóbal) ofrecen, que la intención de la investigación que nos ocupa apunta a conjuntar estos dos ámbitos mediante un proceso participativo local en el que se impliquen (y se potencialicen redes de acción entre) no solo las organizaciones y colectivos mencionados, sino también aquellos actores e instituciones gubernamentales que se encuentren involucrados en la temática de una u otra manera, sea desde el ámbito de la salud, educación u otro y sobretodo en el que tenga cabida la participación de las propias personas en situación de discapacidad.

Al este respecto nos señala Dell´Anno el lugar central de la formación de redes primarias y secundarias para el colectivo de personas en situación de discapacidad; plantea que


Desde los ámbitos institucionales y comunitarios, los distintos actores sociales (profesionales, vecinalistas, integrantes de organizaciones, etc.) pueden y deben ser gestores y/o facilitadores de la creación de redes. Si no hay red, hay que buscarla o generarla, pero no debe dejarse solo a ningún ser humano en situación de necesidad, porque solo nadie puede nada o nadie puede mucho. Se considera que la acción autogestiva de las personas con discapacidad en este tema, resulta de vital e insustituible importancia. (Dell'Anno, 2012, p. 18)


La construcción colectiva de un proyecto de investigación como proceso inherente a una investigación participativa

La investigación que nos ocupa se propone en un principio desde los intereses propios de la

investigadora en el marco de su formación doctoral; en este sentido, es abordada desde la Investigación-Acción Participativa (IAP) como estrategia metodológica y pensada y visualizada desde un espacio distinto al actual de acuerdo a la cotidianidad de su actuación profesional: el espacio escolar; espacio del cual transita hacia el social, específicamente la localidad de San Cristóbal de las Casas en tanto espacio geográfico en el que actores implicados en el tema de la discapacidad desarrollan sus acciones en distintas dimensiones, desde sus propias miradas y con sus diversas implicaciones. Tal reorientación se hizo posible gracias a los caminos que ha ido tomando la investigación como proceso autoreflexivo, democrático, flexible y dinámico como toda IAP, proceso del que se pretende dar cuenta en esta ponencia y que lo implica como proceso pedagógico de actuación (Balcazar, 2003).

Previo a exponer dicho proceso, presento el propósito general de la investigación, que consiste en construir de modo participativo propuestas pedagógicas orientadas a potencializar las acciones de actores implicados y ocupados en la discapacidad en San Cristóbal partiendo del autoreconocimiento acerca de cómo ésta es concebida, así como sus objetivos particulares, que son: 1) identificar el conjunto de significados en torno a la discapacidad enunciados por los participantes, 2) establecer las implicaciones de tales significados en términos de necesidades y dificultades relacionadas a la discapacidad y 3) proponer alternativas para dar respuesta a estas implicaciones en un marco de reflexión/análisis colectivo. Este propósito con sus respectivos objetivos se construyeron desde el Grupo de Investigación-Acción Participativa (G.I.A.P.) Regional (al cual referiré de modo detallado más adelante) durante la primera etapa o fase de la investigación.

Para poder agotar su finalidad, la estrategia metodológica a la que se hace referencia se compone de varias etapas o fases, las que se relacionan con la manera de construir conocimiento, lo que en términos generales inicia con la identificación y determinación de una situación- problema concreta, pasando por su definición y análisis y finalmente por la elaboración y ejecución de acciones orientadas a darle solución, todo esto como parte de un proceso de construcción colectiva cíclico y dinámico (Francés, et al., 2015). En esta investigación el proceso se ha organizado en tres fases: exploratoria, autodiagnóstico y propuestas. La primera de ellas tuvo como resultado la delimitación colectiva del objeto de estudio, el propósito y objetivos de la investigación, así como a la elaboración del diseño metodológico y el cronograma orientativo

para agotarlos, es decir, la delimitación del proyecto colectivo de investigación.

La segunda fase (que se encuentra en curso) se relaciona con la recogida y análisis de información, actividades que se llevan a cabo mediante la entrevista semiestructurada y la fotovoz (Soriano y Cala, 2016) y la propuesta de análisis del discurso de Montañés (2002). La tercera y última etapa consiste en la implementación de talleres para la creatividad social (Martí

J. , 2003), los cuales se realizarán a fin de elaborar propuestas para los problemas identificados en la fase previa.

Es importante señalar que a lo largo de estas etapas, se desarrollan otras actividades, tales como la formación técnica y reflexión teórica del G.I.A.P. Regional, que tienen como propósito facilitarle un abordaje complejo y sistemático del análisis de la realidad y la elaboración de sus propias teorizaciones, además de la implementación de analizadores construidos, que constituyen hechos sociales dirigidos a provocar una acción/reflexión por parte de la sociedad, que acontecen en tiempo presente y se construyen en el marco de una IAP (Martí J. , 2000).

La finalidad principal de una IAP es construir conocimiento a partir de la participación equitativa de los actores en todas o la mayor parte posible del proceso investigativo, en lo cual se asienta su validez (Francés, et al., 2015); esta característica se inscribe en una perspetiva dialéctica de investigación social (Alberich, 2000), diferenciándose así de las pespectivas destributiva y estructural (o cuantitativa y cualitativa, respectivamente) e insertándose epistemológicamente desde sus orígenes en una paradigma crítico al pretender dar un lugar protagónico a los actores hasta el punto de visualizarlos como sujetos cognocentes en lugar de objeto cognoscible del propio proceso investigativo, reivindicando así su lugar como sujetos capaces de reflexionar y transformar su propia realidad; he aquí su aspecto medular y sobre el cual descansan sus características más profundas.

En este sentido, la investigación en tanto apuesta sociopráxica recupera desde estos planos, el epistemológico y metodológico, las aportaciones de Santos (2013) respecto a la necesaria ecología de saberes, que plantea, para el caso de esta investigación, eliminar las fronteras propias de las perspectivas ya mencionadas y aventurarse a la complementación de miradas: el saber científico y el saber popular, las que luz de ellas resultan inconmesurables. Es por eso que se ha considerado de fundamental importancia que el proyecto de investigación se construyese a partir de los intereses propios de los actores.

Algo de suma importancia dentro de una IAP es la interacción con y entre las personas; esto constituye una de las condiciones inherentes de los procesos participativos, hablándose de una metodología integradora en tanto que se intenta construir comunidad en el sentido Grupo- Sujeto con identidad y permanencia en el tiempo y el espacio así como de un proceso que se orienta hacia la organización de abajo hacia arriba en lo que refiere a la vida social (Villasante, Montañés, y Martí, 2000).

Esto se relaciona con la intención de esta investigación de promover el establecimiento de redes comunicacionales entre actores e instituciones implicados en el tema de la discapacidad de modo que vayan confluyendo hacia la construcción de comunidad más allá de lo que refiere al compartir un mismo espacio territorial, mediante el proceso de análisis y reflexión de la problemática que a esta investigación ocupa.

Desde esta investigación se apeló a la conformación de un grupo de actores, el G.I.A.P. Regional; este constituyó pieza de arranque para la primera fase de la investigación. Se trata de un tipo de agrupación que se integra de manera mixta por mínimamente tres personas, entre los que se encuentran investigadores, personas voluntarias y técnicos con formación específica, en el que se recomienda “haya personas con cierta experiencia y/o conocimiento del mundo asociativo, así como también en la utilización de métodos cualitativos” (Martí, 2000, p. 53), que protagoniza un proceso de reflexión-acción por alrededor de nueve meses como periodo mínimo y con el que es posible “poder comenzar a trabajar la autoformación y la transmisión de herramientas de análisis que deben posibilitar en el curso de la investigación la construcción participada de la información a tratar” (Francés, et al., 2015, p. 72).

Su integración inicial en la investigación se dio teniendo como referencia las inquietudes de la investigadora y desde él se ha tenido la posibilidad de identificar diversos actores e instituciones implicados en el tema que de diversas formas ya se encuentran en movimiento, sea con ideas, propuestas o proyectos concretos, esto a colación de que el G.I.A.P se constituye también como un núcleo de informantes clave, dado el conocimiento de la problemática y las redes de sus miembros.

Actualmente se encuentra conformado por cuatro actores (un joven en situación de discapacidad, un profesional con experiencia en la materia, una mujer sensible y comprometida con ésta, todos ellos con sus propios recorridos en diversos proyectos sociales, y la

facilitadora/investigadora) y tiene por nombre “Miradas en acción”. Se trata de un grupo cuya característica es su amplia disponibilidad e interés en el tema de estudio, por lo que se ha posibilitado el trabajo colaborativo continuado en sesiones quincenales y en algunos periodos, semanales, sobre todo a partir de la elaboración del proyecto colectivo de investigación y su presentación a la comunidad, por lo que podemos afirmar que asistimos a la formación de un grupo Con-formado (Basagoiti, 2000) y que busca operar como sujeto de intervención regional en torno a la discapacidad en la ciudad de San Cristóbal de las Casas.

“Miradas en acción” representa a su vez objeto (fuente de información, desde el punto de vista convencional en investigación social) y sujeto de investigación (implicándose en las diferentes etapas y actividades del proceso); ha acrecentado conforme la investigación avanza su grado de compromiso y cohesión, lo que le ha hecho involucrarse cada vez más en las tareas. Con los actores de este tipo de agrupación “es posible encauzar una relación de comunicación mutua que, en los momentos puntuales de difusión, debate, negociación y programación nos será útil.” (Basagoiti, 2000, p. 79).

A partir de su fundación en el mes de febrero hasta el mes de mayo del 2017, el grupo llevó a cabo diversas actividades relacionadas con su propia constitución y con la exploración de la problemática, que como ya se ha menciondo, ubicaba a la discapacidad en el contexto escolar; no se hará un recuento detallado de todas ellas, pues lo importante es dar cuenta de manera breve de cómo estas actividades dieron pie a la construcción del proyecto colectivo de investigación, sustento de la fase siguiente.

Habitualmente una IAP inicia con un trabajo colectivo evocado a establecer los temas o preocupaciones de la comunidad para luego, de manera negociada determinar la situación- problema a investigar e intervenir. En el caso particular de esta investigación, a partir de la afinidad con relación a un posicionamiento crítico a propósito del tema de la discapacidad, particularmente en la escuela, se integra el G.I.A.P. Regional como primera tarea.

A esto siguieron actividades de reflexión acerca del punto de partida del propio grupo para luego implicarse en actividades de recuperación de información documental (tarea propia de la investigadora) y sobretodo exploratoria (en el mismo grupo y en otros espacios) relacionada con el conocimiento del contexto de la problemática de estudio que se sugería en ese momento, la visión de las relaciones y posiciones de los sectores de la población (autoridades, organizaciones

y sector no organizado) para identificar conjuntos de acción y puntos de conflicto dado que el propósito medular de esta fase es “develar el contexto social en el que se desarrollará el proceso investigador, entendiendo, eso sí, la contextualización como punto de partida y no de llegada” (Francés et al., 2015, p. 92).

Es importante mencionar que fueron tres aspectos los medulares en la implementación de todas las acciones de esta fase y que dieron pie a la construcción proyecto colectivo: el conjunto de información exploratoria producto de las entrevistas semiestructuradas realizadas en tenor de la construcción de un sociograma o mapa social, este mismo dispositivo resultante de tales entrevistas y las miradas, intereses e interpretaciones del propio grupo que figura como definidor clave en la empresa.

De todas estas informaciones, algo que de manera particular llamó la atención del

G.I.A.P. Regional fueron las referencias hacia la discapacidad como constructo situado desde un discurso explícito en lo social, es decir, como proceso interactivo y relativo al entorno y sus procesos discapacitantes, discurso muchas veces contrario a ciertas prácticas observadas, como por ejemplo el discurso social de la discapacidad reiterativo de algunas instituciones educativas y su relación prácticamente inexistente con instituciones que no fuesen médicas o dedicadas a la rehabilitación, como se constata en el mapa social construido.

Otro ejemplo es aquel en el que algunos actores educativos o del sector organizado apelan en mayor medida a un discurso de derechos, no obstante en el mismo se asoman visiones limitadas al asistencialimo y la caridad con relación a la discapacidad. Estas tensiones en los discursos enunciados por los mismos o distintos actores (posibles de observar en múltiples ejemplos no enunciados al momento), dio pie al grupo para cuestionarse la visión que desde los mismos actores involucrados a la temática se guarda, llevándole a discutir y preguntarse si desde estos (sobre todo las organizaciones e instituciones) se continúan reproduciendo esas mismas relaciones y discursos de desigualdad que se pretenden combatir.

Se cuestiona además acerca de la importancia de fortalecer redes de colaboración y pedagogización en tenor de mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de discapacidad en San Cristóbal, esto al observar en el mapa social construido la desarticulación de acciones; acciones que se perciben en su mayoría aisladas las unas de las otras y que de potencializarse proyectos/agendas en conjunto, se presumen mejores resultados en favor de las

personas en situación de discapacidad de la ciudad.

De esta manera el mapa social se constituye como elemento clave, dado que permitió avizorar las tensiones, lejanías y conjuntos de acción presentes (y también los posibles y necesarios) en los actores que figuran como implicados en la temática de la discapacidad en San Cristóbal, pero ahora más allá de lo escolar y planteando así también la necesidad de atender a la conformación y/o consolidación de redes desde y en el espacio social.

Para emerger todas estas reflexiones, cobraron importancia también aunque de modo más indirecto, la implementación de otras técnicas y dispositivos durante esta fase de trabajo, como la línea del tiempo, las observaciones y el mapeo de actores; informaciones que dejaron ver a juicio del grupo, la necesidad de hacer un ejercicio de autoreconocimiento acerca de cómo entienden la discapacidad los mismos implicados desde sus distintas posiciones e intereses.

Es así que con base en las informaciones recabadas con la implementación de todas las actividades, el G.I.A.P. Regional se propuso la tarea de plantear la pertinencia de un proyecto colectivo de investigación desde el cual se pretendiera dar respuesta a incógnitas e inquietudes suscitadas a partir de ellas, es decir, se hace posible y resulta ser producto de reflexiones, inquietudes, incógnitas a las que las informaciones de esta primera etapa invitaron.

Dicho proyecto se presentó a la comunidad mediante la realización de un primer informe al que fueron invitados los colaboradores de la primera fase, medios de comunicación local y comunidad en general. La actividad buscó sobretodo devolver a aquellos colaboradores que al momento habían hecho parte del proceso de diversas formas y niveles, las informaciones recabadas y las decisiones tomadas; se llevó a cabo en el marco de esta investigación mediante una conferencia de prensa, por medio de la cual el G.I.A.P. Regional presentó el proyecto construido y las informaciones y motivaciones que le dieron pie, a la vez que apostó por informar y concientizar a la comunidad acerca de la importancia del tema discapacidad.

Es importante mencionar también que si bien fueron pocos los asistentes, la conferencia de prensa significó un parte aguas para el grupo, dado que figuró como elemento detonador para la cohesión y sentido de pertenencia grupal, figurando estos aspectos como importantes logros para el proceso investigativo.

Los avances. El autodiganóstico como actividad de autoreflexión y autoreconocimiento para vislumbrar alternativas de cambio

Después de la presentación del proyecto, el G.I.A.P. Regional se ha volcado a una serie de actividades orientadas a cubrir los propósitos de la segunda fase de investigación, que ha consistido en recabar información audiagnóstica encaminada a agotar los dos primeros objetivos: acceder a las construcciones simbólicas-culturales, es decir a los significados, que los distintos actores involucrados en la discapacidad encuncian así como establecer sus implicaciones en terminos de necesidades y dificultades, para a partir de ahí dirigirse hacia la elaboración de propuestas para darles solución en un marco de reflexión y análisis colectivos (tercera y última fase).

Tales propósitos demandaron al grupo implicarse en procesos de formación respecto a la fotovoz, que constituye un método a la vez que técnica de investigación (según el uso que se le dé) y que la investigadora propone a manera de técnica para la recogida de información, recuperándose las dos fases intermedias sugeridas por sus creadoras, Caroline Wang y Mary Ann Burris (Soriano y Cala, 2016). Esta técnica se identifica como idonea además de la entrevista semiestructurada y la implementación de ambas, así como el trabajo de interpretación y análisis de los textos resultantes demandan también el involucramiento del G.I.A.P.1

La fotovoz es un método nuevo cuyos orígenes se remontan a dos décadas y que consiste en invitar a los actores a evidenciar, reflexionar y analizar las problemáticas que les aquejan así como procurar transformarla haciendo llegar esta información a los sectores tomadores de decisiones. Unas de las razones por las cuales la investigadora la propone se debe precisamente a la congruencia con la IAP tanto en sus propósitos como en su proceder metodológico participativo, desde el que se busca establecer una relación lo más simétrica posible entre el investigador y los participantes así como espacios de reflexión tanto individual y colectiva en torno a problemáticas que rodean a los mismos, lo que no impide a su vez el uso de recursos (técnicas y herramientas) propios de otras perspectivas de investigación, sobretodo cuando las técnicas participativas muestran debilidades para agotar ciertos objetivos (Francés et al., 2015), como es el caso de esta investigación en lo que refiere a esta fase en específico.

Para el caso de la presente investigación se retomaron las dos fases intermedias: la de intervención fotográfica y la de análisis, reflexión y diálogo, dado que son las que se encuentran

enfocadas al proceso de recogida de información y que se contemplan en tenor de acceder a las contrucciones simbólico-culturales alrededor de lo que se comprende por discapacidad y derivado de ello las relaciones que se establecen con las personas que se encuentran en esta situación. Se pretende que los participantes (personas implicadas en el tema) dialoguen a este respecto desde sus diversas posiciones en un espacio grupal de reflexión detonado a partir de fotografías tomadas por ellos mismos y que aluden a la problemática enunciada. Los momentos que se dieron en la implementación de la técnica fueron tres: 1) diseño muestral e invitación a participantes, 2) capacitación y toma fotográfica y 3) recogida y análisis de la información.

Se realizó un diseño muestral cualitativo para la conformación de dos grupos operativos de trabajo altamente heterogéneos, ocupando un muestreo de tipo estructural dado que la selección de participantes se determinó “en función de las posiciones de los sujetos dentro de una estructura o sistema determinado vinculado con el problema tratado” (Francés, et al., 2015, p. 111).

Se diseño así un muestreo que contempló la participación de diferentes actores implicados en la problemática desde diferentes posiciones y perspectivas: la experiencia personal (personas en situación de discapacidad), el parentesco (familiares y/o cuidadores), la empatía y compromiso (agentes sensibles, miembros de la organización civil) y el aspecto profesional (profesionistas ocupados en el tema).

Como criterios de inclusión se observaron los siguientes: tener algún tipo de implicación con la discapacidad desde las posiciones ya enunciadas, radicar en la ciudad de San Cristóbal, voluntad expresa de participar en el proyecto, ubicarse en un rango de edad entre joven adulto y adulto. Como criterios de exclusión se contemplaron: falta de voluntad y motivación por participar, edades cuyas distancias generacionales fuesen extremas con relación al resto de los integrantes.

La propuesta de conformar estos grupos operativos surge con base en las sugerencias de Martí (2003) respecto a los talleres de participación (también denominados talleres para la o de creatividad social) y las de Ibañez (2003) con relación a la configuración de grupos de discusión. Tales sugerencias hacen alusión, en el caso del primero, a la intención de construir un marco teórico desde los participantes en provecho de sus experiencias y conocimientos e impulsar el intercambio de ideas y el diálogo entre distintas posiciones y puntos de vista. En lo que refiere al

segundo, se recuperan principalmente las sugerencias relacionadas a la perspectiva estructural en la selección de actuantes y la importancia de una heterogeneidad inclusiva en la constitución grupal.

Estas sugerencias responden básicamente a la riqueza discursiva que la composición plural de un grupo conlleva para el análisis “precisamente porque el análisis se apoya en los huecos y discontinuidades, lugares de manifestación de la incoherencia, de las contradicciones” (Ibañez, 2003); pero sobre todo, a lo que este autor acertadamente afirma: que las posibilidades en cuanto a la composición grupal refiere se limitan por las posibilidades de correlación entre la microsituación (grupo) y la macrosituación (problemática abordada), de tal manera que pensar en la interacción natural de los actuantes en un contexto real no sea imposible de pensar, siendo además siempre posible jugar con estos límites.

Lo grupos se contemplaron conformados por entre diez y doce participantes como máximo; respecto al número de participantes según la posición y perspectiva estructural de correspondencia en cada grupo, se definió permitir la participación en igualdad de número en lo referente a todas las posiciones a excepción de las personas en situación de discapacidad, debido a que, como acuerdo consensuado, el G.I.A.P. Regional parte del supuesto de que estas personas son excluidas de diferentes espacios, incluso cuando se trata de abordar sus circunstancias de vida. En este sentido, se acordó procurar duplicar la cantidad de estos participantes en ambos grupos con relación a los otros “subgrupos” y de esta manera recargar su voz.

El G.I.A.P. Regional estuvo a cargo de contactar a los posibles participantes haciendo uso de sus propias redes preexistentes, lo cual resultó bastante favorable puesto que permitió contactar personas cuyos espacios de actuación sueles ser diferentes. Es importante mencionar que las invitaciones se fueron realizando de manera directa vía personal y digital utilizando un cartel que se diseñó previamente y que la saturación de los grupos se realizó en función de las cuotas alcanzadas y que si bien se obedecía a un diseño establecido, se procuró y promovió una inscripción voluntaria, puesto que además se buscaba abrirse al abanico de implicación de los actores, razón que dan pie de igual forma a los criterios de inclusión y exclusión, al muestreo estructural y la composición heterogénea de los grupos.

El grupo uno se conformó finalmente por seis integrantes y el dos por siete, aunque se había confirmado la asistencia de diez personas en total en cada uno de los grupos, siendo

mayormente quienes no se presentaron personas en situación de discapacidad que habían confirmado su asistencia y enviado sus fotos²2.

Ya habiendo establecido el diseño de los grupos operativos y habiendo invitado el

G.I.A.P. Regional a los participantes (respondiendo estos afirmativamente), se procedió a la realización de la jornada de capacitación fotográfica, dirigida por la investigadora en colaboración con el grupo y dos fotógrafos voluntarios disponibles para resolver dudas o inquietudes; se llevó a cabo en una institución de educación superior, teniendo una duración de dos horas y en la que se abordaron las informaciones más relevantes respecto a la técnica pero sobre todo lo referente a los aspectos éticos en los que se implican los fotógrafos en un proyecto como este y que también competen al G.I.A.P. Regional como responsable del mismo.

Posterior a la jornada, los fotógrafos procedieron a tomar las fotografías en periodos definidos (una semana por cada grupo) para después enviarlas vía correo electrónico o Whats App a la investigadora para almacenarlas y organizarlas para su futura exposición durante las sesiones grupales. Culminados los periodos asignados para la toma de fotografías, se llevaron a cabo las sesiones de trabajo de los grupos operativos. Durante estas, miembros del G.I.A.P. Regional participaron como auxiliares y observadores; esta participación resultó altamente fructífera dado que terminados los trabajos y habiendo abandonado el recinto los participantes, el grupo en su totalidad se reunía a compartir sus impresiones, teniendo así la oportunidad de atender inquietudes, sugerencias y sobretodo reflexiones en torno al proceso³3.

Cada grupo sesionó en dos fechas; la primera sesión tuvo el propósito de realizar las narraciones y discusiones en torno las fotografías tomadas y seleccionadas para tal efecto, ocupando para ello el Método SHOWed (Shaffer, 1984), recomendado para detonar la reflexión y el análisis de la realidad a partir de la proyección fotográfica. En cuanto a las segundas sesiones, estas consistieron en llevar a cabo un primer análisis de la información obtenida; dicha tarea encuentra sus bases en el principio básico de una metodología de corte participativo: la participación de los actores en todos o en la mayor parte de las fases posibles del proceso.

Desde la fotovoz se asume que idealmente deben ser los propios participantes quienes identifiquen tópicos y cuestiones relevantes de las fotografías y los discursos que de su proyección emanaron (Soriano y Cala, 2016); en congruencia con esto, la interpretación y análisis de la información recabada ha tenido como primer paso la realización de un trabajo si se desea

superficial pero muy valioso en tanto que evoca a aquello que es de interés y figura como visible a partir de los propios participantes; este consistió en identificar bloques temáticos que emergieron de sus propias interpretaciones como grupos de trabajo en un clima de colaboracion grupal y utilizando los textos ya transcritos.

Este primer paso es lo que Montañés (2000, p. 101) refiere cuando afirma que “en una investigación de carácter praxisociológico son los sujetos participantes en la investigación los que, desde sus hablas, han de configurar los bloques temáticos”; esto no exime de la posibilidad de que el investigador/a en turno identifique otros bloques que emerjan a su mirada. La propuesta de Montañés, recuperada por esta investigación, consiste en un enfoque operativo de interpretación de discursos a aplicarse a metodologías participativas y que se articula en cuatro lecturas cuyos niveles se interrelacionan: lectura intuitiva (identificación de bloques temáticos por participantes), lectura temática, lectura contextual y lectura relacional (Frances, et al., 2015).

Se trata de un análisis operativo en tanto que “ha de considerar dentro de sus prioridades, tanto el conocer los procesos sociales que han propiciado las diferentes representaciones, como el conocer las relaciones de afinidad, ajenidad, diferencia o contrariedad que tengan lugar entre los diversos grupos sociales presente [sic] en una localidad” (Montañés, 2000, p. 101) o en torno a una problemática local, como este caso, poniendo este quehacer interpretativo al servicio de encuentros sociales participativos en los que se reflexione sobre lo discursado y se propongan propuestas de acción lo más concretas posibles, ya que no basta con actuar sobre “la realidad”, sino previo a ello es necesario conocer los procesos implicados en las construcciones simbólicas- culturales articuladas en las representaciones colectivas y que cobran materialidad en la misma.

De modo complementario a la fotovoz, el G.I.A.P. Regional sugiere la utilización de la entrevista semiestructurada por dos razones; la primera de ellas se relaciona con la necesidad de contar con la participación de actores cuyas posiciones no permitieron incorporarlos a los grupos operativos, que si bien se caracterizaron por su alta heterogeneidad, tal debía cumplir el principio de inclusividad necesario para permitir la interacción verbal, situación que no se daba en los casos de actores en posiciones de poder con relación al resto de participantes de los grupos.

La otra razón es que si bien los participantes de la fotovoz que aceptaron participar asistieron a las jornadas de capacitación, enviaron sus fotos y confirmaron su asistencia a las reuniones, de última hora varios de ellos no se presentaron, sobretodo en el caso de personas en

situación de discapacidad como se ha mencionado, que incluso no presentaban dificultades de movilidad y traslado. Dada esta circunstancia, se opta por la entrevista semiestructurada (Francés, et. al, 2015) como estrategia oportuna para “cubrir estas ausencias”, de tal manera que se posibilite contar con su participación por medio de esta modalidad, debido a que se pretende recoger información específica relacionada con las construcciones simbólicas-culturales en torno a la discapacidad.

Para los casos del muestreo y la interpretación y análisis de los textos resultantes de esta técnica, se recurre igualmente al muestreo estructural y análisis del discurso propuesto por Montañés (2002), desde el que se pretende la realización de un análisis intertextual de lo producido por los grupos de trabajo y las entrevistas a realizar, siendo el G.I.A.P. Regional para el caso éstas, el elemento de participación a ocupar, pues será el encargado de identificar los bloques temáticos.

Se pretende llevar a cabo tres44 entrevistas a directivos de instituciones: uno de una

institución gubernamental municipal encargada de gestionar la problemática, uno de una organización civil y uno de una supervisoría del servicio de educación especial, así como a tres personas en situación de discapacidad que no asistieron a las sesiones grupales (una mujer adulta joven con discapacidad motriz, una mujer adulta joven con discapacidad visual y un hombre adulto con discapacidad auditiva5).

Estas son las tareas próximas a embarcarse como G.I.A.P. Regional a partir de las cuales y contando ya con los textos necesarios, se continúe la tarea de interpretación y análisis; la información resultante será puesta al servicio de los encuentros creativos visualizados para la tercera y última etapa, tras la cual el grupo pretende embarcarse en nuevos procesos de investigación-acción.


Reflexiones finales. La investigación como proceso pedagógico/transformador

Esta investigación se posiciona críticamente ante la temática a partir de una perspectiva metodológica que invita a procesos de análisis, reflexión, acción y transformación social mediante una metodología participativa que sitúa a los actores como sujetos protagonistas en tanto investigadores y tomadores de decisiones de su propia realidad y problemática; quiénes mejor que las propias personas en situación de discapacidad y las cercanas a ellas para reflexionar

y accionar sobre esta.

En este sentido, el proceso mismo de la investigación y que se ha expuesto a lo largo de esta ponencia, se torna transformador y pedagógico en tanto que busca que los participantes desarrollen una conciencia crítica que les permita identificar las causas y alternativas a la problemática, de manera que descubran su propio potencial de actuación y se alejen de actitudes dependientes y pasivas con relación al esperado cambio.

En este sentido, el G.I.A.P. Regional se ha venido configurando como sujeto colectivo de actuación a partir de sus propias teorizaciones, reflexiones y acciones para imbricarse en la tarea de promover estos ejercicios en la comunidad desde las actividades propias de la investigación, como la implementación de la fotovoz, los analizadores construidos y los próximos talleres para la creatividad social, en los que se pretende se desplieguen las participaciones de los actores a su máxima potencialidad.

Así, al generarse una conciencia crítica a partir de la priorización de los procesos colectivos y la relación intersubjetiva investigador-participantes se busca propiciar reflexiones que permitan cada vez más la generación de una conciencia crítica tanto individual como colectiva (Balcazar, 2003), lo cual no puede negarse como proceso pedagógico social. Es por eso que la investigación constituye un proceso de aprendizaje mutuo entre investigador y participantes que “pretende no sólo describir los problemas sino generar conjuntamente con la comunidad los conocimientos necesarios para definir acciones adecuadas que estén en la línea del cambio, la transformación y la mejora de la realidad social” (Sandín, 2003, p. 172).


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Notas


1 Otras actividades desarrolladas por el grupo durante esta etapa son las relacionadas al trabajo de reflexión teórica y a un analizador construido en el marco del Día Internacional de la Discapacidad, cuyos propósitos ya fueron referidos.

2 Las razones por las que se presume tal situación se reservan para ser presentadas como parte de la tarea de interpretación y análisis.

3 Tales reflexiones se reservan para ser presentadas como parte de la tarea de interpretación y análisis.

4 Se revisará a su vez el contenido de entrevistas realizadas en la etapa exploratoria de la investigación para poner en consideración el uso de las que resulten pertinentes para efectos de los propósitos del momento.

5 Con este participante se hará necesario el apoyo de un intérprete de lengua de señas mexicanas, labor que realizara uno de los compañeros del G.I.A.P. Regional.