Redes comerciales de migrantes alemanes en el México del siglo XIX: el caso de Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald


Commercial networks of German migrants in nineteenth-century Mexico: the case of Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald


María Guadalupe Carapia Medina1 y Rubén Darío Núñez

Altamirano2


Resumen: La presente investigación, se enmarca en un ejercicio de análisis histórico, con el objetivo de indagar el comportamiento de los migrantes de origen alemán en la ciudad de México durante el siglo XIX. En el caso que se centra el trabajo, el del migrante Carl Hypolite Haghenbeck, es posible entrever sus estrategias de acumulación de riqueza, transmisión de bienes y la historia de una de las familias más importantes de la escena comercial y productiva de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX; la estirpe Haghenbeck-San Roman.


Abstract: This investigation, is part of an historical analysis exercise, with the objective of investigating the behavior of migrants of German origin in Mexico City during the 19th century. In the case that focuses the work, the migrant Carl Hypolite Haghenbeck, it is possible to glimpse his strategies of accumulation of wealth, transmission of goods and the history of one of the most important families of the commercial and productive scene of the second half of the XIX century and early XX; the the Haghenbeck-San Roman lineage.


Palabras clave: Migración; Alemanes en México; Comercio; Redes


Los Estados alemanes y México en el siglo XIX.

La residencia de personas del viejo continente como fue el caso alemán en el país, estuvo unida a aspectos de carácter político y económico presentes en el siglo XIX, tanto del lugar de origen del colectivo como del país receptor. De acuerdo algunos datos, las guerras napoleónicas actuaron de forma negativa para los Estados alemanes, ya que interrumpieron su comercio por las movilizaciones militares y el bloqueo continental, causando problemas en la economía


1 Doctorante del Programa Institucional de Doctorado en Historia, Instituto de Investigaciones Históricas, UMSNH, email; guadap73@hotmail.com

2 Doctor en ciencias del desarrollo regional, ININEE, UMSNH, email; rubendarionual@gmail.com

principalmente en aquellas que habían logrado sobresalir. Prusia, por ejemplo, sufrió una disminución de los precios de los granos hasta un 60%; la seda de Berlín, el lino de Silesia y las telas de Brandeburgo que representaban el 50% de las exportaciones del territorio prusiano, perdieron sus mercados en el extranjero (Wolfran:1981;33-35).

Esta situación influyó para que el Estado Prusiano, insistiera en un proyecto de integración comercial que impulsara el desarrollo de las manufacturas y con ello un crecimiento económico, rebasado en la segunda mitad del siglo decimonónico favorecido por el apogeo de la producción del carbono y el hierro. La gradual industrialización representada por las regiones de Sajonia, Renania, Westfalia, expresan el tránsito de una economía exportadora de materias primas (hierro, cobre, plomo, piedra, pizarra, madera) y un comercio interior que abastecía pequeños centros de ferias; por un modelo económico sin barreras aduanales que limitaba el intercambio comercial, mano de obra libre y un comercio de manufacturas más allá de Europa. (Wolfran:1981;127).

La Unión Aduanera (Zollverein) impulsada por Prusia permitió la coalición económica de los Estados alemanes, excepto Austria-Hungría, con el objetivo de desarticular esos mercados pequeños con cierta autonomía y consolidar un mercado que los agrupara en su totalidad. En consecuencia desde 1834 se abolió los aranceles entre los miembros de la Confederación Alemana e impulsó el desarrollo de regiones industriales y comerciales; el Estado prusiano junto con la cuenca de Ruhr, la Alta Silesia, la región del Sarre, monopolizaron más del 90% de la producción industrial, minera y metalúrgica en la década de los setentas y alcanzando su consolidación hacia finales del siglo XIX con la apertura de minas, fábricas, vías de ferrocarril y la construcción de grandes ciudades. El acelerado proceso de industrialización de la parte occidental, fue un ejemplo para otras regiones como la berlinesa y el centro, desunieron la usanza de la economía de línea tradicional y se sumaron al acuerdo económico que a su vez, sería importante en la unificación política de los Estados Alemanes en la década de 1870. (Hagen, 2001; 47).

En el ámbito de las expresiones académicas podemos citar la transcendencia de la obra de Alejandro de Humboldt, Ensayo Político sobre la Nueva España, documento donde el Barón dio un informe detallado de la fisonomía general de las colonias españolas; enunció superficie del territorio, medio geográfico, población, agricultura, minería, manufactura, comercio, vías de comunicación, hacienda pública, entre otros aspectos, plasmando los rasgos particulares distintivos de los territorios americanos en la etapa final del periodo colonial, que trazaron el potencial minero,

industrial. (Humboldt,1991; 87; Mendoza, 2016).

Publicaciones periódicas como la revista de la época, Allgemeine PreBische Staatszeitung, publicitaron en su momento a través de sus páginas, las supuestas riquezas del suelo mexicano, que atrajo las miradas de la burocracia ministerial prusiana, las agencias estatales, las sociedades, los bancos y los particulares, quienes expresaron un interés manifiesto de formar parte del proyecto expansionista alemán e invertir en las áreas estratégicas de la economía mexicana, como la minería y el comercio ultramarino (Bernecker, 2005; 12).

La declaración de la Independencia mexicana, enunció la posibilidad de establecer vínculos comerciales con los Estados Alemanes y para determinar esas relaciones, fue necesario el reconocimiento oficial, de los derechos y facultades que le confería la legislación emanada de la emancipación de la Corona Española. A través de sus diplomáticos, en 1827 las ciudades hanseáticas (Bremen, Hamburgo, Lübeck) firmaron un Tratado de Amistad, Navegación y Comercio con México, por su parte Prusia legalizó un acuerdo de reciprocidad y nación. (Bernecker, 2001; 12).

Con ello, México fue parte de una agenda latinoamericana de tratados, que impulsó la llegada de un importante número de capitalistas y de migrantes alemanes, favorecidos por políticas de fomento a la colonización, promovidos en Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, México y con menos éxito Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá. La creencia de superioridad de la raza blanca, configuró toda una visión aceptada por los gobiernos, bajo un influjo de las llamadas teorías del racismo científico europeo y el apogeo de las teorías darwinistas, pero vista no como la continuación del pasado colonial sino más bien como parte de un esfuerzo de los Estados, para reorientar y redefinir los rumbos en su entendimiento a partir de la mezcla con las poblaciones europeas. (Magaña, 2010; 67).

Esta migración negociada, se enmarcó en contextos de inestabilidad social y crisis económica, orientando a los gobiernos americanos a legislar a favor de la migración europea hacia sus territorios. Para el caso mexicano son notorios los proyectos y las leyes que buscaron no solo reglamentar, sino promover la migración al territorio. (Berninger, 1974; 85)

Desde los primeros días del gobierno mexicano, las políticas voltearon hacia Europa, de donde deberían provenir los colonos que México necesitaba para impulsar su economía. En los años posteriores a la independencia, es notoria la apuesta por la integración a los mercados

internacionales a partir de la aceptación del libre comercio, aunque con la permanencia de ciertos rasgos del sistema económico colonial hispano. No obstante, la inestabilidad política derivada del enfrentamiento entre los dos grupos políticos antagónicos y de una hacienda pública arruinada por las beligerancias, fue configurando el siglo XIX mexicano. Realidades promotoras de una política de puertas abiertas e incluyentes de los sectores económicos de origen extranjero para activar la economía, pero al mismo tiempo, una estrategia de endeudamiento mediante la gestión de préstamos con diversos bancos entre ellos los ingleses Barclay, Goldschmidt & Co, H. Powles & Graham, Baring Brothers y Rotschild. (Bulmer, 2012; 46)

Esta tendencia y la desintegración de los grupos tradicionales de comerciantes del viejo continente y los criollos que ostentaron el comercio durante la colonia, alistaron el camino para residencia de un sin número de comerciantes e industriales de origen inglés, francés, norteamericano, italiano y alemán. En referencia al Tratado de Amistad y Comercio firmado con los Estados Alemanes por ejemplo, permitió en promedio la llegada de 22 buques de Hamburgo hacia los puertos mexicanos y 47 vapores de México al puerto hamburgués, dato relevante que da cuenta de las primicias de las relaciones comerciales.(Méndez, 2013;60).

Las referencia citadas por Mentz, en relación a las mercancías de exportación de los Estados hanseáticos a México para 1826, fueron principalmente telas como linos y sedas, textiles de algodón, encajes, cintas y adornos, tela encerada, hilo, paño, frazadas, textiles de lana; además de productos de ferretería, espejos, papel, ceras, cabos para barco, vinos, sombreros, relojes, aceite, drogas, instrumentos musicales, entre otros. En términos de precios estas mercancía fue de 595 311 escudos, donde el 66.51% son textiles como podemos observar, el 2.79% objetos de vidrios, 2.15% mercería de hierro y 2.14% encajes.

Por su parte el Estado Prusiano introdujo al país, lino de Bielefeld, plantillas, chalets, creas, estopillas, listados, caserillas, cañamazos, cintas, hilos, textiles de lana, seda y algodón, artículos de hierro y acero, amas, vidrio, instrumentos y maquinas, con un arancel que variaba de acuerdo al tipo de mercancía, por ejemplo los derivados del algodón pagaron el 50% de su valor, lo que significaba que si el costo de la mercancía era de 4000 000 pesos, el arancel que tenía que pagar era de 2000 000 pesos por su parte el arancel más bajo se observa en los productos de máquinas e instrumentos con un 25%.(Bernecker, 2001; 47).

Estas relaciones comerciales permitieron la entrada de mercancías al país, dando la

oportunidad de establecer Casas de Comercio de propiedad hanseática y prusiana en los principales puertos del país como Veracruz, Tampico, Mazatlán, Alvarado. Conjuntamente en las grandes urbes, la Ciudad de México, Guadalajara, que se fueron ampliando a lugares como San Luis Potosí, Colima, Monterrey y estados del noroeste. (Monroy, 2004; 12, Ortoll, 2005, Hernández, 2005,

Degetau, 2010).

Muchos de estos comerciantes, representantes comerciales, inversionistas, y demás alemanes que llegaron al país durante el siglo XIX, se establecieron de manera definitiva en tierras mexicanas. Y los vemos inmersos en diferentes actividades económicas, pero principalmente en el comercio, la minería, la agricultura, en el sistema bancario, el ferrocarril, configurando la presencia alemana en México. Muestra de ello podemos citar la Compañía Alemana de Minas quien adquirió diversas minas en el centro de México, con todo un equipo de técnicos y especialistas mineros. (Mentz, 1999; 13). No obstante los porcentajes fueron cambiando acorde a las propias circunstancias, el status privilegiado de los mineros para 1850 fue ocupado por los comerciantes, en gran medida debido al fracaso de las compañías mineras; del total de alemanes 1,135 el 61% eran comerciantes, 16% artesanos, profesionistas con el 8%, mineros 6.5%, labradores 2.5%, en

servicios 1%, hacendados 0.5% y 4.5% un grupo de pobres. (Rabadán, 2006; 143).

En relación a las exportaciones de México, se observa una continuidad de la tradición colonial (metales preciosos, y productos agropecuarios entre ellos, vainilla, pimienta, azúcar, maderas, café y pieles), condicionando el palo de tinte y la cochinilla por el desarrollo de la industria química alemana. En términos porcentuales podemos enumerar que el 57% de las actividades comerciales estuvieron relacionados con el primer grupo y el 47% productos agropecuarios. (Sánchez, 2010; 297).


Carl Hypolite en la ciudad de México, 1844.

En este contexto las relaciones comerciales entre los Estados Alemanes y México permitió la presencia de un personaje a la ciudad de México. Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald, quien vio la luz por primera vez en 1818 a las afuera de Berlín Alemania. Llegó a la ciudad de México a los

26 años como representante de la casa comerciales Ludwig en la naciente L.L. Commanditgesellschaft auf Aktien für Fabrikation von Nähnaschienen A.G. (fábrica de máquinas de coser), que con el paso del tiempo se transformó como fabricante de armas Deutsche Waffen

und Munitionsfabriken –DWN-. (Mentz, 1982; 101).

Desde su llegada en 1844 tuvo la responsabilidad de administrar y desempeñar funciones a nombre del interés comercial citado, con una injerencia evidente. Ese espacio de comercialización le permitió, establecer relaciones con un gran número de personas, experiencia en el comercio, un salario suficiente y ciertas preeminencias en sus gastos personales, disponiendo todos sus ingresos para el ahorro, recursos que le permitieron iniciar por su propia cuenta negocios particulares. Haghenbeck se incorporaba a la lista de los tantos extranjeros que por elección propia decidieron venir a México en sus propósitos de enriquecerse de manera rápida para regresar a su lugar de origen, o bien desvincularse de las casas comerciales y principiar sus negocios de forma independiente o estableciendo asociaciones con sus paisanos.

Uno de los primeros negocios en el comercio de ropa consolidados de Carl Hypolite en tierras mexicanas fue su cajón de ropa al menudeo que puso por nombre “La Luz del Día” ubicada en la 2ª de la calle de Monterilla en el centro de la ciudad de México. Para tal efecto se asoció con su compatriota Desebrock, unieron sus capitales y recurriendo a un préstamo en 1846 de 10 mil pesos otorgado por el comerciante Antonio C. L Meyer Gallen por cinco años y con un interés de 6% anual. Con el paso de unos años su socio se retiró del negocio, solventado Haghenbeck los compromisos de deuda asumidos con Meyer el cual liquidará hasta 1853. (ANotCDMX, 1850; f. 167).

En su pretensión de consolidar su cajón de ropa solicitó otro préstamo en 1850 de 12 mil pesos a Pagenhardt Uslar Heymel y Cía representada por Enrique Pagenhardt, por nueve meses al 6% anual con los incrementos numerados y firmados por los contrayentes, en caso de no hacer los pagos correspondientes en tiempo y forma acorde al contrato oficiado entre las partes. Era un préstamo obligado puesto que aseguraba sus relaciones con las Casas Comerciales del Puerto de Veracruz, proveedoras de sus mercancías que ofrecía en su cajón de ropa. (ANotCDMX, 1850; f. 167).

El ascenso de Haghenbeck podemos observarlo en los años siguientes al asociarse con un importante comerciante y prestamista Teodoro Bahre. Representante desde 1820 de Preusische Seehandlung, compañía mercantil oficial de Prusia, con gran presencia en las ciudades de México, Veracruz y Guadalajara, aparte de sus inversiones en el mineral del Catorce, hijo de un afanado comerciante de Hamburgo ligado al comercio entre México y las ciudades hanseáticas. Teodoro

fue el arquetipo del migrante alemán que regresa enriquecido a Hamburgo y envía a su hermano Christian Barhe a México a dirigir sus negocios. (Mentz, 1982; 447).

Establece la asociación Carlos Haghenbeck y Cía. resultado de esa sociedad abren un almacén de ropa y mercería “La Mina de Oro” ubicada en la calle de Cadena número 2, en el centro de la ciudad de México, en las cláusulas del convenio indica los términos que ordenaron las condiciones de la compañía. El capital social fue de 120 mil pesos, de los cuales Bahre aporto 100 mil pesos provenientes de sus negocios de Guadalajara, Veracruz 30 mil cada una de ellas y 40 mil de la ciudad de México. Por su parte Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald entrego 20 mil pesos en mercancía, armazones y muebles de cajón de ropa “La Luz del Día”. El acuerdo fue por 5 años y su giro estaría dispuesto sobre las comisiones de efectos en consignación, adelantos y compras en Europa o bien en otras partes e incluso México, cobros de libranzas en comisión y la posibilidad de dar los fondos a crédito. (ANotCDMX, 1852; f. 996-1003).

Teodoro Bahre sólo aportó el capital, con un rédito anual y 40% de las ganancias por ser el accionista mayor y para Haghenbeck el 60% como administrador de la compañía. En términos de socio industrial se le restringió a hacer negocios con sus ganancias y Bahre obtuvo todos los derechos de efectuar negociaciones propias sin ningún problema, así mismo de ocupar los fondos en otras actividades por su cuenta, residir donde mejor conviniera a sus interese y no preocuparse por las compras para el almacén. La prosperidad del negocio se reflejó en las ganancias obtenidas, ya que los socios lograron de manera anual retirar cinco mil pesos del capital como parte de los dividendos, pero las diferencias de los socios terminaron en 1857 con la firma, que un árbitro tuvo que decidir. (Mentz, 1982; 449). Esta compañía marcó la consolidación de Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald, pues es notable como sus ingresos se incrementaron, encaminándolo a otros planos de la actividad económica, como prestamista, latifundista, comerciante y bienes raíces. La mayoría de los alemanes llegados a México durante esta época fueron residentes temporales, fue característico que llegaran solos, solteros y alrededor de los veinticinco años. Esto les permitiría contraer matrimonio con mujeres europeas o bien con mexicanas de familias importantes; tomando en cuenta que las actitudes de la élite del momento, simpatizaron con este tipo de matrimonios, en su idea que los extranjeros europeos gozaban de un prestigio social, superior a muchos mexicanos acomodados; sin omitir que muchos de ellos vivieron con mujeres mexicanas en concubinato. (González, 1993; 460). El representante prusiano en México citó en su

momento que estos comportamientos se dieron principalmente, por las múltiples dificultades para formar un hogar legalizado, ya que la mayoría de los alemanes eran protestantes y la intención de unir sus vidas con una mujer católica mexicana, podría ocasionar un acto de confrontación por cuestiones de la intolerancia religiosa. (Bernecker, 2001; 15).

La situación del extranjero que llegó al país revela una serie de tensiones que, según señala Rabadán Figueroa, evidencian una política encaminada a intentar promover un arraigo en la tierra receptora; pero al mismo tiempo, está presente en medio de una legislación que no tolera religiones protestantes. El pasaporte, denominado “carta de seguridad” les garantizaba a los alemanes protección y el goce de derechos civiles, pero no fueron suficientes para imponerse a las cuestiones de fe.

Estas situaciones no condicionaron a Haghembeck para contraer nupcias con una mexicana, los matrimonios significaron la posibilidad de ingresar a los negocios de la familia política, obtener las dotes matrimoniales y usar su parentesco para relacionarse con los hombres de negocios. Mediante sus matrimonios, con las hermanas Juliana el 8 de mayo 1850 y con su fallecimiento, contrae segundas nupcias con su hermana menor la señorita Josefa San Román Castillo en 1856. Sus esposas, tenían su origen en los Lagos de Moreno Jalisco y descendían de Juan Bautista Fagoaga y Arozqueta, hermano del Primer Marqués del Apartado, acaudalado minero de la Nueva España y Francisco Molinos del Campo, quien fuera gobernador de la ciudad de México. Elegantes no solo por su fortuna también por la educación, propia de una señorita de posición económica de su época, aparte de incursionar en la pintura y discípulas de Pelegrí Clavé relacionado con la academia de San Carlos. (Velásquez, 2001; 127).

En años posteriores, Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald interesó por arreglar los matrimonios de sus hijos con las mejores familias. Carlos José María León de la Trinidad contrajo matrimonio con María Paz Pliego Pérez, Agustín se une con Guadalupe Lama Molinos del Campo y María de Jesús casa con Francisco Rincón Gallardo Ross, descendiente de los marques de Guadalupe Gallardo y Vizcondes de Casa Gallardo, hijo del Segundo Márquez Don José María Rincón Gallardo y doña Ana Ross. (Fierro, 2017).

Una mirada a sus actividades como prestamista después de la ruptura con Teodoro Barhe, resalta el crédito otorgado al gobierno de Maximiliano, pero las circunstancias presentes de las luchas políticas, conllevan al alemán a dar apoyo al imperio. Y junto con otros acaudalados de la

ciudad de México manipula la situación para continuar usando su posición de extranjero y ofrece a los ejércitos liberales que anticipaban su llegada a la capital de país pertrechos y alimentos. Esta forma de conducirse ante los contratiempos refleja su condición de hombre de negocios con sentido sagacidad en la toma de decisiones en los momentos coyunturales. (Payno, 1980; 785)

Su ocupación como prestamista fue prominente, es considerable el número de personas y cantidades a las cuales les proporcionó dineros. Las listas de sus notarios Ramón de la Cueva, Pablo Sánchez, Francisco Miguel Calapiz, Agustín Vera y Sánchez, Crescencio Landgrave, Francisco Pérez de León y Manuel de Madariaga, administraron cada uno de los protocolos legales donde se estipularon las disposiciones y cumplimiento de los acuerdo en relación a los préstamos otorgados.

Son estos préstamos los que le permitirán a Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald acapara y monopolizar una gran cantidad de propiedades urbanas ubicadas en el centro de la ciudad de México. Algunos datos de su contabilidad dan cuenta de las condiciones de cada uno de los préstamos otorgados, acudiendo al prestamista, licenciados, viudas, sacerdotes, comerciantes nacionales y extranjeros, hacendados, arquitectos, familias notables productores agrícolas y gente común entre otros.

Los prestamos especifican la cantidad, el tiempo y los réditos donde se observa un porcentaje del 1%, 1.5%, 4% e incluso hasta un 6% anual, los cuales eran descontados al momento de la entrega del empréstito, no obstante su deuda indicaba la cantidad original. Otro distinto del actuar del alemán fue solicitar al contrayente de la deuda un bien como garantía de esta, donde prevalece en su mayoría casas, terrenos, joyas, pinturas, haciendas, e incluso adelantos de cosechas.


A Josefa Elías, le preste por cadena de brillantes $ 2500 y por un collar de dos diamantes

$ 2,500…

Francisco Brasfetti le preste por un año $ 1,500 con hipoteca de su casa número 14 de la calle puente de San Pedro y San Pablo, descontando luego los réditos al 4%...

Bernardina Berruecas de Duran le preste $ 1,000 a cuenta de cuatro mil y cinco fanegas de maíz al 1% mensual. (APMCBFAHL, 1871, f. 9).


Otra forma de obtener los bienes inmuebles lo realizó a través de la adquisición de testamentarias a precios bajos, aprovechando las necesidades de los dineros de propietarios, entre

su lista denota la testamentaría de Ana Balses, Cardoso en Puebla por 36,585 pesos, Carmpagno y Agapero Solorzano por 5,000 peso. Otros de sus procederes estuvieron vinculado a la especulación de créditos, la compra de certificados como el realizado a J. Jiménez por 14,000 mil pesos en 1872. De igual forma la adquisición en subastas públicas en los juzgados, donde se remataban las propiedades a costo inferiores de los precios reales, ejemplo de ello fue la casa número 6 de la calle de la Muerte por 14,259.34 en 1875. (APMCBFAHL, 1872, f. 70).


Tabla 1. Préstamos otorgados por Carl Hypolite Haghenbeck Barunwald. 1871.


DEUDOR

AÑO

CANTIDAD

REDITOS

ELUTERIO MENDEZ

1871

$ 1,300

1%

STURCKE Y CIA 1871 EN MEXICO VERACRUZ

1871

$ 30,875

1%

C. DE LAND

1871

$ 2,991.64

1%

H. DOOMANN

1871

$ 9,678,65

4%

ZAMBRANO HERM. Y CIA EN MONTERREY

1871

$ 36,417,08

1%

P F. STALLFORTH EN EL PARRAL

1871

$ 33,149,7

1%

MACUZET HERMANOS EN MORELIA

1871

$ 34,726,15

1%

Y.R. YBARROLA

1871

$20,000

1%

JUANA MAZA DE DUBLAN

1871

$ 2774.72

1%

LORETO CAÑAS DE DANTAN

1871

$ 8,000

1%

VIUDA DE MAGNAN

1871

$ 1,000

1%

Fuente: Elaboración propia a partir de la información de libro de Contabilidad 1871-1878 de Carl Hypolite Haghenbeck Barunwald. Archivo Particular Museo Casa de la Bola.”Antonio Haghenbeck de la Lama”, 1871, fs.124, 157, 172, 174, 175, 178, 181.


La concentración de viviendas responde sobre todo a sus propósitos de aumentar su capital a través de bienes inmuebles que en nulas ocasiones se devaluaban y por el contrario le otorgaban un valor agregado, ya que todas sus casas las rentó para lograr obtener más ingresos, mismos que invirtió en otros negocios.

Sin duda, una de las actividades sustantivas de Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald fue el comercio de telas, blancos y otros enseres menores de importación. Las relaciones que logró establecer con los ejercicios de compra-venta fueron muy importantes y abarcaron prácticamente

a las poblaciones más importantes del México de la segunda mitad del siglo XIX. En octubre de 1860, por ejemplo, vendió a Luis González, comerciante de Toluca, artículos como mantas de lana y algodón, 500 pares de guantes, por la cantidad de $156 pesos. En regiones más apartadas como Maravatío, Michoacán, realizo en ese mismo año venta de telas de algodón peinado de colores, lino, satín, manteles, piezas de cerámica proveniente de la ciudad de Hamburgo, entro otros artefactos por un total de $661 pesos, al comerciante local Antonio Balbuena. (APMCBFAHL, Libro de ventas, 1860, f. 2-3)

En el año siguiente, logró vender $3014 pesos al intermediario Benjamín Roja de Toluca, ofertando más de 300 madejas de hilo, 416 mascadas, piezas para piano, medias y cajas de costura. En el occidente, en la ciudad de Guanajuato, entabló relaciones con Pedro Bauchou, a quien vendió bordados, piezas de alpaca y estopilla, 80 cortes de casimir, capas de lana, chalecos, monturas, mascadas y manteles, con un valor de $2887 pesos. (APMCBFAHL, Libro de ventas, 1861, f. 49- 53)

Como puede observase, en un año sus ingresos aumentaron considerablemente, manteniendo ese ritmo de crecimiento en años posteriores, como en marzo de 1862, cuando vendió a José Delgado, habitante del Mineral del Oro, ubicado en el estado de México, pañuelos estampados por $1220 pesos; mientras que a Darío Vélez de Puebla financió en mayo de 1862, macrolinas estampadas, medias de algodón, tela musolina, especial para limpiar a los bebes y calcetines, por la cantidad de $1832 pesos (APMCBFAHL, Libro de ventas, 1860, f. 206, f. 220)

Para el año de 1864, el alemán incorporo a sus ventas camisas de algodón, seda, telas importadas de la ciudad de Hamburgo y toallas de lino, una de tales transacciones fue realizada con Juan de Quijano, habitante de la ciudad de México, por la cantidad de $1283 pesos. (APMCBFAHL, Libro de ventas, 1864, f. 439, f. 470)

Además de estos ejemplos, podemos decir que Haghenbeck Braunwald, fue conocido por los principales comerciantes de ciudades como Pachuca, Guadalajara, Tlaxcala, Veracruz, Oaxaca, etc. Queda de manifiesto su habilidad para incrementar la acumulación de capital que sumó a lo largo de su vida, pero también, las redes que logro establecer a lo largo del país y en Europa.

Al analizar las principales redes comerciales presentes en la actividad económica de Carl Hypolite en tierras mexicanas durante el siglo XIX, denotamos los tipos de mercancías y volúmenes negociados de acuerdo a cada uno de los lugares, los engranajes con múltiples

comerciantes de las principales ciudades económica de la época, los montos monetarios de la compra venta e incluso las condiciones bajo las cuales se realizaban estas actividades mercantiles en el marco de la construcción del México moderno.

De acuerdo a nuestra propuesta de análisis partimos del concepto red como una herramienta metodológica, orientada a contribuir a la explicación de los problemas desde una perspectiva más amplia en las cuestiones del funcionamiento del comercio, las instituciones y los actores sociales. Y de manera particular de la significación de redes de negociación “como una expresión dinámica en la circulación de mercancías que revela procesos, mercados y movilidad social de los negocios. Bajo este supuesto, él renombrado comerciante da la posibilidad de ser una pieza más, para repensar el sistema comercial decimonónico, al ser partícipe del expansionismo capitalista y por supuesto del afianzamiento de la burguesía comercial. (Ibarra, 2007: 1020).

Respecto a los múltiples negocios del alemán, existió una construcción perceptible de redes comerciales que logro consolidar con compañías extranjeras. Las facturas expedidas a partir de 1857 por el extranjero, dan cuenta de los tratos de transacción y financiamiento asentados sobre una estructura de mercado internacional. Los pagos se realizaron acorde a la moneda de a cada uno de los países de donde le eran enviadas las mercancías, a través de diversos puertos y buques que arribaron a Veracruz, donde descendían las cajas y bultos de productos de pañuelos de seda, casimires de invierno, brocatelle de hilo, seda, musalina de lana, casimires de Escocia, chaquetones de castor, tela encerada, camisas de lana y algodón, mascadas, calcetines, medias y diversos tipos de telas entre otros.

Patentizado su consolidación en la usanza en el comercio de ropa y mercería en un nivel de progresión, su cajón “La Luz del Día” fue solo el punto de partida en este tipo de negocios, pero al mismo tiempo muestra la dimensión y potencial de uno de tantos extranjeros que lograron beneficiase valiéndose de los coyunturas políticas y económicas sin dejar de reconocer su habilidad en el mundo de las actividades comerciales. Su incursión como accionista en Lonja Mercantil, antecedente de la cámara de comercio de la ciudad de México, da cuenta de su tendencia a situarse en lugares estratégicos acorde a sus intereses. (AHPFAHL. Libro de Cuentas 1867-1872: f. 185.)

Los acuerdos comerciales realizados por Haghenbeck, denotan principalmente compañías y algunos negociantes particulares de tres espacios geográficos europeos distinguidos por su poderío comercial, entre ellos resaltan las firmas de comercio de los Estados Alemanes entre los

que figura Hamburgo donde intervienen las transacciones Conrady y Müller, de Manchester operando las compañías L. Henry Cía. Donmer Richardson Hamer Cía. y Chamberlin Heard. Francia representado por París con Guillermo. O Brien, Santo Prada y Cía. Lyon destaca los comercios Relz y Liefent. La mayor cantidad de facturaciones corresponden a Inglaterra sobresaliendo en Londres Uhthoff y Cía. en el territorio de Belfast Fred K. Schivann y Cía, William Spotfen y Cía, Dunbar Dicksona y Cía. por su parte en Dundee Grienso Russell y Cía. David Russell y Cía. en Nottinghan Mershein Feilmann y Cía. Bradford Kell y Cía. y en Liverpool H.P. Rouquete y Cía. (AHPFAHL, Libro de Facturas 1857-1866: 199fs)

Esta condición de Haghenbeck no solo demuestra su presencia en la prosapia de las familias prominentes, es sugerente el interés del alemán, por aleccionarse en temas vinculados a la política, economía y cultura, ya que se observa que tenía una presencia importante y un conocimiento muy puntual de los actores sociales de las regiones económicas más relevantes de Europa y México.

La claridad de sus ideas, sobre dónde incidir en el crecimiento de su negocio, abrió paso para el establecimiento de acuerdos comerciales dentro y fuera de la ciudad de México, formando redes de negociación en regiones como: Morelia, Maravatio, Tuxpan, Querétaro, San Juan del Río, Guanajuato, Silao, Celaya, Guadalajara, Lagos de Moreno, Cuernavaca, Puebla, Toluca, El Oro, Temazcaltepec, Pachuca, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Fresnillo y Chihuahua. Con los comerciantes de cada uno de citados lugares, dispuso de un amplio mercado, para acomodar cada una de las mercancías que importaba de los países europeos y ello expresa también, que el alemán era un comerciante que tipificaba una figura de poder, encuadrado en la dinámica económica del país; lo que le permitió apropiarse de mercados locales, teniendo como centro de distribución la ciudad de México.

Otro elemento notorio de Haghenbeck, son los mecanismos e instrumentos que utilizo en sus actividades de negociación, como los créditos otorgados a sus clientes, como lo hacen notar los libros de cuentas donde se aprecian las cantidades de las ventas y los plazos de pago. Podemos suponer que estos tratos comerciales residieron en escenarios de confianza recíproca, sin embargo no necesariamente fue una generalidad.

La circulación de mercancías de importación, hace innegable la presencia de documentos legales, que ampararan los créditos y garantizaran los pagos de los artículos entregados. Un elemento clave y notorio en la práctica de Carl Hypolite en sus negocios, e incluso podemos citar

que fue muy cuidadoso en ese aspecto, es que poseía todo un grupo de personas encargados de ejecutar los quehaceres ligados a sus actividades económicas; abogados y notarios básicamente.

Hacia el final de su vida, Haghenbeck puso mucho cuidado en la transmisión de sus bienes, misma que se realizó a través de un testamento. El procedimiento sucesorio que tuvo como finalidad la distribución de su enorme fortuna entre los herederos, permite conocer la cantidad, ubicación, valor económico de cada propiedad, su forma de adquisición y a quién la hereda. En términos generales podemos citar que la mayoría de las propiedades son heredadas a su señora esposa Doña Josefa Sanromán Castillo de Haghenbeck, un caso atípico para su época, precisamente porque generalmente era el primogénito varón quien se veía favorecido en las testamentarías; cabe la posibilidad que su cónyuge mantuvo cierta presencia en sus negocios dado que en varios documentos ella aparece como apoderada legal de sus marido.

En menor cantidad su testamentaría en bienes raíces fue distribuido entre sus hijos: Carlos Haghenbeck Sanroman, Agustín y María de Jesús. En esa cuantía de casas se ubicaron 215 que fueron cotizadas entre 1,500 a 100,000 pesos, que en términos económicos pasaba los dos millones de pesos invertidos en este rubro de inversión, como lo muestra el documento. (APMCBFAHL, 1879,1880, f.123).


Gráfico 1. Testamentaría de Carl Hypolite Haghenbeck Barunwald.1888


Fuente: Elaboración propia a partir de la información del libro de testamentería de Carl Hypolite Haghenbeck Barunwald. Archivo Particular Museo Casa de la Bola, ”Antonio Haghenbeck de la Lama”, 1888, fs.186.


La naturaleza de los negocios realizados por inmigrantes alemanes en México, les permitió acumular un patrimonio notable durante su vida, que al ser transmitido a sus familiares, contribuyó a la consolidación de la burguesía financiera y productiva que se desarrolló durante el porfiriato. Ello permite explicar el incremento sustancial de la actividad económica en el México de finales del siglo XIX.


Archivo

Archivo Particular Museo Casa de la Bola, Antonio Haghenbeck de la Lama.

APMCBFAHL, Libro de la Testamentaria 1872-1888. APMCBFAHL, Libro de Cuentas 1871-1878, fs. 9, 95, 158.

APMCBFAHL, Libro de Cuentas 1871-1878, fs. 70, 86, 93, 259.


Archivo General de Notarías de la Ciudad de México

ANotCDMX, Fondo Antiguo, Protocolos, Ramón de la Cueva, Notaria (169) Vol. 1017, 1850.1852, fs.167-180; 996-1003.


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