Enriqueta Serrano (COLSAN) Claudia Maya (UNAM)
Coordinadoras
Las Ciencias Sociales y la Agenda Nacional orientaron el Sexto Congreso Nacional de Ciencias Sociales celebrado en la ciudad de San Luis Potosí del 19 al 23 de marzo del 2018 bajo la convocatoria del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO).
El documento que tiene en sus manos es producto del Eje 12 “México en la globalización: inserción actual y retos estratégicos” que tuvo lugar en dicho evento académico. El Eje 12 convocó a expertos y académicos competentes en estos temas, que presentaron sus trabajos y avances de investigación en siete mesas de trabajo diferentes en la que se abordaron los retos estratégicos de la inserción actual de México en la Sociedad Internacional Contemporánea.
Las mesas de trabajo que componen este eje fueron, las
siguientes: 1.
Integración de
América del Norte: una perspectiva
interdisciplinaria.2
Comercio Global y
competiti idad.
3Interración y desarrollo local .4. Clausulas lab rales y los acuerdos de libre comercio de nueva
generación. 5. Reconfiguraciones financieras y de inversión en Asia. Proyecciones para M xic .
6. Política exterior y Cooperación internac onal y, 7. Retos globalización: Sentido de pertenecía.
del Estado Mexicano
ante la
En ellas, se intentó construir nuevos e cenarios, respuestas y soluciones a los retos que
México tiene por delante, particularmente las vicisitudes de los procesos de integración y
surgimiento de distintos actores en las relaciones internacionales.
Estas páginas pretenden compartir y socializar los resultados de las siete mesas de trabajo
en que los especialistas presentaron resultados
y/o avances de sus
investigaciones desde el
enfoque de las Ciencias Sociales y las Humanidades.
En este marco se discutió el
papel de México en un
contexto
en donde la mayor
integración comercial a través de una gran liberalización de flujos de mercancía y capitales ha
dado pie a lo que hoy se conoce como globalización. Los impulsos de esta gran integración, particularmente a la economía de América del Norte, generaron cambios y desbalances estructurales en las economías implicadas, con resultados no tan favorables como son: un raquítico crecimiento económico sin desarrollo social, una progresiva desigualdad y desempleo, una gran dependencia del comportamiento de los mercados internacionales, y quizás los más grave, el diseño de políticas públicas que promueven la austeridad fiscal y agudizan la situación de concentración del ingreso y pobreza; atizando los movimientos, migraciones y trasformaciones sociales. Si bien, la globalización nos vinculó al mundo y a la tecnología, también transfiguro los ámbitos políticos y sociales de una manera muy acelerada y confusa. El análisis de esta realidad compleja fue uno de los objetivos de este Congreso.
De esta manera se señaló que México no está exento de los efectos del proceso globalizador. Las negociaciones entono al TLCAN y al TLCUEM simbolizan un ejemplo evidente de la integración e incertidumbre que se suscita en el escenario internacional y que impacta en las dinámicas económicas, políticas, sociales, culturales y de migración del país.
En 1994, con la firma del Tratado de Libre Comercio, la mayor apertura comercial externa y la eliminación de restricciones a la inversión extranjera directa se visualizaban como promotoras del crecimiento económico, desarrollo y empleo. Sin embargo, el crecimiento alcanzado en los últimos treinta años en México ha sido mucho menor al esperado y fuertemente influenciado por los movimientos de una economía globalizada, particularmente por los vaivenes de la economía estadounidense. Así, la inserción de México a la economía mundial se acompañó de una creciente desregulación financiera, movilidad de capitales y de bienes y servicios que requerían de la implementación de políticas macroeconómicas de estabilidad. México presenció un fuerte impulso al sector financiero en detrimento del sector productivo nacional, con la característica principal de reducción del gasto público provocando mayores desequilibrios sociales, migraciones y endeudamiento público y privado, llevando a la economía a un estancamiento permanente al no implementarse políticas de desarrollo y fomento de las capacidades productivas internas, incluido el campo y agro mexicano.
Dentro de los más recientes retos que México enfrenta, se planteó la difícil relación con Estados Unidos en la era de Donald Trump, caracterizada por un fuerte rechazo al TLCAN, acuerdo que ha sido calificado como causante del déficit comercial y la pérdida de
competitividad de los empleos estadounidenses. No obstante, el TLCAN ha sido un determinante en el crecimiento del PIB mexicano y a su vez el promotor de gran desigualdad social y regional. En este sentido, la dependencia de México a un modelo de inclusión con el orden económico globalizado ha tenido serias deficiencias, lo cual ha hecho indispensable replantearse un modelo de crecimiento incluyente que posibilite el crecimiento interno, la generación de empleos y una política industrial y tecnológica favorable al desarrollo del país y reduzca la brecha de desigualdad. Este contexto obliga al gobierno de México a replantear su estrategia de crecimiento y cuestionar las virtudes de la globalización y la gran integración y dependencia a la economía de América del Norte.
México tendrá que permitirse importantes incrementos en el gasto público, políticas de no austeridad, fortalecimiento del mercado interno y cuidado del medio ambiente, así como diversificar su comercio y sus socios, si desea un crecimiento económico y del empleo sostenido; a la par, tendrá que negociar y delimitar su papel en el nuevo Orden Multipolar caracterizado por una Geopolítica Mundial rediseñada. Una gigantesca tarea, pero impostergable.