Nancy Estrella Chávez Llamas1
Palabras clave: representaciones sociales; narcocultura; jóvenes
Las representaciones sociales (RS) tienen su origen en la propuesta de representación colectiva de Emile Durkheim, al establecer diferencias entre las representaciones individuales y las representaciones colectivas, planteando que lo colectivo no puede ser reducido a lo individual ya que se debe hacer una diferencia entre lo psicológico y lo social (Mora, 2002). Posteriormente Serge Moscovici retoma las ideas propuestas por Durkheim y plantea la teoría de las representaciones sociales dentro del campo de la psicología social.
Para Moscovici (1979), las representaciones sociales son “una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos” (Mora, 2002:7), se constituyen de manera subjetiva y se presentan a través de creencias, experiencias, pensamientos, actitudes y comportamientos “orientados hacia la comunicación, comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal” (Jodelet, 1984: 474), así mismo, son una manera de hacer visible la realidad social y material, por medio del sentido común y el intercambio de significados, por lo que a través de ellas podemos comprender y explicar parte de la realidad social de los sujetos de modo individual y grupal (Mora, 2002).
A partir de la distinción entre lo individual y lo grupal o colectivo, es importante señalar que las representaciones sociales no se encuentran solo en un nivel subjetivo, ya que son pensamientos que en determinado momento pueden convertirse en actos, así mismo, los significados que constituyen las representaciones sociales son adquiridos a través del lenguaje y por medio de la interacción entre los sujetos se logran transmitir y expandir. Las representaciones sociales son una forma de codificar y comprender cómo se construye la realidad en la cotidianidad de los sujetos, además de que no son permanentes, varían y se modifican según el contexto, momento histórico y las experiencias que viven los individuos, se insertan en el lenguaje cotidiano “hasta convertirse en categorías del sentido común, en instrumento para comprender al otro, para saber cómo conducirnos ante él e, incluso, para asignarle un lugar en la sociedad (…) se introducen en la cultura” (Jodelet, 1984: 472).
Su nivel subjetivo y social se da a partir de un proceso de elaboración cognitiva y simbólica en los sujetos, al interiorizar y apropiarse de los significados compartidos, donde dicho proceso influirá en la actividad psicológica y social a través de la objetivización y el anclaje. Siguiendo a Jodelet (1984), la objetivización permite el intercambio de percepciones y conceptos entre los sujetos, haciendo visibles los significados a través de la conducta, mientras que el anclaje hace referencia al proceso de integración cognitivo del objeto representado, el cual influye en la formación y construcción de las representaciones ligadas a determinadas culturas y sociedades.
Para poder comprender la manera en que las representaciones sociales se construyen es importante considerar las dimensiones que las constituyen, Moscovici (en Mora, 2002), plantea tres dimensiones para su análisis:
La información en las RS: incluye el conocimiento con el que se cuenta sobre un fenómeno o hecho social, guía en la explicación de las relaciones cotidianas que entablan los individuos.
El campo de representación: se expresa la organización del contenido de manera jerárquica, variando de un grupo a otro, e incluso entre los integrantes de un grupo en particular.
Actitudes: pueden ser favorables o desfavorables respecto a su relación con el objeto de la representación social, influyendo a nivel motivacional y comportamental.
La narcocultura en México
En diciembre de 2006 Felipe Calderón Hinojosa toma posesión de la presidencia de México, y a pocos días de su entrada hace pública la implementación de una estrategia para combatir el narcotráfico y el crimen organizado, la llamada “guerra contra el narco”, desde ese momento la violencia derivada del crimen organizado va en aumento año tras año, según datos arrojados por el semáforo delictivo en el 2016 se registraron 12,224 ejecuciones en todo el país y para el 2017 la cifra aumento en gran medida contabilizándose 17,178 casos reportados.
Los delitos relacionados con el crimen organizado van desde homicidios, ejecuciones, secuestros, extorsiones, robo de autos, hasta lesiones dolosas, incluyendo el tráfico de drogas. Dentro del país existen múltiples grupos delictivos enfocados en realizar actividades ilícitas de diferente índole, sobresaliendo lamentablemente en el tema de homicidios estados como Colima, Guerrero, Baja California y Baja California Sur, así como Sinaloa, Nayarit, Veracruz, Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes en los diferentes delitos y crímenes expuestos. Aunque todas estas conductas y comportamientos forman parte de la sociedad y afectan a diario a todos los sujetos que la conformamos, cabe señalar que existe otra faceta derivada del narcotráfico, donde se busca representar parte de su realidad social; la narcocultura.
El concepto de narcocultura tiene sus raíces en el municipio de Badiraguato, ubicado en las sierras del estado de Sinaloa, donde se advierte también surgió el narcotráfico, se dice que su origen data a 1940, pero se considera que es hasta 1960 cuando comienza un proceso de institucionalización dentro de la sociedad mexicana, está integrada por los mismos componentes que definen a una cultura; los sistemas de creencias, valores, normas, costumbres, definiciones y
toda forma de significación, y a pesar de haber surgido en una zona rural, su –universo simbólico- se ha expandido hasta las zonas urbanas (Sánchez, 2008), reproduciéndose en la vida cotidiana a partir de las practicas, intercambios sociales-culturales y nuevas formas de relación entre los sujetos (Mondaca, 2012;Sánchez, 2008).
Siguiendo las concepciones de autores enfocados en el estudio de la narcocultura desde diferentes perspectivas, como Córdova (2007), Sánchez (2009) y Mondaca (2012), podemos decir que la narcocultura es un estilo de vida definido por significados, códigos de conducta, sistema de valores, actitudes, creencias, costumbres, expresión de intereses, formas simbólicas objetivadas e internalizadas en la vida cotidiana, que hacen referencia al narcotráfico, y que han sido institucionalizadas por ciertas personas de la cultura dominante.
Al igual que la cultura, la narcocultura tiene formas interiorizadas y formas objetivadas, que siguiendo a Giménez (2005), las primeras corresponderían a las representaciones socialmente compartidas, en el caso de la narcocultura se haría referencia a los códigos y valores que la rigen, por otro lado, las formas objetivadas se refieren a los símbolos religiosos, monumentos, e indumentaria, y que en la narcocultura serían las manifestaciones culturales, como; el lenguaje distintivo que comparten, los corridos y series con temática de narcotráfico, las imágenes religiosas donde en este caso comúnmente se le relaciona con el personaje de “Jesús Malverde” y la “Santa Muerte”, e incluso la moda, que integra formas muy particulares de vestir, García (1981) se refiere a estas manifestaciones como -estructuras materiales- , las cuales tienen una función de reproducción e incluso de transformación en las prácticas y en las instituciones sociales.
Las formas objetivadas representadas a través de productos culturales muestran las problemáticas sociales, considerando el lenguaje que utilizan, y la población que mencionan, para interpretar y comprender qué tipo de relación se presenta entre la realidad social y tales representaciones, de igual manera, es de gran importancia conocer la producción y recepción de los mismos, ya que los significados que los sujetos les atribuyen son diferentes y varían según el contexto en el que se desarrollan (García, 1981), sobre todos si se tiene presente que se debe “entender a la cultura como un factor que influye en la conducta” (Reide, 2011: 34).
Así pues, para que los procesos de institucionalización se lleven a cabo, debe considerarse una transmisión de conocimiento entre los sujetos de manera generacional y que
según la relevancia o importancia que tengan dentro de la sociedad, se reafirmaran a través de objetos o acciones simbólicas (Berger y Luckmann, 2015), en la narcocultura para que las instituciones que la conforman se pudieran reproducir, se tuvo que llegar a una integración de sujetos sociales, no solo de los directos –los narcotraficantes-, sino también de los sujetos sociales indirectos, los “otros”, -cualquier sujeto o sujetos- interesados en la narcocultura (Sánchez, 2008), logrando legitimar sus acciones a través de la cohesión de estos actores (Giménez, 2005).
Algunas formas de representar parte de la realidad sobre el narcotráfico, es a través de productos derivados de la narcocultura, como los son las series televisivas y los corridos con temática de narcotráfico, Mazziotti y Orozco sostienen que las telenovelas aportan elementos importantes en la construcción de las identidades de las audiencias, además la telenovela “ha construido, reproducido, y recreado prototipos de clase, de género, de raza y edad” (Fracchia, 2011: 6), desde sus inicios. Resulta difícil comprender el contexto en el que se desarrollan y viven los narcotraficantes y la gente que se ve afectada de manera directa, al igual que los efectos que tiene para toda la sociedad, sin embargo, por medio de estos productos culturales, podemos identificar algunos aspectos que reflejen parte de esa realidad, como; formas de actuar, de vestir, algunos de los valores que los rigen, la manera y las funciones en que se desempeñan como líderes, al igual que la influencia y poder que tienen sobre otros sujetos (Fracchia, 2011).
Los personajes que representan a narcotraficantes dentro de las telenovelas y series del narco, son hombres en la mayoría de los casos, y le dan gran peso a la apariencia física, suelen ser hombres altos, con porte, de voz fuerte y decidida, los que son los capos mayores y jefes de alto rango aparecen vestidos con trajes, zapatos elegantes y joyería de oro, en ocasiones se les ve bebiendo whisky, por otro lado a los narcotraficantes de un rango menor se les viste con jeans y camisetas, pero al igual que los primeros aparecen vinculados a actividades donde alardean sobre sus riquezas, por ejemplo pueden aparecer haciendo actividades que impliquen todo tipo de apuestas (Fracchia, 2011).
Estas formas de vestir aparecen objetivadas y son distintivas en las zonas rurales y las zonas urbanas, Mondaca (2012) expone que la vestimenta con la que se relaciona originalmente
al narcotraficante es la de la imagen del sujeto que vive en la sierra y usa jeans y botas vaqueras, posteriormente se integra el usos de camisas de seda con estampados de santos y la hierba de marihuana, al trasladarse la narcocultura a las urbes la imagen del narcotraficante cambia, ahora son vistos usando ropa de marca costosa, pero la moda también se apropia de las mujeres en este contexto, ellas suelen usar ropa vistosa, entallada, lucen cabelleras largas, oscuras y alisadas, uñas largas cubiertas de piedras brillantes y un maquillaje distintivo pero discreto.
Para Lara (2005), el narcocorrido es una parte fundamental de la narcocultura, es resultado de la necesidad de contar y transmitir los sucesos en torno a las actividades del narcotráfico, haciendo posible que la sociedad tenga un acercamiento a la problemática, pueden considerarse como medios más accesibles ya que en sus letras no existe la censura u opresión al momento de que el autor plasma en ellos su discurso.
Por su parte, el narcocorrido aparece como una forma de evolución del corrido tradicional mexicano, aunque con algunas variaciones en sus temáticas (Lara, 2005), ya que en sus inicios los corridos relataban historias de héroes revolucionarios, y hablaban sobre sus hazañas, posteriormente en los años 70 cuando el narcotráfico empieza a considerarse un problema grave en el país, el corrido se convierte en un medio que transmite prácticas de ilegalidad como; denuncias de corrupción, faltas por parte del gobierno, y a la par aparecen los que relatan cuestiones de tráfico, producción y consumo de drogas, para los años 90 el narcocorrido tiene su auge y se enfoca totalmente en el personaje del narcotraficante y lo que está a su alrededor, los ritmos de música norteña y banda se empiezan asociar con la narcocultura, lo cual incrementa su popularidad y su producción, distribución y circulación en los medios (Burgos, 2011), aunque en algunos estados como Sinaloa, Coahuila, Chihuahua se prohibió transmitirlos por radio, siguen vigentes y se han expandido por otros medios, como el internet y los discos piratas.
Al igual que en los productos televisivos, en estos corridos se describe al narcotraficante como un hombre valiente y con mucho poder, además de contar con grandes riquezas, lujos y mujeres, viendo a estas últimas más que acompañantes sentimentales, como un accesorio más u objeto sexual, aunque en algunos casos se les presenta como mujeres valientes que han llegado a dirigir negocios del tráfico de drogas (Lara, 2005).
Mondaca (2012) agrega, que el narcocorrido es una forma explícita de dar a conocer los discursos de los traficantes, además, éstos contribuyen a la institucionalización de la narcocultura,
al contener procesos, dimensiones, y situaciones específicas de los sujetos. Los actores, lugares, realidades y ficción que acompañan al fenómeno del narcotráfico, y la manera en que se representan socialmente son resultado de una visión cotidiana que se construye a través de la comunicación entre los sujetos (Lara, 2005).
Hasta ahora solo se han abordado dos productos de la narcocultura (corrido y series televisivas con temática de narcotráfico), su relevancia radica en que la mayoría de los estudios revisados hasta el momento se enfocan en éstos, así mismo, el uso de los medios de comunicación masiva les facilita expandirse y permear en la sociedad. Sin embargo, es necesario dejar en claro que no son los únicos elementos que la constituyen, ya que, como se mencionó anteriormente la narcocultura va más allá de lo físico y lo social, y las cuestiones subjetivas también forman parte de éste fenómeno, por lo que se considerarán todos los elementos relacionados con la narcocultura que emerjan durante el trabajo de campo.
El estudio de la narcocultura se ha realizado desde diferentes perspectivas y metodologías, por ejemplo, a través de análisis socio-históricos, análisis de discurso y etnografía, sin embargo, solo algunas investigaciones se han enfocado en abordar las representaciones sociales, y lo han hecho a través del análisis de los productos resultado de la narco cultura, dejando de lado la perspectiva del sujeto, además de haberse realizado principalmente al norte y sur del país, revelando la carencia de investigaciones sobre estos temas en el centro occidente del mismo.
Al ser los jóvenes sujetos con agencia capaces de producir sentidos y significados ante cualquier fenómeno y problemática social, en este caso sobre la narcocultura, el interés de analizar y comprender la construcción de las representaciones sociales se centra precisamente en ellos (Reide y González, 2011). Al Identificar qué representaciones sociales son construidas sobre la narcocultura, podemos comprender e interpretar las ideas, creencias y actitudes que la conforman, además de las formas en que son interiorizadas y reproducidas en los discursos y las posibles prácticas de los jóvenes (Araya, 2002).
También, se parte de la idea de que los jóvenes tienen fácil acceso a la narcocultura, por un lado, en la actualidad el acceso a la televisión y otros medios de comunicación es común en la mayoría de los contextos, al igual que el acceso a internet y las diferentes plataformas que lo
integran, identificar los medios por los que los jóvenes reciben información relacionada con el narcotráfico aporta para comprender las formas en que los jóvenes se apropian de significados sobre el fenómeno. Aunque se recomienda tener presente que existen diferentes medios y formas para recibir los significados de la narcocultura, como lo son el desarrollarse en contextos donde la violencia del narcotráfico se ha “normalizado” en cierta medida, y donde es común ver a personas relacionadas con estas actividades (Córdova, 2007).
El objetivo general de esta investigación se plantea identificar y analizar las representaciones sociales sobre la narcocultura en un grupo de jóvenes que residen en comunidades rurales del municipio de Cosío, Aguascalientes, de igual manera, se busca conocer a través de qué medios, elementos y productos adquieren los significados para la construcción de las RS, además a través de la observación de las prácticas sociales se busca identificar rasgos de la narcocultura. Para lograr los objetivos planteados, se hará uso del método etnográfico, a través de la observación participante, también se realizarán entrevistas a profundidad y grupos de discusión. La investigación etnográfica no se puede predeterminar, su diseño se puede ir modificando en cualquier etapa del desarrollo, ya que se trata de un proceso reflexivo donde desde el inicio de la observación se puede iniciar con la interpretación e incluso con planteamientos teóricos (Geertz, 2013).
Con relación a la muestra, en un inicio se expresó la posibilidad de trabajar con jóvenes de entre 15 y 19 años, los cuales se encuentran dentro de la etapa de la adolescencia tardía, definida así por el fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2011), como una forma de delimitar la población, partiendo de la noción de que los jóvenes en ese rango de edad se encuentran en un proceso de sentido de aceptación y pertenencia en ciertos grupos sociales por medio de significados y prácticas compartidas, además de la posibilidad de que los jóvenes cuentan con mayor acceso a las tecnologías y los medios de comunicación masiva, en donde se reproducen algunos productos de la narcocultura.
Sin embargo, al iniciar el trabajo de campo se logró tener acceso a un tele bachillerato rural donde se comenzó con la observación participante con jóvenes que asisten a ésta institución, en total son 23 jóvenes tanto hombres como mujeres, cuentan con edades que van de
los 15 a los 27 años. Con relación al sexo, se han considerado ambos, ya que resulta importante conocer si existen diferencias en los significados y la manera en que construyen las representaciones sociales los hombres y mujeres, de igual manera, la escolaridad del sujeto también se considerará, ya que los diferentes grados de estudios pueden representar variaciones significativas.
Para esta investigación y a partir de la información obtenida de las diferentes técnicas de recolección, se contempla identificar y construir elementos de las siguientes categorías; narcocultura, jóvenes y representaciones sociales, aunque es importante mencionar que en cualquier momento del proceso investigativo pueden emerger categorías no contempladas. A continuación, se muestra una breve descripción de lo que se busca construir con cada una de las categorías ya mencionadas.
Narcocultura: identificar de qué manera se representa, a través de qué medios y formas es adquirida. Si existe aceptación por parte de los jóvenes, identificar que elementos y significados han sido apropiados.
Jóvenes: considerar sexo, edad, nivel educativo, estado civil, ocupación, nivel socioeconómico, dinámica familiar, contexto social e histórico en el que se desarrollan. Identificar similitudes o diferencias de significados y elementos entre los jóvenes.
Representaciones sociales: identificar si están presentes en los jóvenes, interpretarlas, comprender cómo se construyen, describirlas, y comparar si se diferencian entre un sexo y otro. Comprender el proceso de objetivación y anclaje de las representaciones. Identificar dimensiones que las constituyen.
En este momento la investigación se encuentra en la realización de observación participante dentro del tele bachillerato rural ubicado en la comunidad Soledad de Abajo perteneciente al municipio de Cosío, Aguascalientes, aplicando el siguiente orden:
Visitar las comunidades rurales donde se realizará la observación etnográfica: con la finalidad de ir construyendo parte del contexto sociocultural. Identificar los lugares donde se realizará dicha práctica.
Delimitar puntos para realizar la observación: identificar en qué lugares se reúnen los jóvenes de ambas comunidades, que lugares frecuentan, puntos de encuentro. Hasta el
momento se ha identificado el tele bachillerato de la comunidad de Soledad de Abajo, se está asistiendo a realizar observación durante las clases, también se realizó una entrevista de contraste con la directora del plantel para abordar cuestiones del contexto y posteriormente con los jóvenes trabajar entrevistas a profundidad y grupos de discusión.
Realizar notas de campo y registro de observación: durante cada una de las observaciones dentro y fuera de clase, y posteriormente en los puntos de encuentro, se realizaran notas de campo, las cuales siguiendo a Hammersley y Atkinson (1994), tienen la función de registrar datos a partir de lo observado, también funcionan como descripciones concretas del contexto y los procesos sociales observados en las comunidades, posteriormente se hará la narrativa del registro de observación, considerando que desde un inicio pueden ser una forma de interpretar y a partir de ambos identificar y construir categorías de análisis más adecuadas para la investigación.
Construcción de categorías de análisis a partir de lo observado: A partir del registro de lo observado en las notas de campo y registros de observación, se obtendrán elementos para la construcción de categorías y guías temáticas a abordar en las siguientes técnicas de recolección (entrevistas a profundidad y grupos de discusión).
Análisis de la información: a través de las notas, registros de observación, y apuntes analíticos resultado de ideas, intuiciones y conceptos emergentes durante el proceso de observación, se comienza a realizar una interpretación de la información (Hammersley y Atkinson, 1994).
A partir de las notas de campo y los registros de observación participante, así como de la aplicación de una entrevista de contraste a la directora del plantel, se han obtenido discursos que reflejan un primer acercamiento al conocimiento de las representaciones sociales construidas en torno a la narcocultura en la comunidad, haciendo uso del programa de análisis Atlas.ti se logró ordenar y agrupar la información, a continuación se presentan algunos fragmentos y posteriormente se muestra una tabla donde se integran algunas de las categorías emergentes (cabe
señalar que estas categorías aun no son las definitivas y conforme avance la investigación se irán modificando y reconstruyendo):
… destacaban los temas de consumo de drogas y robo, uno de ellos plasmaba la imagen de varios jóvenes ingresando de manera ilegal a una casa, así como a otros dentro de los vagones del tren1
nos hemos percatado dos veces de que llegan a la escuela con síntomas de que han fumado marihuana, bueno señales, son dos alumnos de aquí de tercero.2
…ellos estaban en la secundaria creo que escucharon una balacera, días después … están aquí los soldados, estatales, etc., y creo que encontraron la cabeza de una persona, yo la verdad desconozco esa noticia, eso es lo que comentan y del tiempo que he estado aquí que es desde agosto dos veces los muchachos han llegado diciéndome que había balacera en la noche3
Algunos de ellos comenzaron a retirar los audífonos de sus celulares y la música empezó a sonar, dos ritmos sonaban como si estuvieran compitiendo, por un lado la música rap y por el otro un narcocorrido (un estilo de narcocorrido llamado sierreño)
a una maestra que estaba aquí del prescolar le robaron su carro, en la carretera de aquí a Luis Moya le quitaron su carro, la bajaron así la dejaron a mitad de la carretera, de que hay violencia aquí si la hay
Los jóvenes empezaron a discutir, algunos preguntaron que era una ocupación, uno de los jóvenes comenzó a reír y dijo que en la comunidad la única ocupación que había era la de andar “lijando” (le pregunte a un joven que estaba a mi lado que significaba andar lijando, respondiendo que el termino se refiere a robar, y que la mayoría lo hace ahí)
Tabla 1. Categorías
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados obtenidos en la observación participante y la entrevista de contraste.
En este texto se abordó en un primer momento la teoría de las representaciones sociales con la finalidad de entender su significado, así como la manera en que se construyen y constituyen, definiendo sus componentes y dimensiones, aunque el trabajo de campo se encuentra en una primera etapa con la observación participante, los elementos que se han logrado identificar a través de las prácticas de los jóvenes poco a poco se han insertado en los componentes de la narcocultura.
Con relación al concepto de narcocultura su definición resulta ser muy compleja, a pesar de esto se realizó la revisión bibliográfica de diferentes autores que abordan el fenómeno, logrando construir un concepto que aborda elementos tanto individuales y sociales, así como subjetivos y materiales, además para esta investigación la narcocultura se concibe como parte de la cultura dominante a partir de su proceso de institucionalización.
Empleando el método etnográfico, a través de la observación participante se han logrado construir las primeras categorías emergentes, las cuales se han integrado con las categorías propuestas en un inicio, aunque no se consideran las definitivas arrogan información valiosa que aporta a los objetivos, confirmando con este primer acercamiento la existencia de representaciones sociales sobre la narcocultura, ya que los sujetos identifican en su comunidad elementos y productos derivados de ésta, como es la presencia de grupos criminales, el consumo y venta de drogas y el conocimiento de narcocorridos. Aunque aún falta ahondar más en los elementos que conforman a una representación social, estos primeros hallazgos brindan la posibilidad de plantear con más claridad la manera en que se aplicarán las entrevistas a profundidad y los grupos de discusión.
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Notas
1 Fragmento extraído de la narrativa de registro de observación, a partir de la exposición de carteles con temáticas referentes a problemáticas presentes en la comunidad desde la perspectiva de los jóvenes.
2 En la entrevista de contraste realizada a la directora de la institución, se plantea la detección de consumo de drogas por parte de algunos alumnos, lo que deja en evidencia el consumo y venta de drogas en la
comunidad.
3 Cerca de la comunidad se encuentra instalada una aduana militar permanente donde se han realizado detenciones y decomisos de droga, también se han registrado otro tipo de delitos relacionados con el crimen organizado en la comunidad y sus alrededores, lo que confirma la presencia del crimen organizado en la zona. Para más información se pueden consultar algunas notas periodísticas en los siguientes enlaces: http://www.heraldo.mx/lo-detienen-y-confiesa-mato-a-9/ http://www.heraldo.mx/identifican-al- ejecutado-de-zacatquillas-cosio/ http://www.heraldo.mx/incautan-droga-y-balas/