Eder Jesús Noda Ramírez1
Palabras clave: marginación; campo; red social; capital social; Xalapa.
Los estudios sobre marginación, dirigidos en el discurso de la teoría del desarrollo latinoamericano, propusieron observar a éste fenómeno dentro de los procesos del capitalismo contemporáneo que generaban desigualdad entre países, algo que Quijano (2000) ha acuñado como la heterogeneidad estructural, caracterizada por el atraso tecnológico y la polarización social. Posterior a la década de los ochenta y la adopción del modelo neoliberal como motor principal de la política económica y fiscal que se extendió a ideología de Estado o “forma de direccionar gobiernos y sociedades”, los estudios sobre marginación enfatizaron la noción de
espacio en sus análisis, se descubrió una nueva manera de hacer investigación social de la desigualdad en contextos latinoamericanos, sobre todo en el ámbito urbano.
De acuerdo al Consejo Nacional de Población (CONAPO), la marginación es concebida como “es un fenómeno que se expresa en la dificultad para propagar el progreso técnico en el conjunto de la estructura productiva, así como en las regiones del país, y por la exclusión de grupos sociales del proceso del desarrollo y del disfrute de sus beneficios” (CONAPO, 1998, pág.13). Este concepto ofrece una perspectiva adjetiva, es decir, que atribuye a un espacio sus carencias sociales concebidas desde el progreso técnico o el desarrollo. No obstante, es la propia idea del espacio la que ha abierto mayores posibilidades analíticas, el cual debe tratarse como un punto a parte y luego ser relacionado a lo que se denomina espacio marginado para ofrecer una mirada contemporánea a este fenómeno estudiado por la escuela de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) pero ahora desde la constitución de las relaciones internas que pueden conducir los agentes que habitan en territorios periféricos.
Entender la marginación en un campo marginado ordenado con microsistemas de relaciones que a su vez se vincula con la categoría de capital social en colonias de la periferia de la Ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz, tiene el objetivo de hacer una descripción analítica de estos micro sistemas (campo-periferia-capital) para cumplir con el propósito de esquematizar visualmente las relaciones básicas ejercidas de los actores en función a específicos objetos sociales en microsistemas de reciprocidad, dones, centralidad y vinculación, elementos asociados a la idea de la disponibilidad del capital social, último elemento estructurante en la definición dinámica del campo.
El estudio se concentró en tres zonas que conforman la periferia de la ciudad, la zona nororiente, la zona norponiente y la zona sur, mismas que dibujan condiciones sociales más precarias y que es un indicio adecuado para tomar como laboratorio social esos espacios (véase el siguiente mapa)
Mapa 1. Índice de marginación urbana, 2010 (Ciudad de Xalapa).
Fuente: Elaboración propia con información de CONAPO, 2010.
Fueron realizadas 33 entrevistas en estas zonas y también se compararon diferencias entre las mismas para observar si hay diferentes comportamientos.
El documento está dividido en tres secciones. La primera es la teoría a la cual se hace referencia, específicamente en las diferencias conceptuales entre marginación y marginalidad, la teoría del campo social bourdiana y el capital social, de tal manera que pueda observarse este fenómeno en los espacios seleccionados en una sociabilidad de los agentes. La segunda sección, aborda los criterios metodológicos que fueron tomados del análisis de grafos o de redes sociales, principalmente y su importancia en la descripción analítica y el vínculo con la teoría. La tercera y última sección, expone los principales hallazgos y resultados, mostrando los grafos formados conforme a cada uno de los microsistemas de relaciones: ayuda recibida y otorgada, centralidad de los agentes, reciprocidad y contactos, recursos que son tomados en cuenta para la capitalización social de los agentes en el campo marginado.
Cabe mencionar, que estos experimentos son pedagógicos en cuanto a la exposición simple de las relaciones, teniendo como limitantes la reducción del análisis a ello, no profundizando en las mediciones de transitividad, cohesión, reciprocidad y centralidad, porque para ello también se requiere una mayor profundidad de campo etnográfico y trabajar con familias o grupos particulares que evidencian la estructura global de la marginación en sus territorios.
Diferenciación entre marginación, marginalidad y exclusión social
La marginación es un concepto principalmente analizado y trabajado por la escuela estructuralista del desarrollo, transversal a los debates sobre los procesos de desarrollo económico en América Latina (Sunkel, 1970; Germani, 1962 y 1973; Vekemans, 1969 y 1970; Nun, 2000; Quijano, 1973). El tema de los derechos sociales, la justicia distributiva de los bienes, así como la neoliberalización de la política, han sido elementos discursivos sustitutivos de la marginación, es en este contexto, donde el análisis social ha incorporado fenómenos constitutivos y adyacentes como la pobreza, la exclusión y la vulnerabilidad social (Sandoval, 2005; Aguilar y Barrón, 2005; Granados y Longar, 2008; Casas, 2008; Villanueva, 2009; García, Flores y Tovar, 1995; Banegas, 2001). Es menester explicar y relacionar estos tópicos para enriquecer la teoría social sobre la marginación en la actualidad.
Una de las precisiones recientemente añadidas al concepto de marginación, es la aportación de Cortés (2002) quien hace la diferenciación entre la marginación y la marginalidad; en el primer caso refiere al fenómeno estructural espacial con un carácter territorial, centrándose en las localidades, municipios y estados, en tanto que la marginalidad es un concepto que alude a los aspectos de índole personal, a los sujetos que viven desde su individualidad aspectos tanto físicos como psicológicos de exclusión que los hacen estar fuera de los beneficios que el desarrollo proporciona a las localidades o municipios de carácter urbano.
Cortés parte de las herramientas metodológicas de Bunge, específicamente en el desarrollo de los conceptos entendidos por “unidades de significado”, éstos pueden ser exactos o vagos, aplicables o inaplicables. El complemento o predicado del concepto pueden ser “unarios (trabaja), binarios (se relaciona), ternario (se interpone), cuaternario (intercambia), etc.” (Cortés,
2006, pág. 5). Explica también cómo un predicado unario se refiere solamente al individuo, espacio o relación social. De acuerdo con la lógica de Bunge, la clase de referencia unaria del predicado debe atender a la integración o “colección” de los objetos. Cortés cita ejemplos basados en esta extensión metodológica del concepto: “la marginalidad predica sobre individuos y la marginación sobre entidades geográficas” (Cortés, 2006, pág. 4), esta será la principal diferencia entre ambos conceptos que han sido utilizados como sinónimos.
Por otra parte, la noción de marginalidad incluye elementos de la marginación pues la primera contiene las mismas dimensiones conceptuales que la segunda, sin embargo, el concepto de marginalidad considera además aspectos sociopsicológicos, culturales, y políticos (Cogco, 2010). Las investigaciones de la DESAL (1960), diferenciaban varios tipos de marginalidad, como la ecológica, política, psicológica, entre otras, en donde el énfasis al individuo que se relaciona con el grupo es constante en el análisis. Stavenhagen (1969 y 1970), hacía hincapié en que la marginalidad es importante para comprender la participación social, no desde la perspectiva de las características que describen a los grupos, sino como una propiedad inherente de la estructura social de la región. Sin embargo, aunque cuantitativamente la masa marginal es más densa en países subdesarrollados (Nun, 1969 y 200) por lo tanto funcional al desarrollo del sistema productivo y social, la idea de participación también es circunscrita al sujeto y no al espacio.
Cortés (2002) busca una salida creativa al debate de la diferenciación entre marginación y marginalidad, conciliando a las dos visiones tanto sociológica como económica, dado que la distinción conceptual que hace es un recurso de asimilación del discurso latinoamericano aplicativo a la investigación empírica con implicaciones metodológicas; ahora observar al espacio como un conjunto complejo de interacciones incrustado a una lógica sistémica y estructural difiere de la incursión del sujeto en su sistema y su estructura, situación que impera en su conducta o reproducción social.
Ahora bien, conviene hacer mención sobre las diferencias que existen entre la exclusión y la marginación. Exclusión describe a las condiciones de goce y acceso a los procesos superestructurales que la sociedad proporciona al ciudadano –tema asociado a los derechos sociales-, es decir, es un estado de no integración a la funcionalidad del sistema.
Para que exista exclusión, antecede la premisa del sujeto que excluye, los actores
protagonistas del proceso de integración económica en la historia, lo que da a lugar a una posición periférica de los individuos excluidos de la vida social, económica y política. También puede considerarse una autoexclusión cuando el individuo se confina o desvía de los fines comunitarios modernos (Rizo, 2006). Hay un indicio clave, la escasa participación en la vida comunitaria está relacionada a la exclusión, aunque no es definitiva, de igual manera cuando el individuo no alcanza sus fines con los medios disponibles por su sociedad, el proceso de integración encuentra dificultades (Touraine, 1998).
Para Castel la exclusión social se circunscribe en un pensamiento de clase en función a la consideración de las posiciones sociales que generan relaciones de poder. El sistema político y jurídico reafirmará dicha tendencia como consecuencia de un sistema contradictorio y hegemónico. El individuo o espacio excluido pasa por un proceso de crisis social llamado “desafiliación” (Castel, 1997, pág. 95); este proceso disminuye la participación del individuo y de los espacios marginados dentro de un sistema económico y social; mientras más sean agudas las diferencias socio-regionales, el individuo es dirigido a una ruptura social que niegue cualquier relación con el sistema. El concepto de exclusión social describe el carácter multidimensional de los factores que provocan el desplazamiento y la privación de personas, grupos, e incluso territorios marginados de los intercambios, procesos de desarrollo y derechos sociales que constituyen la integración social y económica.
La marginación es un fenómeno y un hecho social que involucra elementos estructurales que superan la noción de los derechos sociales (exclusión) y del estado anómico de los individuos en el orden social (marginalidad), sin embargo, son factores que están involucrados en la centralidad teórica de la marginación, la cual está anclada en los desajustes del sistema capitalista. La principal diferencia está con la marginalidad y la exclusión y es de índole espacial, no sólo en un sentido figurativo como podría aplicar también a cualquiera de los otros objetos, sino en un plano social e histórico construido desde las relaciones que establece la población de un polo social dominado representante de la otra cara de la moneda en la estructura social dentro de un mismo proceso de desarrollo y/o modernización.
En países como México, el CONAPO ha elaborado un índice de marginación que retoma las discusiones heredadas de su antecesor la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR), pero no hay una forma empírica de diferenciar
lo marginado de lo marginal; mientras tanto, el postulado de Cortés (2002) solamente es de un alcance teórico. En este documento, una manera de observar la relación marginación/marginalidad para entender la diferenciación conceptual en función a la realidad empírica, es a través de la noción de “campo” para acotar la sociabilidad e inteligibilidad de los agentes.
El campo social de la marginación
La teoría del desarrollo latinoamericano solamente muestra a la marginación como parte de un proceso de los desequilibrios regionales del capitalismo, observada en la segregación espacial (Sunkel, 1970), producto de la desigualdad imperante que afecta a las condiciones socioeconómicas de la población. Si bien, esto ubica el debate, no explica la forma en la que lo marginado se va dando, sino se da ipso facto de las relaciones internacional del capitalismo en un modelo centro-periferia. Con las precisiones conceptuales mencionadas en los anteriores párrafos se puede notar que la “espacialidad” es la columna clave para entender a este fenómeno. No solamente son las relaciones conflictivas de clase en abstracto que reconfiguran un espacio, sino el propio devenir histórico dentro de los procesos de acumulación y desacumulación de los capitales en el desarrollo.
La marginación en el proceso del desequilibrio regional, tiende a representarse como una segregación espacial del mismo, siendo el estado inmediato de la desigualdad regional, afectando las condiciones socioeconómicas de toda la población de un espacio, o a todos los espacios de una población. Sin embargo, lo anterior no explica la lógica en la que opera dentro del mundo social objetivado el concepto, lo que deriva a pensar en una idea indicativa hacía una categoría analítica que considere el mundo objetivo en los procesos de desarrollo desiguales de los territorios: el campo o espacio social que no es limitativo a la noción de clase social.
Para Bourdieu (1989), la noción de clase es abstracta y alejada de lo real en el mundo social objetivado, por otra parte, la noción de espacio social es más constituida a la práctica de los agentes, es decir, hay posiciones relativas en el espacio o lo que también representa una topología social construida por las relaciones en los campos de fuerzas objetivas. Es la clase una institución política que encuentra legitimación en la clase que se moviliza, situación que manifiesta una paradoja importante: se trata de una clase de existencia en pensamiento, en el pensamiento de una
buena parte de aquéllos a quienes las taxonomías designan como obreros (Bourdieu, 1989, pág.
50) a quienes no piensan taxonómicamente así, de ahí que sea un concepto alusivo a la representación y voluntad. Por lo tanto, Bourdieu se muestra más a fin con la noción de Stande de Weber: grupos diferenciados que ocupan ciertos lugares en la estructura, entonces lo que existe son estilos de vida apilados en posibilidades de existencia, estableciendo así una diferencia entre el andamiaje teórico/simbólico (nominal) con el práctico/social (real).
La marginación –desde la teoría del desarrollo- es manifestada como una condición estructural territorialmente diferenciada en los procesos de desarrollo de la estructura social y económica (concepto abstracto). Esta diferencia implica un proceso continuo y conjunto con el desarrollo de los modos de producción, que en la actualidad está vinculada a las relaciones económicas y no económicas, producto de las fuerzas centrípetas y centrífugas del desarrollo regional en torno a la dominación entre polos (espacialidad material/territorialismo económico). Sin embargo, sólo es constitutiva en cuanto a la dinámica y reproducción de los agentes (espacio social), en otras palabras, esos territorios no son construidos automáticamente por las desigualdades regionales, sino por las relaciones sociales que establecen los individuos en sus propios campos normativos dentro de estas desigualdades circunscritos en la relación local- global.
Es así como la marginación no solamente es una condición de carencias localizadas en ciertos territorios (Cortés, 2002), sino un fenómeno de reproducción social, con lógicas propias en la trayectoria de la sobrevivencia. Así mismo, la dicotomía de clases sociales no significa que las redes de intercambio de los actores marginados residan en dones o favores (Adler, 1975), sino también involucra procesos de acumulaciones de capital económico, social, cultural y simbólico en menor o mayor grado que formulan un juego/posición en el campo. El espacio social de Bourdieu, permite comprender la construcción y la estructura en la que se dan las prácticas de los marginados como un macro campo (el dominado) que puede anidar otros micro campos asociados con los diferentes tipos de capital que circulan entre ellos.
Se puede pensar que la marginación se construye en un espacio específico con base a las relaciones que establecen sus agentes, surgen diferentes tipos de movimientos de recursos en los polígonos urbanos que pueden ser explicados desde la base material productiva así como también de la propia cultura; la localización concreta de las redes de intercambio, componen tanto
espacios geográficos, como espacios sociales cuya limitación es compleja, formando ya no grupos, sino clusters específicos compuestos tanto por los propios agentes como por su medio o contexto.
El espacio social de la marginación, se trazará a partir de la distinción en una sociedad, tal distinción será determinada por el “espacio de toma de decisiones” y estará reflejado en los patrones de conducta de las sociedades, inclusive en el mínimo espacio, siempre y cuando exista al menos algún tipo de “desviaciones diferenciales”. La base de la diferenciación, de acuerdo al autor, será el capital cultural y económico, factores que han sido utilizados de manera eficiente por los países desarrollados.
El campo, es el medio estructural en que se construye el espacio social de los agentes que toman decisiones, entonces lo marginado viene a ser el mismo campo y no el individuo unilateral como expone la marginalidad. De acuerdo a Chihu (1998), “en las sociedades modernas el espacio social está construido por un conjunto de microcosmos autónomos que poseen su propia lógica y especificidad” (Chihu, 1998, pág. 183), sus propios sistemas de interelaciones que evidencias las interacciones sociales y la formación o intercambio de capitales.
La relacionalidad de los capitales en un campo marginado es lo que constituye al interior de éste, microsistemas, subredes y subculturas en constante movimiento por toda la ruta geográfica y social en una ciudad (barrios, colonias, etc.), articulando no solamente sus estrategias de sobrevivencia, sino sus propios intereses para condicionar su medio a través de sus propias nociones de institucionalización. De ahí que el medio, sea el factor explicativo de su propia sobrevivencia, construido a partir de redes de intercambio que trascienden incluso una relación de parentesco, pero que mantienen una lógica de flujo de capitales que construyen la identidad de un territorio.
El paso al capital social como elemento clave de los sistemas de relaciones
Para Coleman el capital social está constituido por el flujo e intercambio de recursos que pueden ser convertidos en beneficios grupales por medio del reforzamiento de las relaciones entre los individuos: confianza, reciprocidad, cooperación, etc. Como la acción social está configurada por las interacciones entonces existe interdependencia entre los actores, por lo tanto, las interacciones generan una estructura en donde están disponibles recursos para cada actor que se relaciona y se
coordina con los demás, la apropiación de estos recursos da lugar al capital social. Este autor encuentra una salida rápida en su concepción teórica de la acción, por un lado sostiene la sobre determinación socializada (actor gobernado por normas y el sistema) y por el otro la subsocialización del propio actor (la maximización de la utilidad y el aislamiento del individuo), como resultado explica que el capital social resuelve la operación sobredeterminación + subsocialización a través de la racionalidad individual en el plano de la acción, la acción racional en el análisis del sistema social (Coleman, 1988).
De acuerdo a Martínez (2014), las relaciones están caracterizadas por obligaciones y expectativas, normas y sanciones e información, entonces por cada relación hay un recurso generado en las propias redes de intercambio, confianza y reciprocidad que son reforzadas en los grupos. Por su parte Putnam (1993), retoma elementos de Coleman en cuanto a la incorporación de las redes, confianza y reciprocidad para el logro de objetivos comunes; el capital social está en una red y se manifiesta como una capacidad de obtener beneficios: hay mayores ventajas cuando se tiene acceso a la red que buscar beneficios individuales por su cuenta. A diferencia de Coleman, incorpora la idea de reservas comunitarias lo que implica una escala menos micro social (limitada a grupos y dinámicas particulares) y más enfocada a la aportación de del capital social al desarrollo económico, social e institucional de las regiones, un beneficio más comunitario asociado a la acción colectiva-comunitaria.
Ramírez (2005), explica que Putnam caracteriza a la comunidad cívica “como aquella en que la ciudadanía tiene un alto compromiso cívico, se asume y actúa como iguales políticamente, son capaces de una elevada solidaridad, confianza y tolerancia y dan un fuerte impulso al asociacionismo en la vida pública” (Ramírez, 2005, pág. 29). En este sentido, el capital social fomenta un desarrollo comunitario desde la responsabilidad cívica además de la confianza y la reciprocidad, lo que da a lugar a redes de compromiso cívico. Una de las diferencias con Coleman precisa en la dirección de las redes, mientras que el primero incorporaba las relaciones verticales (jerárquicas) también como capital social, Putnam piensa que el capital social es mayor y expansivo cuando es distribuido de manera horizontal (equivalencia de status y poder) lo que permite el autoreforzamiento y acumulación de los stcoks (reservas) comunitarios que forman círculos virtuosos traducidos al bienestar colectivo (como en el caso del norte de Italia). Por último, los tipos de capital que entiende Putnam son: formal, denso, vuelto hacia dentro,
vinculante, informal, tenue, vuelto hacia fuera, que tiende puentes (Ramírez, 2005).
Martínez (2014), explica una diferencia fundamental del capital social en la visión de Coleman y Putnam asociada con lo mencionado en los párrafos anteriores. Para el primero, las relaciones son simples o construidas y en donde interactúan elementos como: los actores, permanencia, confianza y reciprocidad, incentivos, obligaciones y expectativas, normas y sanciones, potencial de la información. En el caso del segundo autor, el capital social es constitutivo a las redes verticales y horizontales que conjugan normas específicas y normas generalizadas; es así como las redes horizontales tendrán un mayor capital social y confianza positivas en normas generalizadas que en normas específicas, pero siempre más expansivo que en el caso de las redes verticales.
En el caso de Bourdieu, su conceptualización sobre el capital social no es aislada, sino está circunscrita al pensamiento general de este sociólogo francés. Así como Coleman articulaba el capital social al capital humano y tecnológico o las formas del capital de Putnam señaladas en párrafos anteriores, Bourdieu relaciona su concepción del capital social articulado al capital económico, cultural y simbólico. El capital económico es la forma más material de intercambio y relaciones sociales, pudiendo convertirse inmediatamente en dinero; el capital cultural tiene tres formas: mental/corporal, bienes culturales y un estado institucionalizado (reconocimiento educativo); el capital simbólico tiene que ver con el posicionamiento y reconocimiento de los agentes en el campo; y el capital social es entendido desde la disposición, flujo, intercambio de recursos materiales o simbólicos que favorecen al conocimiento y reconocimiento a través de una red durable (Bourdieu, 1989 y 2001) las formas del capital). Asimismo, el capital social bourdiano implica un elemento de beneficio, pero en un sentido distante a los dos autores presentados sobre el tema, es decir, no siempre los intercambios son conscientes y persiguen fines, sino también son prácticas posiblemente inconscientes constituidas en las propias relaciones de afianzamiento a los grupos.
La existencia de la red no es un don in natura, sino una relación social que tiene una génesis o formación en la dinámica primaria de un grupo como puede ser la familia y las relaciones de parentesco lo que da lugar al planteamiento de la propia formación social. Los afianzamientos de las vinculaciones y el intercambio de recursos pueden ser convertibles en el tiempo por beneficios materiales o simbólicos (Bourdieu, 1986) ,en donde la solidaridad juega un
papel muy importante. También el capital social es transitivo en la red, tanto parte de un individuo hasta una comunidad, pasando por puntos como la familia, otros grupos y organizaciones colectivas.
De acuerdo a Gutiérrez (2008), Bourdieu enfatiza la dominación y Coleman el interaccionismo, en otras palabras, una visión sociológica vis a vis con una visión económica, lo cual implica que el capital primeramente es una relación social y las especies/formas del capital “son diferentes especies de poder distribuidas desigualmente, generando estructuras de dominación” (Gutiérrez, 2005, pág. 10). La premisa de la dominación y la distribución desigual se contrapone a las ideas de Putnam en donde la condición de ciudadano es de igual y por ende en la red del capital social hay un compromiso cívico, dado que al interior de los grupos unos pueden estar más beneficiados que otros o bien, con un mejor posicionamiento como para modificar las relaciones de intercambio. Tampoco Bourdieu hace referencia a una red jerárquica vertical como lo hace Coleman, sino que reconoce la posibilidad de una asimetría en las redes del propio capital social inclusive no preconcebidas, sino espontáneas según sean sus formas de reproducción.
El capital social no es una obra de la competencia entre actores que cumplen sus fines de lo individual a lo colectivo, sino más bien una relación que es explicada desde una formación social que recorre el camino en una red de intercambio en la cual están expresadas estrategias también inconscientes que pueden dar como resultado un beneficio un tanto espontaneo, es decir, es una propia lógica reproductiva de la construcción del mundo social, una predisposición convergente a la acción y la relación dialéctica entre las estructuras objetivas del espacio social y las corporalizadas de los agentes que de manera práctica arman su mundo. Por lo tanto, Bourdieu trata desde la filosofía de la acción presentar la conceptualización de un capital que vaya más allá del estructuralismo mecánico y del individualismo metodológico sujeto a fines, dilema que no pudo superar Coleman porque reproduce elementos sustancialistas como la propia teleología en una teoría de la organización colectiva. Por último, el capital social puede ser institucionalizado en el tiempo o bien, continuar en una vía menos institucionalizada, todo dentro de un marco del ejercicio del poder.
Durston (2000) señala algunos sesgos categoriales en la noción de capital social desarrollada por Putnam principalmente, al construir un discurso que reduce la cultura o la
dinámica propia de las relaciones sociales a conductas concretas de organización en donde lo colectivo o lo individual, no son más que constructos también reducidos a esta lógica. Lo anterior favorece a la visión bourdiana que entiende a “la estructura de la distribución de los diferentes tipos de capital como correspondiente a la estructura inmanente del mundo social”, “el capital es una fuerza inscrita en la objetividad de las cosas” (Bourdieu, 2001, pág. 131).
No obstante, la premisa general de que el capital social está en el proceso de relaciones individuales-colectivas como menciona (Briggs, 1998) y que implican beneficios por medio de la constitución de redes, requiere de una mayor amplitud epistemológica y práctica, la cual puede constatarse en las formaciones sociales en cierta medida espontáneas pero reproductoras de fuerzas durables en el tiempo; es decir, la noción de capital social implica no sólo observar la red, sino entender la totalidad de fuerzas en el tiempo que es producto de la construcción del mundo social y no un proyecto de colaboración para pasar a un estado mejor de las cosas a través de las buenas voluntades (the goodwil) como lo expresan Adler & Kwon (2002). Lo que aquí concierne, es que tanto la red social abordada desde su constructo cuantitativo como el cualitativo es tanto una operacionalidad como un enfoque de la estructura pensado desde varias disciplinas que junto a los aportes del capital, pueden desarrollarse investigaciones correspondiente al espacio; hay una convergencia de oportunidades técnicas y teóricas para entender la dinámica social asociativa de individuos-grupos circunscritos en territorio/tiempo de la comunidad y lo comunitario, lo cual puede dar explicación a la formación social en un ambiente de dominación.
La red social, permite discernir con claridad las formas de vinculación entre los agentes marginados que habitan generalmente en zonas periféricas de la ciudad y coinciden con una precaria habitabilidad. Esta situación, implica elaborar un mapa de rutas sociales sobre diferentes dimensiones que expliquen un tejido social configurado y configurante ante una parte de la realidad de la ciudad, el cual ofrece formas explicativas de “las marginaciones diferenciadas”.
De acuerdo Hanneman & Riddle (2005), una red está definida por actores y relaciones, es decir, nodos y vínculos, he aquí que el análisis de redes tome como insumo principal a estas relaciones en la que transcurren dentro de un espacio-tiempo los actores pertenecientes a determinadas estructuras: “Los actores se describen a través de sus relaciones, no de sus
atributos. Y las relaciones en sí mismas, son tan fundamentales como los actores que se conectan a través de ellas” (Hanneman & Riddle, pág. 6). Los grupos que son formados por una serie de cliques (vendrían a ser subgrupos) tendrían una mayor consistencia analítica en los lazos (dinámica) en vez de las propiedades (mecánica) que caracteriza una aglomeración.
Dentro de las redes, existen nodos con mayor flujo de información y recursos, es decir son relevantes en cuanto a un gran número de vínculos convergentes a él o que forman parte de todo un círculo de relaciones. En este sentido, tanto la centralidad es un atributo de los nodos característico por la cercanía o intermediación que genera con otros nodos. Una manera simple de entender esta idea es por la cantidad de lazos que tiene un nodo en particular. Entonces, las propiedades más importantes de una red social son: los subgrupos, las posiciones y la centralidad en donde los actores se relacionan entre sí.
Así mismo, existen tres tipos de vinculaciones: lazos como medios de flujo de recursos entre actores, lazos como vínculos entre colecciones de actores, y los lazos como indicadores concretos de patrones abstractos de relaciones en que los actores están inmersos (Hanneman & Riddle, 2005). Los lazos de flujo de recursos implica el sentido del intercambio entre actores (dinero, servicios, bienes, etc.), también tienen vinculación con los actores intermedios; por su parte, los lazos de colecciones es asociado a la acumulación de relaciones: entre más relaciones más ventajas (reciprocidad, equivalencia, intercambio de relaciones); por último, los lazos como indicadores de relaciones, tiene que ver con el rol jugado de los actores en la red: el posicionamiento de unos actores tienen formas específicas de interacción con actores de otros posicionamientos, también identifica los posicionamientos en los subconjuntos por medio de los patrones de lazos similares.
Este esquema sobre el análisis de red social ha sido principalmente trabajado por la teoría matemática de los grafos, la cual emplea herramientas y metodologías cuantitativas para la operacionalización de las aristas y vértices que conforman un espacio relacional, similar a los circuitos eléctricos por ejemplo en donde existe una ruta de flujo en diversos puntos. Los grafos, son las representaciones visuales de las matrices de relaciones entre los diferentes nodos, así como exponer los atributos internos de la red y comprender la conceptualización de las gráficas y sus propiedades.
Una manera de obtener información gráfica valiosa para entender los micro sistemas de
relaciones en función a los actores, los objetos de interacción o intercambio y los vínculos que son insumos para observar el capital social en el campo marginado.
Para fines metodológicos, se realizaron 33 entrevistas a habitantes de las zonas periféricas de la ciudad de Xalapa, clasificadas en tres partes: Zona Nororiente, Zona Norponiente y Zona Sur en donde se localizan los niveles más altos de marginación según el siguiente mapa con datos del CONAPO al 2010. El modelo básico de red social es estimado por el software UCINET, utilizando la propiedad G-Transitiva, la cual toma como referencia los valores binarios que se derivaron del cuestionario aplicado en la investigación; posteriormente son separados los lazos fuertes (xij 2= d) y los débiles (xij ::: d), donde la variable d es la línea divisoria entre estos lazos, calculando una matriz de datos conocida como de cercanía social, evidenciando una red de lazos más fuertes o un conjunto maximizado de individuos que son asequibles en sus lazos más fuertes (Hage y Harary (200, pág. 31). De esta manera, se establecieron las siguientes redes que dan cuenta de los micro sistemas sociales de relaciones en el campo marginado
Cuadro 1. Operacionalización de las redes según su objeto de relación.
Micro sistema de relaciones | Objetos de relación |
Red de ayudas recibidas | Cambio de vivienda, compañía, consejos, cuidado, información valiosa, empleo, alimentos, activos |
Red de ayudas otorgadas | Donaciones (alimentos, medicamentos y ropa), ayuda comunitaria, préstamos, voluntariado, activos |
Centralidad del agente | Conseguir empleo, apoyo a la salud, apoyo emocional, préstamos, enseñanza escolar, acceso a servicios, organización de eventos, protección de derechos |
Sistema de reciprocidad | Demanda de favores (A) Oferta de favores (B) Transferencias unilaterales o bilaterales: 1=pedir dinero o un préstamo, 2= cuidar al enfermo, 3= pedir un consejo o apoyo, 4= Solicitar un empleo, 5= defender una injusticia o un derecho, 6= organizar un evento familiar, 7= organizar un evento en la colonia, y 8= levantar una solicitud en beneficio de la colonia |
Redes de contactos | Contactos: Líder político (A), prestamista (B), empresario Intermediarios: familiares cercanos (1), familiares lejanos (2), amigos (3), vecinos (4), compañero de trabajo (5), miembro de algún sindicato (6), miembro del grupo al que pertenece (7), miembro de algún partido político (8). |
Fuente: Elaboración propia.
Las relaciones que se establecen en función a los objetos como activos, afectivos, redes de contactos, favores, entre otros, dan cuenta de una estructura específica en donde se circunscriben los agentes en el campo marginado. Los agentes que no cuentan con una integración al sistema de relaciones, generalmente tienen condiciones socioeconómicas más precarias, los cuales vendrían a representar a los sectores marginales.
Entender al campo marginado como una forma que alberga a los múltiples sistemas de relaciones, amplía la perspectiva sobre el estudio de la marginación porque observa la construcción del tejido social en diferentes dimensiones, para este caso en específico, los insumos del capital social permiten escenificar a determinadas estrategias o bien, mecanismos de sobrevivencia en un entorno estructuralmente dominado. El primer resultado expuesto es el sistema de ayuda recibidas, organizado por la red de actores demandantes de objetos o bienes sociales en específico, sin distinguir si esta demanda es a razón de estrategias de posicionamientos, normas o inercias sociales, inclusive si han sido solicitadas.
Gráfico 1. Red de ayudas recibidas
Fuente: Elaboración propia.
La red de ayuda recibida, señala las relaciones directas de la muestra de agentes seleccionadas en relación a la disponibilidad de recursos de los cuales pueden ser beneficiados por medio del sistema de dones, lo cual viene a ser producto de la confianza y la solidaridad. En primer lugar, cabe destacar que miembros de la ZNO tienen una red de consejería más visibles que el resto, de la misma forma en la red de compañía. En el cambio de la vivienda mantienen una red tanto algunos agentes de dicha zona como de la ZNP. En segundo lugar, la red de ayuda con bienes materiales como Tics o electrodomésticos indispensables, es una red menor, donde sólo algunos agentes de las tres zonas analizadas mantienen un sistema de recepción de apoyos. Otro grupo de nodos convergentes son los del empleo y el cuidado, los primeros más susceptibles a la convertibilidad simbólica, porque de la disponibilidad de información valiosa y de la atención para recomendar o avisar de empleos, viene a favorecer a los agentes cercanos a su red.
Los agentes que no están vinculados a los microsistemas de ayuda, generalmente disponen de hasta dos salarios mínimos como ingreso mensual, situación que los posiciona en una desventaja estructural dentro del campo marginado.
Por otro lado, de los agentes entrevistados, también se logró esquematizar la red de apoyos, pero ahora desde la perspectiva del dar, una relación directa en la cual aún no se le ha otorgado atributos como el interés personal o el altruismo, solamente la acción de ayudar en determinados campos. De acuerdo a los resultados del siguiente gráfico, se tiene una centralidad de apoyos en cuanto a los préstamos otorgados, particularmente a los familiares más allegados. No se especifican montos o motivos de los empréstitos, sólo fue registrado el hecho de otorgarlos, siendo un elemento distinguido en el campo: el agente tiende a prestar sea cual sea su condición, pero aludiendo estrictamente al núcleo familiar.
Gráfico 2. Red de apoyos otorgados
Fuente: Elaboración propia.
El otro concepto de ayuda es la donación de alimentos, ropa o medicamentos en una situación particular, aunque la pregunta fue enfocada al caso de eventualidades catastróficas, los individuos visitados lo asimilaban en una acción altruista de la donación, un elemento encontrado en las redes sociales: el agente del campo marginado hace muchos donativos en su cotidianidad, manteniendo este reconocimiento humano al otro, aunque eso no signifique mayor confianza, ni solidaridad, ni mucho menos convertibilidad de capitales. También hay atisbos de ayuda comunitaria, como ya fue mencionado en el punto anterior, esta es ocurrente a situaciones muy particulares asociadas al tema de los servicios públicos. En ese sentido va el voluntariado, que es un concepto más amplio, porque su reproducción social trasciende al espacio del territorio y pasa a otros campos donde se desenvuelve el agente.
Casos más especiales son las ayudas conferidas a sus vínculos más cercanos para la obtención de bienes materiales como las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS) o indispensables en la solvencia del trabajo diario en el hogar o la conservación de bienes de consumo perecederos, aunque la cuestión de costos de estos artículos suelen ser un factor que limita la dádiva de los actores. Por otro lado, fue necesario revisar la centralidad de los actores,
entendida como el posicionamiento de referencia en la oferta de favores contributivos para con la comunidad, por ejemplo, apoyo en defensoría, cuestiones de consejo, enseñanza, gestión, entre otros1. Los resultados son expuestos a continuación.
Gráfico 3. Centralidad del agente
Fuente: Elaboración propia.
La propia inercia del campo, permitió ir ubicando a actores en cierta forma conocidos por los colonos, aunque no se encontraron más que dos o tres casos, actores con liderazgo para con los miembros de su comunidad, caracterizados por determinada influencia comunitaria en los colonos.
Son tres aspectos los más representativos en la red. El primero es conseguir un empleo, hay actores destacados que son referencia para encontrar empleos, sobre todo en la ZNO donde la inercia comercial produce una dinámica referencial en materia de trabajo; algunos pequeños comerciantes son frecuentados por habitantes de la zona con la idea de solicitarles tanto un empleo como recomendaciones.
El segundo aspecto es el apoyo emocional, hay evidencia de que los actores visitados son
referencia en este rubro, suelen visitarlos para hablar de situaciones emocionales, pedir consejos o simplemente la aplicación de un proceso de catarsis como válvula de escape del día; destacan miembros de la ZNO y ZNP.
El tercer aspecto más notable es el de apoyo a cuidados de la salud como cuidar un enfermo, existe disponibilidad por parte de los actores de las tres zonas para ayudar en este aspecto.
Aspectos de mayor sociabilidad como la práctica de la enseñanza, el sistema de préstamos (no en un sentido familiar sino por disponibilidad de hacerlo), defensoría de derechos, organización de eventos o gestión de servicios, son nodos que no convergen la mayoría, evidenciando que todo este sistema de ayuda o solidaridad está limitado a acciones empáticas con dificultad de convertir estas relaciones a logro de objetivos individuales o comunes, con excepción de la centralidad en el empleo.
Sólo un caso es que se asume como referencia para contactar un político, al menos lo reconoce así. Por último, puede notarse que un buen número de actores tienen una centralidad de cero, es decir, no son referente de oferta de favores comunitarios.
Otro resultado fue el sistema de dar y recibir, pero en la estructura interna de las relaciones, es decir, sus vinculaciones recíprocas con ciertas figuras allegadas como la familia, amigos, vecinos, etc. No todos los individuos oferentes reciben bilateralmente de las mismas personas, inclusive esta situación en el campo marginado es dicotómica: se asumen como agentes dadores o receptores +- sus propios sistemas de redes sociales, eje analítico para la descripción del propio campo marginado.
El próximo gráfico, muestra la red social denominada sistema de reciprocidad, en el sentido de una demanda y oferta de favores de cada uno de los actores en relación a los siguientes valores: A= demanda de favores; B= oferta de favores. La numeración del 1 al 8, hace referencia a los objetos transferidos unilateral o bilateralmente: 1=pedir dinero o un préstamo, 2= cuidar al enfermo, 3= pedir un consejo o apoyo, 4= Solicitar un empleo, 5= defender una injusticia o un derecho, 6= organizar un evento familiar, 7= organizar un evento en la colonia, y 8= levantar una solicitud en beneficio de la colonia (véase el apartado metodológico). A diferencia de la red de centralidad, aquí es observada la interacción per se del actor para o por, y no la referencia hacía este, por lo que se valora la acción recíproca.
Gráfico 4. Sistema de reciprocidad
Fuente: Elaboración propia.
Los principales objetos demandados son A1, A2 y A3, mientras que los objetos sociales mayormente ofrecidos son B1, B2 y B3, hay reciprocidad en el modo que los tres elementos coinciden, pero los actores demandan más de lo que ofrecen, porque requieren más ayuda de la que puedan dar. Como puede apreciarse, el sistema de reciprocidad está estructurado mayormente en objetos sociales asistenciales, inclusive acciones éticas o apoyo moral entre los agentes, situación que es dada solo en unos casos. Por otro lado, la reciprocidad no está canalizada hacia un sistema de acción comunitaria, los valores comunitarios no son relevantes en el campo marginado, esto puede deberse a la imperante estructura de la desigualdad que constituye una fuerza de la dominación, agregando los problemas de cohesión que existe al interior de las colonias por los niveles de inseguridad o violencia que hay.
El último ejercicio de redes, consistió en la sistematización de relaciones de contactos, para observar si los agentes disponían de conocidos que los pudiera vincular. La etiqueta de valores es la siguiente: un líder político (A), un prestamista (B) o un empresario (C) son los
actores que puede contactar un agente a través de sus conocidos: familiares cercanos (1), lejanos (2), amigo (3), vecino (4), compañero de trabajo (5), miembro de algún sindicato (6), miembro al grupo que pertenece (7) y algún miembro de algún partido político (8).
Gráfico 5. Redes de contactos
Fuente: Elaboración propia.
Algunos de los actores salen del sistema de vinculaciones, que como se ha venido mencionando, carecen de la inclusión a un sistema de relaciones tanto en el núcleo de la familia o de otras figuras relevantes de la comunidad en el propio municipio.
Pasando a los resultados, el anterior gráfico evidencia tres grupos predominantes en el sistema de relaciones de contactos para acceder a figuras representativas de poder: 2.C, 2.B y 2.A, equivalente a familiares lejanos-empresario o jefe de negocios, familiares lejanos- prestamista y familiares lejanos-líder político. En el primer caso, en toda la red participan actores residentes en la ZNO, quienes están mayormente vinculados con dinámicas comerciales; en el segundo caso, la red se extiende en la población de la ZNO y ZS, revelando una dinámica más asociada a la compensación de los ingresos por propias razones de pobreza o tendencias a
consumo, pero su red familiar le permite acceder a préstamos; el tercer resultado es la red más extendida que inclusive también se vincula con los nodos 1.B y 1.C, familiares cercanos- prestamista y familiares cercanos-empresario, respectivamente, contando con una red que les vincule principalmente con algún político.
En el apartado anterior, la relación actores-políticos con los agentes del campo parecía tener una mayor presencia en episodios electorales, esto es en la agencia del voto como parte de los requisitos normativos para competir en el campo político: la población marginada es estratégica para el ascenso al poder en el actual sistema democrático. Sin embargo, profundizando en el sistema de relaciones de la población, disponen de un capital social pero no central a su círculo de mayor confianza, sino está latente en sus relaciones con familiares lejanos que parecen estar más involucrados en el tema de lo político que los propios actores.
De lo anterior se infiere que, el principal sistema de relaciones de contacto no es cercano, pero mantiene una existencia con los familiares lejanos, figuras centrales en cuanto al acceso, además de mostrar como el agente del campo marginado en las zonas estudiadas, se distingue por no tener poder, ni una participación comunitaria y redes sociales ajustadas a familias pequeñas sin oferta de objetos sociales que puedan ser convertibles en beneficio del grupo o la comunidad. Pero también está la figura de los parientes lejanos (muy pocos) que han sabido posicionarse en sus respectivos planos, situación que no garantiza el reforzamiento o prevalencia de los vínculos sociales.
Primero, desde una apreciación teórica, bourdiana en su mayor retórica, la marginación entendida desde el espacio no alude exclusivamente al territorio sino también al ordenamiento de un campo compuesto por múltiples relaciones que bien pueden ser de interacción social o intercambio de recursos que ocurren en la periferia urbana ante las desventajas sociales que se localizan en esos hábitats. Hacer la diferenciación entre marginación y marginalidad es una contribución que se ha venido a corroborar con la evidencia empírica al observar cómo los agentes que no se encuentran en un micro sistema de relaciones tienden a ser marginales, porque el campo marginado es un espacio social que evidencia las relaciones de dominación reproducidas en el espacio; hay una relación que describe a la marginalidad como una posición estructural en el borde del campo
marginado o que no cuenten con un número solvente de redes sociales para satisfacer sus necesidades o apoyarse en la lucha por la sobrevivencia.
Otra característica que arrojó este estudio fue que el uso de recursos sociales para la sobrevivencia de los agentes se limitan al núcleo familiar, así, los sistemas de favores se concentran más en los parentescos cercanos; en cuanto a los contactos, son los familiares lejanos los que pueden ser un vínculo para cubrir ciertas necesidades como el empleo, no obstante, este acceso es limitado y aprovechado por pocos agentes; de la misma manera, hay una dependencia mayor de los entrevistados en cuanto a la demanda de favores a sus parientes cercanos, generalmente se pide más de los que se da.
Más que recursos materiales de fácil convertibilidad a beneficios económicos, se encuentran los recursos o insumos sociales relacionados al apoyo emocional como consejería o apoyo moral, así como también el apoyo afectivo, por ejemplo, el cuidado a un familiar enfermo; persisten redes de empleo en menor o mayor medida. Aunque los agentes tengas carencias notables, la disposición de ayudar es latente y la ofrecen en la medida que es demanda, no hay pie para el altruismo y apenas hay disposiciones para tareas comunitarias, situación no ocurrida en décadas anteriores.
Por último, las diferencias entre zonas mantienen la constante que, en las zonas norte, los microsistemas de ayuda son más recurrentes, es decir, sus posicionamientos en el campo disponen de recursos sociales a su favor y también se circunscriben en el mantenimiento social de la familia nuclear, además de contener red más fuerte en cuanto a contactos; también hay una mayor marginalidad –lo que representa una desigualdad intrínseca al campo marginado-. Mientras que, la zona sur, cuenta con menos habitantes fuera de redes, pero estos son de los más empobrecidos, manteniendo relaciones de préstamos, cuidado y empleo, sin contar con acceso a contactos que pueden aprovechar para su beneficio.
Todo lo anterior indica la dinámica que se puede entretejer dentro de un campo específico, categorías como reciprocidad, contactos o demanda y oferta de favores, constituyen microsistemas en los cuales se van posicionando los agentes, de la misma forma esto va dibujando la interacción y los intercambios sociales que pueden ser traducidos –con sus limitadas posibilidades- en beneficios presentes o futuros.
Esta experiencia pedagógica permite reflexionar a profundidad sobre la actual
conceptualización de la marginación, narrada desde la sociabilidad de los agentes y los posicionamientos estructurales. Por otro lado, lo anterior puede ser complementado a los análisis de correspondencia, factorial o variables latentes, porque se construye una nueva cartografía artificial sobre la cual se localizan ubicaciones espaciales de agregados sociales, una especie de universo definido por múltiples agrupaciones que conforman el campo denominado como marginado, es decir, que está dentro de una lógica de dominación histórica y que adquiere diferentes formas reproductivas.
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Notas
1 Este ítem se derivó de la pregunta: ¿es usted una persona a la que la gente de su comunidad acude para…?, fijando al actor como referencia comunitaria.