El método indiciario y la vida cotidiana en Acapulco, siglo XVII The Indicative method and the everyday life. Acapulco 17th Century

Luz Alejandra Cárdenas Santana1


Resumen: Para el estudio de la vida cotidiana en Acapulco en el siglo XVII se utilizó el método indiciario que plantea la microhistoria representada por Carlo Ginzburg y Giovanni Levy.. Este método supone un estudio intensivo y detallado de las fuentes a la luz de los parámetros de la historia de larga duración. Otro aspecto del método utilizado fue la elección de soldados, marineros, curanderas y curas entre otros personajes para seguir el hilo conductor de la vida cotidiana en Acapulco colonial


Abstract: For the study of everyday life in Acapulco in the 17th Century we use the indicative method hold in Microhistory represented by Carlo Ginzburg and Giovanni Levy. This method assumes an intensive and detailed study of the sources through the parameters of the long tem history. Another aspect of the method used here was the election of soldiers, sailors, heaters and priests among other characters to fallow the narrative theard in Acapulco in the 17th Century according to the indicative method the history from the exceptional-normal may show insunsspected aspects of the everyday life in colonial Acapulco.


Palabras clave: vida cotidiana; transgresión; relaciones de género


  1. La importancia de la vida cotidiana

    Es cada vez más evidente la importancia de la vida cotidiana, su clandestina centralidad, como dice Rossana Reguillo. El concepto de vida cotidiana que se maneja en la presente ponencia, corresponde a Rossana Reguillo (en Lindón, 2000), y permite subrayar el papel de las prácticas, creencias, espacios y temporalidades que garantizan la reproducción social. Es decir, la definición del orden social tiene un espacio privilegiado: la vida cotidiana.

    Pero hay otro aspecto de la vida cotidiana que es relevante resaltar. En la vida cotidiana se incluyen no sólo el complejo de necesidades fisiológicas que requieren ser satisfechas para hacer posible la vida humana (Gonzalbo, 2005, 12), sino también las interacciones sociales. Por tanto,


    1 Maestra Emérita. Integrante del Núcleo Académico Básico de la Maestría en Ciencias Territorio y Sustentabilidad Social. CA: Diversidad cultural y estudios de género

    en esta concepción de la vida cotidiana, las fiestas, los juegos y en este caso específico de Acapulco en el siglo XVII, la llegada de las naos, marcan el contrapunto de la vida cotidiana.

    De lo anterior se desprende que la vida cotidiana es, al mismo tiempo, rutinaria e innovadora. Si bien, actores y actoras sociales ejecutan prácticas reiterativas, a la vez al interior de dichos mecanismos se establecen unos estrechos márgenes de maniobra para hacer frente a situaciones desconocidas y para incorporar desde el orden social elementos incluso pertenecientes a distintas tradiciones culturales. Es por ello, como afirma Rossana Reguillo (2000) que es en la vida cotidiana donde poderes y actores libran la batalla simbólica por la definición del orden social.

    De lo anteriormente expuesto se muestra que el itinerario elegido para el estudio del Acapulco del siglo XVII fue justamente la vida cotidiana.

    Como se demostrará en los casos que aquí se analizan, frente a los problemas que plantea la vida cotidiana, las personas utilizan los recursos que el sistema pone a su servicio y no se detiene a pensar en el origen cultural de dichos recursos. De ahí que las tradiciones culturales a las que se acude son muy variadas y constituyen el material con el que se fragua un nuevo entramado cultural.

    Frente a la producción cultural dominante se instalan otras tradiciones culturales que remiten a las distintas formas de utilización de los productos del sistema. La presencia y la circulación de una representación no coinciden, necesariamente, con lo que esa representación es para los usuarios. Michel de Certeau se ubica en esa diferencia. No es lo mismo la construcción de frases propias de un vocabulario y la sintaxis recibida. Esta última implica una reapropiación de la lengua a través de los locutores y plantea un contrato con el interlocutor. De la misma manera, la creatividad cotidiana entreteje frases imprevisibles, recorridos aparentemente ilegibles, trazan las astucias de otros intereses y deseos que no están determinados, ni captados por los sistemas donde se desarrollan.


  2. El tono de la vida en el Acapulco de los siglos xvii y xviii

    La vida en el siglo XVII era mucho más pública de lo que es hoy en día, es decir, muchos de los actos que hoy se realizan en privado, se desarrollaban en público, tal es el caso de las manifestaciones religiosas -tales como las penitencias- que se fueron convirtiendo poco a poco en

    cosa privada. Así mismo, las expresiones de los sentimientos eran más contrastadas de lo que son ahora, tal vez porque uno de los signos de la modernidad es el control de las emociones.

    Además, las ciudades eran pequeñas, la gente se conocía entre sí y era fácil darse cuenta de lo que les sucedía a los vecinos. Philippe Ariés afirma que el espacio comunitario no era un espacio lleno, sino que presentaba vacíos (Ariés y Duby, 1992, p. 8). Es significativo que el ritual que realizan las mujeres de origen africano, que se analizan en el presente trabajo, sea justamente en el monte, lo que por cierto, no escapa a la mirada de un hombre que las denuncia frente a la Inquisición.

    Johan Huizinga (1978) describe el tono de la vida en la Europa de finales de la edad media como un ambiente exagerado y colorido en el que el ritmo de la vida estaba dado por el sonido de las campanas que lo mismo anunciaban la celebración de las bodas que la defunción de alguno de los vecinos. El autor afirma lo siguiente:


    Todas las cosas de la vida tenían algo de ostentoso, pero cruelmente público. (…) La administración de la justicia, la venta de mercancías, las bodas y los entierros, todo se anunciaba ruidosamente por medio de cortejos, gritos, lamentaciones y música. (p. 14)


    El puerto de Acapulco en el siglo XVII no era ajeno a los pregones y el sonar de las campanas. El calor y la humedad existentes en Acapulco hacían proliferar una gran cantidad de mosquitos, por lo que la época de lluvias hacía huir del puerto a muchas de las personas habituadas a climas más benévolos y tierras sin temblores, pues los sismos eran frecuentes en el puerto. Las personas acostumbraban a fumar su piciete o tabaco rústico con asiduidad, en parte porque el humo del tabaco ahuyenta a los mosquitos. En opinión de Beatriz Palazuelos (2012), era tal la costumbre de fumar en las calles, los paseos, las sacristías que incluso se estableció la prohibición de fumar en la iglesia. A decir de la misma autora, la costumbre –muy difundida por todo el país- de tomar chocolate y fumar se llevó vía Acapulco hasta las Filipinas, donde dichos hábitos se extendieron rápidamente (p. 328).

    En ese tiempo el contraste entre el silencio y el ruido era mayor y las estrellas en el cielo de Acapulco podían verse en la profunda oscuridad del puerto. La llegada de las naos rompía el silencio habitual con los ruidos de la estiva y el intercambio de productos en medio del griterío y

    los pregones. Las campanas, lo mismo en Acapulco que en Europa, marcaban los ritmos de la vida con sus llamadas a misa, sus anuncios de matrimonios, duelos y alarmas. La propia feria y estancia del galeón de Manila era anunciada con repique de campanas y festejada con una misa de acción de gracias, pues no era cosa menor llegar a puerto con vida.


    La llegada de la nao


    Cuadro de Robert Mc. Innis. Representación de la llegada de la nao. Material proporcionado por el Museo Histórico Naval de Acapulco.


    Cuando los barcos llegaban a Acapulco, éste se poblaba con una amplia gama de personajes, comerciantes que llegaban para hacer negocios, misioneros y soldados forzados que eran transportados a Filipinas, mujeres que vendían comida, marineros que descendían de los barcos, arrieros que llegaban de diversos lugares a comprar los artículos que llegaban en los galeones. La aduana, el hospital y las casas mismas se llenaban de habitantes temporarios con sus costumbres diversas, sus múltiples divertimentos y sus distintos atuendos. Se contaba además con una población lugareña de diversos orígenes y jerarquías sociales. Pero sobre todo es importante recalcar que el estudio de la vida cotidiana nos muestra a las mujeres, cuya historia no era visible

    en la historia de bronce. Aunque las mujeres participan también en esos acontecimientos políticos y militares, su actividad fue constantemente invisiblilizada.


  3. El método indiciario y la historia de las mujeres

    La historia contada desde la perspectiva de la femineidad es distinta a la historia que conocemos como historia patria o historia de bronce, como la califica Don Luis González. En muchas ocasiones se ha puesto el acento en las vidas ejemplares Describir las vidas de mujeres heroicas constituye un primer acercamiento a la historia de las mujeres. Este es un trabajo de rescate necesario, no obstante, es conveniente preguntarse qué pasa con las mujeres cautivas en las paredes del trabajo doméstico, las que no fueron pioneras, ni dirigentes de movimientos sociales,

    ¿por qué no escribir la historia a partir de unas mujeres de origen africano que tuvieron amores con soldados y marineros?¿ qué nos puede decir de las relaciones entre hombres y mujeres en el Acapulco colonial la denuncia que interpone la esposa de un arriero contra un cura que la acosa sexualmente?

    Naturalmente esto presenta una primera dificultad ¿Cómo podemos dar cuenta de la mentalidad de mujeres que no escribieron sus historias de vida simplemente porque no sabían escribir? Estas mujeres privadas de la voz sólo pueden ser conocidas a partir de sus prácticas. Uno de los métodos para estudias las prácticas de los privados de la voz es el método indiciario

    Así, para el estudio de la vida cotidiana en Acapulco en el siglo XVII se utilizó el método indiciario que plantea la microhistoria representada por Carlo Ginzburg(1986a; 1986b; 1989; 1991) y Giovanni Levy(1993).. Este método supone un estudio intensivo y detallado de las fuentes a la luz de los parámetros de la historia de larga duración. La posibilidad de reconstruir los hechos históricos a partir de esas huellas apenas perceptibles a las que casi nadie presta atención es el resultado de la disminución de la escala de observación. Por ejemplo si observamos un dibujo en una escla de 1:1000 nos perderemos de muchos detalles que se pueden apreciar en una escala de 1:10. Así muchos fenómenos que se consideraban suficientemente tratados al alterar la escala de observación, mostraron nuevos significados

    Reducir la escala de observación no significa descartar la larga duración, pues sin una idea eje el estudio puntual se queda en un mero ejercicio de preciosismo intelectual, lo que es válido, pero no es la vía propuesta en esta ponencia. En la obra de Balzac, la vida de Eugenia Grandet y

    Papá Goriot sobran sentido porque el autor se propone describir la comedia hunama, La idea eje es un auxiliar que nos permite entresacar la importancia no evidente de las cosas.

    Este método ha sido utilizado no sólo por los cazadores, expertos en conocer el paso del animal por la rama rota y la forma de su huella, sino también por quienes practican la medicina con especial atención en la sintomatología, quienes juegan a las cartas y ponen atención a los gestos del o la contrincante, sino también las mujeres – que desde niñas aprendemos a observar y a analizar la conducta humana.

    En el caso de mi trabajo sobre hechiceras en el siglo XVII, la mirada cobra especial significación, pues la concepción del mundo en la que se apoyan las prácticas mágicas tiene que ver con la lectura de los indicios. La curación, los trabajo amatorios, y la adivinación se fundamentan en la detección de señales, ya sean síntomas, gestos o huellas divinas

    La perspectiva cobra así especial importancia. Es la mirada la que le da sentido a los hechos históricos, es ella la que elige los indicios, descubre las huellas, marca los caminos. Así, indicios y miradas se imbrican, se interrelacionan. La perspectiva nos remite a una determinada concepción del mundo. Por tanto, la mirada no es neutra ni carece de relevancia histórica.

    La modificación del lugar desde el cual se mira, está cargado de significación. La crisis de la centralidad de la perspectiva masculina, la relevancia creciente de la cotidianidad nos ha obligado a un cambio en la perspectiva.

    Aquí enfrentamos otra dificultad: ¿Cómo elegir nuestro punto de observación? Podemos seguir el camino de lo excepcional-normal como propone Ginsburg. Este autor elige la historia de un molinero del siglo XVI que es detenido por herejía y cuyas lecturas nos muestran la forma en que se mezclan las ideas religiosas de la época y las creencias populares. En el caso de Acapulco se eligió a soldados, marineros, curanderas y curas entre otros personajes para seguir el hilo conductor de la vida cotidiana en Acapulco en los siglos XVII Y XVIII pues de acuerdo al método indiciario la historia desde lo "excepcional-normal" puede mostrarnos aspectos insospechados de la vida en el Acapulco colonial. Escribir la historia desde unas mujeres que dan afecto y placer a los marineros que llegan a Acapulco nos permite asomarnos a la mentalidad femenina en el siglo XVII. No se trata de heroínas sino de personas normales, pero a la vez excepcionales porque transgreden el orden establecido.

    Aunque en la investigación aparecen autoridades, el centro de la reflexión lo ocupan las

    personas comunes, una afrodescendiente que trabaja en un hospital, mujeres que tienen amores con soldados y marineros, hombres que defienden el fuerte, malhablados, blasfemos que juegan a las cartas, un cura que pide favores sexuales a una feligresa, mujeres que acuden a confesarse y otras que se unen para denunciar atropellos o para realizar una ceremonia en las afueras del puerto. Los sonidos que se adivinan son los pregones, los cantos y los improperios. La lectura de los expedientes nos permite detectar como en medio de la noche calurosa del puerto se mezclan los olores del mar, del sudor, del chocolate y se vislumbran el movimiento de los tamarindos y la sombra de los gatos.

    Los celos, las envidias, las pasiones, las rupturas del orden se ponen al descubierto en las denuncias frente al Santo Oficio y podemos intentar comprender las relaciones humanas en los siglos XVII y XVIII.

    Los materiales utilizados en la investigación que da lugar a la presente ponencia son fuentes de primera mano, expedientes del Archivo General de la Nación (México), del Archivo Histórico Nacional (Madrid) y del Archivo General de Indias (Sevilla), fundamentalmente del ramo de Inquisición, publicaciones del Archivo Histórico de Colima. Aunque las fuentes Inquisitoriales deben ser tomadas con cautela, pueden mostrar un panorama inicial.

    Los expedientes del ramo de Inquisición posibilitaron una visión fragmentada y policroma de las relaciones entre mujeres y hombres en el Acapulco de los siglos XVII y XVIII, puerto que jugó un papel muy relevante en el comercio y la cultura novohispanos.

    Se revisaron documentos de otros ramos y se amplió la gama de fuentes: cuadros, fragmentos literarios, descripciones de viajeros, objetos expuestos en los museos del Fuerte de San Diego y el Franz Mayer, así como dibujos de los siglos XVII Y XVIII proporcionados por el Museo Histórico Naval de Acapulco.

    Las transgresiones, los desafíos individuales, dejaron su registro en los documentos inquisitoriales. Según Sweet y Nash (1987) “los actos de desafío individual parecen haber sido más frecuentes entre los esclavos negros, los mestizos y los blancos pobres que entre otros grupos de la sociedad colonial” (p. 135), aunque entre la población de origen africano hubo también rebeliones, el acento parece estar puesto en el desafío individual, dado que es más fácil responder de manera individual ante el agravio que organizarse para contestar a una agresión.

    Por otra parte, aunque la población indígena se encontraba sujeta a otra normatividad, es

    posible detectar complicidades en las transgresiones individuales cometidas por la población antes mencionada. La vida no era fácil en la época colonial, pero de acuerdo con Sweet y Nash al menos los europeos “respetables” tenían más posibilidades y esperanza de mejorar su situación acatando las normas y colaborando con el régimen establecido. Esto no implica que las personas acaudaladas no fueran objeto de vigilancia y persecución, pero al menos podían disponer de mayores recursos para evadir la aplicación de las normas.

    En el Acapulco colonial puede detectarse una amplia gama de infracciones a las normas que van desde la ruptura del celibato y la solicitación de favores sexuales por parte de los curas católicos hasta desafíos a la religiosidad establecida, como es el caso de las ceremonias de origen africano realizadas por mujeres al amparo de la noche. Los bígamos, y los iracundos, acusados de blasfemos, que ofendían a Dios con su dicho, también se encuentran entre los denunciados ante el Santo Oficio.

    En el caso de denuncias presentadas en lugares alejados de la sede del tribunal, como es el caso de Acapulco, se enviaba un comisario, quien se ocupaba de los casos pendientes y podía ejercer varias funciones, entre ellas recibir las denuncias y los testimonios de hombres y mujeres que se relacionaban con los casos. De los casos revisados se pudo elaborar el siguiente cuadro que presenta los delitos cometidos por los varones.



    Delitos por sexo. Acapulco 1602-1800 Hombres

    30

    25

    20

    15

    10

    5

    0

    Amenazas y calumnias

    Bestialismo

    Bigamia y poligamia

    Reniegos y blasfemias

    Curas solicitantes

    Desacatos y dar servicios…

    Hechicería

    Herejía

    Judeizantes y otros credos

    Juegos y discordias

    Fuente: Elaboración propia a partir AGN. Ramo Inquisición. Catálogos

    Como puede observarse en el cuadro anterior la blasfemia y los reniegos sobresalen entre un amplio abanico de delitos de los que son acusados los vecinos de Acapulco y también personas provenientes de Filipinas, dado que este archipiélago caía bajo la jurisdicción de la Inquisición novohispana.

    Para este trabajo se revisaron los catálogos del Archivo General de la Nación del Ramo de Inquisición y Reales Cédulas. Se encontraron 81 expedientes referidos a Acapulco, de los cuales se utilizaron 24 expedientes de hombres y 5 de mujeres, porque el resto de los expedientes no se encontraban en los libros señalados en el catálogo o no estaban en la hoja especificada. Uno de los expedientes incluye la acusación por hechicería contra tres mujeres de origen africano. Es a partir de ese material que se elaboraron los gráficos que se presentan en esta ponencia.

    El panorama que podemos observar de acuerdo a las denuncias presentadas ante la Inquisición en el caso de las mujeres es muy diferente al de los varones que presentamos en el capítulo 2 pues aunque aparece la blasfemia no es un delito frecuente entre las mujeres, como lo es en el caso de los hombres. Los delitos que se observan con mayor frecuencia entre las mujeres son los de hechicería, adivinación y superstición que en realidad agrupan prácticas curativas, predictivas y religiosas.


    Delitos por sexo. Acapulco 1602-1800 Mujeres

    3.5

    3

    2.5

    2

    1.5

    1

    0.5

    0

    Fuente: Elaboración propia A partir de AGN. Ramo de Inquisición. Catálogos


    ¿Y quienes son las protagonistas de dichas prácticas?, las mujeres y entre ellas destacan

    las mujeres de origen africano. De los casos de hechicería que revisé todos se refieren a mujeres de origen africano. También es notable la falta de información referente a sus oficios (Velázquez, 2006), con excepción de Cecilia, una mujer de origen africano, catalogada de adivinadora, que aparece registrada como auxiliar en el hospital del puerto de Acapulco.

    Este hecho puede deberse, entre otras, a dos razones: por un lado, a que el Santo Oficio considerara que esa era la forma de vivir de esas mujeres, y por otro, a que se esté mostrando la invisibilidad de las mujeres, específicamente las mujeres de origen africano, en el siglo XVII.

    ¿Qué importancia podía tener para los funcionarios del Santo Oficio a qué se dedicaban estas mujeres, pobres y de origen africano a las que despectivamente calificaban de “mulatas”?

    En los siglos XVII y XVIII Nueva España era una sociedad con una población multicultural. Incluso, el siglo XVII ha sido calificado como el siglo del mestizaje, debido a la multiplicidad de encuentros culturales, a la superposición de prácticas y creencias. Las personas esclavizadas de origen africano, en el siglo XVII, emplean toda su fuerza para sobrevivir en un medio desconocido y hostil, buscando protegerse de la opresión de sus amos (Gruzcinski , 1993). Con ese propósito abrevan indiferentemente en todas las culturas en función de las necesidades de la vida cotidiana.

    Debido a que el matrimonio con frecuencia permite salvar las barreras sociales y étnicas, se acude con frecuencia a las magias eróticas, para conseguir un compromiso con la pareja deseada. Las prácticas para el bien querer son un instrumento de las estrategias amorosas que posibilitan un tejido de complicidades entre la curandera indígena, la hechicera de origen africano y la mujer española, pues se conjugan el conocimiento de las plantas y sus propiedades curativas, los saberes en torno a las conductas humanas y las demandas de las usuarias.

    La hechicería posibilita la puesta en práctica de un conjunto de saberes que permiten resolver problemas de la vida cotidiana desde la perspectiva de los agentes culturales. Además, abren una entrada clandestina a sus valores y bienes culturales.

    Las personas están dispuestas a todo para conseguir sus fines; fortuna rápida, matrimonio ventajoso, un daño al competidor. Los españoles y las españolas no vacilan en acudir a las prácticas vedadas por el cristianismo para conseguir lo aparentemente imposible.


    De allí esa cascada de ademanes, de sustancias, de amuletos, de fórmulas, plegarias que se pronuncian en circunstancias distintas de las que fija la Iglesia, esos circuitos discretos

    que confieren a la heterogénea sociedad colonial su dinamismo y su plasticidad. (Gruzcinski , 1993, p. 201)


    En el Acapulco de los siglos XVII y xviii las personas utilizan un conjunto de prácticas – que la Inquisición agrupa bajo el concepto de hechicería- como recurso en la solución de los problemas del día a día, para revelar tesoros enterrados, preparación de substancias para curar a los enfermos o adivinar cuando llegarían las naos con mercaderías y personas esperadas.


    Frascos y morteros de una botica del siglo XVII


    Fuente: Museo Franz Mayer


    Algunas consideraciones finales

    Las desobediencias, los quebrantamientos a las normas morales que se analizan en este estudio, se relacionan con los pecados del cuerpo y la ruptura de las normas morales vigentes en los siglos XVII y XVIII. Dichas transgresiones, en este caso, constituyen un medio para visualizar elementos

    de la cotidianidad del Acapulco colonial. Para el estudio de la vida cotidiana fue un instrumento valioso el concepto que la define como el espacio donde los poderes y los actores y actoras libran la batalla simbólica por la definición del orden social.

    El método indiciario utilizado en la investigación que dio lugar a la presente ponencia se propone como una manera de recuperar los métodos de indagación que fueron propios de quienes se dedicaron a la curación. Y no olvidar que las mujeres fundaron sus saberes en la lectura de indicios, gestos y señales y tampoco olvidar que los saberes generados en la vida cotidiana fueron durante mucho tiempo soslayados en los conocimientos oficializados en las instituciones educativas

    Recuperar el discurso negado de las mujeres del Acapulco colonial, es una de las tareas de las mujeres que intentamos, en medio de un mundo que nos niega, recuperar nuestras voces y hacer valer nuestro derecho a la memoria.


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