Política y acontecimiento. Un análisis de las manifestaciones generadas por la desaparición de 43 jóvenes normalistas el 27 de septiembre del 2014 en Ayotzinapa


Politics and event. An analysis of the manifestations generated by the disappearance of 43 young normalists on September 27, 2014 in Ayotzinapa


Isaac Eduardo Anzaldo Anzaldo1


Resumen: En la presente ponencia se sostendrá que las manifestaciones generadas por la desaparición de los 43 normalistas fueron diversas, complejas y apartadas del repertorio tradicional de acción colectiva, al menos por un periodo específico de las mismas. Existieron momentos de protesta con un claro carácter festivo, artístico y teatral, que lograron reunir a los más diversos sectores de la sociedad civil en las calles y en las redes sociales, marcando una diferencia con respecto a otros movimientos, siendo posible analizar estos hechos a través del concepto de momento político en Rancière y de acontecimiento en Deleuze.


Abstract: In this paper it will be argued that the manifestations generated by the disappearance of the 43 normalists were diverse, complex and separated from the traditional repertoire of collective action, at least for a specific period. There were moments of protest with a clear festive, artistic and theatrical character, which managed to bring together the most diverse sectors of civil society in the streets and on social networks, marking a difference with respect to other movements, being possible to analyze these facts through the concept of political moment in Rancière and of event in Deleuze.


Palabras clave: acontecimiento; momento político; acción colectiva; participación política.


Introducción

En las movilizaciones por Ayotzinapa podemos encontrar elementos de acción colectiva que mantienen una gran distancia con el repertorio clásico de la acción colectiva. En ellas se manifestó un ambiente festivo, estético y teatral cuya potencia política es el principal interés de esta ponencia. Dentro de las movilizaciones se presentaron performances, grafitis, antimonumentos y una gran diversidad de actores de la sociedad civil que ejercieron su devenir


1 Licenciado en Ciencia Política y Administración Publica por parte de la FCPyS – UNAM, sus líneas de investigación son movimientos sociales, participación política y filosofía política, email de contacto: isaacanzaldo@gmail.com.


político, desde madres preocupadas por la desaparición y violencia en general que aún se vive en el país, hasta colectivos anónimos que crearon piezas de arte urbano con un gran contenido de reflexión y acción política. También se presentaron consignas importantes y modulares en la acción colectiva como la frase “Ya me cansé” o “Fue el Estado” que desencadenaron un cuestionamiento directo al Estado y sus instituciones.

Estos momentos puntuales y fugaces de acción colectiva son los que analizaremos a continuación. Nuestro principal interés es conocer las microresistencias y la potencia política que generaron en su entorno durante las movilizaciones por Ayotzinapa, a través de las herramientas teóricas entregadas por filósofos como Deleuze y Rancière.


Nodos y conexiones entre el movimiento #YoSoy132 y las movilizaciones por Ayotzinapa

Es importante comenzar este apartado con la idea de que las movilizaciones por Ayotzinapa no fueron un hecho aislado o surgido de la nada, por el contrario, mantienen fuertes nodos y elementos de otras experiencias de acción colectiva del siglo XXI mexicano.

La principal experiencia política de donde bebieron las manifestaciones por Ayotzinapa es sin lugar a dudas, por cercanía en el tiempo y hermandad en los nodos, el movimiento

#YoSoy132. Iniciado a raíz de la visita del entonces candidato presidencial por parte del partido político PRI (Partido Revolucionario Institucional) a un foro abierto estudiantil de la universidad Iberoaméricana, donde estudiantes protestaron en medio del evento contra el candidato presidencial, haciendo que éste se refugiara en los baños de la institución para posteriormente huir del lugar. Al día siguiente, en la mayoría de los medios de comunicación (especialmente el periódico “El Sol”) se acusó a los protestantes de agitadores e incluso acarreados del candidato de oposición izquierdista de ese momento. Dichas noticias falsas y descalificaciones recibieron una clara respuesta por parte de los estudiantes con el vídeo viral “131 estudiantes de la Ibero responden”, donde mostraban fehacientemente que eran estudiantes universitarios y no provocadores.

A raíz de ese altercado aparentemente aislado, la comunidad universitaria y en general las personas conectadas a las redes sociales crearon el hashtag #YoSoy132 para solidarizarse con estos estudiantes y como una forma de dar voz a miles de personas que no estaban de acuerdo con el proceso electoral en turno y mucho menos con el candidato priísta. Se inició un uso


intensivo de las redes digitales para comenzar a crear y organizar núcleos de resistencia, naciendo un movimiento descentralizado que funcionaba en red. Las personas formaban sus propias asambleas, sin ninguna instancia de control, sin jerarquías, todo un movimiento horizontal que lo único que buscaba era politizar su entorno. Lograron movilizar a miles de personas creando sus propias plataformas de información e incluso organizar desde la sociedad civil un debate político público entre la mayoría de los candidatos a la presidencia mexicana del año 2012.

A mediados del año 2013 los medios de comunicación tradicionales y en la discusión política ciudadana se pensaba que el movimiento #YoSoy132 había muerto y ya no podría aportar elementos a la emancipación política del país, sin embargo, como veremos a continuación, este movimiento fue el semillero de ideas, herramientas de organización, distribución, etc., para las movilizaciones de Ayotzinapa.

Antes de profundizar en las características particulares (especialmente los nodos que comparten en común) de ambos movimientos, es necesario comenzar con las generalidades. En primer lugar, tenemos la utilización intensiva de las TIC, siendo éstas ampliamente manejadas y resignificadas por los sujetos que participaron en ambas acciones colectivas. Twitter, Facebook, Youtube, Whatsapp, entre otros, se desempeñaron como elementos estratégicos de conexión de los cuerpos; sirvieron en la difusión de eventos, la convocatoria a marchas, el enlace entre colectivos y personas de diferentes y variadas corrientes ideológicas o geográficas e igualmente como un importante nodo de conexión con la sociedad civil, para informar y politizar a personas ajenas a las universidades o al activismo en general.

En segundo lugar, encontramos que ambos movimientos tuvieron una gestación genuinamente ciudadana, nacieron en el seno de la sociedad civil, sin la necesidad de ser impulsados por partidos políticos, colectivos con ideologías duras (marxismo/leninismo, etc.), sindicatos o cualquier otro segmento clásico en las protestas. Por el contrario, estos dos movimientos fueron gestados por ciudadanos y jóvenes con las más diversas ideologías y formas de vida, cuyo nodo de conexión fue en ambos casos la necesidad de hacer ver fallos importantes del sistema. Ambos movimientos consiguieron sacar a miles de personas a las calles a realizar acciones colectivas de protesta y emancipación, conglomeraron a muchísima gente sin la necesidad de tener ninguna afiliación, objetivo, ideología, etc., previa.

Las conexiones entre ambos movimientos a nivel más molecular son difíciles de rastrear,


ya que no hay demasiados estudios enfocados en ese tema y también hay un fuerte sentimiento de anonimato en muchos nodos que han servido para estas manifestaciones colectivas.

Sin embargo es posible brindar algunos datos fiables en este tema gracias al estudio que realizó para el OXFAM el académico Bernardo Gutiérrez (Febrero, 2016) titulado nuevas dinámicas de comunicación, organización y acción social en América Latina. Reconfiguraciones tecnopolítica, ahí, se nos precisa como el sistema red de #YoSoy132 también tuvo una especial relevancia con las movilizaciones por Ayotzinapa, sobre todo con la gran explosión del hashtag

#YaMeCansé.

Los nodos que leeremos a continuación permanecieron latentes desde 2012, funcionando sin hacer tanto ruido y colaborando en todas las experiencias colectivas previas a Ayotzinapa, desde la toma del aeropuerto de la CDMX a finales del 2012 hasta las movilizaciones en contra de la subida en la tarifa del metro, dichos nodos muchas veces no comparten una misma ideología, pero si varios elementos en común como para generar una resistencia colectiva.


Algunos de los nodos de #YoSoy132 que fueron relevantes en #YaMeCansé son

@global132 (divulgación global), @132extranjero, @Coordinadora1DM,

@YoSoyMedia132 o @masde131. Otras cuentas colectivas destacadas en procesos previos a #YaMeCansé (zapatismo, derechos humanos, hacktivismo…) serían

@DDHH_Chiapas (Comité de Derechos Humanos de Base de Chiapas Digna Ochoa),

@desinformemenos, @cghUNAM (“UNAM en rebeldía”), @loquesigue_ (YoSoyRed),

@Julio Astillero (vital en el #PosMeSalto), @rexiste o @Anonopshispano, entre muchos otras. (Bernardo Gutiérrez, 2016, p. 33)


El trabajo de Bernardo Gutiérrez nos ayuda a repensar las nuevas formas de acción colectiva del siglo XXI, siendo algunas de sus características, apartarse de los sistemas jerárquicos, ideologías poco flexibles, líderes y programas muy definidos, más bien por el contrario, aquí no importa quien convoca la marcha, quien emite el tuit, quien cubre el minuto a minuto de la protesta, se apuesta por lo impersonal y la multiplicidad como se ejemplifica a continuación:


Una de las características del estudio realizado sobre #YaMeCansé es que la red es muy transversal y descentralizada. A pesar de que existen perfiles muy replicados que encajan con la definición de influencers (@epigmenioibarra, @ariseguionlinemx, @sopitas…), quienes conectaron las diferentes comunidades y conversaciones fueron nodos ciudadanos con pocos seguidores. Ninguna de las celebridades o influencers fueron relevantes en la intermediación, medida por el parámetro betweenness centrality. En #YaMeCansé, los ecosistemas previos conviven con una ingente cantidad de nuevos nodos que funcionan alrededor del nuevo imaginario. Algunas de las cuentas destacadas creadas alrededor de la indignación Ayotzinapa son @ayotzinapa2, @ayotzinapafeed, @accionglobal_mx,

@43global, @caravana43 o @caravana43sur. (Bernardo Gutiérrez, 2016, p. 33)


Momentos políticos: Del “Fue el Estado” al “Ya me cansé”

De forma breve, entenderemos que “un momento político ocurre cuando la temporalidad del consenso es interrumpida, cuando una fuerza es capaz de actualizar la imaginación de la comunidad que está comprometida allí y de oponerle otra configuración de la relación de cada uno con todos. La política no necesita barricadas para existir. Pero sí necesita que una manera de describir la situación común y de contar a sus participantes se oponga a otra, y que se oponga significativamente.” (Jacques Rancière, 2010, p. 11)

Un momento político se da a través de la construcción de escenarios de disenso, “es el impulso que desencadena o desvía un movimiento: no una simple ventaja tomada por una fuerza opuesta a otra, sino un desgarro del tejido común, una posibilidad de mundo que se vuelve perceptible y cuestiona la evidencia de un mundo dado.” (Ibídem, 2010, pp. 11-12)

A través del concepto de momento político en Rancière podemos reflexionar que en algunas acciones dentro de las movilizaciones por Ayotzinapa se logró generar un escenario de disenso, una fuerza que pudo interrumpir el consenso establecido principalmente por el Estado y los medios de comunicación tradicionales en donde el gobierno de Peña Nieto parecía sólido, con poca opacidad y con un cambio de rumbo en materia de seguridad respecto al sexenio anterior disminuyendo la violencia del país. Ayotzinapa cuestiono este discurso, criticando las altas cifras de muertos y desaparecidos, la tardía respuesta del Estado ante la desaparición de los estudiantes, la pobre y confusa versión dada sobre lo ocurrido en Iguala.


El 22 de octubre de 2014 se convocó a la primera Acción Global por Ayotzinapa o también titulada en redes sociales #UnaLuzPorAyotzinapa, siendo una marcha y mitin ciudadano donde vale la pena destacar la enorme participación de contingentes estudiantiles y citando cifras del gobierno capitalino fueron alrededor de 50 mil los asistentes tan solo en la CDMX, en ella se presentó la consigna “Fue el Estado”, la cual consideramos un momento político y a continuación explicaré el porqué.

De la mano de del colectivo Rexiste aparece la “pinta monumental “Fue El Estado” en el Zócalo de México, intervención estética para señalar la responsabilidad del Estado Mexicano en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, durante la megamarcha convocada por los familiares de los desaparecidos el 22.10.14, 30 litros de pintura y 4 rodillos que generaron un mensaje viral.” (Colectivo Rexiste, 2015, S/P1)

Esta consigna e intervención estética fue un momento político ya que construyo un claro escenario de disenso con respecto al Estado, haciendo clara el posicionamiento de la sociedad civil sobre la posible intervención del Estado en la desaparición de los 43, no únicamente en el sentido de que Abarca o los policías, como servidores públicos, hayan sido los perpetradores del crimen, sino que como menciona Aldous Huxley en referencia a las tácitas de control del Estado en el prólogo a su fantástica novela un mundo feliz, "los mayores triunfos de la propaganda se han logrado no por hacer algo, sino por impedir que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande aún, desde un punto de vista práctico, es el silencio sobre la verdad" (Aldous Huxley, 2016, p.200). Desde esta perspectiva "Fue el Estado" porque como se corroboraron posteriormente las intuiciones de los ciudadanos que enarbolaron esta frase, el PRD, el gobierno estatal e incluso el federal sabían sobre las implicaciones del crimen organizado con el alcalde Abarca, de los nexos familiares de su esposa con importantes narcotraficantes, habían recibido recomendaciones de la CNDH sobre la cotidianidad de la violencia y falta de estado de derecho en Guerrero y sin embargo se decidió no hacer nada.


Fue el Estado: por su presencia selectiva; por no hacerse de controles efectivos contra quienes lo ocupan; por la exclusión de muchos a sus accesos; por la incomprensible debilidad de su sistema de justicia penal; por la ausencia de mecanismos de control democrático y la atrofiada presencia de los existentes (i.e. la CNDH); por no dotar de


garantías efectivas contra abusos y arbitrariedades; en fin, por no entenderse como un acuerdo hecho por entero de derechos. (José Merino y Antonio Martínez, 2014, S/P)


Como podemos notar en la cita del párrafo anterior, Fue el Estado por su política de seguridad fallida, que paradójicamente en lugar de proteger a sus ciudadanos ha creado una ola de violencia imparable que parece no tener fin, con feminicidios, asesinato de periodistas, activistas y estudiantes, por la tremenda corrupción en la que vivimos, por la imposibilidad de distinguir entre los mecanismos de la policía, por una parte, y las oscuras acciones del crimen organizado, por la asimetría en la aplicación de justicia a la población, por tener un sistema político "electoral" más no democrático, donde no cualquiera puede hacer política, sino donde pocos hacen más bien policía, por no cumplir con las garantías individuales retratadas en la constitución y en lugar de brindar seguridad, genera terror y desconfianza. En conclusión

#FueElEstado porque vivimos en un sistema lleno de fisuras donde "la ausencia del Estado es sistemática frente a ciertos grupos sociales o continuos geográficos, entonces la violencia puede y debe ser entendida como el producto de la discriminación en el acceso al Estado (a los empresarios de Acapulco TODO el Estado, a los normalistas de Ayotzinapa NADA de Estado). (Ibídem, 2014, S/P)"

Por otro lado, el 7 de noviembre del 2014 el entonces Procurador General de la República Jesús Murillo Karam dio una conferencia de prensa en donde hablo de una presunta versión de los hechos sucedidos en Iguala con base en los testimonios de las personas detenidas hasta ese momento, en la cual se relataba la trágica muerte de los 43 normalistas perpetrada por presuntos miembros de la organización criminal "Guerreros Unidos", dicha masacre se realizó en el basurero de Cocula donde asesinaron y quemaron los cuerpos de los 43 desaparecidos. El detonante de la indignación fue la frase final del procurador “Muchas gracias. Ya me cansé”.

Ese día nació el hashtag más importante en la historia de nuestro país, #YaMeCansé, y bajo el, miles de persona comenzaron a lanzar críticas contra Murillo Karam y el gobierno a través de las redes sociales. Incluso en la madrugada del día siguiente se realizó un famoso grafiti en el exterior de las oficinas de la PGR en Paseo de la Reforma, la principal de la Ciudad de México: “#YaMeCanséDelMiedo”, se inició un momento político.

Consideramos esta frase el inicio de un escenario de disenso, es decir, de un momento


político, ya que la sociedad civil deconstruyó una infame frase emitida por el Estado en un espacio discusión, dialogo y análisis sobre los problemas que acontecían en esos momentos. La frase fue reconfigurada como un detonante de protesta, ya me cansé del miedo, de la violencia, del Estado, de la corrupción, de los partidos políticos y un largo etc., fueron las resignificaciones que la sociedad civil utilizó para decir lo que les parecía intolerable.

En ambos casos podemos notar como las consignas son políticas en tanto que emanan de la sociedad, del colectivo y nacen para oponerse y pedir al Estado, generar ideas de resistencia en otros ciudadanos y mostrar lo que la sociedad ya no está dispuesta a tolerar. El disenso es evidente y a través de ello se logró mover y cimbrar la aparente calma en la que se manejaba el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.


Del acontecimiento

Pensamos que una forma de acercarnos a este tipo de resistencias estéticas de variado tamaño e integrantes, puede ser a través del concepto de acontecimiento, principalmente el pensado por Gilles Deleuze, quién lo define como una potencia, específicamente como la creación y producción de lo nuevo, traer a la realidad otras formas de pensar, actuar, etc., o incluso presentar nuevas alternativas a problemas ya dados.

Los acontecimientos rompen la homogeneidad del “mundo verdadero” cuya lógica solo manejaba fórmulas para las cosas estables. Su estatuto es la indiferencia a todos los opuestos, su singularidad es preindividual, no personal. El acontecimiento es neutro, es decir, "que se encuentra incorporal y manifiesto en nosotros, el esplendor neutro que posee en sí como impersonal y preindividual, más allá de lo general y de lo particular, de lo colectivo y lo privado: ciudadano del mundo." (Gilles Deleuze, 2016, P. 182) Acontecimiento no significa hacer tabla rasa o destruir todo lo ya hecho, puede brotar desde cualquier punto de la sociedad y es simplemente un acto de querer traer al mundo algo nuevo, que perfectamente puede ser lo nunca antes visto o que igualmente puede incluir la recombinación de infinitas partes ya existentes en la realidad.

Finalmente podemos integrar este concepto al campo de la acción colectiva y las movilizaciones a través de Maurizio Lazzarato, quien vincula al acontecimiento y la política a través de las manifestaciones de 1999 en Seattle, que estuvieron en contra de la organización


mundial del comercio, específicamente con el lema popular nacido de las mismas “Otro mundo es posible”, donde el autor sostiene que se produjo una mutación de la subjetividad, otra manera de sentir donde no se soporta más lo que antes si se hacía.


“El acontecimiento se limita a anunciar que ha sido creado algo en el orden de lo posible, que se expresaron nuevas posibilidades de vida y que se trata de llevarlas a cabo. Surgió la posibilidad de otro mundo, pero queda como tarea a cumplir. El acontecimiento muestra lo que una época tiene de intolerable, pero también hace emerger nuevas posibilidades de vida. Esta nueva distribución de los posibles y de los deseos abre a su vez un proceso de experimentación y de creación.” (Maurizio Lazzarato, 2006, P. 44)


Como veremos dentro del ensayo, durante las manifestaciones por Ayotzinapa se vivieron formas distintas de acción colectiva, lejanas de los repertorios clásicos de acción colectiva, muchas de ellas encaminadas por procesos artísticos y de creación, de experimentar nuevas formas de protesta, cuyas intensidades apostaban por el ambiente festivo y teatral y no por otros que fueron más solemnes y de pasiones tristes. Lo interesante de este pensamiento es que, como veremos a continuación, la acción colectiva broto desde todos los puntos sociales posibles, cualquiera pudo ejercer su potencia política en las calles, en las redes, en su colonia, en la escuela de sus hijos, etc.


Es sábado y me encuentro con dos mujeres en un luminoso café librería: Sol Chaylan, alta y excéntrica morena, y Adela Salinas, más reservada, precisa y nerviosa. La primera tiene una hija de ocho años; la segunda, un niño de once años. No son militantes aguerridas ni intelectuales públicas ni periodistas de investigación. Pero tratan, a su manera, de hacer algo. Todo empezó después del shock de Ayotzinapa. Me cuentan que se sintieron inmediatamente afectadas ya que los 43 desaparecidos eran muy jóvenes. “Fuimos por separado a las manifestaciones y exigimos el regreso de los estudiantes”, me cuentan. “Algunas de nosotras nos conocíamos un poco ya que nuestros hijos iban a la misma escuela. El 20 de noviembre decidimos llevarlos a una gran manifestación. Luego cuando volvimos a casa, nos enteramos que el gentío había sido dispersado con gas lacrimógeno.


Decidimos pensar cómo llevar a cabo acciones que no pusieran a nuestros hijos en peligro y nos empezamos a reunir periódicamente en un café. Teníamos un objetivo común: que nuestros hijos crecieran en un mundo más libre y seguro y buscamos métodos para desactivar la violencia. Teníamos que inventar para ellos acciones que no los pusieran en peligro. Como madres, no hacíamos sino pensar en eso todo el día. No importaba que fuéramos de izquierda o de derecha, creyentes o ateas, tradicionales o feministas, hicimos de esto un proyecto común. (Michel Eltchaninoff, 2016, S/P)


Abrimos este último apartado de la ponencia con el testimonio de estas madres, que ejemplifican a la perfección el sentido de creación o potencia de lo nuevo que vimos en párrafos anteriores. Estas madres al enterarse de la tragedia de los 43, decidieron optar por una resistencia diferente, libre de ideologías o banderas, su única consigna política fue la de oponerse a la brutal violencia que vivimos en nuestro país, así como poder brindarles un mejor futuro a sus hijos, intentar reconstruir el mundo donde viven y en donde no se vuelva a repetir la desaparición de 43 o de ningún estudiante en nuestro país. Politizaron sus vidas y entorno, de ahora en adelante son nodos en contra de la violencia, no necesitaron llevar sus ideas a la consciencia general, sino que iniciaron su acontecimiento en su comunidad, logrando apartar cualquier tipo de diferencia en favor de una unidad para generar comunidad, seguridad y educar a sus hijos para evitar la violencia.

Estas madres siguieron un devenir político realizando protestas en centros comerciales, plazas públicas de su comunidad y también en las protestas vividas en los tres meses posteriores a la desaparición de los normalistas. Su principal idea siempre fue salirse de la clásica cultura violenta de algunos manifestantes, ya que a través de flashmobs, caminatas espontaneas, bailes o performances buscaros dar salida a su protesta mediante formas lúdicas y creativas, siempre rechazando la victimización en favor de la acción crreativa.


La ilustradora Valeria Gallo estaba a la mesa del comedor de su hogar. Platicaba con su compañero, Alfonso Ochoa. Ella cargaba la indignación, casi diaria, que le provocaba escuchar las noticias sobre los hechos ocurridos en Iguala el 26 y 27 de septiembre de 2014. No había pasado ni un mes de la desaparición de los normalistas. Así que le


comentó a Alfonso que quería juntar a sus amigos ilustradores para hacer retratos de los estudiantes ausentes y, de esa manera, “nombrarlos, reconocerlos y que la gente los reconociera”. Ella pensó en una exposición, pero él le sugirió que lo hiciera a través de las redes sociales. (Xochiketzalli Rosas, 2015, S/P)


Y así fue como de forma espontánea, sin convocatoria, plan o programa específico surgió el hashtag #IlustradoresConAyotzinapa. Contactando a amigos y colegas ilustradores, inmediatamente se puso en marcha la creación de los retratos de los normalistas desaparecidos, en un par de días se subieron a Facebook varios de estos retratos con el nombre del ilustrador, el nombre de un normalista y una pregunta interrogativa sobre el paradero del desaparecido, por ejemplo, “Yo, Valeria Gallo, quiero saber dónde está Benjamín Ascencio Bautista”, cada ilustrador eligió al normalista de forma empática, conociendo su historia, sus vivencias e incluso sus ideas, dándole un rostro al dolor y a la protesta.


¿Por qué participar con ilustraciones en el ejercicio de conciencia política? -le preguntó

la autora de este artículo a Valeria en una entrevista electrónica.

Porque estoy convencida de que al retratar a alguien lo “aprendes”, lo reconoces, lo vuelves cercano y te acercas a él. Porque es mi herramienta de trabajo y, por lo mismo, de expresión; porque es lo que sé hacer. Y porque a través de la forma y el color podemos conmover y por tanto mover a la gente. (Ibídem, 2015, S/P)


La acción colectiva adquirió un carácter estético y surgió, nuevamente, como oposición a la violencia imperante en nuestro país, esta vez por parte de una artista mexicana que desde su casa logro generar una gran cantidad de manifestaciones estéticas, desde bordado (cuya gran carga ancestral reflejó la artista), pasando por la acuarela, el óleo, el grabado o el simple dibujo a lápiz, generando un vínculo increíble entre los artistas y los desaparecidos, que a su vez crearon más lazos, conexiones y reflexiones con todos aquellos que miramos cada uno de esos retratos, de esas ilustraciones tan personales que nos pueden decir que ahí existió vida, potencia, vitalidad y que de un momento a otro fue arrebatada por las condiciones de violencia del país.

Finalmente, esta resistencia estética sigue recibiendo ilustraciones a través del sitio web


http://www.ilustradoresconayotzinapa.org/, la autora sigue con la idea de no olvidar y seguir apoyando a los padres de los 43 y la lucha contra la violencia, en sus propias palabras "la tragedia ahí está y ellos (los padres y familiares) siguen, buscando, caminando, cavando. Lo peor que podemos hacer es haber gritado y luego quedarnos callados otra vez”. (Ibídem, 2015, S/P).

Una experiencia política también se puede manifestar a través de los cuerpos, de hecho, esa es una de sus formas preferidas de expresión, siendo esta una de sus vías más directas y gráficas para expresar mensajes espontáneos, claros y directos.

Los performances, flahsmobs o intervenciones escénicas espontaneas fueron una herramienta importante de expresión política, ya que su mensaje al ser visual e inmediato podía transmitir todas las intensidades que los artistas querían expresar y compartir con el público, haciendo un mensaje poderoso y del cual todos podían participar.

Para esta ponencia rescataremos la intervención estético-teatral llamada "Arte y cultura, contra la dictadura" realizada en las movilizaciones del día 20 de noviembre de 2014. Este performance es interesante puesto que cambia de sentido con respecto a otros que tuvieron lugar en 2014, cuyo carácter era más bien trágico y tuvieron el tema de la muerte o ausencia como temas principales (43 pupitres vacíos, gente simulando la muerte de los normalistas, etc).

En primer lugar, hay que describir el performance, cuya ejecución fue sumamente sencilla e ingeniosa. Cientos de ciudadanos marchaban bajo una red gigante, gritando consignas como "Fue el Estado" "Ayotzinapa crimen de Estado" "Oposición total a la violencia" e incluso "El Estado ha muerto". La novedad de esta experiencia fue que rompió, como ya se había mencionado, con los performances anteriores en mensaje y contexto, haciendo más bien una analogía donde las personas dentro de la red representaban a toda la sociedad mexicana, comunidad que estaba atrapada dentro de violencia y corrupción del Estado, los narcotraficantes, los paramilitares y todo aquel que ejerciera la violencia contra los ciudadanos mexicanos. El elemento político de esta intervención estética consiste en que, a pesar de estar atrapados entre el fuego cruzado del Estado y los criminales, la sociedad mexicana no dejó que su voz fuera silenciada, se sigue alzando la voz contra la corrupción y la violencia. Finalmente, el performance nos dice que el miedo no debe quitarnos la potencia para protestar, resistir y de llevar a cabo la frase “otro mundo es posible”.

Una de las intervenciones estético-políticas más intempestivas e impersonales generadas


por la desaparición de los 43 normalistas en Ayotzinapa fue la creación del antimonumento +43, erigido en la avenida más transitada de la CDMX, Reforma, y que contrasta con la opulencia en los edificios que se ve sobre dicha vía.

Es una escultura roja de metal, de aproximadamente dos metros de altura, a ras de piso, minimalista y compuesta por el signo + seguido por el número 43 y de la cual "no se sabe algo sobre el autor de la obra, sólo lo que fue establecido en un documento dirigido al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, para que su gobierno estuviera al tanto de los aspectos técnicos del monumento: la obra fue realizada por una comisión de profesionales en urbanismo y escultura urbana, comisión que hoy ya no existe, pues su único cometido era “darle la voz a los padres y madres de los 43” (César Palma, 2015, S/P).

Con la creación de este antimonumento nos topamos de lleno con la aparición de lo nuevo, algo que rompe con el entorno en el que fue construido y con una obra que sirve para darle voz a los que no tienen voz. El contexto del antimonumento es nunca olvidar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la violencia imperante que vive el México contemporáneo o como menciona el documento entregado al jefe de gobierno de la ciudad "sólo será retirado cuando el Gobierno Federal esclarezca y responda con actos de verdad, justicia y reparación a los más de 150 mil asesinados en el país y presente con vida a las y los más de 30 mil (+43) víctimas de la desaparición forzada e involuntaria” (Ibídem, 2015, S/P).

En otras palabras es una obra que quiere dejar patente para toda la posteridad la época tan cruda de violencia que hemos vivido toda una serie de generaciones de mexicanos, se trata de no dejar que el Aparato de Estado imponga su discurso de olvido y de una verdad histórica que está muy lejos de serlo, que siempre tenga presente el hecho de que a sus espaldas tiene miles de crímenes no solucionados y toda una ola de mexicanos que lo sabe y que nunca dejará que el miedo pueda amedrentar a una sociedad organizada puede erigir sus propios antimonumentos, símbolos y espacios de protesta, resistencia y convivencia sin la intervención de Estado.

La última experiencia política a tratar en la ponencia serán los grafitis o arte urbano. Dicho elemento resulta muy interesante en cuanto a su potencia política y como elemento impersonal ya que a través de estas expresiones estéticas se produjeron las dos consignas políticas más importantes de las movilizaciones por Ayotzinapa, es decir,

#YaMeCanséDelMiedo, pintado afuera de las oficinas de la PGR de la CDMX en la madrugada


del 8 de novimebre de 2014, después de que el Procurador de Justicia Jesús Murillo Karam pronunciará su histórica y fatídica conferencia de prensa. El segundo grafiti es "Fue El Estado", aparecido en plena plancha del zócalo capitalino en la movilización del día 22 de octubre de 2014, ambos y en propias palabras del colectivo realizados bajo la técnica de pintura “Acrílico blanco con rodillo”.

Ambos grafitis lograron condensar las sensaciones o pensamientos contra el Estado del inconsciente colectivo, ya que a través de ellos miles de personas pudieron expresar su descontento con la actuación y respuesta del Estado ante el caso Ayotziana y en general contra la violencia que experimentamos en nuestro país, estas pinceladas urbanas se transformaron en consignas políticas internacionales para exigir justicia en el caso Ayotzinapa y para concientizar sobre la violencia en México. Miles de personas a través de dos simples grafitis se movilizaron, generaron ideas, organización política, intensidades, nodos y nuevas consignas políticas, en otras palabras, asistimos a la apertura de lo nuevo, un evento político que partió de la simplicidad e impersonalidad para producir microresistencias y nuevas herramientas para la protesta, aprovechando al máximo la calle y las redes virtuales para producir sus objetivos.

Es importante señalar que las dos pintas políticas más importantes para las movilizaciones por Ayotzinapa señaladas en párrafos anteriores fueron realizadas por el colectivo Rexiste, cuyos miembros se conocieron a través del movimiento #YoSoy132 y cuya principal característica son sus acciones políticas de corte estético, principalmente grafiti o esténcil, sus obras son libres de copyright y sus integrantes se mantienen impersonales y desconocidos, sin rostro. En su portal web (http://rexiste.org/) se definen de la siguiente forma "Libertad de sernos sin pedir permiso, esperanza que se siembra, que se cuida y se crece, código abierto, experimento, momento recreativo, movimiento, memoria y movimiento, intervención, contagio, transgresión, autocrítica, de-ese-arte libre, idea sin dueño, sin copyright, replicable, reapropiable, insurrecta utopía: Existo porque resisto”. (Colectivo Rexiste, 2015, S/P)

Es interesante concluir con este colectivo, ya que su filosofía y acciones marcan una pauta sobre cómo se puede hacer otro tipo de política con respecto a los colectivos que, mayoritariamente están activos en nuestro país. Por medio de la impersonalidad, lo abierto, la experimentación, el no tener una bandera, una ideología o un discurso recalcitrante brindan una posibilidad de hacer política de forma distinta, con menos discurso e ideología y más empatía y


estética, dan pie a la posible creación de nuevos acontecimientos ya sea a través de sus obras o con la inspiración para crear cosas nuevas, para afirmar la diferencia en la realidad, para oponerse a la violencia no con más violencia, sino con arte y cultura.

"No te conozco, pero nos necesitamos para hacer un mundo nuevo" fue un grafiti aparecido en la primera movilización por la desaparición de los 43 el día 8 de octubre de 2014 y la he elegido para cerrar la parte del acontecimiento ya que reúne importantes características del mismo, siendo la primera la impersonalidad para desde ese punto llegar a la empatía y logra sembrar la semilla para la generación de ideas, intensidades, proyectos, resistencia, etc., en cualquier persona que llegó a ver físicamente o de forma digital esta intervención estética urbana. Este esténcil logra captar el sentido de todo un movimiento, el de la desaparición de los 43, en el que principalmente se buscó concientizar a la sociedad sobre la violencia que padecemos en nuestra nación, así como la posibilidad de poder cambiar las cosas, no desde las reglas del juego que impone el Estado, sino desde la sociedad, desde la otredad y desde un grupo de ciudadanos sin rostro que empiezan a cambiar su entorno por ellos mismo (su cuadra, su barrio, su escuela, etc.) y a generar política al confrontar su discurso e intereses con el que ha querido y seguirá queriendo imponer el Aparato de Estado.


Construir sin concluir. La acción colectiva no acaba, solo se reconfigura

Para ponernos en contexto hay que puntualizar que “entre 2007 y 2015 hubo más muertes violentas y desapariciones que las bajas civiles que ha ocasionado la invasión a Irak en doce años. En ocho años de guerra en México hay 224,933 personas asesinadas violentamente o desaparecidas” (Martín-Martín, 2016, p. 111), ésta profunda crisis de derechos humanos y seguridad pública fue la principal causa por la que velaron las movilizaciones por Ayotzinapa, es decir, la oposición a la violencia que seguimos viviendo actualmente en México.

Antes de la desaparición de los 43 en México los principales medios de comunicación decían que la violencia había acabado, que vivíamos una paz y nueva prosperidad en la sociedad gobierno "El Institute for Economics and Peace (IEP, por sus siglas en inglés) anunció los resultados del Índice de Paz México 2015, en donde refiere que hay una mejora de 16% en el nivel de paz de México desde 2011.” (Antonio Sandoval, 2015, S/P) Ayotzinapa vino a destapar la caja de pandora en cuanto a la violencia en la que vivimos, con cientos de fosas clandestinas y


miles de desaparecidos, el problema de seguridad en nuestro país está lejos de ser resuelto y los gobiernos aún tienen mucho trabajo que realizar.

En cuanto a la acción colectiva podemos concluir que las experiencias políticas de protesta contemporáneas no buscan perpetuarse en las instituciones del Estado, sus objetivos van encaminados a cambiar cosas de su entorno inmediato o a evidenciar fallas del sistema, por lo tanto no pueden ser considerados como olvidados si no llegan a consolidarse en un partido político, sindicato o cualquier forma de organización que caiga dentro de las reglas del juego del Estado.

Lo más rescatable de las movilizaciones por Ayotzinapa y de los momentos específicos que aquí se han hablado, son las herramientas de protestas que se generaron, en donde cualquier persona puede politizarse y cambiar su entorno, las prácticas son cada vez más creativas y en función de la producción de lo nuevo, es posible crear sistemas abiertos de participación y dialogo, no tiene que existir una agenda o un líder definido y aún se plantea la posibilidad de crear otros mundos.

Finalmente, las movilizaciones por Ayotzinapa, al igual que el movimiento #YoSoy132, son semillas para futuros movimientos políticos, dejan múltiples enseñanzas y técnicas nuevas para protestar y resistir. Han creado nuevos nodos y toda una nueva generación de sujetos políticos, listos para activarse y crear nuevas conexiones en cualquier momento. Las semillas de la resistencia han sido dejadas, esperemos recoger enormes frutos.


Bibliografía

Aldous Huxley, Un mundo feliz, Ediciones Cátedra, España, 2016.

Antonio Sandoval, nota periodística del día 19/03/2015 para el periódico “El Financiero”, consultado el día 01/03/2017, disponible en la web: http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/nivel-de-paz-en-mexico-mejoro-16-en-anos- bajan-homicidios.html.

Bernardo Gutiérrez, Nuevas dinámicas de comunicación, organización y acción social en América Latina. Reconfiguraciones tecnopolítica, OXFAM, 2016.

César Palma, El Antimomunento + 43, portal web Kajanegra, publicado el día 27/08/2015, disponible en la web: http://kajanegra.com/arte-para-ayotzinapa/.


Colectivo Rexiste, página web consultada 01/10/2018, disponible en la red: http://rexiste.org/rexistemx.

Gilles Deleuze, Lógica del sentido, Paidós, España, Barcelona, 2016.

Jacques Rancière, Momentos políticos, Capital intelectual, Buenos Aires, 2010.

José Merino y Antonio Martínez, Iguala: por qué fue el Estado, articulo del día 28/10/2014 disponible en el portal web Animal político, disponible en la web: http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2014/10/28/iguala-por-que-fue- el-estado/.

Maurizio Lazzarato, Políticas del acontecimiento, Tinta limón, Buenos Aires, 2006

Michel Eltchaninoff, Los nuevos disidentes, publicado el día 13/09/2016, traducción de Marcela González Durán para el portal web Horizontal, disponible en la web: https://horizontal.mx/los-nuevos-disidentes-las-que-rien/.

Rubén Martín Martín, Ayotzinapa: la barbarie y la indignación, Publicaciones ITESO - Revista Análisis Plural, Guadalajara, México, 2016.

Xochiketzalli Rosas, Un mosaico de los rostros que necesitamos ver, portal web Kajanegra, publicado el día 27/08/2015, disponible en la web: http://kajanegra.com/arte-para- ayotzinapa/.


Notas


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