Identidad sociocultural del danzante Tlahualil de Sahuayo Michoacán. Configuración y transformación de la identidad sociocultural a partir del significado de elementos materiales y simbólicos de la danza


Sociocultural identity of the Tlahualil dancer from Sahuayo Michoacán.

Configuration and transformation of sociocultural identity from the meaning of materials and symbolic elements of dance


Martha María Cervantes Páez1


Resumen: El principal objetivo de esta investigación es conocer el significado de los elementos materiales y simbólicos de la danza Tlahualil y como contribuyen en la formación de una identidad sociocultural, a través del discurso y la experiencia de los participantes. La danza es definida como una serie de símbolos y significados, como un elemento valioso, una forma homenajear una figura religiosa. La identidad desde esta postura se configura mediante manifestaciones culturales, apropiadas y valoradas, como la danza de Tlahualiles.


Abstract: The main objective of this research is to know the meaning of the material and symbolic elements of Tlahualil dance and how this contribute to the formation of a sociocultural identity, through discourse and the experience from the participates. The dance is defined as a set of symbols and meanings, as a valuable element, as a tribute for a religious figure. The sociocultural identity from this position it is configured through cultural manifestations, appropriate and valued, as the dance.


Palabras clave: identidad sociocultural; danza; símbolos; significados


Introducción

En la presente ponencia se presenta una serie de reflexiones de los principales tópicos de la investigación correspondiente al trabajo de tesis de licenciatura propio. Con la finalidad de conocer los significados de los elementos materiales y simbólicos que componen la tradición de la danza de Tlahualiles, y cómo es que a partir de dichos elementos se configura y transforma la identidad sociocultural, se realizó la búsqueda del material teórico correspondiente, y se llevó a


1 Tesista en Licenciatura en Psicología, Universidad de Guadalajara-Centro Universitario de la Ciénega, martha_maria27 @hotmail.com.

cabo visitas de campo a la población de Sahuayo Michoacán. El trabajo de campo se encaminó con el propósito de realizar observaciones acerca de la práctica de la danza, de conocer a través del discurso de los participantes los elementos característicos de la práctica y el significado que le es atribuido a los mismos, para posteriormente confrontar los datos empíricos con la parte teórica. Para el desarrollo de esta investigación se partió desde una postura transdisciplinaria, aludiendo a conceptos y técnicas de ciencias sociales como: la sociología, antropología y psicología social. Puesto que, a través de un enfoque transdisciplinario se obtiene una experiencia más completa en la investigación y se tiene una visión más amplia del fenómeno en cuestión. Si bien, cabe mencionar que la base para el desarrollo del trabajo se centra en la psicología social, de esta forma, Morales, Moya, Gaviria y Cuadrado (2007) refieren que uno de los foco de interés de esta disciplina es la interacción entre el individuo y la sociedad, siendo de esta manera relevante el estudio de las creencias compartidas de los grupos a los que pertenece un individuo y la interacción en la que se generan estas creencias. En este mismo sentido estos autores citan a Bond (2005), quien plantea que la cultura es descrita como un sistema de creencias, valores y expectativas compartidas, a través de este sistema se generan una serie de signos y significados propios del grupo en cuestión, y es precisamente la subjetividad en la que se propician estos

significados el componente de la cultura que es de interés para la psicología social.

Si bien, uno de los elementos a considerar relevante para el estudio es el contexto en el que se desarrolla la práctica de la danza de Tlahualiles. Puesto que es a través de la interacción entre el contexto y los individuos que se generan la serie de símbolos y significados que son apropiados dentro de las sociedades y grupos. Es necesario por tanto conocer el ambiente en que se desarrollan las prácticas sociales y culturales, dado que a través del conocimiento del contexto es que se puede tener una perspectiva más completa de los individuos y de las tradiciones que practican. La tradición de la danza de los Tlahualiles tiene una connotación de entrada de tipo religioso, debido a que la danza se ofrece en honor al santo patrono de la población: Santiago apóstol. De manera que, es necesario describir aspectos del ámbito religioso e histórico del contexto en el que se ha gestado esta práctica, asimismo se describe los detalles principales en los que se desarrolla la fiesta donde se presenta la danza tradicional.

Otro concepto importante es el termino de cultura, esta es entendida desde la perspectiva del estudio como un conjunto de prácticas sociales y expresiones significativas de un contexto

histórico y especifico, de tal forma que como ya se mencionó a través de la interacción y apropiación con estos elementos propios de un ambiente social, es que se transforma la mente de los individuos (Serrano, 1996) y por ende tiene un papel importante en la configuración de la identidad personal y sociocultural. En este sentido Guitart (2008) expresa que la cultura puede ser también entendida como una extensión de los recursos psicológicos de una persona, haciendo referencia al proceso de interiorización en este caso de elementos culturales, los cuales propician la conservación de una memoria colectiva, herencia cultural y por consecuencia influye en la formación de una identidad sociocultural.

De tal forma que, con base a lo anterior, en este estudio la danza será definida en términos de una práctica social y cultural, en la cual están implícitos una serie de símbolos y significados, donde lo que atañe a esta investigación es precisamente el espacio subjetivo donde se generan estos significados. Cabe señalar que el tema de la danza ha estado siempre presente en diferentes épocas y culturas, la cual de acuerdo con Lara (1999) puede ser descrita como una expresión humana, donde se busca la exteriorización de sentimientos a través del movimiento corporal, y además como lo refiere Sevilla (1990) a través de ella se transmite parte de mundo subjetivo de un grupo de personas. Por tanto mediante el acercamiento al fenómeno de la danza, se obtiene una visión más completa acerca de la cosmovisión los grupos de Tlahualiles y de como ésta se convierte en un símbolo de su identidad.

La relación entre la danza y la identidad sociocultural que se plantea para este caso, se basa en el concepto de patrimonio cultural, en cual si bien no es un elemento a profundizar, es importante para explicar esta relación. Según lo refiere Martínez (2012) la danza es considerada como “una manifestación de patrimonio de los pueblos que la interpretan” (p.7), complementario a esta idea este mismo autor (2016) menciona que “la identidad se demuestra a partir de las manifestaciones y tales manifestaciones son el patrimonio de ciertos individuos que los valoran y los usan” (p.13). Pero como lo expresa Bákula (2000), el patrimonio en ese caso debe ser entendido independiente de su reconocimiento oficial, y más bien en el sentido de que es la sociedad misma quien elige y configura los elementos culturales de los cuales se apropian y los que se convertirán en elementos representativos de su identidad. En este sentido, la danza de Tlahualiles es considerada como una manifestación del patrimonio, la cual tiene un significado y función específica, es parte de una herencia cultural, que forma parte importante de la vida

cotidiana de los Tlahualiles, por lo tanto funge de tal manera como un elemento de identificación social y cultural.

De esta manera, como ya se mencionó y de acuerdo con Stavehagen (2000) al momento de hablar de identidad sociocultural, los elementos sociales y culturales, como es el caso de la danza y la serie de símbolos implícitos en ella, lo importante es que sean significativos y relevantes para los miembros, pero que además sean reconocidos por otros grupos. En este punto cabe mencionar el elemento de distinguibilidad presente en la configuración de la identidad, puesto que la interacción con otros grupos, es lo que hace que sean reconocidos como diferentes por los otros, en el caso de los danzantes, los grupos están en constante interacción con otros grupos de danza en los encuentros de danza donde participan.


Contexto de la danza de Tlahualiles

Primeramente, es necesario mencionar la etimología y significado de la palabra Tlahualil. El origen de esta palabra se atribuye a la lengua náhuatl, esto con base en referido por los mismos danzantes, puesto que desde que se tiene conocimiento de ellos se ha interpretado el termino Tlahualil como “guerrero vencido”. Cabe señalar que esta concepción del término es propia de las persona que practican la danza y quienes han crecido en la zona, debido a que se consultó con personas conocedoras de la lengua náhuatl, y estas referían que no habían escuchado esa palabra y no podían saber con exactitud su significado. Lo relevante en este punto, más allá de la importancia de conocer el verdadero origen del término, son las razones por las cuales se ha interpretado de esta forma por tanto tiempo. Aunque, si bien la interpretación del Tlahualil como “guerrero vencido” sigue vigente a la fecha, es importante señalar que no hace mucho tiempo se comenzó a dar un nuevo significado, que difiere por completo con la concepción, pasando de ser un guerrero vencido a “quien se reviste o atavía para la fiesta”.

La interpretación del termino de Tlahualil como guerrero vencido, hace referencia al origen de la fiesta a Santiago apóstol. Entre los habitantes de Sahuayo y los integrantes de los grupos, es de conocimiento general que la danza de Tlahualiles es una representación del enfrentamiento de Santiago apóstol contra el “mal”. Hacen referencia de esta manera a la Batalla de Clavija o la Matanza, donde según las narraciones, el apóstol Santiago lucho montado en su caballo blanco contra los moros durante la reconquista del país de España, en esta batalla el

triunfo lo logra él, quien era y es un símbolo para el catolicismo. De esta forma cuando los españoles durante la conquista de la nueva España, deciden evangelizar a los indígenas de la zona de Sahuayo Michoacán utilizan el símbolo de Santiago, el cual es apropiado por la comunidad indígena a través de la danza, y es que se comienza a representar el enfrentamiento del patrono pero ahora contra los Tlahualiles, que eran representados por los indígenas. Del tal manera que el Tlahualil es entonces ese guerrero que es vencido por el santo y convertido al catolicismo.

Precisamente durante la fiesta a Santiago apóstol celebrada en la población de Sahuayo, uno de los eventos más representativos en “la matanza”, donde se presenta explícitamente ese enfrentamiento entre el santo y los Tlahualiles, que son vencidos y después se convierten. Una persona representa al apóstol, quien va caracterizado con sombrero, capa, botas y machete, tambien participan varios Tlahualiles de diferentes grupos, los cuales uno a uno van teniendo un enfrentamiento, quien interpreta a Santiago pelea con un machete y los Tlahualiles con un palo de madera, cada uno va siendo derrotado y caen al suelo, hasta este punto es la tradicional representación de la matanza, añadido recientemente después de ser derrotados se ponen de pie y ahora sin la máscara puesta pelean de nuevo contra el santo, haciendo referencia a un estado de “conversión”.

Se puede decir, que interpretar al Tlahualil como un guerrero vencido tuvo una función especial en la conquista y evangelización espiritual, pero al ya no ser necesaria esta función, puesto que actualmente los habitantes se describen como una población católica en su mayoría, es donde se da lugar a una re significación del término, de acuerdo con las nuevas necesidades y búsqueda de nuevos elementos que integrar a su identidad sociocultural. De manera que actualmente el termino se esté interpretando como “quien se reviste o atavía para la fiesta”, puesto que la danza de Tlahualiles intenta fungir como una demostración de fe y devoción a Santiago apóstol, donde a través de la danza como ofrenda las personas agradecen al santo y al mismos tiempo le presentan peticiones. Pero que además, la re-significación también va de la mano con la importancia que ha adquirido la máscara en relación a su transformación en dimensiones y vistosidad, siendo uno de los elementos simbólicos más importantes para la danza.

Las festividades de Santiago apóstol, de acuerdo con la tradición oral y en documentación que hay al respecto, se remontan a 1717, pero estas tomaron auge a finales del siglo XIX, y es cuando se comienza a resaltar más la vestimenta de los Tlahualiles. El vestuario comenzó siendo

rudimentario, los materiales para su elaboración provenían principalmente de la naturaleza, para la base de la máscara se utilizaban ramas de árboles o pencas de nopal, se adornaban con plumas de aves de corral, cuernos de vaca o toro, se pintaban la cara y utilizaban una pechera. En el traje portaba carrizo en forma de tubito, el cual al ir danzando iba haciendo el ritmo y sonido, el cual posteriormente se cambió por carruto elaborado con lámina. Se empezaron a usar telas más vistosas como el satín, el diseño de la máscara cobro una importancia primordial, aumentado cada vez más su tamaño hasta la medida actual de hasta dos metros de altura y hasta veinte kilos de peso, en la decoración se implementó las plumas de colores y exóticas. Es a través de la interacción con otros grupos, durante los encuentros de danza, que sean apropiados elementos que no son propios de la región, como las plumas exóticas y la técnica del resaque para decorar las máscaras.

Cabe mencionar, que en el proceso de elaboración de máscaras se genera una serie de fuentes de empleo, puesto que hay quienes se encargan de la venta de los materiales, quienes se especializan en fabricar un elemento en particular del vestuario, como el diseño y elaboración de las caras, el pintado de los moldes, la confección de los trajes y la elaboración del resaque, que es un tipo de costura que consiste en combinar telas e ir entresacando los colores. La elaboración desde la fase del diseño, es durante todo el año, desde que se acaba la fiesta se planea el diseño del próximo año, cada grupo presenta un diseño único año con año. Es por eso que hay quienes prefieren pagar para mandarlas a hacer, aunque esto no es ideal según los mismos danzantes, quienes expresan que el valor de la misma radica precisamente en el esfuerzo y tiempo que se le dedica a la elaboración, que solo de esta forma se valora el trabajo y no se abandona los recorridos a la mitad. La máscara representa una inversión en algunos grupos desde los $3,000 y en otros hasta $20,000, de acuerdo con las posibilidades, lo cual en ocasiones genera que no todos los integrantes puedan participar todos los años.


Imagen 1. Máscara del Grupo Granados Mendoza. Foto: Martha María Cervantes Páez. 2017

Otro elemento importante en la danza, es la música que la compaña, la cual ha sufrido también cambios. Durante mucho tiempo se danzo solo al ritmo de los carrutitos, después con acompañamiento de instrumentos como la chirimía, en la década de los 70s se incorporaron las bandas de viento y posteriormente los equipos de sonido, donde se reproduce música de banda con letra. Se menciona el elemento de la música puesto que está ligado directamente con el tema de identidad, debido a que, la mayoría de los danzantes expresan que “el Tlahualil al son que le toquen baila”, haciendo referencia a que se caracterizan por ofrecer su danza al santo de su devoción mientras halla cualquier tipo de música, en mu mayoría música tradicional de la zona de Michoacán Pero recientemente y de nuevo influidos por los encuentros con otros grupos de danza, se han organizado para crear su propio “son”, en colaboración con una banda de la comunidad hicieron un son para que fuera conocido como “el son del Tlahualil”, buscaban de esta forma una música particular que los representara como danza.

En relación a los grupos de danza, están organizados a la fecha en un total aproximadamente de 150 grupos, con un total aproximado de 3,0000 a 3,5000 danzantes, es decir, que en los días en que participan la mayoría de los grupos, se pueden apreciar cerca de 150 máscaras diferentes. Los grupos en su mayoría están formados sobre una base familiar o por vecindarios, actualmente también es común ver grupo formados por amigos. El nombre para el grupo se toma por ejemplo por el apellido dela familia, la colonia o algún elemento significativo, algunos ejemplos de los nombres serían los siguientes: Bonanza, Granados Mendoza, Guerrero, Forestal, San José, Victoria, Amistad, Herencia, Amigos, Español.

La formación de nuevos grupos, ha ido en aumento en los últimos años, puesto que cada vez son más las personas que quieren expresar su propio diseño y creatividad y tener sus propias reglas internas, debido a que cada grupo crea un estilo diferente de máscara cada año y el principal responsable boceto es el encargado del grupo, si bien se toman en consideración la opinión de los miembros, ésta es una de las tareas que tiene por asignación el fundador. En relación a la organización de los grupos, han pasado por distintas etapas, se comenzó con una asociación informal, lo que llevo después a la consolidación de cuatro asociaciones de Tlahualiles y la formación de una mesa directiva conformada por algunos de los encargados. De esta forma, se tiene un mayor control de los grupos y se toman decisiones en conjunto.

Específicamente la fiesta de Santiago apóstol, donde se presenta la danza de Tlahualiles,

se celebra en dos novenarios, uno del 16 al 25 de Julio, siendo el 25 el día principal de la fiesta, y el segundo novenario del 25 de Julio al 4 de Agosto. Dentro de estos días se llevan a cabo varias procesiones donde participa la danza, se inicia con un recorrido el día 16, que por general es de una hora como máximo, se va de la capilla de Santiago a la parroquia principal, en esta procesión no participan todos los grupos, solo unos pocos Tlahualiles y la mayoría con la máscara del año pasado, esto debido a que se reserva en su mayoría el estreno de la nueva para el día 25. La procesión del día 25, es una de las más relevantes, en ella participan casi todos los grupos en su totalidad de integrantes, la participación para los Tlahualiles inicia ese día con la celebración de una misa especial, para después ser partícipes del recorrido que comienza en la plaza principal y termina en la capilla de Santiago, la duración de éste es de 12 a 14 horas, debido a la cantidad de Tlahualiles y las constantes paradas del recorrido. Durante la procesión los Tlahualiles estos van ofreciendo su cansancio y danza al “patrón Santiago”, expresan que no saben de dónde sacan las fuerzas para hacer todo el recorrido. Otros recorridos se realizan los días 28 de Julio, 30 de Julio, 2 de Agosto, que son recorridos más cortos, hasta el día 4 de Agosto que marca el final de la fiesta, el recorrido vuelve a durar de 12 a 14 horas, es muy similar al recorrido del día 25. Dentro de los días de la fiesta, se realizan diversas presentaciones de la ya mencionada “matanza”. Se realiza una pequeña los días 16 y 25 de Julio por la noche y la mañana respectivamente, pero el día 2 de Agosto, conocido como el día del Tlahualil, es donde se realiza una gran representación con más elementos y espacios para su realización.

En todas las procesiones en las que participan los Tlahualiles, el orden de las mismas es: primero los Tlahualiles, después las llamadas mulitas que van escenificando en el camino el enfrentamiento entre Santiago apóstol y los Tlahualiles, enseguida la imagen del Patrón Santiago acompañada de peregrinos. La gente que observa la procesión si bien acude a ver la danza de Tlahualiles, pero principalmente esperan a que la imagen pase delante de ellos, hay quienes la ungen con aceites y perfumes y quienes se unen a la multitud de peregrinos y lo acompañan hasta que llegue a su capilla. Las procesiones terminan precisamente en la capilla, cuando llegan los grupos, solo los que fueron seleccionados previamente entran a la iglesia danzando con energía y fervor, se hincan y salen, esto marca el término del recorrido para un grupo, pero la procesión termina hasta que la imagen de Santiago llega la capilla, que por lo general los días 25 de Julio y 4 de Agosto es entre las 3 y 4am.

Marco metodológico

En relación a la delimitación y alcance del proyecto, este se define como una investigación de tipo exploratorio-descriptivo, esto a través de un enfoque metodológico cualitativo. De acuerdo con Hernández-Sampieri (2014) los estudio de tipo exploratorios analizan temas poco estudiados, de centran en conocer más y familiarizarse con el fenómeno de estudio y el contexto donde se desarrolla. Por otra parte, el proyecto también se detalla de tipo descriptivo, puesto que como lo refiere este mismo autor, este tipo de estudios se ocupan de la descripción de fenómenos o contextos. Por lo que refiere al estudio, después de explorar y familiarizarse con el fenómeno, se realiza la descripción del mismo a través de los datos empíricos confrontados con los datos teóricos

En un primer momento, se alude a un estudio exploratorio, donde se buscó acercarse al contexto y familiarizarse con las prácticas. Este acercamiento y exploración del fenómeno se comenzó durante la participación en el Programa Delfín1, donde se tuvo la oportunidad de contactar con los grupos de danza Tlahualil, conocer un poco del contexto y tratar con encargados de grupo y miembros de los mismos. Se realizaron algunas entrevistas y conversaciones informales, de estas se obtuvieron datos acerca de los antecedentes de la danza, vestuario, conformación de grupos y elaboración de máscaras. Es precisamente con base en esta información previa, que se establecen las bases y objetivos de esta investigación.

Cabe mencionar que si bien existen diferentes investigaciones acerca de los temas de danza, cada una muestra marcos teóricos y metodológicos adecuados al contexto y fenómeno de estudio. Por tanto, esta investigación tiene precisamente su valor en el contexto y prácticas particulares de la danza y por su puesto en los significados y símbolo propios de estos grupos. En cuanto a la danza de Tlahualiles, solo existen documentos de tipo histórico y descriptivo, pero son pocos y casi nulos los datos empíricos en torno al estudio de esta danza, de manera que no hay material donde se describa desde la experiencia y vivencia de la danza desde los propios Tlahualiles. De esta forma, a través de esta investigación también se buscó la creación de un documento que se les pudiera proporcionar a los grupos de danza, donde se describa la tradición desde la experiencia y significado que ellos mismos tienen acerca de su práctica.

En cuanto a la delimitación de la muestra de estudio, se pensó en un primer momento en que la muestra se desarrollara de acuerdo con las características de un estudio de caso, esto con

base en la información del número de grupos de Tlahualiles, los cuales para el año 2017 eran aproximadamente 150 grupos. De ahí que, se planteó al inicio trabajar con un máximo de dos grupos, puesto que no se podría trabajar con la totalidad de los grupos, y de esta manera tener la oportunidad de interactuar y convivir con los miembros, pero debido a algunas dificultades en relación a la cuestión de tiempo y ocupaciones de los participantes, no se pudo lograr el planteamiento inicial. Por tanto, se optó por utilizar la técnica de bola de nieve para la selección de la muestra. De acuerdo con los planteamientos de Taylor y Bodgan (1987), la técnica de bola de nieve consiste en conocer y establecer un nivel de confianza con algunos de los informantes, para después pedirles que te presenten con otros informantes, según estos autores, esta técnica es una de las más sencillas al momento de conformar un grupo de informantes.

Para este caso, después de las dificultades presentadas, la técnica utilizada fue ideal, puesto que ya se tenía contacto y trato con algunos de los encargados de varios grupos, quienes eran los que presentaban mayor disponibilidad y a partir de la convivencia con ellos, es que recomendaban ir con otro miembros y estas a su vez mencionaban a alguien más, esta fue la mejor forma de contactar con informantes con disponibilidad de tiempo, a través de las recomendaciones y sobre todo que las mismas personas iban mencionando quienes eran los que tenían más experiencia y mayor conocimiento de la práctica de la danza. De esta forma se consiguió un total de informantes de 17 hombres y 2 mujeres, entre los rangos de edad de 15 a 68 años, pertenecientes a 8 grupos diferentes: Bonanza, Guerrero, Limonero, Galizia, Morelia, San José, Granados Mendoza, López y Forestal.

En cuanto al método utilizado para el trabajo de campo, se realizó un acercamiento etnográfico, puesto que no se pudo realizar una estancia prolongada en el campo de estudio, sino que se realizaron varias visitas de un par de días, de forma que el nivel de relación y confianza con los informantes no fue el que se obtiene de las estancias prolongadas, sin embargo, se logró establecer un nivel adecuado de confianza, sobre todo con los encargados, quienes fueron con los que se tuvo una mayor interacción. Se optó por la metodología etnográfica porque desde esta perspectiva se concibe el conocimiento y lo fenómenos sociales desde el punto de vista de los miembros, lo cual para el investigador se traduce en visitas de campo, aplicación de técnicas de obtención de datos como: observación participante, entrevista en profundidad, métodos de registro y almacenamiento de la información, así como la posición del investigador mismo como

instrumento desde una postura de horizontalidad (Guber, 2011). Por lo tanto, al estudio se aplicaron varias de estas técnicas propias del método etnográfico como los son la observación participante, entrevistas en profundidad, conversaciones informales, registro de la información en diario de campo, así como registro fotográfico y video-grafico de las presentaciones de danza.

Ahora bien, las visitas de campo, se realizaron entre el periodo de Junio-Agosto de 2017, esto contemplado los preparativos fuertes de la fiesta que comienzan con meses de anticipación. La preparación es prácticamente de todo el año, siendo los días de la fiesta y los más relevantes del 16 de Julio al 4 de Agosto, con el día 25 de Julio como el día principal, día de la celebración a Santiago apóstol. De esta manera se planteó que el trabajo de campo se concentrara desde los preparativos de un mes antes hasta los días finales de la fiesta, con la finalidad de estar presente durante algunas de las reuniones, la elaboración de trajes y máscaras y la fiesta misma. Así, como ya se mencionó se realizaron 19 entrevistas en profundidad con informantes clave y mediante la técnica de bola de nieve. Así mismo se realizó observación en los diferentes eventos representativos, se acompañó y participo en las procesiones de danza y en juntas realizadas.

En cuanto a la elaboración del guion de la entrevista, esta se realizó bajo un esquema semiestructurado, la finalidad era tener entrevistas en un sentido profundo, donde los participantes tuvieran la oportunidad de expresarse libremente y hondar en sus respuestas. Se realizó tanto un guion para las entrevistas, como para la observación con el fin de no perder de vista lo que era relevante para observación y el registro. Ambos guiones se fueron elaborando e reelaborando mediante una clasificación preliminar de los elementos materiales y simbólicos que se iban ubicando, y con la información que se iba obteniendo en el campo.

Por lo que tiene que ver con la observación participante, esta se llevó a cabo principalmente durante las presentaciones y procesiones en las que participaban los danzantes Tlahualiles. En un primer momento se realizó observación bajo la postura de un espectador, de esta forma se observó la distribución y forma de participación de los grupos, las expresiones corporales y pasos de la danza, también se registro acerca del tipo de música que es la que usualmente se utiliza en los recorridos. Se hizo de igual manera un registro fotográfico de los distintos tipos de máscaras que se pudieron presenciar, y la toma de video donde se aprecia la danza y las máscaras, con el propósito de analizar detenidamente la simbología implícita sobre todo en las máscaras.

Posteriormente se participó como parte de la procesión de la danza, como acompañante de uno de los grupos con los que se tuvo mayor interacción. Al ser parte del recorrido se pudo presenciar y apreciar las interacciones entre los miembros del grupo, la forma en que van viviendo el recorrido y las dificultades que tienen que afrontar durante la procesión de más de 12 horas de duración, como es el cansancio y el hambre que experimentan. Durante la participación, se tuvo la oportunidad de experimentar lo que se siente usar el traje y la pesada máscara de los Tlahualiles, de esta forma se pudo conocer la poca visibilidad que se tiene, así como la dificultad para moverse y el equilibrio que se necesita para sostener el peso de la misma.


Antecedentes y origen de la danza

La danza es una práctica que ha estado presente en todas las épocas y culturas, es considerada como una expresión humana, donde se ha buscado plasmar y exteriorizar sentimientos a través del lenguaje corporal. Es así que a través de la danza en el cuerpo humano se producen una serie de símbolos donde se busca expresar las tradiciones y creencias de una comunidad (Lara, 1999). Complementario a esta idea, Sevilla (1990) refiere que en la danza se transmite parte del mundo subjetivo de una comunidad, tal como si se tratara de un lenguaje determinado por un contexto histórico, el cual es compartido a mediante la simbología de los movimientos corporales. En ese sentido ambos autores coinciden, en que en la danza, a través del cuerpo se genera una serie de símbolos que buscan expresar algo específico y de importancia para el grupo que las practica.

Ahora bien, desde el punto de vista de la antropología de la danza, se relaciona la corporeidad con la expresión de las emociones, pero también brinda información acerca de la sociedad donde se practica, desde esta postura refleja el comportamiento y pensamiento de un grupo, y forma parte del marco de la cultura de una sociedad. Es por tanto un reflejo de la estructura de la misma y hablando en términos de identidad, un referente identitario para la delimitación de la misma, es así que una de las principales aportaciones de la danza es lo que ésta dice de la sociedad donde se practica (Sten, 1990).

En el caso de los grupos de Tlahualiles, lo principal que se busca expresar a través de la danza es el agradecimiento al santo patrono por lo favores recibidos, y es también una forma de presentar peticiones expresándolo con la intensidad de su danza y el esfuerzo físico que está implícito. Si bien, como ya se mencionó anteriormente originalmente la danza expresaba un

sentimiento de conversión y donde había una connotación de ser vencidos, aunque hasta la fecha se respeta esa representación original, actualmente la danza de Tlahualiles es una forma de expresar un sacrificio en busca de los favores divinos, pero además mediante el diseño y elaboración de las máscaras, una forma de presentar la creatividad y de una serie de símbolos que se plasman en estas.

Cabe mencionar, que con base en las memorias de Fray Toribio de Benavente o más conocido como Motolinia, que son citadas en Lara (1999), se describe que la danza prehispánica siempre tuvo la finalidad de alabar y honrar a las deidades, a través de los movimientos del cuerpo. De manera que, según lo describe Motolinia es un Macehualiztli, que significa merecer, lo cual hacia merecedores a los danzantes del favor de los dioses, mediante una penitencia y un sacrificio. Ya en ese tiempo, Motolinia describe algunas celebraciones, donde se representaba el enfrentamiento entre los cristianos y los moros (Lara, 1999).

Es precisamente debido a la influencia de la religión católica sobre las comunidades indígenas, que las danzas practicadas por los indígenas comienzan a incorporar nuevos elementos del catolicismo. Se apropian figuras representativas de la religión católica como el caso de Santiago apóstol para la zona de Sahuayo, dirigiendo las tradicionales danzas indígenas en ofrecimiento a este santo. Con base en el discurso de los habitantes, la imagen de Santiago es apropiada por los indígenas del lugar puesto que esperaban el regreso de su Dios Quetzalcóatl, el cual era representado con vestiduras elegantes y de color blanco, de tal forma cuando ven la imagen de Santiago montado en su caballo blanco vestido de manera elegante, creen que la persona y el caballo es una misma entidad e interpretan que es el regreso de Quetzalcóatl. Se combinaron las prácticas de danza propias con las nuevas ideas y creencias que trajo consigo la evangelización.

El término de danzas de conquista es referido por Warman (1972), quien explica que se escenifica la lucha entre dos bandos, que hace alusión al enfrentamiento entre moros y cristianos sucedida durante la reconquista de España. Durante la conquista del continente americano, es para los españoles un nuevo escenario para la evangelización, reinterpretando el símbolo de moros y cristianos, reemplazando la figura del moro por indio nativo. De esta manera, los frailes evangelizadores buscaron la forma de conjugar las tradiciones indígenas con las creencias católicas, y siendo de su conocimiento que ellos adoraban a sus Dioses a través de la danza y el

canto, es que propician la representación de la batalla de moros y cristianos, de esta forma se establecen las danzas de conquista que son mantenidas en sus variantes hasta nuestros días.

Las danzas de conquista en la actualidad son conocidas como danza de concheros o danza azteca, las cuales subsisten en un ambiente de sincretismo, debido a que conservan parte de la esencia original de los antepasados mexicas, pero ahora bajo las creencias y calendarios de la iglesia católica (Lara, 1999). En el caso la práctica de los Tlahualiles, ésta bien puede ser considerada como una variante de las danzas de conquista, puesto que principalmente es una forma de rendir culto a una figura religiosa del catolicismo: Santiago Apóstol. Aunque la propia coreografía no representa la lucha entre dos bandos, se completa el cuadro con la escenificación de “las mulitas”, quienes van interpretando en los recorridos el enfrentamiento entre Santiago y los Tlahualiles, y la propia representación de la matanza antes descrita.


Identidad sociocultural

En primer lugar cabe mencionar que el termino de identidad sociocultural se retoma en el sentido de la estrecha relación entre la identidad con el concepto de cultura, puesto que como lo refiere Giménez (2009) la identidad social es el resultado de un proceso de interiorización de los elementos culturales de una sociedad en particular. Desde este punto de vista, esta identidad es la representación del lado subjetivo de la cultura, que además es un aspecto fundamental para comprender el mundo social de los individuos y las colectividades. De esta forma la identidad social da paso a una cosmovisión específica, la cual se forma en un contexto social, donde están implícitos una serie de aspectos simbólicos y culturales.

Es por esta razón que se retoman los elementos simbólicos y materiales de la danza de Tlahualiles, con el propósito de conocer la cosmovisión del grupo en cuestión y por ende la configuración de su identidad sociocultural. Siguiendo con la postura de Giménez (2009), el concepto de cultura no es entendida solo como el conjunto de elementos materiales o simbólicos, más que eso, es definido desde la percepción simbólica de los mismos. Por lo tanto, estos elementos adquieren su valor e importancia con base en los significados que les asignan las personas de acuerdo al contexto histórico y sociocultural, lo que conlleva a la apropiación e interiorización de los significados y por tanto a la formación y transformación de las identidades sociales.

En la danza de Tlahualiles, se pueden identificar los siguientes elementos: apropiación o motivación, símbolos y valor de la máscara, el anonimato y la transformación a través de la máscara, las caracterizas del Tlahualil , la música y la creación del son del Tlahualil, la re- significación de las creencias y el sacrificio por fe. En cambio los elementos materiales que sobresalen son: la elaboración de la máscara y los materiales necesarios, el traje, la formación de los grupos, y los objetos religiosos como la imagen de Santiago apóstol. La presencia de estos elementos en la danza, nos va hablando ya de cierta configuración de la identidad, puesto que son aspectos ya interiorizados por los Tlahualiles y los más relevantes, los que han considerados como fundamentales para describir la práctica de la danza y por tanto su misma identidad sociocultural. Porque son comunes las expresiones, que hablan acerca de que el Tlahualil se caracteriza por su particular máscara, haciendo referencia a su gran tamaño y extravagancia en adornos, la particularidad de los materiales, la relevante búsqueda de una música con la cual se identificaran o incluso la misma frase “el Tlahualil baila al son que le toquen”, la imagen de Santiago que representa un símbolo de fe y creencia, son referencias de esos elementos ya interiorizados que se han ido convirtiendo en referentes identitarios.

Al referirnos a cualquier tipo de identidad y en ese caso a la identidad sociocultural, un concepto primordial es el distinguibilidad, el cual según lo describe Giménez (2009) se produce como como parte del proceso de interacción y comunicación social, de tal forma que las identidades se consolidad mediante la convivencia con otros grupos, esto no basta con que el individuo o grupo se perciba como diferente, sino que es necesario que los demás lo perciban como diferente y se otorgue un reconocimiento social en relación a la identidad. Se puede decir entonces, que la continua interacción de un grupo con otros, propicia la especificidad y delimitación de la propia identidad, o incluso buscar nuevos elementos que los definan y a la continua transformación de la identidad.

En este punto, cabe señalar el concepto de comparación social propuesto por Tajfel (1984), quien menciona que ésta se presenta en los grupos a través de la percepción de las relaciones e interacciones entre los mismos y es exactamente mediante las comparaciones que se propicia la identificación y fortalecimiento de las diferencias en los grupos y lo que consolida con el tiempo su idea de identidad social, una percepción endogrupal positiva, puesto que la diferenciación surge de la necesidad de otorgar un significado social a la situación intergrupal,

creando diferencias intergrupales cuando las diferencias no existen o atribuyendo valor a una diferencia ya existente. De tal manera que la identidad social estará mediada por la interpretación propia que tiene el grupo en cuestión acerca de su posición en el mundo social y de la relación con otros grupos.

Tal cual es el caso en la danza de Tlahualiles, gracias a los encuentros que tienen con otras danzas en las presentaciones foráneas, es que han ido delimitando y transformando su identidad sociocultural, al apropiar elementos de otros grupos y particularizándolos para ellos mismos, como el uso de nuevas técnicas y materiales para su vestuario, e incluso se vieron en la necesidad de producir un son que los identificara como danza, debido a que otros grupos tenían la música que los identificaba. Pero además a través de los comentarios y convivencia con estos otros grupos es que han ido identificando las características propias de su danza y vestuario. Propiciándose de esta forma la imagen endogrupal positiva, la delimitación de la identidad y por tanto un sentido de pertenencia a un grupo e identificación con el mismo.

Según lo refiere Tajfel (1984), la identidad social se puede definir también como es “el conocimiento que tiene de pertenecer a ciertos grupos sociales junto con la significación emocional y valorativa que él mismo le da a dicha pertenencia” (p.292). Es decir, que tanto la pertenencia social, como la significación emocional tienen un papel fundamental al momento de hablar de la identidad social, puesto que desde esta perspectiva se dice que el individuo piensa y actúa en base a esto, la cual se genera mediante la pertenencia a grupos, las relaciones que establece dentro de, la apropiación de los elementos sociales y culturales propios de su contexto y la valoración otorgada al grupo. De ahí que Tajfel (1984), añade que para que se genere el sentimiento de pertenencia y los individuos permanezcan en un grupo, éste debe contribuir positivamente a su identidad sociocultural.

En este mismo sentido, Pollini (1990) menciona que como parte de pertenencia social, se genera un desempeño de roles, puesto que los miembros de un grupo al ir desarrollando ese sentimiento de pertenencia y al ir apropiando el conjunto de elementos simbólicos y culturales de contexto, eventualmente tomaran un rol especifico en el grupo, de esta forma se le asigna un valor como parte del grupo y propicia la valoración positiva del mismo. En los grupos de danza estudiados, se identificaron mediante la observación y las entrevistas, diversos papeles a desempeñar, tales como: organización, acompañamiento/apoyo, elaboración de máscaras y

danzante. Cabe mencionar que estos roles identificados son rotatorios y una misma persona puede desempeñar varios de estos papeles en diferentes etapas de su participación como Tlahualil. El cumplimiento de estas actividades específicas, conlleva a la conservación de los grupos y de la práctica misma de la danza.

Otra característica básica de las identidades socioculturales es su continuidad en el cambio, puesto que la identidad está constantemente adaptándose al entorno y las necesidades, siendo parte de un continuo proceso de cambio. Se hace alusión entonces al concepto de transformación y mutación de las identidades. En este sentido, la transformación sería una forma gradual de adaptación, por ejemplo a las nuevas necesidades y demandas de la identidad del grupo, pero que éstos cambios graduales no afectan significativamente la esencia de la identidad. Por el contrario, la mutación hace referencia a un cambio más relevante, el cual afecta directamente la identidad, pasando de esta forma de una identidad a otra (Giménez, 2009).

En lo que refiere a la danza estudiada esta ha sufrido constantes transformaciones en lo que refiere a la identidad sociocultural de los Tlahualiles, puesto que la mayoría de los elemento tanto materiales como simbólicos implícitos en la tradición se han ido modificando y adaptando a las nuevas necesidades que va demandando los términos de la actualidad, pero sin perder la esencia de la identidad. Por ejemplo, si bien la máscara de Tlahualiles se ha ido transformando con el paso de los años, siempre se buscan que no desaparezcan los elementos principales que la identifican, como el uso de pluma de corral, la representación simbólica de cultura azteca, la creación a conciencia de la cara de la máscara, que es lo que da el significado y la distinción a la propia máscaras; por otro lado se conserva la estructura básica de los grupos aunque el número cada vez vaya más en incremento, la música también ha sufrido modificaciones pero en el sentido de hacerla más propia y un emblema que los represente.

Asimismo Giménez (2009), retoma la perspectiva de Bourdieu acerca de la identidad social, que describe como representaciones pasadas que lograron el reconocimiento social, pero que en muchos de los casos, estas se transforman de acuerdo a los nuevos intereses presentes del grupo. Es decir, que la identidad social se encuentra en un estado de constante lucha simbólica entre el pasado y el presente, donde se busca la identificación por medio del reconocimiento social. Como parte de esas luchas simbólicas, se resalta una posición dominante, y ésta es presentada como la mejor opción para la definición de la identidad, donde si bien se opta por la

aceptación de la propuesta dominante o se revierte en contra de esa posición.


Máscaras, símbolos y religión

Con base en los discursos obtenidos en las entrevistas y en los elementos antes descritos, se puede decir que uno de los símbolos más importantes es la máscara tanto en sus elementos materiales y simbólicos, puesto que la evolución en los materiales y la apropiación de los mismos, nos habla de que es un referente identitario en constante transformación, el cual se va adecuando a las nuevas necesidades y cambia con base en las interacciones con otros grupos. En el sentido de la serie de simbolismos implícitos en las máscaras estos en su mayoría están vinculados con la cultura azteca y en algunos casos con la cultura maya. Básicamente se intenta plasmar las raíces prehispánicas, de manera que no están relevante de cual cultura en específico se trata, debido a que incluso en muchos grupos no se sabe muchas de las veces en que civilización se están basando, concentrándose solo en plasmar lo que desde su perspectiva entre en el campo de lo prehispánico.

En la danza prehispánica, por ejemplo en la dedicada a Huitzilopochtli, había quienes interpretaban a los Dioses danzando, éstos se representaban con máscara de animales como: mariposas, aves, abejas, escarabajos, posteriormente los danzantes retoman estos elementos de las máscaras de animales para disfrazarse ellos, esto bajo la creencia de que los dioses eran también humanos y se “desdoblaban” en animales, así que una forma de rendir culto es danzar con máscaras de animales haciendo alusión a los dioses. En el caso de la danza de Tlahualiles, en sus máscaras también se representan figuras de animales, por ejemplo personifican al guerrero jaguar, el guerrero águila y la serpiente emplumada en representación de Quetzalcóatl. En este sentido, las máscaras de los Tlahualiles toman forma e identidad a través de la cara que se elige y es lo que determina los simbolismos y el diseño completo de la máscara.

En este mismo sentido y de acuerdo con Durkheim citado en Giménez (2009), menciona que a través de las celebraciones y ritos se aluden los simbolismos relacionados con el origen del grupo y a la vez aluden hacia el futuro o destino del mismo. Brindando de esta forma un sentido de autopercepción, y un sentido de lucha por el reconocimiento de los otros, siendo una manera de manifestar la existencia de su grupo. Pero además, es necesario señalar la influencia del tiempo y la historia al momento de describir la identidad social, puesto que ésta debe de ser

concebida desde el contexto espacio-temporal donde remite su origen y se sitúa en el presente.

Retomando el concepto de identidad social desde la postura de Fossaert (1983), citado en Giménez (2009), refiere que el aspecto simbólico de las identidades sociales, suele remitirse por ejemplo al origen del grupo: un pasado común, antepasados, tradiciones, mitos del origen, la religión, el estilo de vida y el lenguaje. De esta forma se puede introducir el término de memoria colectiva, ya que está relacionada de igual forma con las raíces, tradiciones origen del grupo. Por tanto Giménez (2009) alude a la postura de Durkheim, quien dice que ésta no solo se imita a ser una reproducción de hechos pasados, sino que es un proceso de selección, transformación e idealización de este pasado. Así pues, la memoria colectiva no solo una conmemoración del pasado, sino también del presente, que incluso como lo refiere Weber (1944), citado también en Giménez, puede hace referencia a una representación inventada de un pasado común, de acuerdo a las necesidades de identificación en el presente, menciona el ejemplo de las comunidades éticas, donde “los antepasados pueden ser totalmente inventados o ficticios” (p.319).

Con base en expuesto anteriormente, se puede describir que en la danza de Tlahualiles, se alude al hecho de un pasado común, haciendo referencia a la conquista espiritual, y la práctica tradicional se ha conservado precisamente por ser parte de una herencia cultural y en otros términos de una memoria colectiva, la cual permite esa permeabilidad de la representación del pasado y la vez adaptarse a las necesidades presentes, sin verse afectadas las creencias y tradiciones. De esta forma se explica cómo es que la identidad sociocultural en estos grupos de danza, es constantemente transformada sin serle desleal a ese conjunto de prácticas que les fueron transmitidas, pero que también pueden hacer alusión como lo refiere Weber a antepasados o historias donde se ha mezclado un poco la ficción.

De esta forma se puede concluir que la memoria colectiva un hecho completamente subjetivo, de significaciones emocionales, de los contextos histórico y temporal y de las relaciones sociales y redes de comunicación propias del grupo (Giménez, 2009). Cabe mencionar, que las formas en que se archiva esta memoria son relevantes en el sentido aluden a la transmisión mediante la tradición oral y la tradición escrita. Por lo general las sociedades más tradicionales mantienen viva su memoria colectiva a través de la vía oral, y las sociedades más modernas recurren a la preservación de la misma mediante textos.

Específicamente, la tradición oral, es dirigida por la visión del mundo que tiene el grupo y

está relacionada con los mitos y creencias, de manera que en la mayoría de los casos el rol de transmitir estos elementos se confié por ejemplo a los acianos de la comunidad o sacerdotes, así pues la característica de esta transmisión es que va de boca en boca a través de las generaciones. Esto sin contraponerse a la idea, de que debido a las interacciones y transformaciones de las identidades, aun las sociedades tradicionales estén interesadas actualmente en la conservación de su memoria colectiva tanto por la tradición oral como por la escrita. Así pues, la danza de Tlahualiles, la tradición en su mayoría ha sido transmitida y aprendida por vía oral, y por escrito en pocos documentos, pero actualmente se está haciendo un esfuerzo de parte de los danzantes para realizar un libro con sus aportaciones, donde quede plasmado lo que se sabe hasta ahora de la práctica y las trasformaciones por las que se ha pasado.

Retomando el aspecto de la temporalidad en relación a la memoria colectiva, cabe mencionar la influencia de los ciclos festivos, los cuales conmemoran un hecho que es parte de esa memoria, a través de celebraciones y rituales. Al referirse a las fiestas y rituales se remite a una forma objetivada de la memoria colectiva, que Giménez (2009) alude como una incorporación inconsciente, porque en este tipo de celebraciones por lo general existe una serie de gestos, movimientos corporales específicos, ceremonias religiosas, los cuales se incorporan a las celebraciones y forman parte fundamental de los mismos, así incluso si las referencias conceptuales de una tradición se comienzan a olvidar, la “memoria motriz” (Bergson) de los gestos corporales se mantiene y se conserva, siendo más difíciles de olvidar.

En el sentido de las identidades étnicas, Hervieu-Leger (1993) refiere que un aspecto esencial es que su sentido de pertenencia está orientado al pasado, siendo el pasado un regulador de las acciones del presente, pero que se adapta a las necesidades actuales e incorpora elementos del presente. De esta forma, desde la perspectiva de Hervieu-Leger, la tradición “es el conjunto de las representaciones, imágenes, saberes teóricos y prácticos, comportamientos, actitudes, etcétera, que un grupo o una sociedad acepta en nombre de una continuidad necesaria entre el pasado y el presente” (1993: 127).

Para el caso de las identidades étnicas, que fungen como punto de referencia para revisar la configuración de la identidad sociocultural del grupo de Tlahualiles, y de acuerdo con Giménez (2009), la religión es un elemento primordial para las tradiciones que practican. La religión para el caso de las identidades étnicas, está orientada a una serie de rituales, está centrada en la

mayoría de los casos “en la figura de los santos patrones” (p. 4.3), de manera que las festividades y celebraciones están dirigidas a honrar a sus figuras religiosas. De ahí que, el autor explique que la figura de un santo patrón, para las comunidades indígenas, forma parte de la organización interna del grupo, es en quien depositan su fe, quien les protege y provee, en torno a él giran sus relaciones e interacciones y por ende funge como elemento clave al momento de definir su identidad social (Giménez, 2009).

Desde esta perspectiva, se puede considerar al santo patrón como el corazón del pueblo, el cual representa la identidad y realidad de la comunidad Considerando que, las imágenes de santos patronos, son de sumo valor e importancia para los miembros de una comunidad, éstas tienen una relación estrecha con el origen de las tradiciones, de la historia, de la memoria colectiva. Desde este punto de vista, las imágenes de los santos patrones otorgan una identidad a las comunidades, sustentada en la fe hacia el santo, siendo así que se convierten en un emblema y fungen como tal, y al mismo tiempo delimitan las fronteras de la identidad sociocultural. De igual forma, bajo esta referencia se dice que se trata de un proceso de auto-identificación de los actores en relación al santo (Giménez, 2009).


Referencias bibliográficas

Bákula, C. (2000). Reflexiones en torno al patrimonio cultural. Turismo y patrimonio, Nº 1, pp. 168-174. Recuperado el 31-05-17 de: https://es.scribd.com/doc/295065187/Reflexiones- en-Torno-a-Patrimonio-Cultural-Cecilia-Bakula

Giménez, G. (2009) Identidades sociales. México: Consejo Nacional para la cultura y las Artes Guitart, M. (2008). Hacia una psicología cultural. Origen, desarrollo y perspectivas. Fundamentos

en Humanidades, 2, pp. 7-23.

Guber, R. (2011). La etnografía: Método, campo y reflexividad. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.

Hernández Sampieri, R. (2014) Metodología de la Investigación. México: McGraw-Hill. Hervieu-Leger, D. (1993). La religión, hilo de la memoria. España: Herder.

Lara, E. (1999). Matemática y Simbolismo en la danza Autóctona de México. México Pub & Pub.

Martínez, A. (2012). Indios Broncos del Noreste de Guanajuato. León Guanajuato: Ediciones de las Sibilas Universidad de Guanajuato, pp. 7-9.

Martínez, A. (2016). Identidades y Patrimonios. Encrucijadas entre lo material y lo intangible.

México: Fontamara.

Morales, J. F., Moya, M., Gaviria, E. & Cuadrado, I. (2007). Psicología social (3a. ed.). Madrid: Mc Graw-Hill.

Serrano, J. (1996). La psicología cultural como psicología crítico-interpretativa. En A. Gordo y J. Linaza (Comp.), Psicologías, discursos y poder. Madrid: Visor.

Sevilla, A. (1990). Danza, cultura y clases sociales. México: INBA.

Sten, M. (1990). Ponte a Bailar tú que reinas. Antropología de la danza Prehispánica.

Taylor, S. y Bogdan, R. (1987). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de significados. España: Paidós.

Tajfel, H. (1984). Grupos Humanos y categorías sociales. Barcelona: Herder.

Warman, A. (1972). La danza de moros y cristianos. México: Secretaría de Educación Pública. Notas

1 XXI Verano de la Investigación Científica y Tecnológica del Pacifico, en 2016.