Karla Mariela Quiroz Castro1
Palabras clave: religión; identidad; capital; simbolismo; Oaxaca
Nuestro país se encuentra geográficamente localizado en un lugar clave para entender las relaciones entre América del Sur y América del Norte. Es el segundo país con mayor población católica en América, según una investigación realizada por el Instituto Pew Research en 2014.
América Latina posee más de 425 millones de católicos, casi 40% de la población católica en el mundo, pero actualmente vive un proceso importante de conversión a otras expresiones
religiosas. En México, según el censo de 1950 elaborado por el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI), la población asumida como católica era del 98.2%. Dicha cifra ha sufrido un notable deterioro al grado que, en 2010, la cifra oficial de católicos es de 89.3%, el 1.8% de población que no era católica en 1950, creció hasta 10.7%.
A pesar de estas cifras oficiales, existen diversos estudios en los que se ha planteado la posibilidad que estos números no sean apegados a la realidad. En su libro Religión, política y metodologías, Elio Mansferrer cuestiona la metodología que utiliza el INEGI argumentando que en realidad se deben considerar más variables para determinar el número de católicos. El autor insiste en analizar la práctica de los preceptos de esta religión para ser considerados católicos.
De igual forma analizamos que el número de expresiones religiosas ha crecido sobre exponencialmente en los últimos años y, de igual manera, la gente que se considera sin religión está en aumento.
Lo anterior nos demuestra una crisis en la religión anteriormente dominante, la católica, y en una preocupación de las personas que, más allá de autodenominarse o practicar algún tipo de fe, está en búsqueda de un sentido espiritual (esto podría explicar también la aparición de movimientos como el New Age).
Ante este panorama, me resulta particular preguntarme qué es lo que está sucediendo en México con la religión católica y cómo está impactando el pontificado actual en la situación que acontece en nuestro país ya que la forma en que se han percibido los 3 últimos papados sí han modificado en gran medida las estadísticas del catolicismo en el país.
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Argentina, fue elegido Papa el 13 de marzo de 2013 y desde entonces se ha distinguido por las acciones al interior y exterior de la iglesia que le han generado innumerables artículos e, incluso, análisis periodísticos de diferentes medios de comunicación en todo el mundo.
Jesuita, desde la elección de su nombre como el Santo Francisco de Asís, su pontificado se ha caracterizado por un discurso evangelizador y de reconocimiento de las condiciones en las que viven miles de personas y la falta de acción hacia éstas para mejorar su calidad de vida lo que lo ha llenado de simbolismos. En la primera celebración que realizó con la investidura de Papa, los conceptos que enfatizó fueron caminar, edificar y confesar. Estos ejes revelaban una intención de generar un movimiento y un cambio en la Iglesia.
A lo largo de su mandato, el Papa Francisco ha viajado a más de 20 países en donde ha promovido el diálogo, la evangelización, el ecumenismo, el perdón y la santidad hacia todos los sectores: adultos, jóvenes, religiosos, políticos. Sus viajes han estado marcados principalmente por la sencillez y austeridad, situación que no caracterizaba a sus antecesores y que está modificando la manera en que se percibe su autoridad.
La forma en que el Papa Francisco se relaciona con los feligreses, sus visitas a puntos clave de América Latina, sus decisiones y declaraciones lo han investido de capital simbólico suficiente para generar una comunidad importante de católicos que lo siguen y promueven en diferentes países.
Especialmente después de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que tuvo lugar en Brasil en 2013, donde motivó a los jóvenes a luchar por la paz y convivencia social con la frase “Hagan lío” (misma que ha sido lema de muchos movimientos católicos), el Papa Francisco generó expectativas muy altas sobre su pontificado.
Al finalizar su participación en la JMJ realizó también importantes declaraciones sobre el tema de los homosexuales (mismo que había sido siempre un tabú en la Iglesia), ha mantenido diálogo con líderes de otras religiones alrededor del mundo y recientemente también ha generado controversia al hablar de los divorciados y las mujeres que han abortado. Además, en diversas oportunidades ha sido cuestionado sobre su simpatía con la Teología de la Liberación, corriente teológica que había sido discutida (y en ocasiones frenada) por sus predecesores.
Así mismo, gracias a los medios de difusión masivos, es conocida la forma en que el pontífice celebra los momentos fuertes e importantes de la religión como la Semana Santa y la Navidad en los que hace un énfasis especial sobre los valores que se deben vivir para representar realmente los ideales cristianos. Su convivencia con grupos marginados como los presos o la gente de la calle también ha dado ejemplo de cómo se deben practicar el cristianismo, mencionando en diferentes ocasiones la tarea de Jesús en la tierra y sus preceptos establecidos en la Biblia.
Innumerables son los hechos que han generado un mito alrededor del Papa Francisco y lo han llenado de un capital clave para comprender algunas de las situaciones que vive la Iglesia católica. Esto sin olvidar que también es un Jefe de Estado y, como tal, ha estado relacionado con diferentes situaciones políticas de diferentes países, como en el caso de la relación política entre
Estados Unidos y Cuba en donde se asegura que fue una pieza fundamental para el diálogo entre las naciones.
Sin embargo, en México es difícil imaginar que los líderes católicos del país asuman algunas de las posturas que ha tenido el Papa Francisco o, siquiera, que promuevan sus propuestas. Incluso la inserción de sus Encíclicas “Lumen Fidei” y “Laudato Sí” no ha sido considerada o puesta en práctica aún en las diócesis o en las parroquias.
De manera especial es de considerarse que durante su visita celebrada en el mes de febrero de 2016 a nuestro país no se tocaran temas que han sido controversiales en la nación como la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, la pederastia, la política y la situación de la jerarquía nacional. Lo anterior es muestra de una agenda arreglada a modo para evitar problemáticas.
Esta visita también fue clave para comprender el papel que el pontífice juega dentro de la estructura católica y, específicamente, cómo la gente asume su rol como feligrés. Sus visitas a ciudades coyunturales y con grupos sociales que determinan gran parte de la forma de pensar y vivir de los mexicanos, dieron mucho de qué hablar, particularmente porque se esperaba más crítica hacia la actual jerarquía tanto eclesial como política.
La gente, además, demostró gran parte de la llamada religiosidad popular gracias a las manifestaciones masivas de cariño y apoyo hacia la figura del Papa, situación que se tornó hasta un tanto comercial ya que hasta un emoji de Papa hubo durante los días de su visita y los trending topics en Twitter estuvieron ligadas a la actividad del Pontífice.
Esto provoca que el Papa Francisco se convierta en un personaje cercano a la gente, promoviendo la preocupación por el otro, por el que sufre, y ha roto paradigmas en cuanto al tratamiento que se le ha dado a ciertos temas.
La gestión del Papa Francisco se ha caracterizado por su discurso evangelizador y de reconocimiento de las condiciones en las que viven miles de personas y la falta de acción hacia éstas para mejorar su calidad de vida.
Ante este panorama, mi inquietud principal para el desarrollo del presente trabajo, que es un avance de la tesis que actualmente redacto, versa en torno a la forma en que el papel del actual pontífice ha generado un cambio en los feligreses o en la jerarquía católica y cómo esto ha influido en los jóvenes de Oaxaca. Me interesa reconocer este sector de la población porque se
encuentra en una edad en la que define su identidad como persona y pertenecer al catolicismo marca también la forma en que se vive su fe y su identidad religiosa.
He tenido la oportunidad de visitar muchas comunidades del Estado de Oaxaca por mi trabajo y, precisamente, por mi formación católica. En todas me doy cuenta de una constante, una nula preocupación por parte de los máximos líderes diocesanos por acercarse a los fieles de esta religión que viven en comunidades de alta y muy alta marginación. A la par observo un gran abismo entre lo que se promueve desde la jerarquía local y lo que realmente se vive en las poblaciones.
La crisis, por lo menos en mi contexto inmediato, se da a partir de la desarticulación entre el discurso y la acción pastoral. Las líneas que se ejecutan por parte del arzobispo están totalmente desligadas de las necesidades que requieren una atención urgente.
El actual Plan Diocesano de Pastoral implementado por el Arzobispo José Luis Chávez Botello es un proyecto creado hace casi 10 años y que actualmente comienza a carecer de impacto social y real por las condiciones cambiantes del entorno ya que no toma en cuenta a las nuevas generaciones, las necesidades reales de la población y sus intereses, lo que espera de sus líderes religiosos.
En la Arquidiócesis de Oaxaca poco se habla sobre los proyectos del Papa o la puesta en práctica de la fe a través de las obras que menciona (y en ocasiones realiza) el pontífice. De hecho, la gestión del actual Arzobispo, que además ha mencionado en diversas ocasiones que está por retirarse debido a su edad, ha estado marcada por la controversia por sus convicciones políticas, la identificación con ciertos grupos económicos y sociales y una marcada diferencia entre él y sus feligreses, situación que perciben la mayoría de los católicos.
Empero, en ciertos movimientos eclesiales (mismos que son coordinados por laicos y asistidos por sacerdotes) sí se tocan temas coyunturales para el desarrollo social de la Iglesia. En algunos no se toma al pie de la letra lo que sugiere el Plan Diocesano de Pastoral y se adecuan los contenidos a partir de lo observado y percibido en los grupos sociales que componen a los movimientos eclesiales.
Un caso interesante sobre la forma de pensar y actuar del arzobispo es la desaparición de la Pastoral Juvenil. Hasta el año 2012 había un grupo de jóvenes que integraban esta pastoral y que pertenecían a diferentes grupos eclesiales lo que permitía una visión diferente y más amplia
sobre lo que acontecía con los jóvenes y adolescentes de la Diócesis. Sin embargo, por indicaciones del arzobispo se disolvió este grupo heterogéneo quedando sólo algunos líderes que pertenecían a grupos afines al líder religioso.
Este grupo trabajó desde la Catedral de la Diócesis y, aunque su trabajo ha sido loable en cuanto a los logros en el centro de cierta zona, no existe una vinculación cercana con el resto de los grupos juveniles lo que evita una visión más completa de lo que pasa en la región.
Por esto, y con la finalidad de reconocer la situación que viven los jóvenes de la Diócesis, sus inquietudes sobre la religión y sus líderes, para la presente ponencia se realizaron una serie de entrevistas a egresados y partícipes del Ciclo Básico de Formación del Movimiento Familiar Cristiano Juvenil Católico de la Arquidiócesis de Antequera para conocer de qué manera las enseñanzas del Papa Francisco son puestas en práctica en su formación religiosa y cómo esto ha sido puesto en práctica desde su grupo juvenil.
El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) es un grupo eclesial coordinado e integrado por laicos con asistencia de sacerdotes. El carisma, don del grupo, es la familia y su principal interés es promover los valores dentro de la sociedad. El ciclo de formación es de 2 años y de ahí se motiva a los miembros a dar un servicio dentro del mismo movimiento o hacia la sociedad.
Según su Manual de Identidad, texto que establece los estatutos grupales, la misión del MFC es “Brindar a los matrimonios y jóvenes una evangelización integral que incluye una formación pedagógica, dinámica, progresiva y sistemática a través de la cual se promueven valores humanos y cristianos, se aprende a dialogar y se proporcionan medios e instrumentos para propiciar que sus familias sean: verdaderas comunidades de personas, servidoras de la vida, promotoras del bien común y un lugar desde donde se busca la santidad”.
Este grupo tiene una presencia internacional y por el tiempo que tiene, en 2018 cumple 60 años en México, tiene una estructura bien diferenciada del resto de grupos eclesiales y sus participantes tienen papeles claros y concretos según la actividad que les toca realizar. Específicamente en el Área II y Área IV mantienen una estrecha relación con la llamada Pastoral Social que principalmente promueve la acción hacia los grupos vulnerables. Algunas de sus actividades principales impulsadas por estas secciones son las Misiones de Semana Santa y los talleres de liderazgo hacia la sociedad.
Esquema 1. Estructura del MFC, desde su célula básica (Equipo Básico), hasta el nivel de servicio más alto (Asamblea Gral. Latinoamericana)
De igual forma, este grupo se encuentra dividido por sectores que permiten reconocer a los jóvenes y matrimonios en espacios geográficos particulares y por áreas según su papel y edad. Los jóvenes cuentan con textos específicamente creados para guiarlos en su proceso de formación a partir de los intereses y actividades del grupo.
Mi interés se centró en acercarme a jóvenes que hayan prestado o se encuentren prestando servicio dentro del MFC y que mínimo hayan cumplido 5 años dentro del grupo. Lo anterior fue determinado a partir de la inquietud de reconocer si verdaderamente tenían una identificación con los lineamientos del grupo y, sobre todo, que esta identificación permite poner en práctica los valores e ideas implementados y aprendidos en las sesiones.
La investigación, como había mencionado, pertenece a un proyecto de tesis que actualmente desarrollo y para la que he desarrollado una metodología de contacto que me ha permitido acercarme a los grupos eclesiales y comprender el funcionamiento de los mismos.
Para fines de esta investigación, lo más importante es conocer de qué manera se ponen en práctica los elementos esbozados desde el Papa Francisco, es decir, cómo incorporan sus enseñanzas a sus actividades y qué de esto es considerado como capital simbólico partiendo de la lógica del autor francés Pierre Bourdieu.
Esquema 2. Metodología de contacto
El concepto de capital resulta indisociable de los conceptos de campo y habitus. Para Bourdieu, la especificidad de cada campo está determinada según su tipo de recursos. Los recursos se pueden agrupar en 3 categorías: recursos económicos, recursos culturales y recursos sociales.
Estos recursos permiten interesarse, entrar y mantenerse en el “juego” dentro del campo y para Bourdieu se traducen en capital, “entendido como capacidad de apropiación de los bienes escasos y de los beneficios correlativos” (Bourdieu, 2011: 210). El campo se considera como un mercado donde se aplica y negocia un capital específico.
Bourdieu introduce una cuarta especie de capital: el capital simbólico.
“El capital simbólico, con las formas de beneficios y de poder que asegura, no existe si no es en relación entre propiedades distintas y distintivas e individuos y grupos dotados de los esquemas de percepción y de apreciación que los predisponen a esas propiedades, es decir, a constituirlas en sentidos expresivos, formas transformadas e irreconocibles de las posiciones en las relaciones de fuerza” (Bourdieu, 2011: 206).
En los movimientos eclesiales, el capital simbólico está presente en elementos como: la autoridad, el prestigio, la reputación, la experiencia, el conocimiento, etc. El capital no se distribuye de forma igualitaria entre los agentes y su posición ocupada. Por ello, esto origina una lucha por el poder simbólico.
A medida que se aceleran el incremento de la complejidad de las redes de interdependencia entre los individuos, la complejidad en la división social del trabajo y la complejidad de la diferenciación social, se aumentan las formas de violencia económica, moral y simbólica (Guerra, 2010: 388).
Esto se encuentra presente en los movimientos eclesiales en los que se mantiene una lucha por la posición social y el rol que cumplen los agentes dentro de la estructura. El proceso de lucha se ve determinado por la complejidad en las redes de interdependencia entre los miembros del grupo, la división social del trabajo que está reflejada en las actividades y funciones que desempeñan y la diferenciación social que está presente en los grupos sociales al interior de los movimientos eclesiales.
El Papa Francisco asume un pontificado marcado por sus predecesores: Juan Pablo II, un líder carismático que “sale” del Vaticano para evangelizar en las naciones y Benedicto XVI, un hombre conservador que intenta mantener la línea marcada hasta ese momento. Por su parte, el Papa Francisco maneja un discurso basado en la apertura de la Iglesia a las nuevas tendencias.
Lo anterior causa en la población católica una opinión dividida entre los conservadores y aquellos cuya línea está enfocada a la renovación de la iglesia desde la misma iglesia. El prestigio, carisma y encanto son algunas de las formas de capital simbólico que observamos en el Papa Francisco y que son descritas en la obra de Bourdieu (Fernández, 2013).
Para Bourdieu, el capital simbólico se basa en la creencia. “La creencia es la alquimia que produce la magia social del capital simbólico” (Bourdieu, 1994: 189). Para nuestro objeto de estudio, la creencia resulta de vital importancia. En los movimientos eclesiales encontramos diversas manifestaciones del capital simbólico dentro del campo religioso. A través del discurso del Papa Francisco, estas manifestaciones se han visto irritadas a tal grado que se están reconfigurando las formas religiosas, especialmente aquellas que se encuentran ligadas a la lucha interna.
La desarticulación discurso-acción ha sido en los últimos años la causa de un gran número
de membresía perdida en los movimientos eclesiales. Francisco promueve la acción al exterior de la Iglesia, su discurso sobre la evangelización libre ha fomentado que líderes de movimientos eclesiales ejecuten acciones concretas que reivindiquen la acción pastoral.
Sin duda, la dinámica de los movimientos eclesiales se ve afectada a partir del líder principal de la iglesia católica. Las claves para entender el campo religioso dentro del catolicismo oaxaqueño se dan a través del estudio del apropiamiento del capital simbólico, a través de un análisis del discurso de Francisco y su impacto en los diferentes sectores de la religión. “El capital simbólico es una forma de poder que no es percibida como tal, sino como exigencia legítima de reconocimiento, deferencia, obediencia o servicios de otros” (Bourdieu, 1972).
Así, se observa un cambio que ha modificado la dinámica de los grupos eclesiales y cómo éstos configuran su sentido religioso a partir del cambio de líder en la organización. A partir de la aplicación de entrevistas a 5 jóvenes emefecistas, de entrada, analizamos que todos han conocido el discurso y la propuesta del Papa Francisco por Internet, difícilmente reciben algún tipo de capacitación o material eclesial que contenga información o principios básicos propuestos por el pontífice. En algunos casos esta formación la han escuchado en sus parroquias pero es realmente poco aprovechada ya que sólo son frases o ideas vagas sobre lo que está haciendo el Pontífice.
De igual forma se analizó que en los discursos del arzobispo se comenta poco sobre los lineamientos o ideas que promueve el Papa Francisco y no se menciona tanto la acción pastoral, sobre todo, el llamado que debería hacerse a los feligreses a generar un cambio social.
Sin embargo, a pesar de esta desarticulación, los jóvenes han sido partícipes de las actividades a través de redes sociales y las opiniones que emite el Papa Francisco son puntos que ellos consideran importantes para la puesta en práctica de su fe. Lo consideran una persona que inspira y que les anima a realizar un servicio a la comunidad. En palabras de Bourdieu, “la religión cumple una función de conservación del orden social” (Bourdieu, 2006: 35).
En este punto vemos cómo el papel que juega el Papa Francisco, su capital simbólico y su posición en la jerarquía católica permite mantener cautivos a los jóvenes del Movimiento Familiar Cristiano. Es decir, existe una lucha interna por la consideración de un lugar privilegiado para el Papa Francisco.
Gracias al acercamiento que los jóvenes tienen con las acciones, actividades y discursos el Papa Francisco a través de las redes sociales, éstos asumen al pontífice como una especie de líder
de opinión. Poniendo como ejemplo la postura que tuvo cuando fue cuestionado sobre la homosexualidad, es de resaltar que es se convirtió en la forma en la que ahora los jóvenes aceptan el tema. Desde sus declaraciones, los miembros del MFC consideran que la iglesia es más cercana y considerada con todos los sectores de la población.
De manera general, la aceptación del Papa Francisco es muy buena. A pesar de no tener tanta información sobre su historia de vida y la llegada al pontificado, su gestión se asume como una buena oportunidad de reivindicar la situación de la iglesia. Los emefecistas están conscientes que es un jerarca y que es uno de los hombres más influyentes del mundo, incluso en el ámbito político. Además, se le considera una persona sencilla, amable, con insistencia en la misericordia, el amor y la caridad. Estos elementos revelan un capital simbólico que se busca imitar una forma de vida cristiana y que intenta romper con ciertos paradigmas.
Por otra parte, se considera que su forma de ser le ha permitido contar con la aceptación de una gran parte de la población que puede o no ser católica. Sobre los elementos que observan de su actitud y sus discursos, los entrevistados consideran que es más amable, empático y preciso en su mensaje que sus antecesores.
Así mismo, su discurso está marcado, en opinión de los entrevistados, por la coherencia, la sutileza y la contundencia además de tener acciones claras, coherentes con su propuesta y emotivas. Su actitud es más cercana e incluyente que sus antecesores. Esto ha provocado que los jóvenes hayan incluido actividades similares a las que realiza el pontífice y que éstas formen parte de su ciclo para mostrar a la sociedad el servicio que debe realizarse como expresión de su ser cristiano.
Los elementos que más llaman la atención de sus acciones es que se encuentran enfocadas a todos los sectores de la población y están relacionadas con la conversión, el cambio de vida y la promoción del amor y la caridad hacia los otros. En este caso vemos cómo hay elementos que están relacionados con el mismo movimiento al que pertenecen y que les permite asumir el capital para ponerlo en práctica en su vida cotidiana.
Por ello, los entrevistados de manera general consideran que algunas de las acciones que ellos han realizado con base en el discurso y actividades promovidas por el Papa Francisco son la conversión diaria, las visitas a grupos vulnerables, el servicio haca la comunidad y la unidad familiar. Esto mejora su posición en el espacio social y motiva a luchas internas con la misma
jerarquía católica local.
Una de las actividades de las que más se encuentran pendientes los jóvenes es la Jornada Mundial de la Juventud, evento que se realiza cada 3 años y que está enfocado a hablar a los jóvenes del mundo. Su famoso “Hagan lío” es una de las frases más utilizadas por los miembros del MFC y es base para realizar ciertas acciones.
De hecho, esta actividad fue la primera visita a América Latina, en Brasil con motivo de la XXVIII edición de la Jornada Mundial de la Juventud, evento que convoca a todos los jóvenes católicos (y a los no católicos, cabe mencionar) para dialogar y evangelizarse en el transcurso de una semana. En este evento asistieron más de 11 millones de personas y gran parte del mensaje emitido estuvo en relación a los problemas mundiales y la nula acción de la Iglesia, habló de una “revolución de la ternura” para promover el sentido misionero de los católicos y cómo se debe llevar este mensaje a todos los rincones.
Normalmente la reflexión sobre las actividades y discursos que emite el pontífice se realizan dentro de los grupos de formación, pero toda la información se obtiene de los medios de comunicación, especialmente de Internet. Es interesante considerar que el pontífice mantiene una cuenta de Twitter que le permite expresar (obviamente con apoyo de un equipo de comunicación) en tiempo real las reflexiones y actividades que realiza y cuenta con casi 16 millones de seguidores (en el caso de su cuenta oficial en español).
Retomando la reflexión, a partir de esta actividad guiada por sus promotores o líderes del movimiento, los jóvenes se han organizado en diferentes momentos para replicar las actividades del pontífice en un ámbito local y ponerlo en práctica personal, familiar y grupalmente. Desde pequeñas acciones dentro del grupo hasta actividades masivas para apoyar a grupos vulnerables, los jóvenes asumen que es el discurso algo que los motiva y que no es necesario que esté inscrito en sus principios o en la promoción de la misma iglesia católica.
De manera particular se analizó que, en sus actividades de Misiones de Semana Santa, los jóvenes intentan complementar sus actividades reglamentarias (que fueron creadas por la misma estructura del movimiento) con acciones o formación a partir de lo que el Papa Francisco está desarrollando.
Finalmente, con base en la propuesta de Pierre Bourdieu, analizamos que el Papa Francisco es un hombre clave para comprender la dinámica de las religiones en esta época. El
catolicismo ha modificado algunas de las formas en las que asume ciertos temas tabú. Si bien es cierto que los principales dogmas no cambiarán, la manera en que se presentan opiniones o posturas ante determinados temas se ha modificado y suavizado con la intención de hacer más empática la relación con la feligresía.
El Papa Francisco se ha investido de capital simbólico que lo colocan en un lugar privilegiado para entender las luchas de la iglesia católica, luchas que están dentro de la jerarquía y también dentro de la iglesia asumida como los laicos.
Lo ocurrido en el Movimiento Familiar Cristiano Juvenil Católico es un ejemplo de lo que sucede en general en lo diferentes grupos eclesiales de corte laico. Si bien no reciben instrucciones o información directamente de sus diócesis, tener acceso a las redes sociales e Internet en general les permite asumir nuevas formas de vivir su fe, mantener el interés religioso y dar sentido a su vida.
A pesar de este interés particular o el buscar la forma de acercarse a lo que el Pontífice dispone o realiza en pro de la sociedad, los entrevistados comentaron que resulta frustrante trabajar por hacer crecer el grupo, aplicar la acción pastoral o promover actividades para su formación en la fe y que no reciban el apoyo de los sacerdotes de sus parroquias porque es algo que no proviene de la disposición oficial de la arquidiócesis.
Con base en las entrevistas y la observación, a los grupos juveniles les impulsaría contar con el apoyo y soporte de una estructura bien definida y que vire en la misma sintonía a partir de los intereses de todos los feligreses. Así, los movimientos eclesiales crecerían y, como habíamos comentado al inicio del texto, esto resulta importante para comprender la formación de identidad religiosa en los jóvenes de la Diócesis de Antequera.
De igual forma observamos cómo los medios de comunicación son claves para la producción, difusión y apropiación de las ideas de diferentes ámbitos. El Papa Francisco ha utilizado más las redes sociales con la intención de promover ciertas intenciones hacia la feligresía. Esto, además de hacerlo más cercano a la población, permite comprender la adecuación que está realizando la Iglesia para comprender más a las nuevas generaciones y sus necesidades, partiendo de sus formas de comunicación.
El siguiente punto de reflexión será analizar qué está pasando con estos cambios, ¿estarán funcionando según el objetivo planteado? ¿qué sucederá si, por alguna razón, se cambia de
Papa?, ¿seguirán siendo los principios actuales una forma de vida para los jóvenes católicos?,
¿cómo determina la formación quien se encuentra al frente de la Diócesis?
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