Marilu León Andrade1, Alejandro Ortega Hernández2 y Rocío
Rosas Vargas 3
Palabras clave: Migración; Redes Sociales; Género y Cuacnopalan
La migración como flujo de población ha formado parte de las estrategias de reproducción de los grupos domésticos a través del tiempo; sin embargo, es a mediados y a finales del siglo XX cuando la migración empieza a ser un fenómeno frecuente en nuestro país. En nuestro país, la migración rural hacia los Estados Unidos de América y hacia las zonas de desarrollo económico al interior de país se presenta como un fenómeno social que se extiende y trasciende los ámbitos nacional, estatal,
regional, familiar e individual en aspectos sociales, económicos, políticos y culturales. Esta movilidad poblacional, la participación de hombres y mujeres en edad productiva se hace presente. En las comunidades de origen, el proceso de migración empieza desde la toma de la decisión sobre el migrar o no, de uno o más integrantes del grupo doméstico, hasta el arribo de él o la migrante al lugar de llegada, su establecimiento y la comunicación constante con el resto del grupo doméstico en el lugar de origen.
Las redes sociales de migración son uno de los factores que han permitido la existencia y continuidad de dicho fenómeno. Estas redes se establecen mediante vínculos o lazos entre los migrantes ya establecidos en Estados Unidos de Norteamérica (EUA), o en las zonas de desarrollo económico al interior de la república; con la población en la comunidad de origen. Estos lazos permiten que con mayor facilidad los migrantes puedan cruzar la frontera, encontrar trabajo, hospedaje y alimentación en el lugar al que llegan; dichos vínculos se establecen principalmente mediante el parentesco y el paisanaje.
La migración ha representado una de las alternativas de reproducción o en algunos casos de sobrevivencia, en los grupos domésticos y las comunidades rurales que por lo general viven en situación de pobreza, marginación y desempleo; puesto que una de las principales causas de la migración, ha sido la falta de empleos bien remunerados en el lugar de origen. De acuerdo con Arizpe (1985), cuando la migración es vista como una estrategia del grupo familiar, significa que la fuerza de trabajo se tiene que vender, lo cual se va convirtiendo en una necesidad constante ante la situación de crisis. Por lo anterior, dicha estrategia permite disminuir los gastos de manutención y la obtención de ingresos, de tal forma que si el grupo familiar o doméstico se encuentra en una etapa en la cual puede vender su fuerza de trabajo de más de uno de sus miembros, le será más fácil salir o librar la situación económica difícil.
Desde la perspectiva de las teorías neoclásicas se ha puesto de manifiesto que la migración responde a las diferencias geográficas de la oferta y demanda de fuerza de trabajo, es decir que los países con mayor desarrollo económico e industrial, como Estados Unidos, demandan una enorme cantidad de trabajadores y ofrecen empleos mejor pagados (Suárez y Zapata, 2004). Otras teorías explicaron a la migración como parte de la expansión del sistema capitalista en regiones no capitalistas; sin embargo, las causas de la migración no han sido sólo de índole económica, ni tampoco debido al comportamiento de sus flujos, ni las consecuencias en el lugar de origen y en el
lugar de residencia. Por lo anterior, en la mayoría de las investigaciones sobre migración (Suárez y Zapata, 2004; Ariza, 2000; Arango, 2003; Pérez, 2004; entre otras) se ha hecho énfasis en que se trata de un proceso muy complejo y diverso, que requiere de múltiples perspectivas y formas de análisis que permitan entender de mejor forma los procesos migratorios. Es decir, que puedan dar cuenta de qué sucede cuando los hombres y las mujeres se van, y qué pasa con las y los que se quedan, tanto a nivel de los grupos domésticos, como en las comunidades expulsoras de fuerza de trabajo. Además se requiere que estos estudios ayuden a caracterizar cómo se origina el proceso migratorio, las estrategias que permiten su reproducción y permanencia, los efectos, y los lazos de ayuda, entre otros aspectos.
En el transcurro de las dos últimas décadas, en el estado de Puebla, la migración hacia los Estados Unidos y hacia las zonas de mayor desarrollo económico en nuestro país se ha incrementado. La migración internacional se ha extendido de las regiones tradicionalmente expulsoras de fuerza de trabajo hacia nuevas regiones, lo cual ha configurado nuevos flujos migratorios en los que la participación de hombres y mujeres se hace presente. En la investigación que aquí presentamos se analiza el proceso de migración en una de las comunidades que forman parte de esas nuevas regiones expulsoras de migrantes como es Cuacnopalan.
El enfoque teórico metodológico en el que se centra este trabajo es la perspectiva de género. Desde el análisis de género, el estudio de las migraciones de hombres y mujeres se relaciona con una amplia y compleja problemática, sin embargo, al ser el género una construcción social que atraviesa la estructura social, el análisis del proceso migratorio puede abordarse seleccionando determinadas problemáticas o especificidades, tales como los factores de expulsión, los procesos socioculturales que inciden en la selectividad de los migrantes y las formas en que estos se incorporan a los lugares de destino, quién toma las decisiones dentro del grupo doméstico en aspectos como el uso de las remesas y quién las aporta, cómo se establecen las redes sociales de migración, entre otros (Barrera y Oehmichen, 2000).
El enfoque de género es una herramienta teórico metodológica que permite tanto el análisis de las relaciones sociales entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, como el conocer cuáles son las diferencias entre ambos géneros en un determinado fenómeno, proceso o problemática social.
El género es considerado como una fuente primaria de las relaciones de poder, debido a que
es una parte decisiva en la organización de las desigualdades o igualdades sociales, por lo que las relaciones de género deben redefinirse y reestructurarse en conjunción con una visión de igualdad política y social entre hombres y mujeres, donde también se tome en cuenta elementos como: clase, etnia, generación, por mencionar algunos (Zárate, 2000).
Al ser evidentes las grandes aportaciones que el enfoque de género hace a las investigaciones de diversas disciplinas, es importante entender que como recurso teórico permite también distinguir cómo se construye la cultura que determina la identidad de los sujetos sociales, la complejidad de las estructuras sociales y las relaciones entre hombres y mujeres, así como la percepción que tienen el uno del otro (Martínez y Díaz, 2005), por lo que, de acuerdo a estos autores, un aspecto central en el análisis de género es cuestionar el significado de ser hombre o ser mujer, así como la jerarquía que hay entre ellos en una cultura determinada en aspectos como: clase, etnia, raza, casta, etc.
Por lo anterior, el análisis de género de las relaciones sociales nos ayudará a entender cómo se crean y reproducen las desigualdades entre hombres y mujeres, es decir, entre géneros, etnia, generación, así como sus implicaciones en el acceso a los recursos, las funciones y responsabilidades, las relaciones de poder, y la distribución de los ingresos. Tomando el planteamiento de Martínez, et. al (2002) proponemos también que, a partir del análisis conformado desde la perspectiva de género, se cuestionen los sistemas y relaciones de género (normas, relaciones de poder, identidad, etc.) y sea posible buscar un cambio que permita relaciones de género con mayor equidad en los ámbitos sociales, económicos, políticos y culturales desde niveles como los grupos domésticos, las localidades, las regiones, hasta niveles nacionales e internacionales.
El objetivo central de esta investigación es conocer y analizar los procesos migratorios de la población en Cuacnopalan, e identificar los elementos de orden socioeconómico y cultural que inciden en el proceso de migración desde la perspectiva de género. De esta forma, se parte del supuesto que el proceso de migración forma parte de las estrategias de reproducción de los grupos domésticos de Cuacnopalan y ha generado cambios en las relaciones de género, y afecta la dinámica social, económica y política de la localidad. Este proceso es además favorecido por las redes sociales de migración, la falta de empleos remunerados en la región, así como el detrimento de la actividad agrícola.
Los estudios sobre género y migración permiten conocer cómo se ha manifestado el proceso de la migración antes, durante y después, tanto a niveles generales como particulares. Y es en este último punto donde ha logrado compenetrar y analizar qué es lo que pasa con los y las migrantes en los grupos domésticos1, así como con los miembros que se quedan en las localidades de origen. Todos estos cambios ya sean temporales o permanentes, de alguna forma modifican tanto la estructura social, económica y política de las unidades ó grupos domésticos como de las comunidades de origen y los lugares de residencia de los y las migrantes.
De acuerdo a Ariza (2000; citada por Suárez y Zapata: 32) el enfoque de género en el estudio de los procesos migratorios ha permitido que sean más enriquecedores ya que permite:
“1) Examinar interdisciplinariamente la migración y alcanzar una comprensión del proceso en el que el género es un principio estructurante.
Diversificacar las áreas de investigación en donde se alejan los estudios del carácter procesal de la migración al abordar temas como: dinámica familiar, oposición entre espacios públicos y privados, la identidad, la salud reproductiva, y todo aquello relacionado con la mujer-
Destacar la heterogeneidad de los procesos que antes de su generalidad como se hizo en los estudios macro sociales”.
Si bien permite examinar muchos ámbitos que no habían sido abordados, los espacios públicos y privados han dejado de ser conceptos que responden al proceso de migración actual, por lo que consideramos que podemos hablar de espacios donde se da la dinámica de parentesco o familiar, es más evidente. Nos referimos al proceso de migración a nivel de los grupos domésticos, a nivel de la comunidad, a nivel regional, etc.
Para Barrera y Oehmichen (2000), desde la perspectiva de género, el estudio de las migraciones masculinas y femeninas se vincula una amplia y compleja problemática. Al ser el género una construcción social y cultural que atraviesa toda estructura social, el estudio de las migraciones puede ser abordado seleccionando determinadas problemáticas. En primer lugar están aquellas relacionadas con los factores de expulsión y atracción de la fuerza laboral campesina, y
las particularidades que éstos adquieren según se trate de hombres o de mujeres. Relacionado con ello, se encuentran los procesos socioculturales que inciden en la selectividad de los migrantes y las maneras en que éstos se incorporan a los lugares de destino, entre otros aspectos.
Para Ramírez, Domínguez y Moráis (2005), el género resulta ser central en los procesos migratorios, pues no solo organiza como construcción social las relaciones entre hombres y mujeres, sino que configura de manera diferente las relaciones de las personan durante su experiencia migratoria en el país receptor y en el país de origen. Estos autores señalan que la introducción del análisis de género al estudio de los procesos migratorios es reciente, pero su incorporación ha permitido investigar la existencia de desigualdades de género, por lo anterior consideran que la experiencia migratoria ha sido en mucho, diferente para mujeres y hombres.
Las investigaciones recientes sobre migración ponen de manifiesto que la participación de las mujeres en el proceso migratorio es cada día mayor y que al ser sujetos activos, contribuyen cada día más al mantenimiento de sus hogares y al desarrollo de sus comunidades de origen mediante el envío de remesas, o en otros casos son quienes se quedan en el lugar de origen como jefas del hogar (Ramírez, Domínguez y Moráis, 2005). Por lo anterior, al analizar tanto la participación de mujeres como de hombres, estamos partiendo de un proceso migratorio constante que desde la toma de decisiones es atravesada por las relaciones de género.
En algunas investigaciones sobre género y migración como la de Marroni (2000), se ha dado a conocer que cuando las mujeres se quedan y los varones se van, se tiene la presencia de factores que favorecen la feminización de la pobreza; por ejemplo, la ausencia, o irregularidad e insuficiencia en el envío de dinero. Por lo anterior, las mujeres tienen que buscar algunas alternativas de sobrevivencia, en donde el proceso de empoderamiento y la autonomía son elementos que permiten la superación de la pobreza.
En otros trabajos donde las mujeres también migran, la incorporación femenina a las actividades económicas les permite tener algunos beneficios como la autonomía, adquieren independencia económica, libertad para viajar y aprenden a relacionarse laboralmente en otros espacios Mora (2000). También les permite tener mayor participación en la toma de decisiones dentro del grupo doméstico, por lo que esta situación da pie a que las mujeres vayan cambiando sus relaciones con los hombres, con el grupo doméstico, con sus hijos, con la comunidad de origen y con otras mujeres (Freyermuth y Manca, 2000).
De acuerdo a Ramírez, Mínguez y Moráis (2005), las dos unidades de analisis que permiten entender la dimensión de género en el proceso migratorio -ya sea en el estudio de algunas particularidades como las remesas o el proceso a un nivel más general-, son las unidades domésticas ó grupos domésticos y las redes migratorias. En primer lugar, por que el estudio de las redes sociales de migración pone en evidencia la diversidad de estrategias familiares y comunitarias de las mujeres y los hombres; en segundo lugar, da conocer la complejidad de las divisiones de género, las cuales se fundamentan en las estrategias de reproducción de los grupos domésticos en las que interactúan los integrantes migrantes como los no migrantes, es decir, los que se quedan y los que se van.
Otro de los aspectos importantes de las investigaciones sobre la migración desde el enfoque de género, es el envió de las remesas, en que se puede ver tanto la participación femenina como proveedoras de remesas al grupo doméstico, o como receptoras en la comunidad de origen. De esta forma, las dinámicas de género que atraviesan los grupos domésticos y las comunidades, inciden en las decisiones de cómo y en qué utilizar las remesa, así como quien se beneficia con ellas. (Ramírez, Mínguez y Moráis: 2005).
Bajo este tenor, también se han realizado diversas investigaciones en cuanto a los costos y beneficios de las remesas en el grupo doméstico y su distribución interna, estas investigaciones han señalado que la migración afecta tanto a nivel de grupos domésticos como a nivel de la comunidad. En los grupos domésticos, muchas de las ocasiones se trastoca la estructura familiar, es decir, se da una reorganización de los que se quedan, donde las madres o esposas asumen la responsabilidad económica y emocional de grupo, en otros casos, el grupo doméstico es depositado en la casa de los padres del migrante, lo que los deja subordinados a las decisiones del suegro o la suegra. (Suárez y Zapata: 2004).
De esta forma, los estudios de género dan la posibilidad de ubicar a las relaciones de hombres y mujeres como una perspectiva de análisis en la dinámica migratoria, ya que permite observar que la migración es una estrategia de reproducción de los grupos domésticos y además, que las asimetrías de género impactan de forma diferente a varones y mujeres. Por lo anterior, se considera a esta propuesta teórico-metodológica como el eje central de esta investigación, ya que en todo el proceso migratorio, como las redes de migración, los (as) que se van y los (as) que se quedan, entre otros, se encuentran atravesados por el género, es decir por las relaciones de género
y caracterizaciones sociales.
Las redes sociales de migración son un elemento esencial para la permanencia y la reproducción del proceso de migración hacia los Estados Unidos y a las ciudades más desarrolladas económicamente en nuestro país. Como un enfoque teórico permite entender las relaciones que se establecen dentro del proceso migratorio.
Ante la concepción sobre las redes sociales de migración se han tenido diversos puntos de vista, desde los que sólo hablan de las relaciones interpersonales entre los migrantes con otros migrantes en el lugar de residencia y con la comunidad de origen, hasta los que ven a las redes como una forma de capital social -al tratarse de relaciones sociales que permiten el acceso a otros bienes de importancia económica tales como el empleo o mejores salarios Arango (2003)-, y los que consideran que el enfoque de las redes sociales permite entender el proceso de migración desde la perspectiva de género.
Para autores como Ibarra (2001), las redes sociales son los lazos de unión entre los lugares de residencia de los migrantes con los de origen. Dichas redes se basan principalmente en el parentesco, la amistad, en el paisanaje, entre otros elementos que forman parte de la identidad regional o local de los migrantes, y esos lazos son de ayuda, intercambio, cooperación y de participación social. Bajo este tenor, las redes transmiten información, proporcionan ayuda económica o alojamiento a los nuevos migrantes, les buscan empleo, incluso existen organizaciones de migrantes muy bien establecidas que se dedican a la defensa de los derechos humanos de los migrantes, a la reproducción de su cultura, etc. Las redes sociales de migración facilitan el proceso de migración al reducir costos y la incertidumbre del cruce de las fronteras también, pueden inducir a que más personas decidan migrar, por lo que reproducen y perpetúan la migración.
Arango (2003), propone a las redes sociales de migración como una forma de capital social. En primer lugar, considera que el concepto de redes de migración no precisa en todo lo que significa en el aspecto social, económico, político y cultural tanto en los lugares de origen como en los de residencia de los migrantes. En segundo lugar, señala que las redes sociales pueden ser una forma de capital social porque logran establecer relaciones sociales que permiten a los migrantes acceder a bienes de importancia económica (trabajo, salarios, ayuda para las fiestas de la comunidad, construyen obras públicas en los lugares de origen, etc.).
Otros de los autores que también apoyan esta posición son Reyes y Pacheco (2004:7), quienes consideran que existe un vínculo entre capital social y las redes de migración: “el vínculo entre la migración y el capital social se puede observar en el momento en que las personas que migran y hacen uso de sus redes sociales, de los recursos de sus familiares, de los conocimientos de sus vecinos y amigos para salir de sus comunidades de origen”.
Reyes y Pacheco (2004:3), parten de que el capital social es el conjunto de recursos socio - estructurales que constituyen un activo de capital para el individuo y la familia, además, facilitan la acción colectiva y ese vínculo permite que las redes sociales se han una forma de capital social. Señalan tres tipos de capital social: el horizontal, el horizontal verticalmente extendido y el intersectorial. En el primero se tienen los lazos y redes que potencian la formación y acción de grupos; en el segundo las formaciones de redes entre grupos; y en el tercero, se muestran las relaciones que incluyen la creación de coaliciones entre los actores en pro de sus intereses.
Considerando que el enfoque de las redes sociales de migración permite entender de una forma más completa el proceso de migración, se pueden analizar el fenómeno migratorio desde los niveles individuales, es decir, desde cómo se dan las relaciones entre mujeres y hombres, antes, durante y después; por lo anterior, existen investigaciones que favorecen el enfoque de las redes para entender las relaciones de género, tal es el caso de De Oliveira (2005). Esta autora, señala que la comprensión del proceso migratorio a partir del enfoque de las redes sociales apunta, por un lado, a la importancia de las relaciones de solidaridad que los migrantes construyen entre la sociedad de origen y la de destino; por el otro, que estos estudios muestran que las redes se construyen a partir de la articulación entre género y generación, es decir, la articulación entre las relaciones entre hombres y mujeres que se han venido dando desde los inicios del proceso migratorio hasta la actualidad.
La metodología utilizada en esta investigación fue de carácter cualitativo y cuantitativo. En la parte cuantitativa se aplicaron 149 encuestas dirigidas al jefe o jefa del hogar durante los meses de abril, mayo y junio del año 2006. Para determinar el tamaño de la muestra, se realizó un muestreo cualitativo con varianza máxima2. La ecuación para calcular la muestra fue:
NZ2pnqn
n = Nd2 + Z2 p q
a/2 n n
El tamaño de la muestra quedó definido en n=149 hogares. Las técnicas de análisis fueron: tablas de frecuencia, prueba de X2 de Pearson, entre otras. De igual forma, se utilizaron herramientas de análisis cualitativo, como entrevistas a profundidad e historias de vida a informantes clave, mismas que se aplicaron principalmente a mujeres, pues los hombres se mostraron renuentes a ser entrevistados por el tipo de temas a abordar. Para respetar el anonimato de los y las informantes clave se cambiaron sus nombres.
Cuacnopalan pertenece al municipio de Palmar de Bravo, el cual se ubica en la parte centro-este del estado de Puebla (Gobierno del Estado de Puebla, 1999).
Al ser una junta Auxiliar Municipal, su administración económica social y política está sujeta al Ayuntamiento de Palmar de Bravo (cabecera municipal). Este municipio tiene grado de marginación alto e índice de desarrollo humano medio alto; situación que sustenta aún más la presencia del fenómeno migratorio en los hogares de la comunidad de estudio.
Por otro lado, la población económicamente activa en Cuacnopalan es de 2,068, y la económicamente inactiva es de 2,460; de este total, el 53.4% trabaja en el sector primario, el 19.3% en el sector secundario y el 27.3% en el sector terciario, respectivamente (SNIM, 2003).
La migración en Cuacnopalan es una estrategia de reproducción muy frecuente entre los grupos domésticos. A nivel muestra se encontró que más de la mitad de los grupos domésticos tienen cuando menos un familiar migrante, pues del total de grupos analizados, el 23.8% tienen migración nacional y el 41.3% cuentan con migración internacional; y solo el 34.9% no presentan migración.
Gráfica no. 1
Tipo de Migración
No migrante 34,9%
Migración Nacional
23,8%
Migración Internacio
41,3%
Fuente: trabajo de campo, 2006.
Este tipo de movilidad poblacional tiene diferentes causales, si bien el motivo que la origina puede tener algunas similitudes con los estudios empíricos referidos en este trabajo, en el caso de lugar de estudio una de las causas principales es la falta de empleos mejor remunerados en la comunidad, como se lee en el siguientes testimonio: “Mi esposo se fue por que no nos alcanzaba su salario, el ganaba de 600 a 700 pesos semanales en las granjas, y él trabajaba de lunes a domingo, sin ni un día de descanso” (Paquita, 45 años, Cuacnopalan, 2006).
Esta situación resalta también en los resultados obtenidos en la encuesta, pues dentro de las razones que las informantes dieron a la migración en su hogar, destaca el buscar un empleo mejor remunerado, el cual les permitirá mantener a la familia. Otras razones por las cuales la gente sale de su lugar de origen son: estudiar, contraer matrimonio y por ser madre soltera.
En lo que respecta al comportamiento del flujo migratorio, a nivel muestra se identificaron los periodos importantes de migración, y que nombraremos primera, segunda, tercera, etc. La primera migración, del año 2000 al 2006, fue el período en el que la gente salió más de Cuacnopalan, siendo la migración hacia Estados Unidos la que predominó. Le sigue en importancia el periodo de que va del año 1990 a 1997, en el cual se registra igual número de migrantes al extranjero y al interior del país; y la misma situación se tiene para el terecre periodo que va del año 1978 a 1979. Cabe mencionar que ocurrieron casos en los que la informante no recordaba el año
de migración de la o el familiar migrantes, por lo anterior, no contestó la pregunta o bien sólo argumentó que siempre iban y venían.
Gráfica no.2: Periodos de migración en los grupos domésticos
20
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Migración Internacional
Migración Nacional
1978-79 1990-97 2000-06
Fuente: trabajo de campo, 2006
El destino final de estos flujos migratorios al interior del país, en orden descendente, de acuerdo a la frecuencia con que aparecen son: Distrito Federal, Ciudad de Puebla, Veracruz (Jalapa y Orizaba), Estado de México y Baja California. Para el caso de la migración a Estados Unidos, bajo el mismo orden se nombraron: California (Anaheim, Santa Ana, Los Ángeles y Fresno), Nevada (Las Vegas), Illinois (Chicago), Florida y Carolina del Norte.
Como se desarrolló en el marco teórico, la herramienta teórica y metodológica de género permite analizar las desigualdades sociales que se mantienen entre hombres y mujeres en un determinado contexto social (González, 2001). Y es a partir de un análisis de este tipo como se pueden cuestionar los sistemas de género, sus relaciones, y buscar un cambio en las relaciones de género con mayor equidad (Martínez, et. al, 2002).
Si bien el análisis de género en el proceso migratorio es reciente, las diversas investigaciones bajo esta perspectiva han puesto en evidencia las desigualdades que hay entre los y las migrantes, tanto en la dinámica de las redes sociales de migración, la participación y el
incremento de las mujeres migrantes (feminización de la migración), como en los cambios en la estructura socioeconómica en los grupos domésticos en los lugares de origen y el impacto, contribución y participación en las toma de decisiones sobre el uso de las remesas, entre otros elementos. Bajo este tenor, y retomando a Ramírez, Domínguez y Moráis (2005), las dos unidades de análisis que permiten este tipo de análisis son los hogares y las redes sociales de migración, a lo que se suma el análisis empírico de la creciente feminización de las migraciones internacionales.
Para fines de esta investigación se retoma a los grupos domésticos en Cuacnopalan, los cuales tienen uno o más integrantes migrantes. Bajo la perspectiva de género, y en base a la muestra, podemos aducir que a nivel de grupo doméstico la participación de los hombres como migrantes es mayor que la de las mujeres; esta situación se presenta tanto en la migración nacional como en la internacional.
Uno de los impactos que la migración, nacional e internacional, ha provocado en las comunidades es el cambio en las funciones, en las relaciones sociales, económicas y políticas de las y los integrantes. Específicamente, una de las funciones que se han visto más intensificadas es la de las mujeres (cuando el cónyuge migra). De acuerdo a Suárez y Zapata (2004) la migración influye sobre los miembros de la comunidad de origen, en lo individual y en lo familiar. En lo referente al grupo doméstico, señalan que en la mayoría de los casos se transforma la estructura familiar, lo cual influye para que exista una reorganización de los integrantes del grupo que se quedan en la comunidad; las mujeres (madres o esposas) quedan al frente del grupo en lo económico y emocional, por lo que hay una redefinición de la función de las mujeres y nuevas formas de organización en el grupo. Bajo este tenor, Galindo (2003) menciona que con la migración masculina transnacional, además de que se pueden inducir cambios en las relaciones intrafamiliares, también se puede incentivar la autonomía de las mujeres, es decir, se podrían disminuir las asimetrías de género.
En el caso de la comunidad de estudio, y conforme a los resultados de la encuesta, se pudo constatar que, con la migración nacional e internacional, ya sea del esposo, hijo o hija de la informante (madre y/o esposa), su carga de trabajo se había incrementado en 29.3% de las
encuestadas; dentro de estos grupos la mayoría presentan migración internacional.
Las mujeres tienen que hacer el trabajo que realizaban sus cónyuges, como asistir a las reuniones y actividades de la comisaría ejidal, encargarse de la administración de las tierras, o bien participar más en las actividades agrícolas del grupo doméstico. Además, señalaron que en el cuidado y educación de los hijos hay un doble trabajo para ellas, ya que son ellas las responsables. Esta situación se constató a través de las entrevistas con informantes clave, se registró que hay sobrecarga de trabajo para ellas, puesto que además de remplazar al cónyuge o hijos (as) en las actividades económicas y sociales, son responsables del grupo en cuestiones de educación y en lo emocional.
De acuerdo a varias investigaciones sobre migración bajo el análisis de género, y respecto a los cambios que se generan dentro de los grupos domésticos, autores como Ariza (2000) señalan que la migración de los varones que son esposos o cónyuges influye en el establecimiento de grupos domésticos con jefatura femenina y/o matrifocales. Es decir, las mujeres quedan como responsables de sus grupos domésticos y por lo general son ellas el sostén de dichos grupos, son las jefas de familia.
Otra de las cuestiones que confirman la responsabilidad que tienen las mujeres frente al grupo doméstico, sobre todo cuando ellas son las esposas o cónyuges del migrante, es que desde que el migrante sale de la comunidad hasta que llega a encontrar trabajo, y puede mandar algo de remesa al grupo doméstico (tanto para su reproducción como para el pago de deudas) las mujeres son quienes tienen que asegurar la subsistencia del grupo.
Como se menciona, uno de los cambios que genera la migración nacional o internacional dentro de los grupos domésticos es la intensificación del trabajo de las mujeres, tanto en las actividades reproductivas como productivas. Esta situación permite, de acuerdo a Galindo (2003), que las mujeres se puedan involucrar más en las estructuras de gobierno local, y de alguna forma puede empezar el proceso de empoderamiento. D’Aubeterre (2005) señala que con la migración masculina, hacia los Estados Unidos, existe una gran participación de las mujeres no solo en las cuestiones de reproducción y producción del grupo, sino que también desempeñan una importante función en el mantenimiento y la potenciación de las relaciones sociales.
En Cuacnopalan, la participación de las mujeres en los procesos sociales y políticos, dentro de la comunidad se ha incrementado debido al proceso de migración, aunque no han llegado a
ocupar cargos importantes, como Presidenta Auxiliar. Estas mujeres asisten a las reuniones de la Comisaría Ejidal y participan en la toma de decisiones sobre las actividades y/o proyectos productivos a desarrollar, también llegan a formar parte de las comisiones para la administración, y puesta en marcha de dichos proyectos; o bien, se integran a las diferentes actividades de la Comisaría (en las faenas de deshierbe, recolección de basura, reforestación, entre otras)
Si bien hay mayor participación por parte de las mujeres (como la toma decisiones sobre los proyectos a desarrollar dentro de la Comisaría Ejidal, entre otros), las jefas de familia no llegan a ser del todo independientes en la toma de decisiones, pues en algunos casos donde la comunicación con el esposo es constante, quien decide si participa, si coopera o no, es el esposo.
De acuerdo a Arias (2000), las desigualdades de género al interior del grupo doméstico hacen que las mujeres sean el “eslabón más débil”, pues son quienes se someten con más facilidad a las estrategias de reproducción o sobrevivencia del grupo. Si bien hay relaciones de cooperación entre los integrantes, también existen relaciones desiguales y de poder, en donde alguno (os) del grupo es capaz de imponer sus opiniones y decisiones al resto, sobre todo a las mujeres.
Bajo este tenor, Oliveira (en Galindo, 2003) señala que cuando las mujeres son jefas del grupo doméstico, debido a la migración temporal (nacional o internacional) de sus parejas, no tiene que haber necesariamente un cambio en la estructura de autoridad; suele suceder que comúnmente los hombres sigan siendo los jefes del grupo. Al respecto D’Aubeterre (2005) menciona que en algunas comunidades, cuando el esposo migra, las mujeres son depositadas en la casa de los suegro, por lo que se encuentran subordinadas al suegro o bien a la suegra. También enfatiza que uno de los medios de comunicación que mantienen las mismas estructuras de autoridad es el teléfono, pues mediante este medio las mujeres toman el parecer de sus esposos o familiares migrantes.
Por lo anterior, partiendo de que el proceso de empoderamiento3 implica la capacidad de
decisión de las mujeres,y los hombres sobre su propia vida, así como en los espacios sociales (grupo doméstico, comunidad, estado, región, etc.), en esta investigación se intenta abordar cómo se da la toma de decisiones entre los integrantes de los grupos domésticos de Cuacnopalan dentro del proceso migratorio nacional e internacional. De acuerdo a la muestra, cuando hay un integrante o más que son migrantes, se encontró que en los casos donde la migración es al interior del país, las informantes (madres o esposas) son las encargadas de tomar las principales decisiones en el hogar; le sigue aquellos grupos en los cuales las decisiones se toman en pareja; y por último, sólo se
encontró un grupo en el que el esposo es quien desempeña esta función. En los grupos que presentan migración hacia los Estados Unidos sucede lo mismo en cuanto al nivel de frecuencia.
De esta forma, son las mujeres quienes toman las principales decisiones en el hogar, sin embargo, el poder de decidir por sí mismas dependerá en mucho de su posición en el hogar: si las mujeres también son proveedoras de recursos económicos su participación en las decisiones es mayor. De acuerdo a Parada (en Galindo, 2003) en los estudios sobre las decisiones de género se ha encontrado coincidencia, cuando las mujeres aportan ingresos económicos al grupo doméstico tienen más posibilidades de llegar a tener un poco más, o todo el control y manejo del dinero. En la comunidad de estudio se encontró algo similar, cuando las mujeres aportan recursos económicos en el hogar su participación en la toma de decisiones en cuanto al uso del recurso es mayor.
Así, entre las transformaciones que han tenido lugar con el proceso de migración encontramos la mayor participación de las jefas de los grupos en actividades económicas, sociales y políticas; y una reestructuración de las funciones de los integrantes del grupo que se quedan, por lo general las jefas de grupos son quienes desempeñas dobles o triples funciones en el hogar. En las situaciones en las que ha ocurrido la separación de la pareja, en el proceso de migración, la responsabilidad de la reproducción del grupo doméstico recae sobre las mujeres, por lo que las funciones de estas aumentan más.
Para entender más los cambios que hay en las funciones de los y las integrantes del grupo doméstico a partir de la migración, se preguntó a las informantes si dentro del grupo doméstico la distribución de las actividades productivas y reproductivas habían cambiado con el proceso de migración. La respuesta de la mayor parte de las informantes (58.5%) fue que desempeñaban las mismas funciones; 26.8% consideró que la migración no había influido para que sus cargas de trabajo aumentaran o disminuyeran, es decir, permanecen igual; 9.7% opinó que si se había incrementado y sólo 4.8% respondió que hacia menos actividades.
Algunos estudios acerca del control de los recursos y la toma de decisiones sobre la distribución del ingreso familiar bajo el análisis de género, han demostrado que cuando el ingreso económico del grupo doméstico es controlado por las mujeres se tienen cambios benéficos en el consumo de comida, educación y salud, entre otros efectos favorables para los hijos e hijas. Cuando este ingreso
es controlado por los varones, por lo general, éstos dan preferencia a cuestiones personales de consumo (alcohol, comidas en las calles, cigarros, etc.) (Galindo, 2003).
Otro de los autores que señala las desigualdades en la toma de decisiones es Parada (en Galindo 2003), quien menciona que uno de los aspectos en los que el hombre ejerce el control de los recursos económicos del grupo doméstico es aquel en el que los varones ocultan el ingreso real a la mujeres; otra cuestión, respecto a la misma situación, es que socialmente el hombre tienen la capacidad y libertad para tomar una cierta cantidad exclusiva para ellos, mientras que las mujeres, cuando aportan algún recurso económico al presupuesto familiar, terminan destinándolo a sus hijos, o lo destinan a la compra de cosas para el hogar.
En el caso de la comunidad de estudio, a nivel muestra se encontró que del total de grupo domésticos que presentan migración de al menos un integrantes y que reciben remesas, la toma de decisiones sobre en qué emplear el dinero en la mayoría de los casos recae en el esposo; le siguen los grupos en los que las decisiones se toman en pareja; posteriormente están aquellos en los que la informante decide y por último los grupos donde la mamá de la informante decide. Al preguntarle a una de las entrevistadas sobre quién decidía sobre el uso de las remesas en el hogar señaló que eran sus hijos y que además, aunque ella fuera la que decidiera, su prioridad siempre sería la reproducción del resto de los integrantes del grupo doméstico.
La información recabada en campo permite distinguir que en la mayoría de los casos hay desigualdad en la toma de decisiones en el grupo doméstico, dejando en un lugar inferior a las mujeres en comparación con los varones. Esto indica que el poder de negociación de las mujeres es menor. Kabeer (1998) menciona que aunque una mujer pueda renegociar algunas cuestiones del gasto familiar, el control que tienen los varones sobre los recursos valiosos, como las propiedades (casa, terreno, tierras, camionetas, etc.) y el capital económico, entre otros recursos, siguen siendo no negociables. Es decir, los hombres deciden sobre ellos. En las entrevistas con informantes claves no se encontraron casos en que el esposo fuera quien tomara las decisiones sobre el uso de las remesas, pero sí se tuvieron grupos en los que la decisión se toma entre los dos, es decir, se llega a un acuerdo.
De esta forma, se puede observar que las mujeres, en el proceso de migración, son las principales responsables de la reproducción del grupo doméstico, pues mientras los varones tienen otras prioridades, además de ser quienes ejerzan el poder de decisión sobre el uso de la remesas,
las mujeres aseguran los bienes básicos y necesarios del grupo. Por lo anterior, aunque existan cambios en las funciones de los integrantes de los grupos domésticos que se quedan en la comunidad, se encontró que en lo referente a la toma de decisiones, en particular sobre el uso de las remesas, los varones son lo que tienen el poder y sólo en los casos en que las mujeres aportan recursos económicos al hogar, las negociaciones llegan a ser más equitativas en la toma de decisiones en el grupo.
En Cuacnopalan la migración, nacional e internacional, es una de las más importantes estrategias de reproducción de los grupos domésticos; y seguirá siendo constante mientras no se generen las alternativas de empleo o inversiones productivas en la comunidad y en la región, que permitan obtener un salario igual, o parecido, al que los y las migrantes logran obtener en el lugar de migración.
Bajo el análisis de género se pudieron exhibir las asimetrías entre los y las integrantes de los grupos domésticos, ya que cuando se presenta la migración, de uno o más miembros, se presenta toda una reestructuración en cuanto a la participación y distribución de las actividades productivas y reproductivas, acceso a los recursos económicos, toma de decisiones y relaciones de poder, tanto al interior de los grupo como en la comunidad. Este tipo de cambios también se presenta cuando el o la migrante regresan a la comunidad.
A nivel del grupo doméstico se tiene un incremento de las jefaturas femeninas; este fenómeno se presentó en los grupos donde el migrante es el cónyuge o esposo. Por lo anterior, el trabajo dentro del grupo domésticos se incrementa para las mujeres, ya que además de realizar las actividades reproductivas, y en algunos casos económicas, también se tienen que hacer responsables de las actividades que realizaba el esposo antes de migrar. Es decir, su trabajo se duplica o triplica, pues también son las responsables morales y emocionales del grupo. Dicha situación también se encontró en los grupos domésticos en algunos casos donde la migración era de las o los hijos, pues las mujeres se encargan de la crianza y educación de nietos (as); o bien realizan las actividades que ellos (ellas) realizaban, como el cuidado del ganado, entre otros.
El proceso migratorio también ha permitido que las mujeres tengan un mayor grado de participación en la toma de decisiones dentro de los grupos domésticos; sin embargo, el control y
la toma de decisiones asignado socialmente a los hombres continua influyendo desde larga distancia vía los medios de comunicación, como el teléfono, en la mayoría de los grupos. Por lo anterior no hay una valorización del trabajo de las mujeres dentro de los grupos domésticos.
En el caso de la participación de las mujeres en la toma de decisiones, sobre el uso de las remesas y su beneficio, se puede decir que en la mitad de los casos analizados quienes realmente ejercen el poder en la toma de decisiones son los esposos o los hijos. Y en cuanto a los beneficios de las remesas, las mujeres son las menos beneficiadas, puesto que su prioridad es la satisfacción de las necesidades básicas del grupo doméstico; mientras que un varón puede pensar en un uso más individual. Las mujeres buscan asegurar la reproducción del grupo, antes de satisfacer necesidades de orden personal.
Es decir, de acuerdo a lo socialmente aprendido, los roles tradicionales establecidos de los géneros, explican los comportamientos de hombres y mujeres. Mientras que los hombres son educados a ejercer el poder, independientemente de la posición que ocupen en los hogares; las mujeres son socializadas para cuidar a los otros, por lo tanto para responder a las necesidades de los demás antes que las de ellas, así mismo dentro de su socialización se establece la subordinación de ellas hacia lo masculino, por tanto es muy lógico que el control de las remesas lo ejerzan los varones de las familias, incluso a distancia. Con ello se evidencia aún más que las relaciones de género, en los hogares de estudio y bajo el contexto migratorio, podrían ser menos favorables hacia las mujeres.
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Notas
1 Los grupos domésticos son las unidades reproductivas en torno a las cuales se sustentan diversas relaciones de tipo: económico, parental e ideológico. (Franco, 1992)
2 Por lo que Pn y Pq asumieron valores de 0.5 respectivamente, mientras que el nivel de confiabilidad fue del 95% y una precisión del 10%. La población total fue el número de ejidatarios (N=1462)
3 “El poder, como hecho positivo, es la capacidad de decidir sobre la propia vida; como tal, es un hecho que
trasciende al individuo y se plasma en los sujetos y en los espacios sociales: ahí se materializa como afirmación. Como satisfacción de necesidad y como consecución de objetivos. Si bien, el ciclo de empoderamiento de las mujeres incluye cinco niveles o etapas consecutivas, a saber: control, participación, concientización, acceso y bienestar” (Peña y Santa Ana, 2004: 112).