Jesús Salvador Bautista Magallón1
Palabras clave: Basura; espacios residenciales; programas de separación; representación social; residuos sólidos
Ambos conceptos, tan relacionados y tan lejanos al mismo tiempo, involucran una discusión que desde el punto de vista de los gestores y expertos del manejo de lo que se descarta, por diversas razones, debería estar zanjada hace tiempo, todos esos “materiales, productos y subproductos que se descarten o desechen y que sean susceptibles de ser aprovechados o requieran sujetarse a métodos de tratamiento o disposición final” (ALDF, 2003, p. 4)1 deben reconocerse como residuos sólidos. Sin embargo, para buena parte de las personas eso sigue llamándose basura (baste sólo decir que se espera que pase “el camión de la basura” o se dice “tira o saca la basura”,
1 Doctorante en Sociología, Sociología, Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco, Ciudades, Medio Ambiente, Representaciones Sociales, Sociología Urbana. jsbautista.magallon@gmail.com
aun cuando esos hayan sido separados). Los medios de comunicación usan ambos términos indistintamente, periódicos, programas televisivos o en la radio, pasan de un concepto a otro sin problema alguno. Incluso, para un grupo particular como lo es el de los llamados pepenadores, involucra algo de ambas ideas, revisan la basura para rescatar materiales que son utilizables o comercializables. Pareciera que hay una resistencia en llamar, o mejor dicho, re-conceptualizar a la basura en residuos sólidos.
¿Qué está atrás de esa resistencia? ¿Qué contextos llevan a las personas a, por ejemplo, separar su basura por composición (y convertirlas en residuos)? O ¿Por qué dejan un papel, una cáscara o un vaso de cartón o unicel sobre la repisa de una barda de una casa? ¿Por qué los depósitos dónde dice orgánicos hay inorgánicos y viceversa?
Detrás de esas acciones hay maneras de operación o esquemas de actuación de los individuos para vincularse de diferentes formas con los objetos, el espacio y el tiempo para transformarlos de acuerdo a sus intereses (Cuamea, Gloria, 2012: 194), esas formas de operación o artes de hacer (de Certaeu, 1990), son conocidas como prácticas sociales. Todas ellas conllevan marcos estructurales que de una u otra manera permean esas formas de relacionarse con los objetos, el espacio y el tiempo. No quiere decir, tal como Bourdieu señala, que determinen tajantemente la acción; hay un espacio donde el individuo tiene absoluta libertad e interactúa con esos marcos referenciales. Es decir, sujeto y objeto, de una manera u otra se relacionan, teniendo esa relación un margen de libertad pero a su vez acotada por ciertos marcos que moldean (si se permite la palabra) el vínculo que el sujeto establece con el objeto.
Entonces, bajo este razonamiento, tirar la basura o separar los residuos involucra, por un lado, una forma de hacer las cosas (una práctica) y por otro un marco estructural que se ve formado por diversos elementos que determinan esa forma de operar (familia, religión, sexo, condición social, lugar de residencia o de trabajo, educación, por mencionar algunos). Ahora bien, esos marcos y maneras de actuar no son estáticos (unos cambian de lugar de residencia, se accede a mejores niveles educativos, se envejece), cambian en el tiempo, transformando así también las concepciones y las acciones que se realizan frente a las diversas circunstancias que la vida va imponiendo.
Así pues, las prácticas de las personas de tirar la basura o separar residuos sólidos, y en su caso, la definición propia de cada uno de esos conceptos, están determinadas por esos marcos
estructurales que congregan y circulan información sobre la basura, los residuos sólidos urbanos y cómo se debe actuar ante y con ellos en el espacio y el tiempo.
Desde la esfera de la gestión pública, para intervenir en la problemática del continuo aumento del volumen y la composición de la basura, se ha ido desarrollando desde hace ya varios años la gestión integral de los residuos sólidos urbanos, que nace primero del manejo2 propio de la basura y posteriormente se le van incorporando diversas operaciones donde aspectos económicos, institucionales, políticos y tecnológicos3 se combinan para ofrecer mejores respuestas ante el problema que plantea la generación de residuos urbanos y su disposición .
Uno de los puntos críticos señalados en los diversos diagnósticos4 hechos para el sector es el de modificar la idea de basura por la de residuos sólidos, es decir, cambiar, a través de una práctica, una concepción para así poder manejar y gestionar mejor el problema de la basura. Para ello se han instrumentado los programas de separación de residuos y programas de educación para intentar cambiar la actitud, acción y respuesta ante la basura. Este aspecto es muy complejo, pues no sólo se trata de saber qué hacer con lo que queda de las actividades diversas en las que se generan desechos. Involucra también entender que diferentes ámbitos del que-hacer humano están involucrados previamente al acto de descartar un objeto. Formas de producción, de consumo y de acceso a los distintos satisfactores de la vida diaria están de por medio. De cualquier manera, los programas de separación y de educación ambiental (centrados en la basura) se enfocan principalmente en la manera de distinguir entre materiales susceptibles de ser reintegrados a las cadenas productivas y a campañas de concientización.
Existen algunas evaluaciones ante estos programas5 que han señalado que se tienen éxitos
parciales a ciertos niveles, pero lo que prácticamente todos indican es que existen diferentes percepciones y actitudes ante la basura y los residuos sólidos urbanos6. Es decir, no cambian profundamente la percepción y la actitud ante la situación. Este fenómeno lo identifica muy bien Susana Garavito (2011) cuando señala que “hay que mirar más a fondo en qué medida la política pública incide en el comportamiento ciudadano, y cómo estos ciudadanos interiorizan e interpretan estas políticas” (Garavito; 2011: 26).
Se indicó que hay elementos que determinan las formas de construir conceptos y de operar ante ellos, ya sean esos objetos, personas o eventos. Esos factores son de corte sociodemográficos y territoriales. Entre ellos están la edad, el sexo, la religión, el nivel educativo, la condición social y el nivel de ingresos, por un lado; por el otro, lugar de residencia, expresión urbana y tipología de poblamiento7 pueden ser condicionantes de cómo se relacionan las personas con los objetos, su conceptualización y sus prácticas con ellos y ante ellos.
Estudios sobre residuos sólidos urbanos, especialmente desde un punto de vista económico8, señalan que la edad es un factor importante a considerar, principalmente por los picos de generación de desechos, que se da principalmente entre los 18 y 49 años; así mismo y aspectos relacionados con la edad como el crecimiento demográfico (formar familias, estabilidad laboral, incremento de ingresos) también tiene impacto en la generación de basura. De hecho, Beede y Bloom (1995) (En: Aviña, 2011: 21) señalan que un incremento poblacional del 1% aumenta en 1.34% la generación de residuos.
Por otra parte, también el nivel de ingresos (que está asociado a edad, sexo y nivel educativo), es importante considerarlo ya que un incremento en él generalmente se asocia a mayores gastos y consumo y en consecuencia en mayor generación de desechos; nuevamente Beede y Bloom (1995) (En: Aviña, 2011: 21) informan que un crecimiento de 1% en el ingreso aumenta en 0.34% la cantidad de basura.
El nivel educativo también es apuntado como factor de cambio de actitudes o al menos de mejora en la disposición hacia conductas ambientales, Fullerton y Kinnaman (1999) indican que aquellas personas que tienen título universitario muestran mayor disposición a prácticas de reciclaje (Fullerton y Kinnaman; 1999: 16), si bien no se aclara que eso necesariamente se traduzca en buenas prácticas, si puede ser un ingrediente importante en el proceso de cambio de conceptos y prácticas. Juana Salgado (2012), también enfatiza que las personas de mayor nivel educativo se muestran más críticos ante los servicios públicos de recolección de basura en general aunque no siempre se ven traducidos en cambios de actitud y percepción.
El sexo juega papel importante en las percepciones sobre la basura y algunas prácticas e ideas asociadas a ella, Juana Amalia Salgado así lo expone en su estudio hecho en una unidades habitacionales en Tlalpan, Ciudad de México (2012), donde sexo y edad hacen una interesante
combinación de actitudes y disposiciones ante los desechos y la práctica de la separación. Mujeres con familia tienen mejor actitud ante las prácticas de la separación en vistas al futuro (para los hijos) que aquellas que no tienen hijos, sin embargo éstas últimas muestran más activas en las prácticas de la separación que las primeras simplemente por la disposición de tiempo. En cuanto a los hombres, estos muestran ser más prácticos en sus ideas y más críticos conforme son mayores, especialmente contra el gobierno.
Se pasa ahora a los elementos territoriales, lugar de residencia, expresión urbana y tipología de poblamiento. Esta última engloba, en cierta medida, las primeras dos. Al desarrollarse esta herramienta de planeación urbana e investigación se fueron integrando diversas variables para caracterizar diferentes espacios urbanos que han ido dando forma a la Ciudad de México y su zona metropolitana. Teniendo en cuenta que cada espacio urbano es fruto de fenómenos demográficos, sociales, políticos y económicos, todos ellos interactuando en el tiempo crean zonas con ciertas particularidades; así entonces, el tipo de poblamiento incluye: a) fecha de urbanización, b) formas de producción9 o acceso a la vivienda, y c) indicadores sociodemográficos (densidad, provisión de servicios e infraestructura, estrato socioeconómico y mezclas de uso del suelo)10 (Connolly, 2005: 2). Esta herramienta territorial11 permite comprender el desarrollo de un área urbana particular y acercarse a cada espacio urbano para explicar distintos fenómenos12. Por lo que expresión urbana (el diseño y la idea atrás de cada urbanización) y lugar de residencia están ya dentro del tipo de poblamiento, así como incluye datos sociodemográficos que dan cuenta de condición social, densidad, entre otros, que esbozan un perfil urbano particular.
Ante lo hasta ahora expresado, se tiene, entonces, un concepto y práctica arraigados, la basura y deshacerse de ella, así como el conocimiento que se tiene de ella; una nueva práctica, la separación de la misma, con un nuevo concepto (los residuos sólidos urbanos) e información sobre el mismo que viene desde la gestión pública principalmente buscando modificar el estado de las cosas. Así mismo, esto se encuentra en un espacio urbano con particularidades que lo distinguen de los otros donde, la manera de asimilar la información acerca del nuevo concepto y la nueva práctica son distintos debido a las características sociodemográficas de ese espacio, es decir, edad, sexo, nivel educativo, nivel de ingresos y condición social en un determinado espacio con historia y expresión urbana diferentes pueden construir actitudes y percepciones distintas
entre ellos.
Ha habido acercamientos previos relacionados con aspectos de comportamiento ante los residuos, enfocándose en distintos aspectos y desde diversas disciplinas. Por ejemplo, del lado más institucional, Ana Lucía Rodríguez (2008) hace un análisis sobre buenas prácticas en gestión de residuos sólidos para seis municipios del país. Hace un estudio profundo de las transformaciones hechos en esos municipios (comparados contra otros que no han implementado mejoras) para gestionar de mejor manera los residuos sólidos urbanos. Si bien está enfocado más en la instrumentación de ciertas innovaciones en el servicio de limpia de las entidades estudiadas señala que desde las instituciones y con medidas coercitivas (pago por servicio) y cambios institucionales (desconcentración de organismos públicos), hay cambios, al menos de actitud (respuesta ante el estímulo, el pago), de la sociedad.
Anteriormente, Juana Amalia Salgado (2007) analizó el impacto que el programa de separación implementado en el Distrito Federal, específicamente en la Delegación Tlalpan, tuvo en la población evaluada. Este trabajo tiene dos hallazgos sumamente importantes, que falta definir la basura y entender cuál es la percepción social que se tiene de ella ya que estos dos puntos son básicos para poder evaluar el grado de involucramiento de las personas en los programas de separación. Concluye diciendo que para la población estudiada, la basura conlleva el concepto de suciedad y desorden y que esta percepción permea la actitud e involucramiento en el programa de separación y en el sistema de gestión.
José Luis Guadalajara (2009) se introduce más de lleno en los procesos cognitivos que un sector de la gestión de residuos (servicio de limpia de Aguascalientes) tiene ante la puesta en marcha de las políticas de gestión urbano-ambiental. Indica que el aprendizaje de las políticas de estos actores se da de una manera informal, es decir, mediante contactos entre colegas con experiencia previa y se ven reforzadas de manera más formal por las redes de intercambio que forman sectores gubernamentales, no gubernamentales, Universidades y el sector privado. Este trabajo subraya, de una manera u otra, la importancia de la comunicación entre individuos (parte importante en la actitud, opinión y percepción de los objetos, personas y fenómenos) y con otros actores para reforzar o cambiar actitudes y percepciones.
Fedro Guillén et al. (2010) hacen una evaluación del Programa de Educación Ambiental (2004) que el Gobierno del Distrito Federal formuló para poder implementar diversas acciones que la Ley de Residuos Sólidos del D.F. estableció, entre ellas, la separación de las fracciones orgánica e inorgánica, reducir el volumen de residuos que van a centros de disposición final, disminuir riesgos a la salud e infraestructura y mejorar la imagen urbana (Guillen et al., 2010: 46). Sus análisis mostraron que hay modificaciones en la actitud de diferentes actores (también resistencia en otros) ante la puesta en marcha del programa, así como que hay que considerar para la gestión de los residuos las condiciones particulares de cada delegación. Por otra parte, subrayan que el abandono o el retraso en la implementación de los programas de educación ambiental y de separación rompen con los ciclos cognitivos de todos los actores involucrados, generando resistencia en la participación ciudadana y de actores vitales como los trabajadores de limpia.
Por otra parte, Guzmán y Macías (2012) hacen un análisis antropológico del manejo de los residuos sólidos en San Luis Potosí. Ellos hacen hincapié que la problemática pasa por una construcción social donde los distintos “discursos, programas y acciones para enfrentar el problema están acotados por intereses, percepciones y grados diferenciales de conocimiento y poder que poseen los diferentes actores sociales involucrados en su generación, manejo y disposición final” (Guzmán y Macías, 2012: 240). En cierto sentido, estos autores engloban los diagnósticos citados previamente y de una manera u otra apuntan a que los conceptos e ideas sobre la basura y los residuos sólidos urbanos son probablemente distintos según la relación que se tengan con ellos.
La revista Science en el año 2012, en un número dedicado especialmente a los residuos y la basura, indica de manera clara que hay que cambiar la actitud ante la basura. Greg Miller, articulista de esa edición, señala que el gran obstáculo son las concepciones culturales fijas, que al final, la basura es como el retrete, sólo hay que jalar la cadena y desaparecen. También apunta hacia el diseño del producto, donde el reciclaje de los materiales debe estar previsto desde ese primer momento. Según la publicación, la tecnología no es el problema, sino los ciclos de producción, consumo y disposición que cuestan mucho cambiar.
Por otra parte y desde la perspectiva del urbanismo, hay diversos estudios que señalan que la planeación urbana es el aspecto más rezagado en los elementos de una política pública sobre
residuos (Giamo, 1997)13. El trabajo de Ning Ai (2011) pone de manifiesto que características geográficas afectan la gestión de los desechos afirmando que no se puede tener una estrategia o programas de gestión únicos (“one fits all”) para diferentes entornos geográficos y sociales. Así mismo, hay que subrayar que existe una estrecha relación entre aspectos de la gestión de residuos sólidos y la planeación urbana y territorial, fundamentalmente desde la fuente de generación (el domicilio en este caso); gente y ambiente construido (Ai, 2011; 3) interactúan y este vínculo puede ser usado para entender de nuevas formas la basura y los residuos sólidos urbanos.
Por otra parte, la traza urbana y la geografía (tal y como lo señalaron Guillén et al. 2010) en la que se encuentra enclavada una urbanización, influencia las rutas de recolección de residuos; esto, junto con las tasas de generación de residuos, son factores que deben ser tomados en cuenta en la gestión integral de residuos (Aviña, 2011: 90). En este mismo tenor aunque desde el lado arquitectónico y de expresión urbana, Varón Jiménez (2008) indica que durante la elaboración de los sistemas de manejo y gestión integral de residuos, el diseño urbano y algunos elementos arquitectónicos no son incluidos. Artaraz (2010) enfatiza la influencia que tiene el tipo de urbanización (vertical u horizontal) en el diagnóstico de la generación de residuos sólidos urbanos así como en diseño del de sistema de gestión integral.
Si bien, desde diversas disciplinas se ha abordado el tema de la basura y de los residuos apenas se ha ido indagando en cuanto a la percepción social de los mismos, a la actitud ante ellos y si la práctica de la separación modifica un concepto hacia otro. Aunque, tal y como está expresado, muchos de esos trabajos ya indican el camino a seguir en cuanto percepciones, actitudes y prácticas, falta ampliar el conocimiento (en esos rubros) no sólo a nivel de la gestión de los residuos sólidos urbanos, sino a otras áreas relacionadas con el medio ambiente, tales como el cambio climático, la conservación de espacios naturales, entre otros.
Las representaciones sociales, como esquema cognitivo y de acción de las personas ante los objetos sociales14, dan cabida a los niveles individuales y colectivos de acción de la personas, así como a las diferentes estructuras que actúan en la adquisición de información y configuración de conocimiento y entendimiento del mundo de los distintos grupos sociales. “Son una visión funcional del mundo que permite al individuo o al grupo conferir sentido a sus conductas, y
entender la realidad mediante su propio sistema de referencias y adaptar y definir de este modo un lugar para sí” (Abric, Jean-Claude, 2001: 13). Ponen en juego tanto el conocimiento y la información sobre cualquier objeto, personas o eventos como la acción ante ellos. Es decir, vinculan la práctica, la manera de hacer las cosas con lo que se sabe y entiende de un objeto social. Permite la acción tanto individual como colectiva enmarcada en los distintos marcos estructurales en los cuales la(s) persona(s) se desenvuelven.
Por lo tanto, las representaciones sociales son una guía de acción y al mismo tiempo es un conjunto de conocimientos organizado, compartido por un grupo (y se forma tanto a nivel individual como colectivo), que permiten actuar, comunicar, interpretar y justificar los comportamientos (Moscovici (1979), Abric (2001), Jodelet (1984); En: Araya, 2002). Son un saber hacer (práctica) bajo un marco referencial (lo compartido por grupos) ante los objetos, el espacio y el tiempo.
Por otra parte, las representaciones sociales se presentan como el conocimiento de sentido común, es decir, son “las habilidades y sentimientos básicos, así como las formas de comportamiento con las cuales (las personas y sus grupos) pueden trascender sus entornos inmediatos y se vinculan con un mundo más amplio” (Wagner y Hayes, 2011: 24). Así pues, la configuración de las representaciones sociales se da tanto del conocimiento acumulado (intelectual y práctico) de los diferentes grupos humanos en sus entornos, como de las nuevas estructuras que se van construyendo para responder a los diferentes retos que la vida va imponiendo.
Para tener una representación social se debe tener un objeto social, es decir, un acontecimiento, un objeto cualquiera o un grupo de personas relevante o importante para un conjunto de individuos para que, así, se constituya en una representación social. Así entonces, basura y residuos sólidos urbanos son objetos sociales15 en el entendido de que son relevantes para distintos grupos sociales, los cuales los entienden y se relacionan con ellos de manera diferente. Un gestor, un poblador, un pepenador o el personal de recolección tendrán conocimientos y recibirán información sobre la basura y los residuos sólidos urbanos diferentes según el espacio social que ocupan y el tipo de interés que tienen sobre ellos. Por otra parte, tanto la basura como
los residuos plantean en sí mismos una manera de hacer las cosas (una práctica) a través del conocimiento tanto de sentido común como científico que se difunde a través de diversas estructuras sociales.
De hecho, el cómo la gente transforma sus prácticas e ideas (la parte cognitiva) a partir de lo que el conocimiento científico aporta, es parte sustancial del estudio de las representaciones sociales, por lo que cabe preguntar si la representación social de la basura se ha modificado desde la puesta en marcha de los programas de separación de la misma y de los sistemas de gestión y manejo de los residuos sólidos urbanos.
La investigación, de corte sociológico, se aleja de estudios sobre grupos como los pepenadores o los trabajadores de limpia, busca entender cómo la gente define a la basura y a los residuos sólidos urbanos, cómo construyen o mantienen una representación social a partir de factores socio-territoriales; así como el rol de los programas de separación en ello. Se busca, también, aportar datos que fortalezcan los instrumentos de gestión de residuos.
A lo largo del desarrollo de este documento se ha ido planteando el analizar si hay un cambio de representación social (y cómo se ha dado) de basura a una de residuos sólidos urbanos en tres distintos (pero contiguos) espacios residenciales donde se implementa el programa de separación. Incluyendo en este análisis el papel que juegan (en el mantenimiento o cambio) factores sociodemográficos tales como la edad, el ingreso, el nivel de estudios y el sexo, por un lado; y factores territoriales, en específico el espacio residencial, por el otro, representado en los tipos de poblamiento. Se parte de que la representación social de la basura es persistente en la actuación de las familias en el espacio residencial y no se ha transformado en una de residuos sólidos, esto debido a que forma parte de las prácticas cotidianas donde la basura se asocia a lo impuro, lo sucio y la enfermedad. Los programas de educación y separación de los residuos sólidos inducen a una acción de contexto (responder ante la autoridad), modificando transitoriamente una forma de hacer las cosas pero no hacia un cambio de representación.
Para ello, en base a los tipos de poblamiento, se han escogido tres de ellos, a saber: Una unidad habitacional, una colonia popular y una colonia residencial de clase media. La unidad habitacional se caracteriza por ser un espacio semi-cerrado, que generalmente está dotado de
todos los servicios e infraestructura urbana y edilicia desde que se empieza a habitar, el productor de la vivienda es el Estado, representado en algunas instituciones como el ISSSTE16 o el IMSS, por mencionar algunos, y dirigido principalmente a sus trabajadores. La colonia popular tiene como característica distintiva la autoconstrucción, es decir, el productor del espacio urbano y de la vivienda es el propio habitante que, por decirlo de una manera, domestica completamente su entorno desde el principio. Los servicios e infraestructura son gestionados ante la autoridad por los nuevos habitantes una vez que la incipiente colonia va tomando forma y pueden tardar años en obtenerlos. Está asociada a gente de escasos recursos o con dificultades para acceder a créditos o apoyos para acceder a suelos y vivienda. Los espacios residenciales de clase media son producidos por agentes privados y/o estatales, la infraestructura y servicios están dotados desde el inicio y detrás de este poblamiento generalmente existe una idea o corriente de cómo deber ser y funcionar ese espacio, es decir, hay un concepto urbanístico detrás de él, por lo que, por lo general, son espacios planeados.
Bajo este tenor, se decidió trabajar en la Delegación Azcapotzalco en la Unidad Habitacional Cuitláhuac, la Colonia (popular) Tlatilco y la Colonia Nueva Santa María (clase media). Estos tres espacios se empezaron a desarrollar (diferencialmente) a partir de la mitad del siglo pasado. Se escogieron estos espacios por las siguientes razones: los tres tipos de poblamiento están contiguos (son fácilmente accesibles a pie el uno de los otros), comparten algunos equipamientos e infraestructura, se tienen datos sociodemográficos y territoriales accesibles y se encuentran cerca del centro de investigación donde se desarrolla el presente trabajo.
Para cada tipo de poblamiento se está configurando un perfil sociodemográfico y territorial para relacionarlo con lo que la literatura sobre residuos dice acerca de su influencia en la generación de desechos, esto en base a los datos sociodemográficos de INEGI y el OCIM así como por investigación documental acerca de la historia urbana de cada espacio. Esto tiene el propósito de saber que se puede esperar en cuanto a las representaciones sociales (en lo relativo a actitud y percepción) de acuerdo a la información que la literatura sobre residuos indica. Además, ya con datos del trabajo de campo se podrá comparar contra el perfil construido y comprobar si cumple con lo esperado.
Para acceder a las representaciones sociales se está utilizando la técnica de asociación
libre de términos, muy usada para entender cómo la gente define un objeto social y poder analizar el cambio de representación a partir de las palabras usadas centrándose en los difuso o concreto del núcleo central de la representación. Para ello se ha construido una encuesta con cuatro grandes rubros donde las preguntas relacionadas con la asociación de términos consisten en que escriban o enlisten todas las palabras o frases que le vengan a la mente que el término inductor les provoque, en este caso, los términos inductores son “basura”, “residuos sólidos urbanos” y “separación de residuos”. En el mismo instrumento están preguntas para conocer la actitud de los pobladores ante el fenómeno de la basura, de la práctica de la separación y el concepto de los residuos sólidos urbanos. La encuesta incluye el proporcionar los datos sociodemográficos que se mencionan a lo largo de esta presentación, edad, sexo, nivel de estudios (el nivel de ingreso se está trabajando con los datos de las encuestas de “ingresos – gastos” de INEGI, las bases de datos del OCIM por tipo de poblamiento) y el dato territorial consiste en mencionar la colonia donde se vive. Se complementa la encuesta con preguntas relativas a los programas que el gobierno delegacional y central llevan a cabo en materia de residuos sólidos como el de separación o el de trueque, entre otros, esto para tener datos sobre cómo adquiere información y conocimiento la población.
Cabe señalar que la encuesta ya ha sido piloteada ante una población de estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa. Se corrigieron y suprimieron algunas preguntas dejando el instrumento con treinta nueve reactivos incluyendo opción múltiple, preguntas abiertas y cerradas. La encuesta se diseñó para ser llevada a cabo vía electrónica a través de los grupos vecinales de “Facebook” de los poblamientos involucrados. Se pensó hacerse así ya que, en primera instancia, se quiso trabajar con los grupos de participación ciudadana. Sin embargo, el establecimiento de contacto con esos grupos no se pudo llevar a cabo ya que muchos de ellos dejaron de funcionar, sus oficinas están cerradas, tiene baja participación y, bajo la ley de protección de datos, no fue posible establecer algún enlace. Por otro lado, reflexionando en que el anonimato animaría la participación y por recomendación de un especialista en el tema de representaciones sociales se optó por las redes sociales como mecanismo para alcanzar un mayor número de personas en menos tiempo.
Los administradores de esos grupos vecinales mostraron interés en colaborar y dieron el permiso de publicar la convocatoria y la encuesta en el muro de publicaciones de la red social. Se
hicieron dos convocatorias en esos espacios electrónicos durante el mes de diciembre de 2017.
Se han tenido pláticas con funcionarios públicos que están involucrados en la materia para conocer la implementación del programa de separación (bajo la nueva norma de separación NADF-024-AMBT-2013) y cómo se está llevando a cabo en los espacios bajo estudio. Se esperan concretar entrevistas de corte semi-estructurado con estos y otros funcionarios tanto a nivel delegacional como del gobierno central (se están organizando justo en las fechas que se escribe este documento).
Se han hecho recorridos en las tres colonias viendo como interactúa la gente con el personal de limpia, si la basura se entrega separada y el trabajo mismo del personal de recolección. Se ha propuesto (falta el permiso de las autoridades que se acaba de solicitar) de acompañar a los trabajadores en sus rutas para ver su trabajo, ver cómo entrega la gente sus desechos (separados o mezclados) y conocer sus opiniones del programa de separación.
Por último, se plantea tener entrevistas con pobladores que hayan contestado la encuesta para complementar la información obtenida por medio de esta última.
Al momento de redactar estas líneas se tienen los siguientes productos: los primeros esbozos del perfil socio-demográfico y territorial. Sobre este punto se puede decir que en términos generales, la población de la unidad habitacional y la colonia popular tiene un nivel de escolaridad de bachillerato o preparatoria trunca, mientras que la otra colonia cuenta con un nivel de licenciatura trunca. El rango de edad dominante en los tres tipo de poblamiento es el que va de los 19 a 59 años (está en el pico de generación), seguido por el rango de 0 a 18 años y por último el rango de 60 y más. En este último rango, la colonia de clase media tiene un porcentaje ligeramente mayor de población que los otros dos espacio. La colonia popular aglomera la mayor cantidad de población, seguida de la residencial de clase media y por último la unidad habitacional. El sexo femenino es el mayoritario en los tres poblamientos. Se está trabajando el aspecto histórico así como la construcción completa de los perfiles.
La encuesta electrónica no funcionó, la gente no mostró interés alguno, el resultado de participación fue prácticamente nulo. Sin embargo, se establecieron contactos interesantes con los administradores de esas páginas y se están evaluando opciones para encuestas “cara a cara” a
través de ellos y grupos de vecinos conocidos por estos informantes.
Se han empezado a agendar las entrevistas con funcionarios públicos así como se ha solicitado el permiso de trabajo con los trabajadores del servicio de limpia para continuar haciendo los recorridos de campo con ellos.
La investigación está en curso y se encuentra justo bajo los ajustes del trabajo de campo, en este importante rubro se ha topado con mucha resistencia ciudadana, aunque administradores tanto de redes sociales como de la unidad habitacional han sido, al menos empáticos, con el trabajo.
Se ha buscado en primera línea, seguir un camino institucional, es decir, ir con autoridades y líderes vecinales con cartas de la Universidad solicitando apoyo y permiso de trabajar en esos espacios. Tal y como se comentó, leyes como la de protección de datos personales han impedido contactar jefes vecinales, eso aunado a que muchas oficinas de participación ciudadana ya no funcionan han obstaculizado la interacción con ellos. Por otra parte, cabe mencionar que son colonias donde la población va envejeciendo, la gente se muestra reacia a platicar con alguien ajeno a la comunidad. Por ello, se están buscando nuevas vías para la aplicación de las encuestas, esto con la ayuda de los administradores de los espacios virtuales de “Facebook” vecinales quienes mostraron mucho más entusiasmo e interés en participar, además de que comentaron y sugirieron mejoras o cambios a la encuesta. Mientras tanto, se sigue con la otra parte del trabajo, la construcción del perfil socio-demográfico y territorial así como la caracterización histórica de esos espacios.
El estudio de las representaciones sociales de fenómenos de tipo ambiental es muy importante ya que, los distintos grupos humanos e incluso, instituciones, según su espacio social tendrán conceptos, actitudes y percepciones distintas del mismo, aportando información valiosa para el desarrollo, implementación y evaluación de las políticas públicas ambientales y sus instrumentos.
Estos estudios, también, permiten analizar cómo los diferentes grupos sociales construyen, a partir de lo que escuchan, viven y comparten, conceptos como sustentabilidad, medio ambiente o desarrollo sustentable, y en consecuencia, cómo los viven y asumen en su vida diaria como práctica social.
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Tchobanoglous, George; Theisen, Hilary; Vigil, Samuel. 1994. Gestión Integral de Residuos Sólidos. Vol. 1 y Vol. 2. Madrid, España: McGraw Hill.
Varón, Lina María. 2008. “Dificultades en la formulación e implementación del plan de manejo integral de residuos sólidos en urbanizaciones”. Producción más limpia. Vol. 3, No. 2, julio – diciembre: pp. 105 – 111
Wagner, Wolfgang; Hayes Nicky. 2011. El discurso de lo cotidiano y el sentido común. La teoría de las representaciones sociales. México, Distrito Federal: Anthropos; UNAM; IPN.
Notas
1 Asamblea Legislativa de la hoy Ciudad de México. Definición que da la Ley de Residuos del Distrito Federal
2 Manejo de basura y residuos sólidos urbanos, son las operaciones relacionadas con la manipulación directa tal como disposición, separación, almacenamiento, recolección, transferencia, tratamientos y disposición final. Ver: Tchobanouglous, George; Theisen, Hilary; Vigil, Samuel. 1994. Gestion integral de residuos sólidos. Vol 1.Mc Graw Hill, Madrid, España
3 Definición ampliada de Ana Lucía Rodríguez. Ver: Rodríguez, Ana Lucía. 2008. Gestión local e
intergubernamental de los residuos sólidos urbanos. Una evaluación de “buenas práctica” en los municipios mexicanos. COLEF-CICESE, México
4 Desde finales del siglo pasado, se hicieron diversos diagnósticos relativos a diversos aspectos de la
basura, tanto a nivel nacional como por entidades federales. Destaca, para la Ciudad de México, el hecho por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA) en 1999, así como diversos trabajos desarrollados por la Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GTZ) durante los primeros años del Siglo XXI tanto a nivel Federal como en el Estado de México.
5 En 2010, Guillen et al. evaluaron el Programa de Educación Ambiental para implementar la Ley de Residuos del entonces Distrito Federal y el Programa de Separación, vigente desde 2004, indicando que el
abandono de los programas rompen los ciclos cognitivos de la población no permitiendo la total asimilación de nuevas prácticas y conocimientos.
6 Es interesante, en este rubro, el trabajo de Juana Amalia Salgado (2007), donde apunta precisamente que falta entender cómo la población define la basura y qué percepción social se tiene de ella, ya que esto permitirá analizar y comprender mejor el involucramiento de la gente en los programas de separación.
7 Herramienta de planeación y caracterización urbana desarrollada por la Dra. Priscilla Connolly y el
Observatorio de la Ciudad de México (OCIM) en 2005 que toma en cuenta variable tales como: a) fecha de urbanización, b) formas de producción o acceso a la vivienda e c) indicadores sociodemográficos (densidad, provisión de servicios e infraestructura, estrato socioeconómico y mezclas de uso del suelo.
8 Destacan los trabajos de Beede y Bloom de 1995, y de Kinnaman y Fullerton de 1999. Ambos trabajos son publicados por el National Bureau of Economic Research, Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos.
9 Este concepto incluye la condición legal del uso del suelo al principio del asentamiento, los actores o
agentes sociales involucrados en la producción del espacio urbano y la vivienda, el tiempo y fecha de estos procesos y los precios del suelo y la vivienda.
10 Los tipos de poblamiento son: a) Centro histórico, b) Pueblos conurbados, c) Colonias populares, d) Conjuntos habitacionales, e) Zonas residenciales de clase media, f) Zonas residenciales de clase alta y, g) Pueblos no conurbados pero que lo serán en el futuro. Posteriormente se re-elaboró la clasificación dividiendo al centro histórico en dos: Ciudad Colonial y Ciudad Central, y Pueblos Conurbados también en dos: Pueblos que administrativamente eran independientes antes de 1929 y que no eran parte de la conurbación pero se incorporaron a ella en el tiempo hasta el año 2000, y Pueblos parte de la conurbación después de 1929 pero conservan un fuerte carácter rural.
11 Cabe señalar que se tiene caracterizada prácticamente toda la Ciudad de México y su área metropolitana. El OCIM (en la UAM-Azcapotzalco) tiene cartografía y bases de datos (sociodemográficos) sobre cada tipo de poblamiento.
12 Ver el interesante trabajo del Dr. Emilio Duhau (q.e.p.d.) y la Dra. Angela Giglia hicieron para explicar
la experiencia urbana metropolitana en “Las reglas del desorden”.
13 Ver el texto de este autor en: Acuña, Guillermo; Durán de la Fuente, Hernán. 1997. Gestión ambientalmente adecuada de residuos sólidos: Un enfoque de política integral. Santiago, Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL / ECLAC) / Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ).
14 Objeto social en la representaciones sociales se refiere a cualquier cosa, persona (o grupo de) o eventos que son socialmente relevantes para un grupo de personas. Ver: Wagner y Hayes, 2011: 220
15 En un intercambio epistolar de autor de estas líneas y una especialista en el tema de las representaciones
sociales, ésta sostenía que la basura y los residuos sólidos urbanos no son relevantes, es decir, no son un objeto social. El autor sostiene que si constituyen un objeto social en el entendido que su relevancia pasa, en el caso de los residuos, por la importancia que tiene en la agenda de gestión urbana, en la política pública y por las demandas propias de los pobladores. En cuanto a la basura, es relevante porque hay una actitud ante ella, el de ignorarla, de relegarla a una esquina, de sacarla del entorno inmediato, incluso, para el grupo de los recicladores informarles, es su fuente de trabajo.
16 Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado e Instituto Mexicano del Seguro Social.