La mente más allá de la representación
Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales
Andamios. Revista de Investigación Social
Convoca
A académicas, académicos e investigadores de instituciones públicas y privadas de docencia e investigación, a presentar sus artículos para ser considerados en el número 54 (enero-abril de 2024), cuyo dossier estará dedicado al tema: La mente más allá de la representación: las múltiples caras de la cognición corporizada y las teorías de las 4-E.
Síntesis
Este dossier pretende reunir artículos basados en investigaciones teóricas y empíricas que aborden el tema de la cognición, y de los estados mentales en general, desde una perspectiva no-representacionista ni computacional. Se busca incentivar la investigación y la divulgación de propuestas corporizadas, ecológicas, enactivas, situadas, extendidas, y neurofenomenológicas, que logren entablar una colaboración fecunda entre la filosofía científicamente informada y la investigación empírica de las facultades y los procesos mentales y medioambientales.
Presentación
Durante el último tercio del siglo XX, las disciplinas que investigaron los fenómenos mentales se caracterizaron por asumir una serie de supuestos internistas y dualistas basados en los fundamentos explicativos del empirismo lógico y en el surgimiento de nuevas técnicas de investigación neuronal. Con la intención de corregir y aumentar el potencial explicativo de la psicología conductista, la ciencia cognitiva computacional fundamentó sus supuestos en el auge de las teorías de la cibernética, la teoría computacional y la teoría evolutiva neodarwinista. A este programa de investigación se le conoce como la perspectiva representacionista, cognitivista o computacional de la cognición (Vélez, 2008).
Una de las principales motivaciones para el surgimiento de la ciencia cognitiva a mediados del siglo XX fue que no existía una ciencia de la mente humana la cual permitiera sintetizar, comprender y explicar cómo los fenómenos neurofisiológicos posibilitan las facultades cognitivas de nuestra especie, tales como la memoria, el lenguaje, el aprendizaje, etcétera. El fundamento de esta ciencia de la mente se encontró en la denominada analogía computacional, la cual parte del supuesto de que las facultades y procesos mentales pueden ser modelados, explicados y predichos en términos de transmisión de información. Se consideró que, así como una computadora puede procesar información a partir de un software que le permite decodificar, codificar y transmitir una respuesta por medio de una serie de reglas (o algoritmos), la mente humana también cuenta con dispositivos especializados en procesar diferentes tipos de información para emitir una respuesta conductual acorde con la entrada de información (Putnam, 1963, 1967a, 1967b, 1975).
Una vez que se contó con un modelo formal para explicar la transmisión de información en términos de entrada, procesamiento de información y salida, la ciencia computacional buscó generar aplicaciones en el desarrollo de software especializado en diferentes tareas, lo cual también inspiró los objetivos de la ciencia cognitiva computacional (Newell & Herbert, 1976). En primer lugar, se buscó identificar los dispositivos o módulos cerebrales que, se consideró, fueron seleccionados evolutivamente para procesar un tipo de información especial y que, por medio de los procesos aferentes y eferentes del sistema nervioso, permitía al hardware o al cuerpo, generar las respuestas conductuales adecuadas. En segundo lugar, un supuesto clave de la ciencia cognitiva computacional fue postular a las representaciones mentales como la unidad de análisis empírica y conceptual más “adecuada” para explicar el software de la mente humana (Thagard, 2010).
A pesar de que la analogía computacional buscaba fundamentar la investigación de la mente humana en un piso común, basado en supuestos conceptuales y empíricos contrastables, lo cierto es que el marco conceptual que generó asumió una serie de problemas epistemológicos y ontológicos que han sido constantemente señalados. Entre estos problemas se encuentran: (i) el supuesto que asume que las representaciones mentales son entidades epistemológicamente necesarias para cualquier explicación de lo mental; (ii) derivado del anterior, la necesidad de reducir las explicaciones comportamentales a procesos internos o neuronales, de los cuales se asume que el comportamiento es el resultado, lo que implica que cualquier otra variable contextual esté supeditada por los supuestos cognitivistas o sea ignorada; (iii) el asumir acríticamente, a través de la metáfora computacional, la visión dualista que separa ontológicamente la mente y el cuerpo; (iv) al asumir que la esencia de la mente radica en sus estados cognitivos, separándolos de los estados volitivos y emocionales, el programa cognitivista produce modelos verosímiles de procesamiento de la información, pero que no describen los procesos reales de los organismos dotados de subjetividad en su medio ecológico; esto produce problemas de procesamiento computacional difíciles de superar desde la perspectiva analítica-representacionista.
Como resultado de este programa de investigación, el marco epistemológico se hizo estrecho, ya que lo cognitivo se conceptualizó como una serie de fenómenos que no pueden ser explicados más allá de las categorías de procesamiento de información, representación mental, respuestas conductuales y módulos mentales. El intento por abordar y superar estos problemas condujo a la inclusión de los resultados de las investigaciones provenientes de ciencias empíricas como la antropología, la psicología ecológica, la pedagogía, la biología evolutiva, la sociología del conocimiento, entre otras (Heras-Escribano y Pinedo 2018; Hutto y Kirchhoff, 2015; Malafouris 2017). Por otro lado, desde una perspectiva teórica se abandona la tesis representacionista-computacional en favor de bases epistémicas distintas provenientes de perspectivas filosóficas como la fenomenología y las múltiples propuestas externistas de la mente (Shapiro, 2011).
A la perspectiva de investigación sobre la mente y sus procesos, generada a partir de esta nueva perspectiva epistémica, se le ha conocido con los nombres genéricos de teorías de la corporización o, más generalmente, de proyecto de las teorías de la cognición de las 4-E. Esta última etiqueta hace referencia a las cuatro diferentes perspectivas originarias sobre la cognición humana, que parten de una crítica a los supuestos de la ciencia cognitiva computacional y que buscan generar un programa de investigación epistemológicamente más plural. Las cuatro E, denominadas así por las siglas en inglés del proceso en el que hacen énfasis para caracterizar a la cognición humana, son: la cognición corporizada (embodied), situada (embedded), extendida (extended) y enactiva (enactive) (Newen, Gallagher y De Bruin, 2018). Cada una de estas aproximaciones es un campo de investigación con preguntas, supuestos y objetivos diferentes, pero que en su conjunto reconocen la necesidad de marcos epistemológicos plurales, así como la necesidad de superar las distinciones ontológicas que han caracterizado a los abordajes computacionales en el estudio de la cognición (Chemero, 2009; Shapiro, 2011). Este es el objetivo que persiguen también los proyectos que intentan integrar la descripción cualitativa de los estados mentales por parte de los sujetos en forma rigurosa para poder integrarlos en protocolos empíricos de investigación. Para ello se ha recurrido a diferentes herramientas y supuestos epistémicos de la fenomenología, principalmente en las versiones de Husserl y de Merleau-Ponty (Gallagher & Zahavi, 2012; Marbach, 2010; Varela et al., 2005).
Las teorías de la corporización aportan nuevas variables no consideradas por el cognitivismo computacional como vía para comprender la mente humana como un fenómeno integral y complejo. La primer variable sustantiva a incluir en las explicaciones de la cognición humana es el cuerpo, el cual es conceptualizado desde la perspectiva representacionista como una especie de recipiente pasivo de los fenómenos mentales; en contra de esta idea, desde la antropología se ha enfatizado que más que una relación entre mente y cuerpo, la explicación debería tratar a la cognición como un proceso unitario y sinérgico que cuenta con diferentes instancias de realización y en la que el cuerpo es una parte fundamental de esa explicación (Ingold, 2008); la cognición corporizada, por tanto, va en contra de la intuición de que la mente puede operar sin necesidad de un cuerpo, como un cerebro en una cubeta (Cosmelli & Thompson, 2010), debido a que éste no es únicamente un sistema de recepción de información, sino que configura las facultades cognitivas al condicionar la experiencia de los organismos (Adams, 2010). Otra de las variables necesarias en la investigación corporizada son los artefactos que se conciben como una extensión activa de las capacidades cognitivas y, por tanto, como elemento constitutivo de la mente, en lugar de entenderlos como agentes externos a la cognición (Clark y Chalmers, 1998). A la base de esta propuesta está el concepto de affordance de la psicología ecológica: los procesos mentales sólo se pueden entender con referencia a las posibles acciones que un organismo pueda ejercer en el medio dada su constitución corporal y las propiedades del mundo a las que pueda acceder (Rietveld y Kiverstein, 2014; Gibson, 1966, 1979). La situación en la cual se despliegan las facultades cognitivas es otra de las variables que se reconoce que hay que integrar a las explicaciones; esta perspectiva plantea que, al igual que no debería de conceptualizarse la mente sin el cuerpo, tampoco tendría sentido desarticular la cognición del contexto cultural o social en el cual se despliegan sus facultades; esta perspectiva abre la puerta a diferentes ciencias sociales que, a través del análisis del contexto sociohistórico o cultural, pueden aportar a la comprensión de la cognición humana (Hutchins, 1996). Finalmente, se reconoce en el programa de la corporización que cualquier intento por crear una teoría integral de la mente que prescinda de la descripción rigurosa de la subjetividad será necesariamente incompleto. Así, han surgido múltiples propuestas, tanto teóricas como metodológicas, que pretenden utilizar las herramientas de la fenomenología filosófica con el fin de elaborar protocolos de investigación y de intervención que permitan obtener datos empíricos fiables a partir de la descripción subjetiva de la experiencia, con el objetivo de comprender de mejor manera los procesos mentales (tanto cognitivos como volitivos y emocionales) en situaciones normales, así como en casos de anomalías o desórdenes mentales (Gallagher & Zahavi, 2012; Sass, et al., 2011; Rose, Beeby et al., 1995; Lidell, et al., 1997; Price, Barrell et al., 2002; Koivisto, Janhonen et al., 2002).
De tal manera, el presente dossier tiene como objetivo fomentar la producción y difusión de trabajos teóricos y empíricos sustentados en la perspectiva de la cognición desde el proyecto de las teorías de las 4-E. Por tanto, se invita a filósofos y científicos sociales y empíricos a enviar propuestas de colaboración de los siguientes tipos:
- Trabajos de crítica y discusión teórica en torno al proyecto de las teorías de las 4-E y su oposición al proyecto del cognitivismo.
- Trabajos de discusión metodológica sobre la implementación de protocolos de investigación que permitan la interacción disciplinaria entre ciencias empíricas, ciencias sociales y humanidades, dentro del ámbito de la cognición corporizada.
- Trabajos que presenten, desde la filosofía o las ciencias sociales, el análisis e interpretación de investigaciones empíricas a partir de la perspectiva de la corporización.
Coordinan el dossier:
Adrián Espinosa Barrios
(Universidad Autónoma de la Ciudad de México)
Alfredo Robles Zamora
(Instituto Politécnico Nacional / Universidad Autónoma de la Ciudad de México)
Fechas importantes
Fecha de publicación oficial de la convocatoria: 10 de abril de 2023
Fecha de cierre de la convocatoria: 30 de julio de 2023
ENVÍO DE COLABORACIONES
Toda contribución deberá enviarse como archivo adjunto vía electrónica al correo: andamios@uacm.edu.mx
CONTACTO
Correo electrónico: andamios@uacm.edu.mx
Página electrónica: http://www.uacm.edu.mx/andamios
Y en OJS: https://andamios.uacm.edu.mx/index.php/andamios/index
Normas para la recepción de originales
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