Movilidad humana en confinamiento

Informe 2020 de la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM)

Movilidad humana en confinamiento: contención, vulneración de derechos y desprotección en México

Prólogo
Hermana María Magdalena Silva Rentería
Coordinadora General de la REDODEM

La Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes, Redodem se distingue por ser una red de casas, albergues, comedores y organizaciones de la sociedad civil que brindan atención directa a las personas en movilidad forzada en quince entidades de la República Mexicana: Ciudad de México, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala y Veracruz.

Sus modelos de atención y los servicios que ofrecen son diversos pues responden a las necesidades del contexto migratorio de la localidad donde se ubican. De ahí que algunos, especialmente aquellos que se ubican en la ruta del tren o localidades de paso de flujos migrantes se caractericen por ofrecer servicios de asistencia humanitaria y posibilitan a las personas espacios donde recuperarse físicamente para continuar su recorrido. Son espacios que comúnmente brindan servicios médicos básicos para atender las heridas, llagas y otros padecimientos físicos menores que presenta la población. Algunos de ellos, respondiendo a las necesidades de la población, les brindan albergue por estancias cortas, las cuales en los últimos tiempos dependen de que las condiciones de seguridad sanitaria lo permitan. Otro elemento que comparten este tipo de espacios es la provisión de información y orientación general sobre sus derechos humanos y las alternativas que tienen en México para resolver su situación migratoria, con base en sus expectativas y las causas que les orillaron a salir de sus países de origen y lugares de residencia.

Otro conjunto de espacios, ubicados principalmente en ciudades capitales cuentan con modelos de atención integrales en los que, además de brindarles asistencia humanitaria, les brindan acompañamiento jurídico para acceder a sus derechos, así como en la gestión de diversos procesos migratorios y de protección integral. La estancia en estos espacios llega a durar meses e inclusive, durante la pandemia en 2020, llegó a durar un año o más. En estos albergues, también se les brindan, de manera directa o en convenio con otras instituciones u organizaciones, otros servicios, como apoyo psicosocial, canalización a instituciones de salud, servicios educativos para acreditar estudios básicos, cursos de capacitación diversos (idiomas, oficios, derechos humanos, salud sexual y reproductiva, etc.), entre otros. Algunos espacios han incorporado programas especiales de rehabilitación física para personas migrantes con alguna discapacidad física o que sufren alguna mutilación.

En la mayoría de estos espacios, el acompañamiento a las personas en movilidad que deciden iniciar algún trámite migratorio en México abarca no sólo el acompañamiento en la realización del trámite, sino también en la generación de condiciones para apoyar la integración local de personas refugiadas, mediante apoyos en vivienda, el acceso a fuentes de empleo, etc., o bien, en las gestiones consulares o ante organismos internacionales para realizar traslados que permitan la reunificación familiar. Es decir, desde las capacidades de cada espacio de acogida a personas en movilidad, se buscan todas las alternativas posibles que contribuyan al ejercicio pleno de sus derechos.

En medio de esta diversidad, uno de los objetivos que comparten todas las casas, albergues, comedores y organizaciones que integran la Redodem es el compromiso de visibilizar, con base en evidencia empírica, la situación de alta vulnerabilidad a los derechos humanos de las personas en movilidad forzada en México. Esta apuesta de las casas, comedores, albergues y organizaciones que integramos la Redodem es una de nuestras estrategias de defensa y promoción de sus derechos con la que nos proponemos también incidir en la generación de cambios en los ámbitos social, cultural y de política pública que les reconozcan efectivamente, y no sólo en el discurso, como personas sujetas de derechos.

Durante nuestro caminar como Red hemos generado nueve informes anuales, incluyendo el que se presenta en esta publicación. En cada uno de ellos hemos insistido en dar cuenta en la necesidad de cambiar la perspectiva desde la cual el Esta- do mexicano ha pretendido atender la movilidad humana forzada en nuestro país. Con datos duros, pero también con testimonios y análisis fundamentados, hemos insistido una y otra vez que es urgen- te abordarla desde una perspectiva efectiva de protección a los derechos humanos y no de seguridad nacional. En nuestros informes se documenta evidencia sobrada, que coincide con muchos más análisis e informes generados por otros acto- res, de que las acciones, y también las omisiones del Estado mexicano, están provocando mayores condiciones de vulneración a los derechos de las personas en condición de movilidad.

Nuestro recorrido colectivo se inició en 2013 con la participación de ocho organizaciones y actualmente está conformado por 24 espacios activos. En el camino, algunas organizaciones han dejado de participar o se han visto en la necesidad de cerrar por factores externos, como la violencia.

En este camino también hemos acumulado muchos aprendizajes, entre ellos la necesidad de mejorar nuestras capacidades para, sin dejar de asegurar la atención humanitaria a las personas a quienes nos debemos, repensar la manera, o más bien, las distintas maneras en las que podemos seguir recuperando información de primera mano de las personas que atendemos, no sólo para registrar su información, sino también para mejorar nuestras estrategias de atención, incidencia y defensa de sus derechos.

En 2020, al igual que todas y todos, como personas y organizaciones defensoras de los derechos de las personas en movilidad forzada, enfrentamos muchos y diversos desafíos, varios de ellos causados por la falta de reconocimiento a nuestra labor por parte de las autoridades mexicanas y el desconocimiento de la sociedad.

Respondimos a la emergencia sanitaria y continuamos nuestra labor humanitaria y de defensa de derechos. También nos reinventamos y reafirmamos nuestro compromiso por proteger a las personas que no encuentran otra alternativa que abandonar sus países, aunque ello les exponga a otros riesgos en los que su vida y la de sus familias corra peligro por las condiciones de alta vulnerabilidad y precariedad en la que realizan sus recorridos.

Los capítulos que conforman el presente Informe Anual 2020 Movilidad humana en confinamiento: contención, vulneración de derechos y desprotección en México ponen en evidencia, una vez más, las realidades precarias y de gran vulnerabilidad y riesgo que enfrentan las personas en condición de movilidad humana forzada en su paso, estancia o llegada en, por y hacia México. Son relatos en primera voz, porque recuperan testimonios de algunas personas migrantes y también de quienes defienden sus derechos y procuran brindarles atención humanitaria y alberque para aliviar el desgaste físico y emocional en el que se encuentran y brindarles un espacio que les resguarde, al menos por el tiempo que dure su estancia, de factores de riesgo que ponen en riesgo su vida e integridad. En ello va nuestra convicción y compromiso y no claudicaremos.

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