Clase media deslactosada | J. Jesús Loza
PREFACIO
Dr. Pablo Molina Derteano
La clase media como problema y como solución
La historia, la sociología, la antropología, la economía y hasta el marketing han dedicado mucha atención a desentrañar, describir, cuantificar, interpelar y hasta seducir a las clases medias. Pero quizás la mayor interpelación fue política: conservadores, liberales y hasta revolucionarios han reconocido a las clases medias su rol de válvula de seguridad del sistema social y regulador de los conflictos políticos. No fueron pocos los estadistas críticos o apologéticos que han visto en una nutrida y pujante clase media. Tanto en los países noratlánticos como en América Latina, la academia y los gobiernos han tenido consideraciones similares. Entre las décadas del 40 y del 70, los distintos gobiernos, al calor del modelo económico de industrialización por Sustitución de Importaciones, vieron en el surgimiento y consolidación de una clase trabajadora proletarizada urbana y de trabajadores de cuello blanco.
Las últimas décadas del siglo XX reservaron un lugar diferente: las clases medias – compuestas por trabajadores urbanos manuales y no manuales que gozaban de fuerte protección en sus condiciones de trabajo y de altos ingresos- fueron las que más sintieron el cimbronazo. En Argentina, México, Brasil y Uruguay se empezó a hablar de clases medias empobrecidas que ya sentaba un precedente interesante para futuros estudios: clases medias que algo han retenido de su identidad y su condición, pero que ya comparten – al menos parcialmente – sus condiciones socioeconómicas con aquellos más debajo en la pirámide social.
Concluida la primera década del siglo XXI, dos diagnósticos parecen chocar entre sí. En América Latina, de la mano de la CEPAL y en Asía de la mano de la OCDE y el Banco Mundial llegan diagnósticos de una expansión de las clases medias en términos de ingreso per cápita, medido en dólares (per cápita y/o por mes) (Ferreira et al, 2013; BBVA, 2013)2. Crece aparentemente, pero no necesariamente se corresponde con indicadores de reducción importante de la desigualdad (Franco et al, 2010) y que cuando se entran a considerar otras variables como capacidad de compra o acceso a una vivienda propia, y se incorpora una mirada intergeneracional, se puede observar que tal vez ese crecimiento sea sólo del piso de lo que se considera clase media (Adamovsky et al; 2014). Para los primeros, este crecimiento de las clases medias es saludado como el resultado del éxito de las economías de mercado y la globalización; mientras que las dudas acerca de esta mejoría coinciden con consideraciones críticas acerca de esos agentes como promotores del bienestar. Subyace la pregunta si la ampliación numérica de la clase media es realmente sinónimo de mayor igualdad o mayor bienestar para mayor cantidad de gente.
En este punto, surgen dos iniciativas que podrían ser complementarias. Una de ellas es la de revisar los criterios de construcción de las categorías de clase social, asegurando que quizás son los criterios de medición lo que requiera una revisión (Sick, 2014), mientras que otros investigadores – entre los que se encuentra quien escribe -, creemos que las clases medias están perdiendo parte de su integridad, dando como resultado una híbrido que , en términos de comparación intergeneracional, ha perdido (al menos, algo de) su capacidad económica, prestigio social y/o gravitancia política (Molina Derteano et al, 2011). En este escenario de consideraciones políticas y/o académicas, trabajos como el de Jesús de Loza Sánchez representan aportes ineludibles.
En lo personal, he acompañado el proceso de redacción de la tesis de maestría de Loza Sánchez y me gustaría resaltar dos aspectos semánticos originales de su trabajo: galimatías y deslactosar. Jesús acierta con el primer término: el escenario analítico es complejo y el lector podrá observar como la seguidilla de los capítulos 1 al 3, puede verse como el autor no escapa a los desafíos políticos y analíticos del trabajo. ¿Gradacional o relacional? ¿En qué espacio social se inscriben las clases sociales? Su indagación es analítica a un nivel abstracto acerca de cómo abordar ese galimatías que es la clase media y como el hilo de Ariadna, Jesús llega a una punta y comienza a desenredarlo ¿Nueva pobreza o empobrecimiento de la clase media? En este debate, el autor encuentra no sólo una punta para asir el análisis sino además dialoga con un problema que talante Latinoamericano. La clase media que se ha empobrecido es un diagnóstico, una sentencia latinoamericana. No es el término europeo de desclasamiento. Es reconocer una historia previa – la Latinoamérica del ISI – y los alcances de las reformas neoliberales.
Deslactosar, o decir que fuera posible la leche sin lactosa es algo que tiene ventajas según especialistas en nutrición. No faltaría quien viera en esto un avance para hacer la leche más digerible para el organismo humano. Pero parafraseando al autor, a la clase media “la deslactosan creando paralelamente, como lo expuse anteriormente, un placebo conceptual de sociedad de clase media sin clase media o, para usar la analogía farmacéutica, elaboran una clase social genérica, similar a la original”. Es decir, que las definiciones analíticas tambalean pero que esto no solamente el resultado de una falencia de conceptualización. Es una consecuencia política que lleva a que ese indicador de éxito que es el crecimiento de la clase media es un indicador vacío, es la multiplicación de un placebo o el intento de buscar una definición genérica que deja de lado no sólo las particularidades sino, fundamentalmente, la materialidad de los sujetos y hogares a los que pretende abarcar.
Por ello es que la investigación empírica de este trabajo y sus hallazgos combaten las deslactosación volviendo a un análisis sociológico clásico con un notable trabajo de campo y una perspicaz triangulación de métodos. Sus conclusiones son insumos necesarios para el desarrollo de políticas sociales, que asuman que las clases medias también han sido vulneradas por las reformas del neoliberalismo. La pérdida de la densidad de las clases medias es todavía una asignatura pendiente en aquellos países de Latinoamérica que han revertido parcialmente las reformas neoliberales y una luz de alerta titilante para aquellos que aún no han comenzado a revertirlas.
Finalmente, quiero expresar mi gratitud y extender mis felicitaciones al Mg. J. Jesús Loza Sánchez Loza por su trabajo tanto en su tesis de maestría como en esta publicación que es de sumo interés y ayuda para estudiantes, docentes e investigadores del ámbito académico y para decisores y ejecutantes de políticas sociales tanto en México como en Latinoamérica.
Dr Pablo Molina Derteano (UBA/UNMdP) Buenos Aires, marzo de 2015
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